Partida Rol por web

Los monstruos saltan sobre vosotros e intentan clavar sus zarpas, pero no sois inexpertos en el combate precisamente y sois capaces de impulsaros a un lado en la gravedad cero y voltear para evitar los ataques. Sus rostros se llenan de rabia, si bien no os llega ni un sonido en el vacío que se os interpone.

Al fin y al cabo, lo único que podéis escuchar es vuestro movimiento dentro del traje y vuestro propio respirar ajetreado.

A pesar de estar ligeramente aturdido, aún soy capaz de reaccionar con suficiente velocidad como para esquivar los ataques de esos seres. Eso es lo que nos espera si el TITAN consigue infectarnos, pienso. El shock de ver unos humanos transformados de esa forma y saber que yo mismo puedo acabar así hace que me quede helado por un momento.

Sin embargo, no tardo demasiado en recuperar mi autocontrol. He estado en demasiados combates como para reaccionar casi automáticamente. Me apoyo en uno de los trozos de la estructura del Song Cai, de forma que contrarreste el retroceso de mi arma y aprieto el gatillo rápidamente. Disparo a quemarropa, aprovechando que los seres se han lanzado al combate cuerpo a cuerpo. Dos ráfagas cortas, muy seguidas.

Esperando que el Breeder no sea lo suficientemente rápido como para reaccionar a mi ataque, repito mi acción en cuanto tengo la oportunidad, disparando otras dos ráfagas cortas. 18 balas, pienso llevando mentalmente la cuenta de lo que queda en el cargador.

Con una asombrosa rápidez esas criaturas se nos echan encima, sin poder ni levantar el cañón de mi arma hacia él, no se muy bien como calculo el momento exacto para impulsarme y hacer que sus garras no me alcancen. Lo que si consigo alcanzar a ver, son sus fauces,  no puedo creer que esa cosa antes fuera un ser humano, una muestra más de las aberraciones en las que nos podemos llegar a convertir si no mantenemos lo que siempre hemos sido, solo lo logramremos si mantenemos nuestra esencia. Aprovecho que he podido evitar que mi traje sea dañado, levanto el fusil y comienzo a disparar ráfagas cortas hacia el monstruo que tengo al lado, pero no puedo llegar a ser tan certero y mientras algunos proyectiles van hacia su objetivo otros en cambio se pierden en el vacío.

Ambos os ponéis a disparar ráfagas como si no hubiera mañana a una velocidad que la mayoría de personas consideraría inhumana, pero vuestro neurachem y las drogas hacen milagros con vuestro sistema nervioso.

Los breeders son rápidos y ágiles y probablemente habrían esquivado los disparos de alguien con menos puntería, pero ambos acertáis de lleno entre tanta bala y sus cuerpos se desgarran con facilidad ante la potente munición de los railguns.

Unos segundos mas tarde solo hay jirones de carne y bolas de sangre flotando por lo que queda de estación.

Sigo disparando al cadáver del breeder hasta que vacío el cargador y luego empujo su cuerpo para que se pierda en el espacio y nunca se vuelva a saber de ese ser. Observo como el cuerpo inerte se aleja flotando y recargo el fusil de asalto con la respiración aún acelerada. Por un momento me siento tentado a disparar una vez más, pero la mirada de Díaz me impide hacerlo.

El es completamente humano, recuerdo. No puede entender lo que supone que un TITAN pueda destruir tu cerebro y tu personalidad con un simple virus informático... Esos bichos tenían el cuerpo alterado, pero sus mentes estaban destrozadas bastante antes... Y todo por haber jugado con Myrmidon.

Observo un momento las piezas del satélite que conseguí asegurar antes de que apareciesen y, casi involuntariamente, las suelto dejándolas amarradas al trozo de estructura de la nave en el que me estoy apoyando.

- Será mejor que lleves tú eso - digo a Díaz por la radio, intentando controlar el timbre de mi voz para que no se note que sigo afectado por la visión de los que una vez fueron White Khans. - Y que vayamos a la nave de una maldita vez... No sé cuánta reserva de oxígeno tienen estos trajes.

Respiro entrecortadamente, vigilando cualquier movimiento fuera de lo normal entre los escombros de la estación. Por si los efectos del kick fueran poco, mi estado mental actual no es el más adecuado para una situación de estrés. - Será mejor que te quedes detrás - aviso a Díaz. No quiero liarme a tiros con él por error.

Trato de calmarme, dejando que sea él quien se encargue de contactar con Miller y Carvalho.

Furia hace pedazos a la criatura que se le abalanza, y veo como el cuerpo de la que me había atacado a mí queda destrozado por las ráfagas, todo en una extraña secuencia donde el único sonido que escucho es el jadeo de mi respiración. Una muerte demasiado rápida para esas bestias, pienso un instante,  aunque algo me dice que mejor así no quiero saber nada mas de ellas, es hora de volver con esta aberración que tenemos entre manos. 

- Está bien lo llevaré yo, - mientras intento agarrar el artefacto para llevárnoslo - Si esto es lo que creemos que es, quizá lo mejor sería lanzarlo directamente hacia el sol y terminar con esta locura de una vez. - digo refunfuñando, seguramente excitado todavía por los efectos de la droga que me había proporcionado  Furia.

Noto algo extraño en la voz de Furia aunque no se exactamente el que, sigo tras sus pasos tal y como dice mientras intento comunicar con nuestras compañeras. 

- ¿Miller? ¿Carvalho? ¿estais ahí? -  espero la contestación - el paquete está asegurado, nos vendría bien que pasarais a recogernos. 

Nadie os responde por la radio, continua habiendo interferencia de por medio y de echo, si os separais demasiado las interferencias os afectan a vosotros.

Os movéis por la superficie del Song Cai Flower saliendo por la parte rajada de la estación y ayudándoos con las manos por la superficie metálica y retorcida. A vuestro alrededor los centenares de hierros retorcidos dando vueltas en la ingravidez y el otro resto de la estación siniestrada separándose lentamente.

Vuestra nave está aparcada cerca, con las luces apagadas y los daños superficiales que sufristeis al intentar amarraros a la otra nave.

Una bestia mutada de las que habéis matado esta corriendo por la cubierta y habéis visto las piernas de otra desapareciendo por un agujero que han realizado arrancando chapas de un lado. Parece que las mujeres no están solas.

Mi respiración se acelera al ver más de esas criaturas alrededor de nuestra nave. Rápidamente me echo el fusil de asalto al hombro y apunto con cuidado, dispuesto a llevarme por delante a todos los bichos raros que pueda antes de largarme de aquí. Sin embargo, Jack se adelanta a mis intenciones y activa mi SW táctico antes de que apriete el gatillo. Casi al momento, mi campo de visión se ilumina con distintos marcadores, contorneando a mis enemigos y dándome información de la distancia a la que se encuentran, posibles vías de aproximación entre los escombros y puntos débiles de la nave para evitar disparar cuando esos breeders se encuentren próximos a ellos.

El casco de mi traje ambiental oculta una sonrisa lupina. Es hora de cazar a esos monstruos... Enfocar el inminente enfrentamiento como si fuera uno de mis pasatiempos preferidos (perseguir y matar enemigos) hace que me calme ligeramente y me serene lo suficiente como para afrontar el combate con lucidez.

Maldita sea - digo cuando veo más bestias como las que acabamos de dejar atrás, - tenemos que llegar rápido allí. El movimiento me resulta un poco engorroso con el trasto que acabamos de recuperar encima. Pero tenemos que llegar hasta nuestra nave, debemos deshacernos de esas bestias y largarnos de aquí lo más rápido posible.

Uno de los extraños seres entra en la nave por un boquete abierto en la chapa exterior, y el otro parece seguir el mismo camino. No queda mucho tiempo para pensar, así que empiezo a disparar en ráfagas cortas, esperando hacerle el mayor daño posible antes de que consiga colarse con Susan y Zeita. En el peor de los casos, llamaremos su atención lo suficiente como para que se planteen separarse.

Veo como Díaz comienza a disparar ráfagas, quizá hubiera sido mejor acercarse o quizá no con estos seres tan imprevisibles no sabemos que podría pasar, aprovecho para lanzarme hacia una de las coberturas poniendo el artefacto recuperado delante de mí como protección extra, aunque no creo que sirva de mucho. 

Una vez llego al sitio, lanzo una ráfaga de cobertura para que Díaz pueda alcanzar una zona menos expuesta. 

Díaz se pone en cobertura mientras Furia suelta las primeras balas al desprevenido exsurgente, la primera ráfaga falla pero la segunda impacta en la base del cuello, espalda y cráneo mandando al infortunado a la deriva como un muñeco roto.