Partida Rol por web

Estaba claro que los días fuera de los caminos eran mas tranquilos y sin el temor de un ataque de orcos o bandidos incluso alguno podría pensar que estos días eran aburridos. Pero no para mi me había concentrado en seguir avanzando en mis estudios y una de las cosas que tenía en mente era la de atar a una criatura a mi esencia vital ... había oído hablar de ellas pero nunca lo había visto así que tendría que investigar.  

En nuestros paseos al pueblo había comprado algunos ingredientes que creía podrían servir para el resto de nuestras aventuras. Pero nunca se sabía y ahora mismo la relación con el resto de mis compañeros no era muy fluida, cada uno iba un poco a sus propios asuntos, incluso mi medio hermana estaba algo desaparecida.

Este último día, algo nuevo había en el mercado una adivina con la que ya nos habíamos cruzado enseñaba sus extravagancias a varios de mis compañeros cuando yo llego. Con mi ojo crítico* todo parecía impresionante, así que me acerqué por allí por si tenía algo que ofrecerme. La llamo un momento a mi lado, sabía como eran los aldeanos y aunque estuviésemos bajo la protección del duque....bueno se como trataban en el imperio a los brujos.

- Mi buena señora, no se si tendría algo relacionado con la cría de animales familiares.

-¿Que hace el brazalete?, no es algo que realmente sepa, nunca lo he usado. Pero son runas mágicas enanas. Aquí dice: Ira, Ofensa y Vigor- dijo la adivina al tiempo que tomaba el brazalete y señalaba cada una de las runas. -Es un objeto muy valioso, tendrías que traer un cofre de oro escondido en tus bolsillos para que pudieses llevártelo. Pero podríamos hacer un trato de cualquier forma- dijo la mujer cerrándole un ojo a Sargón sin dejar claro a que se refería y cambiando enseguida de cliente.

-Ahh, otro fiero enano- exclamó la mujer llevándose una mano al escote para ventilar un poco sus muy apreciables pechos, -un guerrero como tu debería estar lleno de mujeres y no tan solo- le dijo a Gurnik. -Tengo algo excelente para ti. Una poción para la virilidad, es todo un afrodisíaco- claramente no era algo que estuviese esperando el enano.

-Lo entiendo, no lo quieres, es una lastima, dejaras ir “grandes” oportunidad- le dijo sonriendo. -Pero de cualquier forma en mi negocio siempre hay algo para ti. Haber déjame ver tu mano- tras tomarla, la adivina enseguida se pudo a buscar algo que parecía sumamente pesado. Se trataba de un justillo tachonado fabricado parcialmente con Gromril, el preciado metal de los enanos, el cual a su vez tenía una peculiar runa de gran tamaño gravada sobre el metal. -Le llaman “Coraza de Oso”, con esto es seguro que no haya rival que logre lastimarte en batalla- le dijo para luego fijar su atención en alguien mas.

Finamente la mujer miró a Resha, extraña por la pregunta. -Algo he de tener- dijo mientras buscaba arduamente. -Tengo este- lo que Resha podía ver era un libro bien cuidado sobre atar o crear familiares que se titulaba “De los vientos de la magia y los familiares ligados a ellos”, era un libro que ya había visto antes en la torre del duque y que sabía por su origen de la academia de Altdorf, le serviría de muy poco o nada. -O este otro- el segundo era algo que si se esperaba, un gran tomo con un gran oso del norte grabado en su porta sirviendo como montura a una bruja de hielo, Resha claramente se sintió emocionada. El titulo del libro no podía leerse bien pues el libro estaba algo estropeado, pero estaba escrito en la lengua de Kislev, el Kislevarin y decía algo semejante a “Familiares de Hielo”.

-Aunque creo que te equivocas- le dijo la adivina sorpresivamente, -lo que tu buscas es esto- dijo descubriendo una caja larga de cristal que tenía cubierta con una túnica y en cuyo interior había un bastón semejante a una larga lanza de cristal que parecía emanar frío y copos de nieve, -se llama “bastón del invierno”, casi podría jurar que lo he guardado para ti por años- dijo sonriendo con cierta satisfacción; -quizá incluso podrías combinarlo con aquello- le dijo señalando a un viejo abrigo de piel de oso blanco tirado en uno de los rincones mas profundos de su carro comercial.

-En cualquier caso- dijo mirando a todos, -aunque se que no podrán pagarme por lo que les ofrezco y que por tanto tendremos que hacer algún tipo de trato que dos de provecho a todos, siento decir que no hago tratos con desconocidos. Y para conocernos bien tendrán que permitirme les adivine su destino- puntualizó.

Miro las runas inscritas en los brazaletes y no entiendo una mierda de lo que habla. Para mí son solo marcas y no tienen ningún puto sentido. Les miro el metal y tampoco entiendo por qué esta baratija costaría un cofre de oro pues el metal podría ser más grueso y así proteger más de un buen golpe.

Pero la mujer parece estar ansiosa por leernos nuestro futuro y a mí me gustaría saber algo del futuro, si es que es cierto que es capaz de decirme lo que se viene. No sé si creer en esas cosas, pero si el elfo y la bruja son capaces de hacer magia. ¿Por qué no?

Le respondo a la mujer:

 - "Lee mi suerte si quieres. Hagamos un trato pues si son tan valiosos como dices, los quiero."

No tengo ni idea de qué hablo pero supongo que alguien que no me está pidiendo oro a cambio no está intentando venderme la cosa. Bueno, por otro lado, quizás sí que son útiles pero yo no lo sé. Como sea, quizás sea un buen trato.

El elfo empezó a hacer cálculos mentales del dinero que disponía y de los materiales que ofrecía esa bella dama que parecía querer poner a prueba el temple de todos los presentes. Temía de los pobres humanos que podrían caer fácilmente en las técnicas de seducción de esa mujer.

-¿Qué precio tienen esos grimorios? -preguntó en un momento; pero entonces escuchó lo que le ofrecía a Resha, algo que parecían ser objetos de lo más valiosos- ¿tiene más objetos de ese tipo? -preguntó- si quiere leer mi mano, adelante, puede que me ayude a tomar algunas decisiones difíciles -dijo conciliador. No creía en el Destino como una fuerza inexorable, pero después de lo que había ocurrido en la última batalla con esa llamarada mágica final... estaba dispuesto a creer en algo más.

La verdad era que las ofertas de la adivina eran tentadoras, tanto el libro algo que había empezado a apasionarme en las últimas semanas y escrito en mi lengua, como la lanza y el abrigo no eran cosas banales sino algo que se me había mostrado por una razón, pero que quizás solo quizás pudieran estar a mi alcance. Pero todo eso tenía un precio como bien había dicho la mujer y dudaba que tanto Sargón, Aenalor o yo misma, pudiésemos pagarlo. 

- No creo que estén a mi alcance. Digo con anhelo viendo los maravillosos e inalcanzables tesoros, pero en sus siguiente palabras veo un atisbo de esperanza. Aunque esto pasaba por dejar que nos leyese el destino, tiendo mi mano hacia ella. - Si con ello tenemos una oportunidad de negociar....díganos que el futuro nos deparará.

A pesar de su reticencia Gurnik se acercó a la adivina...

Al mencionar la poción, éste nuevamente la miró con cara de abrumación, mientras ella rápidamente se daba cuenta, empezó la palabrería y de repente sacó una coraza. La verdad sea dicha, el enano no estaba muy preocupado de lo que decía la adivina, pero ese emblema en el pecho, mas el metal, que rápidamente identificó como Gromril, lo cautivó.

No porque lo necesitara, sino porque instintivamente se imaginó cargando contra huestes de pieles verdes, la runa transformándose en un animal sobre el que el enano cabalgaba (oso o quizás un elefante) y destrozando cráneos como un campeón, hasta llegar a su meta, un Gigante ubicado en la parte final de la batalla, Gurnik blandió su hacha y cargo, a lomos de su montura, el golpe iba a darle de lleno al gigante... - y entonces algo lo sacó de la ensoñación -

"... arte en batalla" - terminó diciendo la adivina.

Gurnik la miró con una extraña mezcla de duda (por el origen del item) y asombro por encontrar tal cosa en un carro como este, pero calló sus dudas y le pregunto:

"Cuanto por el justillo?" 

Empezó a sacar cuentas, mientras le pasaba la mano a la adivina para que le leyera el futuro. A el no le importaba nada el futuro, pero al parecer a ella si, y si lograba mantener su atención, podría ,tal vez obtener aquello que le habia llamado enormemente la atención.

El enano habría salido de su forja, sudado, lleno de hollín y mugre para descansar un poco y ver de qué se trataba el revuelo que se había montado en torno a la torre del Duque, y no pareció interesarle mucho lo que le ofrecían hasta que escuchó la palabra "runa". Miraría el brazalete ojiplático y se acercaría hacia la mujer.

- ¿Le importaría que le echara un vistazo? Soy un estudiante de este arte y me encantaría saber mas de esas runas que nos enseña. 

Echaría un vistazo sin reconocer la escritura de las mismas demasiado para luego preguntarle a la señora de nuevo:

- ¿Me puede decir algo mas sobre las runas? ¿Sabe si son temporales o permanentes? Necesitaría tiempo para examinarlas y asegurarme, y quizás usted sabe de ellas mas de lo que yo se ahora mismo...

Ese mundo le fascinaba. Necesitaba saber mas de ello, y si acaso, adquirirlo.

 - Podría estar interesado en estos objetos enanos, no tengo problema en que me leais la mano, nunca he sido demasiado supersticioso pero bueno... Usted dirá.

Le tendería la mano y esperaría. 

Sargon fue el primero en acercarse, la adivina le miró fijamente, puso unos huesos viejos en su mano y le indicó los lanzase sobre un plato de cobre de gran tamaño. -Los huesos no mienten. Debes tener cuidado, la muerte ya te está siguiendo, como un viejo amigo que acecha desde tus hombros- dijo la mujer mirando por sobre los hombros del enano, aunque claramente, no había nadie detrás. No hubo más palabras y la adivina solo sonrió tras sus palabras, dando por sentado que eso era todo. Si había algo de verdad en ello, solo el tiempo lo diría.

El siguiente fue Aenalor que ya hacia preguntas por lo que la mujer se apresuró a depositar los huesos en su mano y luego dejo que el elfo mismo los dejara caer. Aenalor sabía que, si realmente había algo de adivinación en todo ello, tendría que deberse a los dioses, cosa que dudaba mucho, o bien debería estar presente el Azyr, el viento de la magia ligado a la adivinación. -Veo peligro, lejos en el tiempo, como una ola lejana que se acerca. El agua en grandes cantidades en todas sus formas es tu enemigo- dijo la adivina sonriéndole ligeramente para luego seguir con lo suyo. -Los grimorios son muy caros, no podrías pagarlos, pero deja que vea cuantos potenciales clientes tendré y entonces podremos hablar de negocios-.

La tercera en ceder a la lectura del destino fue Resha y la respuesta fue tan enigmática como las anteriores. -Las runas me dicen que tu muerte te sobrevendrá desde las profundidades. Eso te facilita un poco las cosas al igual que al elfo- le dijo a la bella mujer kislevita.

El destino de Gurnik no se lo dijo a los demás al parecer se sorprendió al leer los huesos y prefirió decírselo al oído. -Harías bien en asearte muy seguido- le dijo después de alejarse.

-¿Echarle un vistazo?– preguntó la adivina aparentemente contrariada por la solicitud del enano Grii, -Es a mí a quien deberías echarle un vistazo- le respondió enalteciendo su cuerpo con sus manos en las caderas. -Pero si insistes, he de decirte que esto no es un museo, yo solo hago negocios, no doy nada prestado y tengo más urgencia en hacer negocios que en platicar sobre la vida de los enanos- le dijo algo molesta de que insinuase que le prestase sus mercancías, obviamente la mujer lo estaba tomando por un ladrón que creía que podría fácilmente verle la cara. Por ello, solo de mala gana acepto leerle el destino, le dio los huesos al enano y esperó a que este los lanzase mientras empezaba a hablar de negocios.

-Las botellas de coraje liquido se las puedo dar en 80 coronas cada una- empezó la mujer con los negocios, -respecto a las cosas cuyo precio simplemente no podrían pagarme, podríamos hacer tres cosas, puedo intercambiárselos por algo que posean y que considere tiene un precio similar. Podría a su vez hacerles una propuesta un tanto arriesgada, yo les hago un encargo de materiales u objetos que necesito y a cambio les entrego el objeto que ustedes desean, aunque claro, nunca se los daría antes. Finalmente podríamos hacer un trato parcial, ustedes me dan un objeto de considerable valor a cambio del objeto que desean y a la par se comprometerían a entregarme en un futuro cierto objeto o material que yo necesite para completar el trato; es decir, yo les doy lo que desean ahora a cambio de que me den un objeto de buen precio y a la par en un futuro me entreguen algo más con lo que cerrar el trato. Ustedes deciden- explico la adivina sus tres propuestas dirigiendo entonces sus palabras al enano Sargón. -El Brazalete te lo podría dar ahora por 900 coronas, si no cuentas con ellas, puedes darme cualquier cosa de valor similar, o bien podemos hacer un trato si tienes algún objeto de buen valor. La última opción que te doy es que me consigas, veamos- se detuvo la mujer mientras miraba en un viejo libro donde probablemente llevaba apuntes de sus negocios o algo similar, -sí, sería esto. Un recipiente con vomito de un Troll de rio. Fácil -  sonrió.

-Respecto a los grimorios-, dijo refiriéndose a Aenalor; -este, que es un ejemplar nuevo y sin usar de los que se elaboran y emplean en la academia de Altdorf- dijo señalando uno café y poco vistoso. -Te lo puedo dar por solo 400 coronas, dado que estoy hablando con un alto elfo. O podemos hacer un trato- le dijo mientras continuaba con los otros tomos. -Este otro de color azul, es como te dije, de piel de dragón, lo que le da un alto precio. Puede ser tuyo por 2000coronas. Del otro es mejor no hablar- sentenció la mujer dando a entender que el último de los grimorios que poseía tenía un precio aún mucho más alto.

-Ahora, si quieres hacer un trato, podemos llegar a él sin problemas. Te puedo dar el grimorio azul a cambio de tu cabellera y dos litros de tu sangre, seguramente valdrán mucho oro en ciertos mercados- exclamó sonriendo ante la inusual petición.

-Todo está a tu alcance preciosa- le dijo la adivina a Resha ahora dirigiéndose a ella mientras le sonreía un ojo con cierto tono coqueto en su rostro.  -Este, “De los vientos de la magia y los familiares ligados a ellos”, te lo puedo dejar en solo 150 coronas pues realmente es un libro común, y este ya está muy maltratado. Este otro que veo que, si es de tu interés, y cuyo simpático nombre es “El dominio de los familiares del Hielo”, es un ejemplar aún más viejo, pero bien cuidado y muy raro, te lo puedo dejar en 550 coronas. El “bastón del invierno” por su parte, es un objeto mágico muy valioso- dijo resaltando su poder, aunque Aenalor y Resha ya habían visto los vientos de la magia presentes en él. -Lamentablemente no puedo darte un precio, y simplemente puedo dejarte en claro que te pediría una verdadera fortuna por él. Pero podemos hacer un trato, dame ese bastón mágico que traes- dijo refiriéndose al bastón de Gorko, que era el bastón mágico que consiguiera la kislevita gospodar en la pasada batalla contra los pieles verdes. -Y podemos completar el trato, si me consigues algún objeto singular, como cinco plantas frescas de loto negro. Aunque hay una última opción- dijo la adivina acercándose al oído de Resha.

Tras ello, el siguiente en turno fue de nuevo Gurnik, a quien por un momento pareció que la adivina iba a acariciar como si se tratase de un bebito, por algún motivo el fiero enano le causaba ternura. -La “Coraza de Oso” es algo que tampoco tendría un precio que pudiese fijar fácilmente, sé que fue fabricado por los enanos y que es algo único. Pero te lo puedo dar gratis si me das tu barba y tu melena ahora mismo- dijo la mujer sonriendo y aparentando que sabía lo que eso implicaba. -Aunque te lo puedo dar también a cambio de un par oseznos obviamente vivos mas alguna otra cosa-.

-Y si tienen algún otro interés, solo tienen que decirlo y buscaré entre mis antigüedades y baratijas. Así con seguridad podremos hacer buenos negocios- exclamó interrumpiéndose al mirar de nuevo al bretoniano- ahh, díganle al apuesto caballero bretoniano, que con él, puedo llegar a hacer tratos muy fácilmente casi por cualquier cosa-.

- No pretendo ofenderla señorita, pero me gusta saber lo que compro, al igual que mis compañeros. ¿Habría algo mas asequible para este enano artesano de runas? ¿Un arma de fina calidad? ¿Una armadura de buena manufactura o la mejor? Estaría deseando adquirir algo de su carromato, señorita.

Tiraría los objetos tal y como la mujer le había pedido, y esperó su respuesta. No tenía dinero para pagar nada, pero igual y si juntaban entre todos conseguirían algo.

-No soy un herrero ni armero señor de las runas, acaso ve mis curvas tan toscas como para confundirme con otra persona. Soy una simple comerciante que le gusta leer los huesos y hacer con extraños objetos. Solo eso- exclamó la adivina aparentemente molesta.

-No obstante- le dijo sonriendo mientras le invitaba a acercarse con cierto gesto coqueto, -siempre tengo algo especial para todos…, si saben pagar de la forma apropiada- sus curvas se contoneaban con intensidad cuando la mujer dio la vuelta para mirar entre sus cosas.

-Armaduras, veamos. Tengo está fina coraza- le respondio apartando unas viejas telas para dejar en descubierto una coraza con un sol plasmada al centro, -le llaman la coraza de Sir Jorah Sanfell, se dice que quien la porta nunca enfermara ni envejecerá, tal como si fuese un elfo. Tengo también estás grebas de las que se dice permiten a su portador poder moverse con mayor facilidad. Y finalmente tengo este yelmo que ayuda a su portador a siempre estar atento a las amenazas que le asechan.

En cuanto a runas, solo tengo un par de objetos mas a parte del brazalete, pues los enanos no suelen soltar sus preciadas posesiones por poco oro. Pero usted ya ha de saber bien eso señor enano de las runas- exclamo la mujer ahora sonriendo. -Con runas solo cuento con un viejo y pesado escudo, así como con una fina daga. Si nada de eso le interesa, no tendría nada mas que ofrecerle al respecto-

-Ahh, lo olvidaba, dudo que las runas estuvieran certeras en su caso. Quizá su destino es aun muy turbio y difícil de descifrar. En cualquier caso, las runas afirman que llegado el umbral de su muerte, su cuerpo se pudrirá, pero su alma vagará por siempre en este mundo-.

El Alto Elfo escuchó las palabras de la mujer mientras asentía, y cuando le ofreció el grimorio azul a cambio de su pelo y su sangre, no pudo evitar sonreír abiertamente, la primera vez que sonreía de esa forma desde que estaba con ese grupo.

-Lamento decir que no puedo acceder a eso -dijo con un tono de voz amable- simplemente no puedo darte eso, así que creo que me quedaré simplemente con los ingredientes -comenzó a enumerar la lista de productos que iba a llevarse para sus conjuros mientras pensaba en las palabras de la mujer. 

El agua sería su muerte, en grandes cantidades, pero él ya había atravesado el mar desde Ulthuan hasta el Viejo Mundo. Al menos sería lejano en el tiempo, pero el problema era, ¿según la medida de quien? La medida del tiempo de los humanos era muy poco para los Altos Elfos.

Para poder hacer negocios con la Adivina habíamos permitido que leyera nuestro futuro, podíamos creer en ello o no, en mi caso pensaba que el destino lo elegía yo. Aunque si que era cierto que los huesos que nuestra nueva amiga había usado para descifrar nuestro futuro tenían algún tipo de conexión mágica. Sonrío ante las tormentosas imágenes que recrea sobre mi futuro. 

-  Вы будете проходить, что должно произойти _{(Pasará lo que tenga que pasar)}. Me encojo de hombros y sigo mirando con ansía los objetos que nos enseña.

Ya nos había comentado los precios de los objetos que vendía y era cierto ninguno de nosotros tenía esa cantidad de dinero, luego estaban los intercambios y estos para nada eran baladíes. Me sujeto el puente de la nariz con el pulgar y el índice pensando en si merecía la pena, cuando la Adivina aproxima sus labios a mi oído para proponerme un trueque mas….La proposición en sí, no deja de sorprenderme y abro los ojos como platos ante esto.