Partida Rol por web

- Buscáis el diario y habéis trabajado antes en este tipo de asuntos. A mi me parece que os cualifica para el gremio tan bien como los que salen de las academias de Sharn o de Puerto de Trolan.- Respondió la thrania con amabilidad y educación

- Pero esta bien, tampoco pretendo abusar. Dejémoslo en que me debéis una ¿Os parece bien baronesa?

- Bueno, si la causa lo merece sin lugar a dudas no dudaría en hacerlo.- Respondió pensativo el gnomo mientras se atusaba el bigote antes de dirigir la mirada de nuevo a Azurita.- Y aunque os conozco desde hace bien poco dama mía, diría que por vos merece la pena derramar sangre, sea propia o ajena.

- Pero vuestra cita puede estar tranquila señora mía, al menos por esta noche mi mano no se volverá contra él.- Añadió el pequeño galán con un floreo habilidoso de su sombrero y una reverencia palaciega perfecta.

- No por favor, soy yo quien debe disculparse.- Dijo LeiSun haciendo otra de aquellas forzadas reverencias.- Olvidé cual es mi lugar y mi cometido trayendo deshonra sobre mi cargo y sobre mi.- Añadió con otra de aquellas reverencias que pareció divertir a Quidro y apiadarse a Hariel.

- Yo… siento una fijación impropia para alguien de mi edad y posición con los relatos de exploración.- Explicó la diplomática obviamente pasando un mal rato pero forzándose a ello. Aunque Azurita creyó ver cierto brillo de avidez en los ojos de la riedra cuando habló de su biblioteca.

- A decir verdad fui yo quien invitó a la agregada LeiSun a venir.- Reconoció Hariel.- Aunque desde luego no esperaba que estuviese tan concurrido esto.

Azurita se rió con ganas de la respuesta del gnomo, y le guiñó un ojo con actitud cómplice. Era un adulador exagerado, pero sabía caer bien.

-No os preocupéis, señora LeiSun -repitó ella-, como he dicho, no soy diplomática. Estoy más que contenta cuando puedo dejar la etiqueta cortesana a un lado. Y es una afición interesante la vuestra. Aunque por experiencia propia os digo que los relatos no suelen recoger las auténticas visicitudes de los exploradores. Vivir de primera mano esas expediciones... suele implicar bastante incomodidad -añadió con humor-. Tal vez en tiempos más tranquilos podáis visitar mi biblioteca, señora LeiSun. Es más modesta que ésta, obviamente, aunque diría que más actualizada. Y yo también estoy en todo momento dispuesta a visitar las ajenas -añadió, aun con tono ligero.

Se encogió de hombros ante la observación de Hariel que estaba cualificada para ser considerada del gremio. -En realidad no, no he trabajado antes en este tipo de asuntos. La gente suele creerlo por quien fue mi maestro, pero lo cierto es que mis anteriores servicios a la corona de Aundair no tuvieron que ver con trabajos de inteligencia. Pero está bien, si me contáis algo que no sepa, os deberé una. Admito que habéis despertado mi curiosidad.

La sonrisa cortés de Azurita indicaba que estaba dispuesta a honrar el trato, pero no dejaría que la otra abusase de aquel favor, sin embargo. No era tan tonta como para entregarle una carta en blanco incondicional.

- Sois demasiado modesta baronesa. Vuestra actuación en Xen’drik, Q’barra y la Isla de la Garra no la calificaría yo de “nada”. Pero esta bien, dejémoslo en que yo os aviso que se os considerará, y os considero, así y vos que me advertís que no es una etiqueta que os encaje.

- Entiendo que no es lo mismo leer sobre ello que vivirlo, y tampoco lo espero. Es solo que… bueno, como he dicho es solo una afición infantil e impropia.- Respondió LeiSun antes de despedirse formalmente y marcharse con Pedrisca a su zaga. El cual se despidió informalmente de Hariel pero dedicó a Valyria una floreada reverencia con beso en la mano incluido.

- Una sociedad secreta ha lanzado un golpe importante contra la estabilidad de Karrnath. Han atentado contra varios altos cargos de la inteligencia, la diplomacia y la política karrnathi, pero lo principal ha sido algo que han robado. Una de las claves maestras para los necrosoldados de Karrnath. Una clave que han escondido en ese diario.