Partida Rol por web

Drabeorn alzó los ojos al oír el estruendo: una enorme jaula de acero se precipitaba sobre él, así que se lanzó instintivamente a un lado. Su reacción llegó unos instantes tarde, y la estructura le golpeó en el hombro mientras estaba rodando por el suelo, aunque por suerte consiguió quedarse fuera de la jaula.

Concentrado como estaba en su armadura de mago y en posibles ataques furtivos o sorpresa desde fuera de la sala, Druul no puede evitar un respingo y un buen susto por el estruendo de la jaula al caer.

Aún así, como es habitual en él, reacciona rápido. Y evaluando el peligro inminente, decide ayudar a sus compañeros con su recién aflorado poder de influir en las acciones de los enemigos.

Cuidado con el esqueleto! Voy a tratar de debilitarle.

-Mierda!- Dijo al ver caer la jaula sobre sus compañeros. Una pequeña trampa que se le había escapado, aunque se quedó más tranquilo cuando vio que consiguieron escapar del esqueleto.

Se acercó a la entrada rápido. -Mierda!. Mierda! Debe haberse escuchado por todo el nivel.- Aprestó su ballesta en la entrada de la habitación. A la espera de lo que pudiera aparecer.

Dynah no tuvo tiempo de gritar CUIDADO antes de que la jaula cayera pero sus compañeros demostraron una gran capacidad de reacción apartándose a tiempo. Parecía que ninguno había quedado dentro de la jaula. La oráculo se acercó a ambos.

-¿Estais bien? ¿Neceitais curación?

Por suerte había entrado en la habitación mirando hacia el techo, y cuando la trampa se disparó le dió tiempo a apartarse a medias. Inconscientemente bloqueó la reja con el escudo, lo que le entumeció el brazo y sin necesitar mirar sabía que debajo de la armadura tenía un buen moratón.

Se mordió el labio. Dejará un buen moratón, pero nada que no podamos aguantar.

- A mí no me iría mal un repaso...- dijo Drabeorn, frotándose el hombro magullado. Ya acumulaba heridas anteriores y no era cuestión de arriesgarse demasiado.

Después de recibir la magia curativa de Dynah, se acercó a un metro de la jaula para ver si el esqueleto intentaba lanzarles las garras a través de los barrotes.

- Qué divertido. ¿Lo matamos?- preguntó. Sus compañeros no sabían muy bien si estaba hablando con ellos o con su espada.

Dynah tocó la espalda del enrome bárbaro y su poder entró en él, curándolo de sus heridas. La joven no pudo reprimir una caricia sobre los músculos del bárbaro cuando retiró la mano.

Demasiado tiempo sin salir del templo -pensó.

-Prueba tu nuevo arco.- Sugirió al bárbaro con tono divertido.

Seguía vigilando el pasillo. Cuando comprobó que no venía nadie, entró de nuevo a inspeccionar los cadáveres.

Mientras Dynah sana las heridas de Drabeorn, el esqueleto se pasea por el interior de la jaula, sin apartar del bárbaro la mirada de sus cuencas vacías. Cualquiera diría que está deseando clavar sus afiladas falanges en la carne del barbudo humano.

Mientras tanto, Abroshtor se acerca a la mesa para echarle un ojo a los cuerpos, lo que le permite distinguir, detrás del cuerpo de la extraña araña, dos recipientes de cristal intactos y una especie de recipiente tubular de madera. Al intentar el gnomo echarles mano, el cadáver con las patas de araña cosidas a los muñones se agita y estremece durante unos segundos, para luego quedarse de nuevo totalmente inmóvil...

Dio un respingo al ver moverse el cadáver. Sin pensarlo y con el susto todavía en el cuerpo clavó un virote en el pecho del cadáver. Para asegurarse clavó otro. Se rascó la coronilla pensando en lo absurdo que debía parecer la situación. Miró a sus compañeros y señaló el cuerpo, del que sobresalían dos saetas. -Se ha movido.-

Dijo intentando justificarse. Se aseguró de que no se movía, e intentó alcanzar los recipientes.

Sin dudarlo, Alyssa se acerca al resto de cadaveres y con el martillo les chafó el pecho y la cabeza haciendo bastante ruido, aunque no tanto como la jaula.

Una plegaria rapida tendrá que servir.

Mientras el resto empezaban a buscar, la paladina empezó a orar por las almas de aquellos pobres desgraciados.

Mientras Alyssa desparrama los restos a base de martillazos, Abroshtor recupera los dos frascos de cristal y el tubo de madera de encima de la mesa.

A su espalda, Drabeorn sigue cruzando miradas con el esqueleto dentro de la jaula...

Examinó los frascos y el tubo de madera, aunque no estaba seguro de querer saber la retorcida utilidad que le daban a esos objetos.

Se movió con cuidado para evitar pisar los restos del cadáver que Alyssa había esparcido por los alrededores.-¿Al Este? Esta vez iré primero.-

Dynah ofreció una breve plegaria por el alma de aquel no muerto, por si aun era recuperable y siguió a sus compañeros de vuelta al pasillo anterior. El oráculo cargó de nuevo una flecha en su arco se ajustó el escudo y asió de nuevo su lucero del alba.

-Cuidado con las trampas. Recordad lo traicioneras que son estas sabandijas.

Druul asiente ante la pregunta de Abroshtor. Sí, al este. Intentemos no dejar lugares inexplorados a nuestra izquierda, y así recorreremos todo en sentido circular. Este lugar da escalofríos... tendremos que ir con más cuidado todavía.

Acabemos con el esqueleto también, estoy segura que alguien rearmará la trampa y no hay que ponerselo facil a un nigromante. Si no unos golpes lo enviarán a su descanso.
 

Mientras el grupo decide qué hacer con el esqueleto de la jaula, Abroshtor examina el contenido de los recipientes de cristal, [color=#FF0000](Spellcraft)[/color] aunque con poco éxito. Resoplanto con resignación, y comprobando que es seguro, el gnomo abre el tubo de madera y extrae de su interior tres rollos de pergamino: los dos primeros con extraños símbolos arcanos que no consigue reconocer, pero el tercero... el tercero tiene dibujado lo que Royst definió como runa azlante, y a un lado, en común, la palabra cuatro...