Partida Rol por web

No te ha sonado muy convincente lo de Nerbar.

No te ha sonado muy convincente lo de Nerbar.

-Mientras el rarito ceniciento mea aprovecharé para comprar algunas cosas, no tardaré. - digo alejándome - Espera con ellos Babroth. 

Sigo a Nerbar moviéndome como Salamandra en la noche

Specullo esperó a que el reptil se alejara los suficiente como para no oirles ni verles. Entonces, el gnomo se levantó corriendo y se dirigió a Kythos, Drotir, Acharl y Crispado, indicándoles que se acercaran para que el kobold no pudiera oirles.

- A ver, tenemos poco tiempo antes de que vuelva Xsii. Respecto a lo que ocurrió en la taberna, ¡fue él el que nos robó! Lo sospechaba entonces y lo confirmé cuando escapé de las erróneas acusaciones de Tánathil y Lestar. - anunció Specullo con pesar manifiesto - Estuve buscándole más de 3 horas por las tiendas de Meridian hasta que, por fin, di con él en una herrería probándose una armadura de acero nueva, hecha a medida para él. No soy experto en la materia, pero una coraza de ese tipo ronda las 70 monedas de oro... - explicó rápidamente pero tratando de que se entendiera todo, no quería más malentendidos - Además, cuando se fue de la herrería, hablé con el enano que la regenta y pude saber que el oro que nos robó nuestro querido compañero, lo guardan en la mochila, dividido entre el kobolt y la suya propia. - esperó unos instantes para confirmar que le habían entendido y finalmente preguntó - ¿Vamos a dejar que se salga con la suya y acabe de gastarse todo el oro que nos robó y rompió nuestro grupo, o vamos a seguirle ahora para pillarle con las manos en la masa y obligarle a devolvernos lo que es nuestro?

Me sorprendo ecuchando la seria acusación del gnomo. Trato de determinar por sus palabras y su actuación si está mintiendo

No sabes a ciencia cierta si dice la verdad, aunque parece que si.

Fausto ignora lo que el gnomo tiene que decir y se va sin decir nada en la misma dirección por la que fue Nerbar.

Lo escucha.

Te haces el curioso intentando ver si alguno de los refugiados vende algo, y de paso vas en la misma dirección que Nerbar. Una vez pierdes de vista a tus compañeros te centras en seguir al encapuchado, que obviamente no va a los meaderos.

El fortín esta muy vigilado pero Nerbar logra encontrar un sitio recóndito, y tu encuentras otro para poder observarle oculto.

La persona a la que espías posa la mano en el suelo y este empieza a fragmentarse en pequeñas rocas. Estos guijarros se adhieren lentamente al espadón que porta Nerbar, claramente potenciando el arma. El filo se compone de tierra afilada junto a rocas punzantes.

Una vez toda el arma queda cubierta, el encapuchado se levanta y vuelve por donde ha venido.

Fausto levanta la ceja al escuchar lo que dice Nerbar y decide seguirle.

Te vas moviendo muy despacio, intentando ser sigiloso. Pero tus ventosidades te lo impiden, aun así tu crees que nadie se ha dado cuenta. Te muves todo lo rápido que puedes tras Nerbar, pero este va más rápido que tú.

cuando quieras mi personaje vuelve

Specullo se quedó sorprendido por la reacción de Fausto.

- Está bien saber lo poco que le importan a algunos las traiciones... - comentó irritado - Qué me decís vosotros, ¿vamos a recuperar lo que nos robó ese lagarto traicionero? - insistió a Drotir y Kythos con la esperanza de que tuvierán más sangre que el anciano adivino.

Intento seguir su ritmo corriendo.

Drotir suspira.

"Sí lo que dices es verdad, con dejar el dinero en alguien confiable bastaría, no tengo ganas de perder más miembros por el camino, el lagarto es muy capaz. También tengo que deciros otra cosa, cuando el elfo nos abandonó, dejo su mochila a los pies de Kythos, revisando sus contenidos vi mucho oro, más de 500 monedas. El dinero no es un problema, lo preocupante es que volváis a armarla como hicisteis en la taberna."

Corres pero te caes. Del mismo golpe sale un poco de caldillo, nada raro para ti pero los demás refugiados te miran ligeramente mal. Tardas un tiempo en levantarte, pero para cuando quieres mirar por donde ha ido Nerbar, ya le has perdido.

Intentas buscarlo pero no sirve de nada, así que tras un rato te rindes y empiezas a limpiarte con un matojo de hierba que hay por ahí. Tras unos minutos aparece Nerbar.

El fortín esta muy vigilado pero logras encontrar un sitio recóndito con tierra.

Pando la mano en el suelo, este empieza a fragmentarse en pequeñas rocas. Estos guijarros se adhieren lentamente al espadón que portas, claramente potenciando el arma. El filo se cubre de tierra afilada junto a rocas punzantes.

Una vez toda el arma queda cubierta, te levantas y vuelves por donde has venido. Por el camino te encuentras a Fausto, que está limpiándose el culo con hierba.