Partida Rol por web

El guerrero observa al bárbaro recargado en algunos arboles secanos a su posición mas prefiere primero finiquitar sus negocios con el herrero por lo que se acerca al negocio y busca hablar con el encargado...

Yo querer vender objeto, tu poder ver y decir si interesar, yo poder cambiar por hacha grande, mía estar muy usada... El enorme minotauro saca la joya obtenida del extraño y se la muestra al dependiente...

El enano que antes atendiera a Damrath toma de la mano del minotauro la gema violácea sin pedir confimación, poco preocupado de la reacción de Zenram.
- Otro granate violáceo...- le dice-. Te doy por ella este hacha nueva y afilada que puede sustituir a esa herrumbrosa arma que portas.

El minotauro nunca a sido muy ducho para las joyas u otras cosas, por lo que en realidad podría estar vendiendo una piedra de mucho mas valor sin saberlo mas lo único en lo que su mente piensa es en la hermosa hacha que tiene enfrente, sin pensarlo dos veces la toma y juega un rato con ella, balaceandola de un lado a otro con maestría, no sabia de gemas, pero sabia de armas...

Buen hacha, pero necesitar arco para músculos como míos, yo dejarte hacha y piedra si tu tener arco que servir mejor a fuertes como yo mismo...

Esto... ¿qué se supone que me estás ofreciendo y qué quieres a cambio?- pregunta confundido el herrero enano que se ha perdido en la jerigonza del minotauro, aunque además del hacha saca un cajón con multitud de arcos descordados (para así evitar que se estropeen): ¿No preferirás mejor una ballesta?

El minotauro observa confundido al herrero... Ofrecerme una ballesta a mi?...

Yo decirte que hacha quedarme, pero querer arco para fuertes, yo ver algunos en jefes de tribu cuando combatir en guerra... El minotauro saca su arco y lo muestra al herrero, lentamente lo encuerda y lo tensa un par de veces sin ninguna dificultad...

Luego pone tanto su hacha vieja como su arco cerca del herrero y señala la gema...

Tu quedarte con eso y darme hacha filosa y arco para grandes y fuertes como yo mismo...

Yo querer arco difícil de usar para débiles, no saber nombre, arco que yo tener ser malo para criatura grande como yo.... El minotauro deja un momento el hacha de gran calidad ofrecida por el enano y toma uno de los arcos, uno muy parecido a los que viera usar por los jefes de su tribu, como el experto que es coloca la cuerda en su lugar y lo tensa...

Mejor este ser, pero yo querer uno mejor...

Desarma el arco con habilidad y lo coloca de nuevo en su lugar tomando otro mas y repitiendo la operación hasta encontrar lo que busca...

Querer este!!!

-Eso sólo sobrepasa el precio de la gema- responde el herrero mostrándose ofendido-, si quieres llevarte también el gran hacha tendrás que coger este otro- afirma tendiendo al minotauro un arco con bastantes menos refuerzos y que no soportará la fuerza que puede imprimirle el grandullón para dar más fuerza a las saetas. Y no estoy seguro de estar ganando mucho en este cambio.

El minotauro toma el arco ofrecido y lo prueba durante algunos momentos... Ser muy bueno, tu tener buen ojo, yo no saber de gemas pero saber de armas y tu ser gran trabajador, si yo necesitar algo venir y comprar con enano honesto tu...

Toma lo ofrecido y deja sus anteriores armas, ademas de sacar 10 piezas de acero y entregárselas al enano...

Yo gustar gente que no aprovecharse de minotauro... Sin mas camina rumbo al bárbaro...

- Encantado, vuelve cuando quieras por aquí- contesta el enano a pleno pulmón, tanto que es escuchado por el semielfo que está a una distancia considerable. Momentos después, Zenram sale por la puerta agachándose ligeramente para no golpearse la testa luciendo nuevas armas, una brillante gran hacha y un arco grande que sustituye al antiguo.

El minotauro se acerca al bárbaro al que observa descansando a la sombra de un árbol...

Tu que hacer aquí, tu haber visto a humano pequeño que acompañarnos o no?

-No lo he visto. ¿Pensamos esperarle?-

Entonces yo ir a descansar, no tener intención de ir hoy a ningún lado, querer descansar una noche... verte mañana, amanecer... El enorme minotauro emprende la marcha de regreso a la taberna....

Una vez en la taberna revisa con la mirada en caso de que vea a Lucius...

-Descansaré en la misma posada. Sería bueno partir al alba, antes que otros grupos de cazadores.-

Tras haber descansado un buen rato bajo el arbol. Damrath tuvo curiosidad por la ciudad. No conocia ninguna colonia enana. Y además, esta, la compartían con humanos. Si la civilización ya de por si era extraña. Esta lo era aun mas. Intentando llamar la atención lo menos posible, se dispuso a recorrer la ciudad y a conocer a sus extrañas y civilizadas gentes.

La taberna está aún más llena, si cabe, que cuando te fuiste mas no hay rastro alguno de Lucius, por lo que te acomodas plácidamente en tu habitación.

Pese a haber tenido escaso contacto con los enanos durante tu vida es reseñable que los enanos de Garnet son bastante más amigables que sus compañeros de Thorbadin que, pese a haber abierto las puertas de nuevo tras la Guerra de la Lanza siguen siendo un pueblo desconfiado y reservado. Siendo en su mayor parte, a excepción de algún enano gully poco apreciado que recoge "tesoros" entre la basura y recibe puntapies de jóvenes y adultos a su paso, enanos de las colinas son un pueblo abierto aunque, como no tardas en descubrir, muy reacio a contar cosas personales. Pese a que no dudan en tratarte bien (lo que considerando tus orejas picudas de semielfo es bastante más de lo que podías esperar) salta a la vista que no quieren hacer muchos amigos.

Cabe señalar, que durante tu paseo descubres que los gnomos, pese a tener bien delimitada su zona de la ciudad (delimitada por los ruidos de las máquinas, obviamente) también trabajan en otras zonas, en este caso están usando una máquina "para que se vea perfectamente a través de la ventana". Los cristales no tardan en romperse como es lógico con semejantes golpes que le da la máquina con los trapos y "unjabónespecialmentediseñadoabasedeestractoderoble...", aunque extrañamente los gnomos se muestran satisfechos con el resultado (no así el contratante, un humano que protesta al ver cómo se ha quedado sin cristales en su panadería) pues, a su modo de ver, ahora las vistas son inmejorables y no hay suciedad que moleste.

El minotauro se desase de toda su armadura y coloca todas sus cosas cerca de su cama, para tenerlas a la mano, excepto por supuesto su enorme hacha, la cual coloca al igual que siempre en su mano diestra la cual cuelga de la cómoda cama... Luego de estos preparativos y asegurarse que la puerta este cerrada y atrancada con una silla (si la hay), el minotauro goza de su merecido descanso...

Cuando retornas a la taberna te encuentras con que el gentío llena la taberna y casi te impide moverte sin tener que empujar bruscamente a nadie. El minotauro no está allí (no hay cornamenta alguna sobresaliendo por encima del resto de la gente); y tampoco hay rastro de Lucius quien, al parecer, todavía no ha llegado. Los camareros van y vienen en un frenético intento de mantener a la clientela contenta y, a parte de una gran cantidad de humanos y algún enano de las colinas, solamente hay que reseñar entre la gente un Túnica Roja que ocupa una esquina del local, sentado en una de las mesas más apartadas con una copa en la mano.

Entre enanos y humanos poco podrían llamarme la atención. Pero un tunica roja siempre es una novedad, y mas en un pequeño villorio como este. ¿Que buscaría un mago en una ciudad de enanos?. Magia, no demasiada, excepto artefactos de combate. De eso no hay duda, pero no ese tipo de magia que tanto gusta a los magos.

Pidio una jarra en la barra y se dispuso a buscar una mesa. Como no encontraba ninguna libre, decidió conocer mas de ese hombre con tunica. Camino directamente hasta él y le dijo con voz ronca.
-Saludos, mi nombre es Damrath. Aunque todos me conocen como "el negro". No hay mas sitio, ¿le importa?.-

El rostro que ves detrás de la capa es un rostro afable y risueño de un humano de corta edad (no superará la treintena) que, con la mano te invita a sentarte sin poner objeción alguna; es más, parece que agradece tu compañía pues, aunque después de la Guerra el prestigio de los magos había aumentado todavía existía una barrera difícil de superar para todo aquel que portara túnica de alguno de los tres colores de la magia: blanco de Solinari, rojo de Lunitari, o el negro de Nuitari.

- Porthios del Pino- se presenta tras dar un gran sorbo a su vaso de vino. Encantado Damrath... por lo que veo- dice mirando a tus orejas, principal y revelador rasgo de tu condición- no soy el único aquí con familia elfa.

Ciertamente, en mi pasado estan los elfos y los hombres por igual. Damrath le observó detenidamente, quiza evaluando sus habilidades. ¿Porthios?, ¿no se llama asi el regente de los elfos del SurOeste?