Partida Rol por web

- El teniente Davis está en su puesto. - responde a Utolso escuetamente el androide sobre la localización de Paul.

Después se gira a 42. - Trabajo. Los protocolos establecen que en caso de ausencia de un representante de rango, sea uno de sus adjuntos quien cumpla dichas funciones. - entonces mira a las personas allí congregadas.

Empieza haciendo referencia a Utolso, aunque sigue hablando a 42 - este hombre es una de las potencias pensantes mas desaprovechadas del búnker. Los datos indican sin embargo que está en el puesto que desea estar. Ningún otro humano con más del 70% de materia orgánica es capaz de igualarlo en conectividad.

Pasa entonces Arthur - El Dr. Blackwood representa la que ha sido una de las grandes promesas de su área, batiendo nuestros records de edad para la obtención de sus títulos. Será de utilidad.

Se dirige por ultimo a Frederick - En cuanto a él... - pero no termina la frase. En su lugar mira interrogativo a la agente que los ha llevado hasta allí.

La agente, por su parte, asiente despacio un poco de mala gana.

- Ashton y yo llegamos juntos al Búnker. Que su labor como experto en refinado y otras técnicas haya resultado de tanto valor no significa que no sea experto en otras áreas. - mira entonces a Frederick significativamente. Casi como un silencioso reproche.

- Puedo dar fe de él...

Sin aportar nada, y en un silencio meditativo seguí al resto, la periodista, el técnico de redes y el doctor, todos guiados por Deborah. Alguien que conocía muy bien. Había mucho que hacer y poco tiempo para una plática sin interés. Llegamos hasta ver a 42 en no muy bien estado.

Bueno, yo sí me he ofrecido voluntario. Parece que lo de la copa tendrá que esperar. - Repliqué al mencionado. - Al menos me alegra saber que no te quedarás atrás. - Añadí con mi tono habitual, bastante serio. - Necesitamos a toda la gente, más con tu disposición y capacidad. - No era el único, cada uno era bueno en su terreno, y competente en otros secundarios.

Mis dedos rascaron mi frente. - Al grano. Repito la pregunta de Utolsó. ¿Qué se sabe de ese Hacker? Dudo de que se alguien del exterior, no es tan sencillo entrar, así que estoy casi seguro que es uno de los refugiados. Es más fácil atacar de desde dentro, ya que conocerá como funciona todo esto. - Crucé mis brazos adoptando una postura severa. No, no tenía intención de andarme con tonterías en aquel asunto.

También dudo de que trabaje solo. - Otra obviedad, no dije nada que no se supiese de antemano, o mejor dicho, se sospechase. - Hasta ahora, ¿cuáles han sido sus movimientos conocidos? - Lancé otra cuestión que creí importante.

En resumen, un grupito variopinto. “A ver que tal sale esto” - Pensé mientras esperaba las respuestas, o quizás más preguntas. Demasiado caos para mi gusto. Mucho que hacer y la gente empezaba a fallar.

La mirada del miembro del Consejo no me fue indiferente, casi estuve a punto de reprochar cuando fue La Coronel quién salió en mi defensa o algo así. Sí, la ascendí por ello, por el momento. Le devolví la mirada no sabiendo si ya me estaba reprochando que me hubiese ofrecido, o simplemente porque tuviese que responder por mí.

No me hubiese ofrecido voluntario para ser un carga. Señor. - Respondí de forma casi militar, salvo por el saludo.

- Bien. - asiente brevemente - por ahora, eso bastará.

Mira nuevamente a 42 - Este es su equipo provisional. La situación es lo bastante urgente como para aplazar un comité. Arreglen esto. Las ordenes son localizar e informar a Defensa de su paradero. Si es posible, incomuniquen su terminal y bloqueen posibles huidas allí donde se encuentre. En caso de que la integridad colectiva, del búnker o del Objetivo estén en peligro, están autorizados a emplear medidas más drásticas.

Entonces mira a Dahlia. - Hasta aquí llega su primicia. Usted NO está autorizada.

Dejas atrás al desconcertado Amadeus, y finalmente alcanzas a Anna, cuya expresión demuestra algo de confusión.

- ¿Que es lo que está pasando, Phileas? - te pregunta sin rodeos. - Me he enterado de la mitad, y la gente está histérica.

La periodista parece pasmada, y automáticamente en su mirada brilla una expresión desafiante. 

No es alguien que encaje bien una negativa. No eran pocas las broncas que se había llevado en todas las áreas por querer acceder a información para la que no estaba autorizada. 

Sin embargo, otra persona la corta antes de que pueda estallar.

Y es Pretus, uno de los ciudadanos más arrogantes en las instalaciones, quien lo hace. 

- ¡Exijo que se garantice nuestra seguridad!. Todo esto es... !Es descabellado! Mi padre jamás lo hubiera permitido, y como su familiar más cercano, quiero que me informen a mi inmediatamente. 

La enfermera que está a su lado para atender al anciano se lleva los manos al puente de la nariz mientras aquel hombre habla, y trata de razonar con él  en cuanto tiene una oportunidad, aunque a juzgar por la expresión de Pretus, la ofensa de haberle interrumpido no quedará sin consecuencias.

- Señor... dejemos que los informáticos hagan su trabajo. Sé que ... 

Pero Pretus la interrumpe con un empujón, haciéndola callar. Ha sido brusco, pero no tanto como para que pueda considerarse una agresión.

- ¿Acaso alguien te ha preguntado? no eres más que una incompetente.

Mira ahora directamente a Lord Thomas.

- Quiero resultados y los quiero Ahora.

El anciano, por su parte, ha permanecido en silencio durante todo este tiempo, tamborileando discretamente con los dedos sobre el reposabrazos de su silla como único signo de actividad. 

Cuando la enfermera regresa un poco a trompicones a su altura, el anciano balbucea en un murmullo y ella se concentra nuevamente en atenderlo.

Alcanzas a escuchar el balbuceo a pesar del ruido ambiental. Lo más probable es que no sea nada, pero ha dicho algo así como...

- Escucha. Escuchando...

Alcanzas a escuchar el balbuceo a pesar del ruido ambiental. Lo más probable es que no sea nada, pero ha dicho algo así como...

- Escucha. Escuchando...

Alcanzas a escuchar el balbuceo a pesar del ruido ambiental. Lo más probable es que no sea nada, pero ha dicho algo así como...

- Escucha. Escuchando...

Thomas, incómodo, se decide a intervenir. 

- Señorita Dahlia, Agente Williams, por favor, escolten a los señores Skynet fuera del escenario. Necesitamos esta zona despejada. 

Entonces se dirige al equipo de investigación improvisado. 

- Vayan a... da igual, pero salgan de aquí y soluciónenlo antes de... - No termina la frase. Mira directamente a Arthur sin añadir nada más.  

Esta vez es la voz del Psicólogo la que llega a todos los rincones. Es un hombre bien considerado en el lugar, por lo que inmediatamente logra, al menos, que algunos le presten algo de atención.

- Amigos míos, gracias por escuchar. Tengo que agradecer el esfuerzo conjunto de todos los presentes durante todos estos años por haber hecho de este... un hogar. - Hace una pausa. Su voz emplea un tono que invita a la calma. 

- Gracias. 

Gracias por la confianza que han depositado en mí tantos de ustedes y gracias a la incalculable labor del consejo. Gracias. 

Gracias a los amigos y gracias, porque de una manera o de otra, todos y cada uno se han ganado mi afecto. - Hace otra pausa, dejando tiempo para que sus palabras resuenen en las mentes de todos.

- y sin embargo, soy un hombre sencillo. Son tantas las cosas que se están mostrando a la vez que yo necesito enfocarme en las más pequeñas, las más diminutas, para sentirme útil. Para despejar mi mente. 

En este momento, tengo una petición. Algo que no puede hacer un solo hombre. ¿Podrán ayudarme?

Hace unos momentos, en nuestra pasarela me han informado que la pequeña Jade, quien estaba al cuidado de Amadeus, se ha extraviado. Con la situación actual, temo por mi pupila. 

¿Serán tan amables aquellos que necesiten hacer algo, aquellos con más necesidad de movimiento de ayudar a este pobre viejo?

Les esperamos aquí, en la tercera pasarela sudoeste. Con un poco de suerte, será algo que se solucione pronto y podremos retomar la participación en la Asamblea en seguida. 

De todo corazón, muchas gracias

La expresión que le dirige por un instante Amadeus a George es sencillamente de profundo y visceral desprecio. 

Las cosas cada vez me resultaban más extrañas, palabras inconezas que podían tener significado, silencios que en realidad decían mucho, grandes secretos que siempre habían estado ahí. Estaba harto, parecía que aquel Bunker que pensaba que trabajaba en pos de la supervivencia y el restablecimiento de los seres humanos, en pos de la mejoría de la humanidad, se había convertido en un nido de vivoras que luchaban por poder o por control. Y cada vez tenía más sospechas de quién era el que realmente controlaba todo aquello. - ¿Antes de qué, Lord Greenwood? Creo que deberíamos conocer cualquier misión relativa a nuestra misión, directa o tangencialmente, pues nos ayudaría en el cumplimiento de la misma. Así que le pediría que nos la facilitara, si es tan amable. - Para mi era una gran herida descubrir que alguien tan querido para mi me ocultaba tantas cosas. Tal vez fuera con el cargo, o con la sangre. Quizá el Bunker no se hubiera transformado en otra cosa, tal vez siempre fuera así y yo no lo había visto.

- Si tiene usted algún problema con esta operación - Responde extremadamente serio - retírese. 

Su mirada es dura, y se acerca un poco para añadir una última frase de modo que sólo el científico lo pueda oír.

- Algunos estamos aquí para salvaguardar la seguridad de los ciudadanos. Ya has dado tu opinión a la asamblea, poniendo tu ridícula curiosidad por delante de la seguridad de esta gente. La gente a la que nos debemos.

Todas las decisiones tienen consecuencias, y esta no es una excepción. Ahora te has presentado voluntario, y ese camino sigue por salir de mi presencia y no agitar más una situación ya de por sí delicada. 

Tengo trabajo.

- No antepongo mi curiosidad, si no la Humanidad y su futuro. Si no hacemos nada, nos extinguiremos, tardemos una o tres generaciones. - Contesté, conteniendo mi rabia en aquel momento. - No tengo problemas con mi misión, si no con las mentiras y los que nos obligan a vivir en ellas. ¿De qué sirve quedarse sin hacer nada más que tomar las armas para defenderse? Al final terminaremos muriendo, tarde o temprano. Si saben dónde estamos, vendrán y nos atacarán. Si tu plan consiste en algo más que quedarse y esperar, dilo, si no, prefiero actuar. - Dicho esto, me giré y me dirigí a reunirme con el resto del grupo, dispuesto a iniciar aquella misión.

¿Acaso eres imprescindible para el Búnker o el Objetivo? Es mi primer pensamiento ante los arrebatos de Pretus. De hecho su actitud lo hace, como poco, sospechoso. O golpeable. De hecho, echo en falta poder golpear a algo o alguien sin tener que terminar entre rejas o expulsado.

Y con mis pensamientos, el murmullo del doctor Skynet llegan hasta mí... y es cierto. Estamos tan centrado escuchando nuestra propia voz que no escuchamos lo que sucede. Quizá desde su posición ausente esté escuchando algo que yo he pasado algo, quizá algo tan normal que mi mente lo ha ignorado. O quizá sea la ausencia de algún sonido.

Me concentro en afinar mi oído, casi pasando por alto las palabras del psicólogo.