Partida Rol por web

Drabeorn seguía vigilando al esqueleto, no fuera que intentara escapar de alguna forma asombrosa y les diera una sorpresa. De vez en cuando, lanzaba un tajo con Ethelwyn a través de los barrotes, no con intenciones reales de dañar al no-muerto, sino más bien como distracción... igual que haría un niño atacando con un palo a un animalillo atrapado.

- ¿Cómo vas con esos cachivaches, Abrosthor?- dijo, sin girarse, mientras lanzaba otra estocada.

Enseñó el pergamino con la runa. -Cuatro. Podría significar cualquier cosa.- Dio los objetos a Druul. -No he averiguado nada.-  Dijo con una sonrisa mientras se rascaba la nuca. Junto con los frascos y los pergaminos le dio el libro de Royst. -Tal vez entre sus páginas haya algo que nos pueda ayudar.-

El Gnomo estaba de acuerdo con Alyssa. Mejor no dejar cabos sueltos y acabar con el esqueleto. Cogió uno de los pequeños arcos de los pielesverde. Nunca había usado ese arma, pero se jactaba de tener buena puntería. Practicó con el esqueleto.

Cuando hubieron terminado, encabezó el camino del pasillo hacia la puerta del Este. Siempre con su ballesta a punto y atento a más trampas.

- ¿Cómo vas con esos cachivaches, Abrosthor?-

La pregunta de Draeborn llama la atención del brujo, quien se había perdido el descubrimiento de Abroshtor. Acercándose de nuevo al gnomo, le pregunta con genuina curiosidad: Me dejas probar a mí? Quizá consiga averiguar qué contienen estos frascos. En Fuerte Inevitable, tuve la suerte de tener una maestra en el arte de los brebajes... no para prepararlos, pero sí para diferenciar olores, sabores e ingredientes. Añádele una pizca de conocimiento arcano... Druul sonríe y guiña un ojo. Su sonrisa, como siempre, desfigura aún más su rostro cruzado de cicatrices.

Ah, y qué tienes ahí? Pregunta señalando el tubo. Extrae los pergaminos, y trata de identificarlos también.

[color=#00AA00](Spellcraft)[/color] Con más fortuna que el gnomo, Druul consigue identificar las pociones que le tiende el gnomo, y tras usar uno de sus conjuros memorizados, [color=#00AA00](Read Magic)[/color] hace lo propio con los dos pergaminos arcanos.

Mientras tanto, Abroshtor dispara con el pequeño arco contra el esqueleto de la jaula: la falta de experiencia del gnomo con semejante arma hace que la primera flecha rebote contra los barrotes, una segunda sobrevuele la jaula y una tercera se le rompe antes de disparar. Mordiéndose la lengua, Abroshtor se concentra de nuevo en apuntar contra el no-muerto, y aunque varias se incrustan entre las costillas del esqueleto sin causar mucho daño, un par alcanzan el cráneo... y es entonces cuando el no-muerto estalla en mil pedazos, disparando centenares de pequeños trozos óseos a modo de metralla!  

Dynah abrió los ojos como platos cuando el esqueleto estalló. La oráculo apenas tuvo tiempo para echarse al suelo y evitar así lo peor de la lluvia de huesos que siguió al estallido. Cuando se levantó apenas tenía unos cuantos cortes y magulladuras.

-Por todos los... ¿Estais bien?

No tuvo tiempo de reacción y la fuerza de la explosión le mandó a unos pocos pies de su posición. Acabó magullado, en el frío suelo, con restos de huesos por todas partes. -Mierda!- Dijo mientras se levantaba. -Lo siento...- Se rascaba la nuca preguntándose que podía haber salido mal. -Si lo hubiera sabido... Maldito esqueleto!.-

Alyssa estaba mirando las pruebas de puntería del gnomo  cuando vió algo extraño, instintivamente colocó el escudo en medio, cubriendose los puntos vitales, pero las esquilas le golpearon en las piernas, cosa que la obligó a hincar la rodilla durante unos segundos. Se levantó rapidamente, pero se la veía herida.

Malditos nigromantes y sus cobardías.

Pidiendo ayuda al protector se quitó las esquirlas y tocó las heridas.

Aparentemente ensimismado en descifrar los pergaminos, Druul tiene la intuición suficiente para temerse que va a pasar algo y se encoge cerca de la mesa para esquivar los fragmentos de hueso que pasan volando alrededor, evitando la mayoría y sufriendo solo pequeñas laceraciones.

Estas ruinas son una caja de sorpresas...!

Como estais? Aun tengo fuerzas para curaros un poco mas antes de tener que descansar.

-Estoy un poco magullado. Me vendría bien un poco de curación.- Tras un breve descanso continuaron la marcha.

Justo en el momento en que Drabeorn apartó la vista del esqueleto para echar un vistazo a la enorme columna verde... justo en ese momento, Abrosthor decidió que era el momento de acertar.

Quitándose los fragmentos de hueso que se le habían clavado en el brazo, Drabeorn miró los restos del esqueleto, y de repente se echó a reír con fuerza.

-¡Jaaaajajaja! Nos está bien empleado, por capullos.- dijo simplemente, cuando las sonoras carcajadas cesaron.

Dynah tocó a Abroshtor y su mano resplandeció.  A los pocos segundos el gnomo volvía a estar bien de salud.

-Ahí vas. Te necesitamos en plena forma! 

Tras el susto y el breve descanso para lamer vuestras heridas, el impávido Abroshtor sale de nuevo al pasillo en dirección a la puerta oriental.

[color=#00AA00](Detectar Trampas)[/color] Por suerte, el ojo experto del gnomo percibe la falta de polvo en una zona de losas frente a él. ¿De nuevo un mecanismo de presión?

Al final del corredor, la puerta yace levemente entreabierta;  trozos de mampostería esparcidos por el suelo evitan su cierre...

Encontró otra maldita trampa. Confirmaba que ese lugar estaba lleno de ellas. "Podríamos saltar y dejarla atrás, pero Bethany... Además podríamos encontrarnos cualquier cosa tras la puerta, incluso algo que nos hiciera retroceder precipitadamente, en cuyo caso sería un desastre..." Su mente daba vueltas. "Mejor desactivarla." Decidió.

Indicó a sus compañeros que se apartaran mientras trasteaba con las herramientas. -¿Una de esas bendiciones, tal vez?- Dijo a Druul.

-Ahí tienes una mía, amigo. Que Abadar te ayude.

Dynah tocó al gnomo y le transfirió la guía divina que necesitaba.

Usando sus herramientas, Abroshtor encaja varias piedras en algunas ranuras entre las losas, a modo de cuñas improvisadas. Con tal de cerciorar su eficacia, pisa con tiento las losas... [color=#00AA00](Inutilizar mecanismo)[/color] ninguna jaula cae del cielo y tampoco el suelo se abre a los pies del gnomo...

Mientras os acercáis a la puerta -pegándoos a las paredes del túnel por si las moscas- os parece oír, del otro lado, un leve tintineo metálico e intermitente, como si dos pequeñas piezas de metal estuvieran chocando suavemente...

Tras asegurar la entrada, accedéis a una sala cuyas paredes y techo quedan ocultos tras gruesas [color=#DCDCDC]telarañas[/color] que obstaculizan vuestra visión más allá de diez pies. Las telas forman polvorientos y pegajosos lienzos verticales que dificultan también vuestro avance. Un cadáver marchito cuelga en medio de una de las redes, rodeado de viejas armas oxidadas... 

Buen trabajo Abroshtor! Dice entusiasta Druul, sin gritar. El grupo avanza unos pasos por las, de momento, claustrofóbicas ruinas... y la siguiente puerta no desentona con el ambiente general. Echando un vistazo desde la retaguardia por encima de las cabezas de los demás, el brujo ve que el cadáver tampoco parece reciente.

Nos arriesgamos a no poder averiguar más cosas del cadáver, pero antes de hacer nada en esa sala podríamos quemar todas las telarañas. Prenderán rápido entre ellas y limpiaremos la habitación, lo que puede hacer que descubramos alguna desagradable sorpresa que oculte a simple vista... teniendo en cuenta que no parece un cadáver de los magos, y tal como han ido las cosas hasta ahora, quizá es un riesgo que podamos correr.