Partida Rol por web

Será un placer para mí velar tu descanso. Bliff ya cortaré leña en otro momento. Entro de nuevo a la Posada y cierro la puerta tras de mi, y ayudó a la delicada Zashi a levantarse y la acompañó a su habitación.

Los compañeros de Beruthiel se estaban poniendo muy nerviosos y no parecían relajarse ni un minuto.

- Los 3 que hay en la barra son del pueblo, Sheryll es una alumna de mi maestro, es una hechicera como yo. Los otros creo que son mercenarios. No creo que causen problemas. El grupo sentado en la mesa imagino que son como nosotros, un grupo de aventureros. Al troll no le veo muy cómodo e imagino que sólo quiere un sitio donde poder dormir y comer.

- Al único que veo algo sospechoso es al tipo de negro. Dice bajando la voz. ¿qué impresiones tienes sobre él? M´tchala

Me concentro en el hombre de negro tratando de detectar todas las aulas superpuestas que sea capaz

Doy un trago a mi cerveza y me limpio la boca aparatosamente con mi brazo. Miro un poco sorprendido al grupo. ¿Algún problema mis camaradas? No veo a nadie en esta posada que sea más sospechoso que nosotros y lanzo una pequeña y extraña risita.

   Tu visión está más enfocada a cosas espirituales y a la fuerza espiritual más que a magia pura y dura, pero aún y todo eres capaz de discernir una aura espiritual superior a la tuya lo que quiere decir gran fuerza de voluntad, mágica o ambas cosas, pero a ti te parece más un luchador que alguien que se dedica a la magia. Parece tener algún tipo de encantamiento menor en el arma y algún otro que guarda bajo su ropa, pero nada sacas en claro de ello.

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   La tarde trasnscurre sin problemas, en un momento dado Zashi, ayudada por Sigurd se retira a organizarse un poco, y quizás alguno también aprovecha las siguientes dos horas para hacer alguna compra u organizar algo de su equipo.

   Los diversos grupos de gentes que han llegado charlan ocasionalmente entre ellos. El troll el humano y elfo charlan en su rincón. Bueno, el gran troll charlar, charlar... se limita a asentir a veces a lo que dicen si acaso, no parece muy hablador. Los que están en la barra aunque hablan algo en ocasiones, es charla trivial y queda claro que cada uno ha venido por su lado. El único que no se relaciona con nadie y permanece sentado en su silla sin apenas moverse es el último que ha llegado y que mantiene la cara embozada.

   Tras el silencio incómodo inicial, poco a poco vuelve el murmullo de fondo que se puede esperar en una taberna, salvo el hombre vestido de negro que rehuye el contacto y no habla con nadie (y la gente no le insiste) poco a poco todos habláis en algún momento unas palabras de saludo o cortesía y más o menos os quedáis quien es quien, por que os lo han dicho ellos mismos u otros.

   El trío del fondo parece ser una banda de mercenarios que se hacen llamar el Trio Calavera, el elfo dice llamarse Musgo Rojo y señala que sus acompañantes son Revientacráneos (señala al hombre musculoso) y Grangel Pie de Plomo (señala al gran troll) y que están aquí a la espera de saber cual es el encargo que pedían mercenarios en la posada El Pulgar del Gigante.

   Los tres habitantes del lugar que están en la barra se presentan como Soloman el Mercenario el hombre calvo, el hombre moreno de la coleta dice llamarse Atticus e indica que "la encantadora joven de ahí es Sheryll" al señalar a la única chica que hay en la posada aparte de las de vuestro grupo. Atticus es hombre educado, de agradables modales y es el que más habla con vosotros.

   - Hemos venido, como vosotros y los demás, - hace un gesto con la mano señalando a los demás, - al aviso que dió un pregonero hace un par de días pidiendo gente cualificada para una misión bien pagada en la Garganta de la Serpiente, que un heraldo nos daría más detalles al atardecer, aunque ya llevamos un buen rato aquí y... -

   Un viento helado que entra al abrirse la puerta le interrumpe, por un instante las llamas de las antorchas parpadean y parecen a punto de apagarse, pero luego recuperan su brillo habitual. Aunque es raro en este periodo de la estación de calor, una niebla fría parece haber caído esta tarde, nublando el sol y creando la ilusión que es más tarde (casi de anochecida) de lo que realmente es.

   Una figura embutida en una armadura completa de un color negro brillante permanece en la puerta, lleva una maza de bola y cadena en la mano, pero no hace ningún gesto agresivo. Empieza a hablar con una voz ronca, carente de emoción.

   - Mi señor busca gente de gran valía y valor para una búsqueda que les llevará a lo más profundo de las cavernas del Caos de la Garganta de la Serpiente. -

   Hace una pausa y continua.

   - El pago será de 40.000 peniques en la moneda que deseen, en tanto sea una moneda en uso y que se pueda conseguir, es pago único, no individual. Hay que traer un objeto. También puedo asegurar que no es a favor del caos la misión, todo lo contrario es en contra del caos, que como a toda persona digna, a mi señor el caos le desagrada. -

   Mira alrededor.

   - Más no estoy autorizado a decir, sólo soy un heraldo y un mensajero. Quien esté interesado, le daré un sobre con la dirección a la que deben acudir para saber más detalles. -

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Todo lo que sea ir contra el caos es una buena noticia, no obstante a nadie se le escapa que la Garganta de la serpiente es un lugar peligroso.
Si os parece bien, tomare uno de los sobres - comentó con mis compañeros - Si la misión luego parece muy peligrosa siempre podemos no aceptarla y el dinero puede venir bien al grupo, aunque yo mi parte la cederé gustosamente en su mayoría para equipar mejor al resto

Todavia con la piel erizada a causa de la vision del emisario, me acerco a Mtchala.

"Siendo una mision contra el caos y añadiendo la recompensa, podriamos intentarlo "

-Siendo el grupo mas numeroso, yo creo que somos el que mas posibilidades tenemos de llevarlo a cabo. Y la recompensa me parece extraordinaria. Ahora que seguro que los peligros exceden la recompensa. Sólo espero que los demás aquí presentes no sean avariciosos e impidan que llevemos a cabo la tarea.

Como Vikingo, una buena recompensa es de mi agrado. Si pudiera volver a mi hogar alguna vez, debería de ser con un extenso botin, ya que las perdidas fueron cuantiosas, aunque ahora y aqui eso lo veo lejano... Quizás mi sitio es junto a la mujer de ojos rasgados... Es tan dulce y frágil, y no obstante parece segura del camino a seguir...

Por Odinn que esa Garganta llevará mi nombre grabado, o mi sangre correrá por ella. Si ese es el destino que me depara, solo espero que las Valkyrias se dignen ha venir a por mi y me lleven al gran banquete!!!

Zashi, teneis que pertrecharos alguna cosa? quereis airearos antes de volver a descansar? Puedo acompañaros, si no iré a por una piedra de amolar, y un fajo de flechas extra, para mi arco. Sin carcaj que con uno ya hago... envueltas en un hatillo, cuando termine las de ahora ya colocaré mas en el Carcaj.

Creo que si mis compañeros quieren, iremos a esa Garganta que dicen... Uno de esos sobres lleva mi nombre... Pero habrá que ser precavido, si el trabajo es para un solo grupo, quizas los que queden fuera, dessen agenciarse de lo ajeno, dejando que unos hagamos el trabajo "sucio" y ellos se intenten quedar los réditos.

Viendo que estamos muchos de acuerdo en embarcarnos en esta misión, me pongo en pie y me acerco al hombre de la armadura.
Nosotros estamos interesados en esta empresa, si hacéis el favor, entregadnos uno de los sobres y descubriremos el resto de los datos - tiendo mi mano hacia el hombre.

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   La figura permanece silenciosa pero con la mano libre la desliza lentamente a su espalda, a algo que lleva colgado, una especie de vaina guesa colgada a la cintura, cuando la gira hacia delante veis que en realidad es un tubo de los usados para llevar pergaminos o cartas, lo abre y extrae una docena de pergaminos, aparentemente iguales.

   El hombre con ropajes negros embozados se levanta primero, hace una leve inclinación de cabeza a la figura de la armadura, coge un papel y abandona la taberna.

   El segundo es M´tchala, que se aproxima y tras una mirada de asombro, recoge otro de los papeles y regresa con el grupo.

   Durante unos segundos nada ocurre, luego del fondo, el elfo de rubios cabellos se acerca y toma también un papel, y vuelve con su grupo.

    Los tres que están en la barra, el hombre calvo algo rechoncho, el hombre moreno con el pelo atado en una coleta y la hermosa chica se miran entre ellos, parecen estar dudando si coger la misiva o no. Murmuran entre ellos, al final, sólo la chica se acerca y recoge un papel.

   El heraldo permanece quieto en silencio unos pocos minutos más, luego guarda el resto de los papeles en su tubo, lo cierra, lo coloca en su posición inicial y abandona la posada cerrando la puerta al salir.

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   Gracias a tu gato familiar, escuchas algunas palabras de los que están en la barra a pesar de que están en susurros, Soloman (el que es calvo), Atticus y tu antigua compañera de estudios murmuran sobre que el Abismo de la Gargante de Serpiente es peligroso, Soloman en especial no parece atraerle el tema, "...es un suicidio entrar en el abismo de la Serpiente sin el apoyo de un ejército, ni loco voy yo allí..." le oyes susurrar.

   Al acercarte al heraldo, un escalofrío recorre tu cuerpo, tu visión te indica claramente que ¡no dispone de fuerza vital!, lo que eso significa te altera y te sorprende.

Observo a los grupos de la tabern con atencion, evaluandolos. Luego centro mi atencion en el sobre.

-Un trabajo es un trabajo, no hay que ponerse exquisitos. Ciertamente mejor si no es a favor del caos que solo trae problemas. Lo unico que no me gusta es el precio unitario de la mision. Siempre es mejor uno por persona, evita accidentes propiciados por la codicia y las pocas ganas de repartir. Y los otros que van a intentar coger el objeto me temo que van a ser otros tantos adversarios. Espero que prime la lealtad del grupo a la racial...

Extiendo el pergamino en la mesa y me preparo para su lectura. Sin embargo, antes de leerlo en voz alta, como Si estuviera leyendo para mi, susurro a mis compañeros.
el Heraldo parece una armadura animada, no tiene alma ni potencial magico - tras ese susurro procedo a la lectura del pergamino

Agradecida por la escolta de Sigurd, Zashi pidió amablemente al guerrero que la esperase fuera, no sin antes pedirle un arma que quisiera encantar de manera temporal, pues iba a realizar rituales complejos que requerían de toda su concentración y que nada debía interferir con las lineas de ley que iba a manipular.

Tras y encerrarse bien la hechicera se despojó de toda su ropa y encendió unos inciensos y una débil vela como toda iluminación. Cuando se sentó frente a la vela, dejó que su mente se fragmentase en decenas de pedazos que irían realizando todas las tareas para atraer y concentrar las lineas mágicas que fortalecerían sus conjuros. Tras morderse el labio, comenzó a entonar los mantras que guiarían todo el proceso junto con la luz de la vela, el sabor de la sangre, el olor de los inciensos y el tacto de su cuerpo desnudo contra el suelo. Todos sus sentidos se complementarían para canalizar la magia en el momento oportuno.

A medida que los fragmentos de su personalidad enhebraban los hilos mágicos sobre sus sortilegios sus cinco sentidos los condensarían en el foco de los mismos. La cadencia del mantra fluía con la magia hasta acabar en un potente Om que fundía todos las esquirlas de su mente en un único y poderoso martillo guiado por la mano de sus sentidos que cristalizaba la energía de sus contenedores hacia los hechizos. 

-¡Om!- exclamó notando como la magia se envolvía en su espíritu, fortaleciéndolo. 

-¡Om!- volvió a concluir, condensando la energía alrededor de su cuerpo, protegiéndolo contra otras magias.

-¡Om!- sentenció notando la vibración en el pecho que adhería la magia a su piel para protegerla de las armas.

Los tres primeros fluyeron con facilidad, pero a medida que el cansancio se acumulaba en su mente y en su espíritu la claridad del Om se tergiversaba. Al realizar el cuarto encantamiento, su concentración flaqueó y la magia no se condensó adecuadamente. 

"un pequeño fallo, podemos hacerlo mejor"- se dijo a sí misma antes de volver a sumirse en la profunda meditación fragmentada.

Así fue.

-¡Om!- percibiendo el fulgor azulado que ahora rodeaba sus ojos. El martillazo extrajo el residuo de las runas y la solidificó en sus ojos. Ahora era capaz de ver todas las fuerzas que estaba manipulando a su alrededor. 

Esa breve distracción pervirtió su mente y por un momento se dejó llevar mientras extraía sin tino la energía que debería estar concentrando en su siguiente sortilegio. Cuando la energía del almacén finalizó se dió cuenta de su error. Un latigazo de magia incontrolada la sacó de su trance. 

Con sus ojos llameantes por la magia que les había aplicado podía ver como el precioso telar que había construido con su mente se deshacía y deshilachaba. 

-No lo voy a permitir- gimió casi agotada. Todos sus  focos magicos yacían vacíos sabía que apenas le quedaban fuerzas para lanzar el último hechizo. Miró el arma del vikingo, mientras pensaba en el y en sus extraños dioses.

Ella no era una mujer de voluntad débil que se rendía a la primera de cambio. Separó su mente una vez más, mordió su labio con violencia mientras aspiraba todo el humo del incienso y comenzaba su mantra. Su cuerpo temblaba ya de frió y a la vela le quedaba poca mecha que quemar... que irónico, casi igual que a ella. Notaba toda su energía concentrándose en el martillo que era su poderosa voluntad.

-¡Oooom!- gritó con sus últimas fuerzas. Con el último Om, todas sus mentes volvieron a ser una, todos hilos se convirtieron en soga y toda la magia se fundió en el cuerpo del arma, revistiéndola de agresividad y embutiéndola en ansia asesina. 

Cuando terminó, su mente estaba dispersa y totalmente agotada. Extenuada y sin fuerzas para ponerse algo por encima, cayó redonda al suelo inconsciente por el esfuerzo realizado.