Partida Rol por web

—Confiar en mi —dijo—. Y ayudaría no protestar ni decir nada a menos que te pregunte.

Caminó en línea hacia Ashtan, antes de tenderle a él la gema.

—¿Qué? ¡No, no , no, no, no!—a Allure se le disparó el indicador de alarman en cuanto vió a quien ibais a ver—. ¡No mencionaste que se la fueras a dar a él!

—Yo también me alegro de verte—murmuró Asthan con tono monocorde. El espíritu seguía sentado a lo faquir y se limitaba a miraros con la mejilla apoyada en una mano.

—¡Pues yo no!—gruñó Allure que de nuevo parecía haber cambiado el ademán juguetón por uno frío—. ¿Qué me queréis hacer?

—Era sarcasmo—resopló Astucia—. Y te ha dicho que confíes en ella, no en mí.

Allure gruñó y se puso a caminar de un lado a otro como un felino enjaulado. El aire se había vuelto frío de nuevo y no tenías ni idea de si simplemente estaba manifestando frustración o poniéndose nerviosa.

Lo de la confianza era demasiado nuevo para ella y no parecía entender qué estaba pasando allí exactamente.

—Tú no recuerdas nada de la gema, aparte de que él te puso allí —dijo señalándola a ella, antes de señalar a Asthan—. Y él no recuerda que te metiera allí. Pero, y es un gran pero, él tiene la habilidad de leer en la memoria de los objetos. Si "lee" la gema, quizá los dos podáis aprender algo de vuestro pasado común hoy.

Allure te miró por un momento y no supiste qué leer en su cara. Simplemente no sabías si estaba enfadada, asustada, indignada, confundida o cualquier otra cosa.

Pero de algún modo te creyó.

Se sentó repentinamente en el suelo cruzándose de brazos y no respondió ni hizo más aspavientos. Pero la expresión de su cara continuaba enfurruñada.

Allure recordará eso.

Asthan por su parte no dejaba de mirar lo que hacía. Cuando le tendiste la gema, la observó un instante y extendió la mano para cogerla.

Al hacerlo el mundo estalló.

Lo escuchaste gritar y luego una explosión de luz roja y la sensación de que algo te arrojaba hacia atras ocupó todo tu campo sensorial. Notaste el duro golpe contra el suelo y cómo saliste rodando por él. La cabeza te dió vueltas a una velocidad vertiginosa hasta el punto de dolerte y un molesto pitido se instaló en tus oídos.

Cuando el fogonazo desapareció, veías manchas flotando en el aire, como soles negros. Al siguiente segundo te percataste de que en realidad la explosión no había hecho ruido. Aquel pitido se saltaba las leyes de la lógica.

Por suerte, tampoco había llamado la atención de los demás porque no tenías ni idea de cómo demonios podrías haber explicado algo así. Hiciste un esfuerzo por rodar en el suelo y pudiste ver que habías salido volando como seis metros. Allure se encontraba a unos pasos de ti, encogida sobre la hierba y cubriéndose la cabeza con las manos. Asthan había salido disparado en dirección contraria y gruñía retorciéndose en el suelo mientras se agarraba la mano.

Pese a la fuerte y explosiva personalidad de Ayla, resultaba que si tenía un corazón. La disculpa de la maga conmovió a Alexei. Más de lo que él podía imaginar. En ese momento el recuerdo de sus padres comenzó a agolparse en su cabeza y el dolor de la pérdida a encoger su corazón.

Haciendo un esfuerzo titánico, mucho más que soportar el golpe de un Varterral, el joven guerrero apretó la mandíbula para soportar el torrente de emociones. También apartó la cara de los dos fuegos dejándola a oscuras. No quería que Ayla viera sus ojos húmedos y su expresión rígida. Después de un rato en silencio conteniéndose volvió a hablar.

—Ya te lo he dicho—dijo más seco de lo normal—. No fue culpa tuya sino de Adrath. El responderá.

Sin despedirse, Alexei se levantó y se marchó hacia las afueras del campamento. Necesitaba estar solo.

Era casi como volver a la Torre del Círculo, salvo que allí las explosiones sí que se escuchaban.

Gabrielle se levantó trabajosamente, tratando de recuperar el resuello.

—¿Estáis todos bien? ¿Qué ha pasado?

—¡No lo sé!—masculló Allure—. ¡Te dije que no se la dejaras coger!

La respeusta de Asthan fué una mezcla entre bufido y gemido crispado de dolor. El "elfo" se retorcía en el suelo agarrándose la mano que tenía completamente chamuscada.

—Bueno... vale—terminó admitiendo la entidad de la gema—. Esta vez no hace falta que me convenzas de que no fué un ataque.

Te acercaste a Astucia y te fijaste que en efecto, se había quemado la mano. O al menos la de su cuerpo mortal. El tan desconocido dolor parecía estar volviéndolo loco porque giraba de un lado a otro en el suelo, cuando hacía ademan de intentar enderezaarse para sentarse, volvía a gruñir y de nuevo se tiraba hacia atrás. Simplemente no sabía cómo ponerse.

—No lo s-sé. Ha reaccionado así en cuanto... ¡esa cosa es diabólica!—logró gemir. Tenía la cara congestionada y los dientes apretados—. Pero he podido leer... ¡AaaaaaRGH! ¡POR TODAS LAS CENTELLAS, HAZ QUE PARE!

—Tranquilo —pidió Gabrielle, antes de imponerle las manos y recitar un encantamiento de curación.

Voy curando leves hasta que deje de dolerle.

Al espíritu le costaba mantenerse quieto mientras lo curabas. Tragaba saliva continuamente y casi se ahogaba al hacerlo de lo rápido que respiraba.

—N-No tiene sentido... —gimió en cuanto el dolor comenzó a dejar de volverse enloquecedor. Y pudiste sentir una preocupación, un desconcierto y una inquietud espantosas—. He... me he visto a mí. He...

Volvió a tragar saliva.

—Me he visto... —o eran cosas tuyas o estaba empezando a temblarle la mano—. Me he visto encerrando a Allure e la gema, no he podido ver nada más, no... ¡No, no puede ser! ¡Yo no he hecho eso nunca!

—¿Me creeis ahora?—refunfuñó Allure que se había puesto en pie con los brazos cruzados—. Yo no miento.

—¡YO NO USO MAGIA DE SANGRE!—la interrumpió Asthan que cada vez estaba más nervioso—. ¡No tiene ningún sentido!  ¡No, no, no y no!

Se tapó la cara con la mano que tenía libre y resopló borrascosamente.

Gabrielle le echó un brazo sobre el hombro y lo estrechó en un abrazo. Era consciente de que estaba tratando de confortarle como si realmente fuera un elfo y no un espíritu hecho carne por los requiebros del destino, pero se sentía impotente de no poder hacer más por aliviar su sufrimiento.

Debería haber una razón por la que un espíritu había empleado magia de sangre para meter a Allure en la gema. Tal vez para protegerla, de algún modo.

—¿Podrías describir mejor lo que viste? —preguntó pasados unos momentos, cuando el nerviosismo de Asthan remitiera un poco.

Los gestos en las personas solían tener un efecto, pero estabas empezando a constatar que en las entidades del Velo ese efecto se acentuaba por lo menos el doble.

Asthan no huyó del abrazo así que realmente debías haber logrado algo. Allure por su parte te estaba mirando con una extraña curiosidad, como si quisiera preguntar alguna cosa pero no lo hizo.

—Me... —el espíritu hecho carne cogió aire y se miró la mano que le acababas de curar—. Me vi cogiendo la gema y encerrando a Allure dentro pero...

Hizo una pausa como si acabara de darse cuenta de algo en lo que antes no había podido pensar por puro nerviosismo.

—Pero desde fuera.

—¿Cómo eran tu apariencia y la de Allure? —preguntó Gabrielle—. ¿Teníais los dos la apariencia exacta que tenéis ahora mismo o notaste algún cambio? ¿Estábais en el Velo o en algún otro sitio?

—La... misma, creo—titubeó Astucia—. Y no puedo salir del Velo por mis propios medios así que tiene que haber sido en el Velo.