Partida Rol por web

Cita:

Sí, vamos a la cabeza, pero es Voki el que va sentado delante de Phey.

Miró extrañada a la sacerdotisa sin entender por qué era tan dura con Phey.

- Soportar a Voki es pedir un milagro pero Phey... no sé, me parece un buen hombre, amable y agradable. -Giró la cabeza en ambas direcciones mirando tanto a Hanne como al sacerdote pero al ver como la sacerdotisa se envaraba decidió no seguir con el tema.

- Todos exactamente no, sólo los Alhyon de sangre pura como yo, somos tan altos y la hermosura es un rasgo característico en nosotros, o por lo menos eso dicen. Pero por desgracia vamos quedando cada vez menos... -Hablar de los suyos hacía que volviera a tener añoranza de su casa así que, para evitar un nuevo momento de debilidad, intentó cambiar de tema.- Pero ahora gracias a tu vocación estás viajando ¿no es así? ¿Por qué no lo has hecho antes? Me refiero a viajar... ¿tan dura es la vida de una sacerdotisa?

- Vaya, es una verdadera pena - Dijo con voz sentida ante tu comentario de que cada vez quedabais menos.

- Oh no es dura... para nada. Es una buena vida, nada reconforta mas que ayudar a los demás - Hizo una pausa antes de proseguir, como si intentase escoger las palabras mas adecuadas - Fui acogida por los seguidores de Hareth de niña, y en cuanto pude hice los votos de obediencia a la amada Hareth... y eso significa renunciar a los deseos personales que una pueda tener. Hasta ahora nunca me había alejado mas de medio día de camino de la ciudad de Evhessae.

La mañana transcurrió con la curiosa, por no llamarla de otra forma, imagen de vuestro explorador cabalgando con el Guerrero Sagrado de Ihvist sobre el abnegado caballo de guerra de este último.

Las nubes sobre vosotros cose contuvieron de derramar mas agua, al menos por el momento, si bien el frío si se hacia notar, y no tanto por la temperatura (alrededor de 7 grados) si no por el viento que azotaba desde el norte, no muy fuerte pero si lo suficiente para que el frío se colase por cualquier rendija en vuestras prendas de abrigo.

Costaba entender como era posible que la sacerdotisa no se hubiera congelado tras las dos primeras horas de marcha, pues su fina y sencilla túnica apenas era mas propia de climas cálidos. Curiosamente tampoco se la veía temblar o quejarse.

Voki fue el primero en avistar a unas serie de figuras en el horizonte... que parecían desplazarse desde el Este al Oeste... en verdad unas cuantas... mas de veinte.

Alegre levantó una mano, indicando a las mujeres que se detuvieran, al tiempo que tiraba de las riendas del caballo.

—¡Alto todos!

Intentó aguzar la vista, pero, si bien la suya era excelente, no había manera de distinguir con claridad a los jinetes que se movían en el horizonte.

—Hay Jinetes adelante, moviéndose de este a oeste —explicó, mientras bajaba del caballo y se adelantaba unos, pasos con la mirada fija en la lejanía—. Lo más probable es que se trate de un par de escuadras de soldados de la Marca, que patrullan la frontera, pero mejor no arriesgarse. Esperaremos a que pasen de largo, antes de seguir.

Por lo menos no llovía y eso era de agradecer, pero el frío viento del norte hacía que Aeryn temblara en su montura. Se ajustó mejor la capucha de la capa que aún llevaba de Voki mientras observaba a la sacerdotisa que parecía no notar las punzadas del frío. ¿Cómo podrá resistir con esa túnica?

Viajaban en silencio, cada uno inmerso en sus propios pensamientos hasta que la voz del explorador les hizo detenerse. Aeryn intentó fijarse en los jinetes que Voki señalaba pero tampoco ella los distinguía bien.

- Y si son soldados de la Marca quizás nos puedan decir si hay mucho movimiento de Pieles Verdes por el camino ¿no te parece?

—He dicho que creo que son guardias de la Marca —contestó Alegre, sin dejar de otear el horizonte—, no que lo fueran.

Se adelantó un poco más.

—Ahora que los veo mejor, no van a caballo. Es extraño que los guardias patrullen a pie tierras tan extensas. No pueden ser Pieles Verdes. Se estarían moviendo de norte a sur y sería muy extraño que se arriesgaran tan lejos de su territorio —escupió en el suelo y se rascó la barbilla, con gesto pensativo—. Tampoco son salteadores. El grupo es demasiado grande y no se dejarían ver tan fácilmente. Sean lo que sean, no me gustan. Les dejaremos pasar y luego seguiremos.

Perdón, Master. Asumí que tratándose de una zona extensa y rural, la patrullarían a caballo.

El joven guerrero sagrado trató de agudizar la vista: No había manera de que pudiera observar tantas cosas como Voki. Se notaba que había pasado por aquellos territorios unas cuantas veces. De manera automática llevó una mano a la espada en su espalda. 

-¿Será seguro seguir por este camino, aun cuando se hayan marchado? ¿No pueden dar la vuelta?

Desde su ignorancia, preguntaba, tratando de solucionar problemas antes de que se dieran. Su objetivo era escoltar a la sacerdotisa: Debía asegurarse de que se encontraban con el menor número de peligros posible.

La sacerdotisa lanza una mirada significativa a los dos hombres, y después Aeryn la escuchaste resoplar.

Tras un rato esperando, hasta que el grupo avistado por Voki pasa a algo mas de un kilómetro vuestro. Lo suficientemente lejos para que estos no se percaten de vuestra presencia.

A esta distancia ya podíais verlos mejor... como Voki os anunció se trata de una veintena de figuras a pie. Un alto estandarte ondeaba al frente de ellos, en el que aparecía el grabado de un Aguila sobre un campo, verde abajo, azul arriba, franqueado por dos torres.

Todos identificasteis los colores y el águila propio del Reino de Evhessae (donde estáis)

—Si nos hubieran visto y nos quisieran algún mal, no se andarían con tantas vueltas —le respondió Alegre a Phey—. Nos superan cinco a uno.

Cuando las figuras estuvieron cerca, pudieron comprobar que, cómo Alegre sospechaba, se trataba de una patrulla de la Marca, encargada de custodiar la frontera.

—Malas épocas han de ser estas para el reino —opinó Alegre—. Esa patrulla ni siquiera tiene un caballo. Tampoco parece muy efectiva su forma de vigilar la frontera —agregó, mientras volvía a montar—. A los Pieles Verdes les bastaría hacer lo que acabamos de hacer nosotros, para luego cruzar tranquilamente.

Volvió a ponerse en marcha.

—No creo que tengan nada que decirnos sobre los pieles verdes —dijo, respondiendo a la inquietud de Aeryn—. No es probable que hayan visto ninguno tan al sur y en esta época del año. Hasta los pieles verdes saben cuándo es una tontería emprender un viaje —miró a las mujeres, por encima del hombro—. A diferencia de algunos.

- Que tú no lo creas no significa que no tuvieran nada que contarnos. Pero ahora desde luego ya no nos pueden decir nada. -Había visto pasar a los soldados extrañada porque ninguno fuera montado.- Tampoco sabemos si estaban patrullando, quizás sólo estaban de paso y se estaban dirigiendo hacia algún poblado para acantonarse...

Entrecerró los ojos para clavar su mirada en Voki al oír su último comentario, dudando por un segundo si comenzar una nueva discusión, pero pensó que sería mejor dejarlo pasar. Con un gesto altivo, alzó su mentón para demostrar su desprecio al explorador y, sin prestarle más atención, clavó la mirada en la lejanía.

Alegre detuvo el caballo y se volteó a mirar a Aeryn.

—Si quieres que vayamos a preguntarles algo, todavía podemos alcanzarlos fácilmente. Yo creo que es inútil, pero tú eres la jefa.

Así que de La Marca... Voki tenía razon, estaban poco preparados para enfrentamientos, o incluso para explorar: Demasiado propensos a ofensivas.

Respetó la decisión de Alegre, mientras miró a la muchacha, y comentó

-No creo que nos puedan dar ninguna información: Han salido sin demasiados recursos, poco podrán haber visto. Así que mejor seguir nuestro camino, y marchar seguros sin llamar la atención de nadie. 

Tras comentar aquello, le dió la mano a Alegre, para ayudarle a subir al caballo, del que él aún no había bajado.

-Sigamos nuestro camino: El tramo que recorramos antes de que se haga de noche es muy importante. De ese modo podremos encontrar algún lugar seguro.