Partida Rol por web

Razvan observó y escuchó atónito a Gabi, mientras contaba lo de las niñas en el jardín.

-Y esas niñas, ¿por qué están ahí fuera? A lo mejor se han portado mal o se han hecho pis, y las han castigado a irse al cobertizo, pero ellas no han estado aquí nunca, ¿verdad? -Un poco asustado y preocupado, Nenita también se apoyó contra la pared, soltándose de las manos de sus compañeros, y apretando fuertemente al señor Popescu contra su pecho.

-A mi me parece muy raro, niños. Creo que no deberíais salir con esta tormenta. Seguro que las hermanas se ocupan de todo. -Dijo con la vocecilla del señor Popescu, para acto seguido hacerle corretear por su brazo hasta apoyarse sobre su hombro.

¿Niños? ¿Quiénes pueden ser? ¿Alguno de los otros, que creen que estamos de broma?

-¿Quién está ahí? -digo acercándome lentamente. No me van a tomar el pelo, no señor-. Si no salís ahora... Mircea... Mircea os va a zurrar.

Gabi, recuperandose del susto, parece que ya respira algo mas despacio. De nuevo ata el cordon del gorro, y se lo pone. Ahora si que es valiente!!!

- Esas niñas no parecían castigadas, sigue hablando en voz bajita, con cara de circunstancia... pero tenemos que seguir andando...vamos rapido pero en silencio al almacen a por mantas limpias... y pasamos por la puerta grande, ¿miramos si están las niñas?, dice no muy convencido, aunque tiene que infundir coraje a su amigos, pues es el mayor del grupo, aunque... Pero Razzi, las hermanas están dormidas... no se oye nada.. Y Porfitas, no hagas mas la voz del señor Popescu, porfi, porfi, porfi, dice despues de un pequeño temblor en su cuerpo...

aun seguia sujetando la vela, como estaba pendiente de mis cancioncillas tampoco le prestaba demasiada atención a lo que decian sobre las niñas, asentía con la cabeza cuando Gabi dio su idea, a mi me parecia la mejor... Eso, eso, vamos a hacer nuestra misión... ¡¡¡como ninjas!!!... y cuando pasemos cerca de la puerta, miramos si aun siguen las niñas cerca... aunque podriamos hacer enfadar a las hermanas si abrimos la puerta... (joo... ¿que hacen esas dos tontas mojandose por la noche? ¿no han tenido tiempo de jugar por el día?)

Mircea, que ha oído algo, gira su cabeza hacia la derecha con rapidez. Parece que Viorica ha oído algo más que él, porque está llamando a unos inexistentes "niños".

-No seas tonta, los únicos niños en el hospicio somos nosotros. Y los demás están en el piso de abajo. Seguro que ha sido... algo de viento, o un gato... -Mircea parece dudar, como si el esfuerzo de pensar más posibilidades para el origen del ruido le estuviera dejando exhausto.

Sin embargo sus manos siguen crispadas y avanza hacia el mismo sitio al que se dirige Viorica...

Algo desconfiados y a la vez desconcertados por los últimos sucesos de los que había hablado Gabi, el grupo de niños comenzó a encaminarse hacia la zona de la entrada... algunos querían avisar a las hermanas, otros tan sólo echar un vistazo afuera y otros ignorar el tema y coger cuanto antes nuevas mantas limpias.

Fuese como fuese, todos tenían que ir hacia la entrada, y allí decidir qué harían.
Doblaron la esquina con algo de miedo en sus cuerpecillos y continuaron avanzando por el pasillo, alumbrando el camino con la vela.

Al llegar al final del pasillo se presentó la duda ¿qué hacer?, abrir la puerta de entrada para mirar al exterior dado que esta carecía de mirilla o entrar a la capilla para alcanzar el almacén de ropa...

Mientras se decidían, de improvisto, se escuchó un ruidito que claramente provenía de la capilla... parecían susurros... susurros de niñas...

Cosmin se detiene a escuchar. Estaba convencido de que debían abrir la puerta para dejar entrar a esas niñas, pero las voces de la capilla... aquello si que no tenía ningún sentido. Por eso se quedó callado a ver que decían los demás.

Gabi le pide de nuevo la vela a Jan, cuando de repente escuchan algo...

- Habeis oido? vamos despacito a la capilla, todos juntos... daros la mano, dice Gabi agarrando la de Helga, no os separeis...

Helga aprieta fuerte la mano de Gaby, buscando con su otra mano a alguno de los otros 3 compañeros. - Si la puerta está cerrada, cómo han entrado? tengo... un poquito de miedo... dice la niña resistiéndose un poco a caminar tras Gaby, pues no quería entrar allí.

Razzi se encogió de hombros ante la petición de Gabi.

-Ya has oído, señor Popescu. Es mejor que guardes silencio. Y yo también, porque no quiero que esas niñas me oigan. No me gustan nada de nada. -Susurró el pequeño al muñeco en su hombro. Acto seguido, continuó caminando, agarrado a la manita de Helga y Jan. -¿Pero y si son ellas? Helga tiene razón, ¿cómo han podido entraaaaaaaar? -Preguntó entre susurros y escalofríos, con voz trémula.

le devolví la vela a Gabi, ya que tras escuchar los susurros podia dejarla caer sin querer y nos meteriamos en un lio...

Helgui, Razzi, tranquilos seguro que no es nada... seguro, seguro... nada, no es nada... intentaba que los los mas peques no tuvieran miedo, aunque tambien intentaba convencerme a mi mismo. Vamos rapidito Gabi, cuanto antes vayamos antes nos quedaremos tranquilitos..

-Alomejor estaba la puerta abierta y han podido entrar... por eso se las oye en la capilla... o alomejor el gorro mágico ha fallado y has visto otra cosa... seguro que quieren ser nuestras amiguitas... y por asomarnos a la capilla no pasa nada... pero calladitos...

Cosmin se estremece entre asustado y ansioso por conocer a niñas nuevas.

Aurel permanece en silencio y temblando. Ruidos en el fallado... El Algo del fallado anda suelto, seguro... Pero Mircea no tiene miedo. Mircea nos protegerá. 

El niño espera desamparado a que los más mayores den alguna orden, que le confirmen que no hay nada, que lo tranquilicen. Si hubiera alguien mayor, si estuviera mamá, le diría que no ha sido nada: quizás un ruído de la lluvia, un gato en el tejado... Le acurrucaría y le cantaría una nana. Tendría la luz encendida y esperaría a que se durmiese. Pero mamá no está. Se la llevó el monstruo del fuego. Y ahora ese Algo lo sabe y los acecha a todos en el fallado...

Gabi avanza y con él, el resto de los niños, hasta la puerta que accede a la capilla. Soltando la mano Helga, Gabi abre lentamente la puerta de la capilla, la cual chirria...

- Mecachis!

-¡Que no, jo...lín! He oído voces. Y creo que no son las de nadie, o sea, nadie de nosotros. Yo reconocería a cualquiera, pero esas voces no eran nuestras.

Ya que es Mircea el que va a acercarse, me quedo atrás. El fuerte es él, no yo. Se me apaga la cerilla y enciendo otra. Me gusta mucho el olor que sale cuando se enciende una cerilla, me hace tranquilizarme un poco. Quizás Mircea tiene razón y me he asustado por una tontería.

Viorica aseguraba que había escuchado voces en el desván, pero Mircea se resistía a creerla... ¿qué habían sido entonces aquellos ruidos?... ¿una mala jugada debido al engañoso viento?... ¿o quizá algo más?... estaban dispuestos a averiguarlo.

Mircea y Viorica avanzaron unos pasos, mientras Aurel se quedaba petrificado atrás, a mitad del camino, la niña también deja de avanzar, y es Mircea el único que continúa dando un paso mas...

Y de pronto, de entre el montón de cajas asoma la cabeza de un niño, un niño al que no habían visto nunca antes en el hospicio, pequeño, de pelo rubio rizado y ojos como pozos profundos, que les observa con sorpresa.

-¡Son otros niños!.

¿Con quién hablaba?, en unos instantes lo supieron, cuando de detrás de un mueble viejo asomó la cabeza de una niña de pelo corto y rostro pálido que preguntó a los niños:

-¿Vosotros también tenéis que esconderos?.

¿Quiénes eran aquellos dos niños que jamás habían visto en el hospicio?, ¿y qué querían decir con eso de "esconderos"?.

Algunos no querían entrar, pero fueron arrastrados por la presión del grupo. Al fin y al cabo, mejor era estar acompañados que tener que regresar sólos y a oscuras hasta la galería.

Gabi fué quien abrió la chirriante puerta de la capilla, iluminando el interior con la vela, aunque el fondo, donde permanecía el altar y la siniestra escultura del hombre crucificado, se mantenía iluminada por varias velas que las hermanas habrían dejado encendidas.

Al fondo, a un lado del altar estaba la puerta que llevaba a la celda de las monjas y al almacén de ropa... pero los ecos de susurros se interponían en ese camino, saliendo de la oscuridad en la que permanecían sumidos los bancos de la capilla.

De pronto, cuando el grupo intentaba alumbrar la zona con la luz de la vela, una niña surgió de entre los bancos. Llevaba un vestido azulado y estaba empapada.

-¡Son otros niños!.

Dijo en un susurro alto, hablando con alguien... y ese alguien apareció entre los bancos de la derecha, era otra niña de vestido azul y empapadas melenas, casi idéntica a la anterior, y ésta también habló, aunque dirigiéndose al grupo que permanecía junto a la entrada:

-¿Vosotros también tenéis que esconderos?.

- ¡AH!

Aurel no puede reprimir un grito debido al susto que le han dado los dos niños, apareciendo allí de pronto... Por suerte se echa la mano a la boca a tiempo de no seguir chillando, aunque tiembla como una vara verde. Tiembla mitad por el susto que le han dado los niños y mitad porque teme que Mircea le pegue por haber gritado. Pero las monjas no pueden haberlo oído... Están muy abajo y ellos están en el fallado. ¿Qué hacen esos dos niños en el fallado?

- ¿Qué hacéis aquí?- pregunta rápidamente para distraer la posible atención de Mircea sobre su grito - ¿Y por qué os escondéis? ¿Sois nuevos?

Cosmin da un salto sorprendido por la súbita aparición de las niñas.

-Si, si nos pillan las monjas nos meteremos en un lío gordo... pero... claro, como vosotras dos. ¿Queréis ayudarnos? Así mientras tanto podemos irnos conociendo... no sabíamos que fuesen a venir niñas nuevas.

Cosmin sonríe.

-¿Cómo os llamais? Yo soy Cosmin.

El señor Popescu, aparentemente inseguro, se escondió bajo el pijama de Razvan, correteando cuello abajo.

-Esto no me gusta nada... -Dijo con su vocecilla de ratón.

-!Chssssssssst! No hagas ruido, señor Popescu, ya oíste a Gabi. -Dijo Razzi al interior de su camisa. Después, se dirigió a las extrañas, parapetado tras la seguridad que le ofrecían sus compañeros. -¿Por qué estabais ahí fuera? ¿Por dónde habéis entrado? -Preguntó en tono inocente.