Partida Rol por web

Me acerco agachada entre la vegetación, mientras los chicos se pelean cuerpo a cuerpo. Puede que yo no sea tan grande ni tan fuerte, pero puedo sorprenderles apareciendo de ninguna parte, y clavarle mi lanza en la espalda a uno que este despistado...

Tiro mi iniciativa :)

Llego la hora de darles su medicina a esos hijos de la gran puta.

-¡Cartago!

Himilko y yo atacamos con denuedo, con preferencia al jefe de esos hijos de perra. Mi primera lanzada iba para él, y la segunda para el que tenía al lado. Me cubría con el escudo y daba las lanzadas de arriba a abajo, al más puro estilo hoplita.

La primera lanzada hacia el jefe de los bandidos resulta exitosa y le ha hecho una herida bastante grave en el pecho. Le quedan 16 puntos de vida.
El segundo ataque de Sirkabaal provoca que el bandido caiga al suelo algo confuso, la sangre mana de su pecho y parece algo asustado. Le quedan 14 puntos de vida.

Ataqué al capitán con mi lanza, con la esperanza de atraversarlo entero, dos lanzadas tuve que emplear para conseguir darle, pues el hijo de puta se movía como un lince.

no entiendo cm se pelea :S

Me acerque por detrás del capitan, y saliendo de entre la espesura intente ensartarlo con mi lanza mientras estaba ocupado con Himilko, pero en el ultimo momento se movio para atacarle, y mi lanza falló su ataque...

¡Cuartel!¡Cuartel!Nos rendimos a vuestros pies, servidores de Aníbal... ¡Y si queréis, podemos ser vuestros guías por este traicionero desfiladero! Pero dadnos cuartel, por tutatis. El galo boquea y se palpa el pecho, con una mueca de dolor.

El capitán suelta una carcajada malsana. Está bien, te daremos cuartel, pero no a tus compañeros. Tú, tú.dice señalando a Skirbaal y a Himilko:degolladlos. el capitán suelta un quejido y mira a la esclava que se había alejado. Tú, íbera. Traes medicinas? Tienes a dos hombers que curar.

Es media mañana, si queréis, podéis parar para curar al capitán y al jefe bandido y comer algo.

Todos los tontos tienen suerte.

Eso rezaba el viejo dicho mediterráneo, pero era cierto. Aquel galo cabrón iba a sobrevivir, cuando hasta hace un momento le queríamos enviar junto a sus dioses. Sin embargo, este par de parias de aquí, que teníamos yo y mi amigo Himilko bien amarrados, habían agotado toda su suerte. Sin embargo, al menos para mi, un guerrero es siempre un guerrero.

-Dioses del inframundo. Os pido que sepais reconocer el alma de estos guerreros y que encuentren rápidamente el camino de salida más allá del río de almas.

Apoyó el puñal en el cuello de aquel galo.

-Dioses del inframundo... -repitió.

Una vez repetida la letanía, y con el galo bien arrodillado murmurando un rezo a sus propios dioses, seccionó con un gesto fuerte y amplio la yugular de aquel hombre, por cuya abertura salieron, como en la matanza de un carnero, chorros de roja sangre y coágulos que corrieron por su cuerpo y mancharon las piedras del suelo. Se revolvió, como todos hacen a las puertas de la muerte, para luego quedar sin vida tendido en el suelo.

Se lo estuvo mirando un momento, y buscó algo de valor en su cuerpo. Algunas monedas, el falo de un galo disecado (artículo muy apreciado por las señoras civilizadas) y algunos aretes de plata mezcladas con mala aleación. Cerró sus párpados, solemne, y puso dos monedas en sus ojos.

No le importaba lo que pudiera decir el capitán. Solo le importaba que, si alguna vez moría en combate, alguien tuviera la decencia de hacer lo mismo por él.

Ya veo, me siento en un lugar a comer, se curar muy bien sin embargo no gastaré mi tiempo en ese capitan inutil, amenos que el me lo pida pero ya se lo pidió a ella, solo comeré aqui me siento solo, veo a los demás compañeros

-Maldito mal nacido -masculló mirando con desprecio al capitán-. Algún día, algún día habréis de pagar por el trato que me estáis dando y os veré suplicando por mi perdón.

De curar poco sabía, salvo lo que aprendiera observando a las curanderas. Con las hierbas era diferente, de esas sabía bastante más, así que hizo como el capitán le ordenó, atendió las heridas de ambos, claro que de cuidadosa no tuvo nada, por el contrario, fue bastante brusca, sobretodo con el capitán, pero cumplió con el encargo lo mejor que pudo.

Reena no queria ver como mataban a nadie, asi que se interno en la espesura para asegurarse de que no habia mas bandidos escondidos, o huidos, que pudieran buscar refuerzos. Ya volveria luego...