Partida Rol por web

Tienes vagos conocimientos sobre este tipo de criaturas, pero crees acertar al decir que se trata de un león Shisa.
Los leones Shisa son bestias del inframundo que han sido vinculadas mágicamente para proteger un determinado lugar o persona. No son criaturas inteligentes (aproximadamente como un perro) aunque si “entienden” las intenciones de las personas. Engañar a un Shisa es muy difícil pero se han dado casos. Si un Shisa falla en su tarea, será implacable con aquellos que burlaron su protección y nada excepto la muerte podrá detenerlo de su venganza.

-¡Que horror!- dije más para mí que para el resto. Pensé en retroceder a coger mi poni y así seguir más rápido a la bestia, pero estaba lejos y el tiempo apremiaba, además, podía haberse escapado...

Ver al unicornio salir corriendo detrás de la bestia me acabó de convencer. Empecé a seguirla lo más rápido que pude. Por suerte el rastro era claro y no me iba a costar seguirlo, el problema iba a ser la velocidad (y más con la armadura).

Yûki avanzó con su arco en ristre pisando bajo sus sandalias piedras grandes que ofuscasen su presencia, avanzó contra la leve brisa del bosque para evitar que su olor pudiera alertas al ciervo. Su mente estaba en calma y de sus labios una leve cantinela acompañaba sus pasos. Apenas unas sílabas agradeciendo a sus Deidades la ofrenda que le habían brindado y pidiendo el reposo para el alma de lo que sería su presa en unso instantes. Pero nunca llegaron...

Una bestia de enorme se presentó entre el ciervo y la cacería, persiguiendo a éste primero. Sus patas tenían garras poderosas, su piel era azul y gruesa y alrededor de su cabeza se arremolinaba una mata de pelo entre lo humano y lo animal, pero lo peor era su cara, una mezcla de ser y bestia que rugía como un león.

La mirada del Dragón oteo las inmediaciones en busca de sus aliados. Sus sentidos le avisaron de que corrían hacia la bestia, pero no perdió tiempo con sus pensamientos. Afianzó con firmeza la flecha y el arco encordado y corrió en diagonal hacia la estela que dejaba la bestia.

Los primeros pasos que dio disiparon toda duda que albergó en su seno, estaba contento de no haberse quedado atrás. El olor del pino fresco así como de la nieve recién caída en la mañana era lo que inundaba sus fosas nasales haciéndole olvidar el juego político que suponía su día a día en la corte, aquello aunque diferente era también gratificante.

No duró mucho aquel sentimiento cuando una bestia que nunca había visto apareció de ninguna parte y se dirigió a toda prisa hacia su propia presa. No esperaba aquel tipo de competición lo que hicieron que blasfemase sin poderse controlar como un vulgar heimin.

-Mierda-. Y sin tener tiempo de reprenderse a sí mismo por aquella falta empezó a correr sin albergar muchas esperanzas por alcanzar a la bestia, era un comportamiento primitivo que salía de alguna parte profunda de su ser y le impelía a correr una y otra vez mientras sujetaba con una mano su wakizashi al tiempo que con la otra mantenía asido el arco.

-¿Debería intentar disparar? –Se preguntó al tiempo que esquivaba una rama rápidamente.

Cuando salió la bestia rugiendo, Zhuo supo que al ciervo albino no le quedaba mucho futuro. Si el bicho cornudo tenia una oportunidad, sería si los hombres intervenían. Espoleó a su yegua, con la esperanza de dejar un rastro claro para aquellos que la siguieran a pie o a caballo. No sabía de donde había surgido aquel ser, pero desde tenia claro no era un ser que cazase sólo para alimentarse.

La rápida reacción de todos al ver a la bestia atacando criatura tan hermosa fue la esperada para hombres y mujeres tan honorables.
Aquella criatura parecía tener rostro entre humano y perro pero su comportamiento era mas parecido al de una bestia del jigoku.

Pronto Zhuo espoleó a su montura en pos de ella pero la cantidad de ramas bajas y terreno irregular hicieron que desistiese a los pocos metros uniéndose al resto a la carrera. 

El monje dragón, sin armadura, y el grulla Kakita parecían tomar la delantera al resto del grupo saltando, esquivando e incluso partiendo ramas frágiles y marcando un camino a seguir. Pronto aquél que no tenía armadura iba el primero y la Yasuki, que había permanecido en un silencio constante desde que viera al ciervo en el arroyo, era la última.

Seguisteis a la bestia hasta que el sudor perlara vuestra frente y la falta de aliento os hiciera parar a respirar. Durante un momento los sonidos se oyen por todo el bosque, en todas direcciones confundiendo vuestros sentidos.

Estáis perdidos, en medio de lo más profundo del bosque intentando realizar una tarea de la que no sois parejos. Extraños y dispares en ideas.

Los ruidos de la persecución giran en torno vuestro hasta que toman un cariz distinto. Se acercan. La bestia se acerca partiendo ramas como si fueran huesos. Una leve vibración llega a través del suelo cuando sus patas chocan contra esta. Aunque no podéis ver a la bestia debido al denso follaje, se acerca por vuestra izquierda.

Preparáis las armas dispuestos a plantar batalla. La mayoría sois hombres de paz y batallas entre sedas e ingenio, no hombres de armas, no estáis entrenados para esto y los dos bushi que hay tampoco tienen experiencia. Sin embargo haréis vuestra tarea con honor hasta la muerte.  

Conocimiento leyenda:

Tienes vagos conocimientos sobre este tipo de criaturas respecto a las leyendas y cuentos que te contaban los maestros y tus padres. Incluso crees haber oído algo acerca de una bestia similar pero no sabrías decir cual era su nombre. 
Sin embargo si que sabes que es una bestia con poderes del inframundo que ha sido vinculada mágicamente para proteger un determinado lugar o persona y aunque no son criaturas inteligentes (aproximadamente como un perro) si que “entienden” las intenciones de las personas.

Engañar a una de estas criaturas es muy difícil pero se han dado casos. Intentas recordar la fabula o el cuento para conocer algo más de esta bestia pero se escapa a tu mente.....hasta que el sonido de la muerte hace que tu concentración sea únicamente para empuñar tu sable y presentar batalla.

El bosque se volvió más denso, más frondoso, lleno de ramas, lleno de arbustos. A cada paso que daba, cada zancada, cada salto tratando de llegar cuanto antes a ese lugar fatídico, de muerte y olor a sangre, apresuraba mi avance.
Esa bestia había escogido un mal día para cazar. Un día en el que un grupo dispar de jóvenes samurais se unieron para cazar. Ahora ya no había duda sobre qué pieza o rastro a seguir. El destino nos había unido  para acabar con ella. 
En la profundidad del bosque, durante unos instantes se hizo el silencio. La distancia que nos llevaba la bestia fue suficiente para perderla de vista y perder su rastro. Ese silencio nos indicaba que estaba cerca.
Un pensamiento fugaz y aterrador se instauró en mi mente.
-"La bestia ha cambiado de objetivo. Ahora su presa somos nosotros."
De repente; a nuestra izquierda, el fuerte sonido del follaje al quebrarse, moverse y caer al  suelo; así como ese ruido tan característico que se acerca y  que se siente bajo mis pies. Como si de una manda de caballos salvajes cabalgando como alma que lleva el demonio por las praderas, me hace pensar que tenía razón.
-"Por nuestra izquierda, formar un semicírculo para tratar de rodearla." les grité soltando mi arco y desenvainado mi arma para el eminente combate.

La emoción de la caza pronto fue sustituida por la más terrorífica sensación de habernos convertido en la presa, pero a diferencia de los heimin profanados por el antiguo jefe de caravana, ésta criatura se movía demasiado rápido como para seguirla con algo que no fuera la mirada. Debíamos agruparnos como había dicho el Ide, pero no para rodearla, sino para defendernos cuando se lanzara contra nosotros. Y lo haría, por lo que no dudé en acudir rauda junto al grupo con el yari preparado para ponerla entre la criatura y yo misma.

-¡¿Qué...?! -Exclamó una pregunta que quedo suspendida en el aire al ver el rostro semi-humano de aquella bestina, aquello no era cosa normal ni mucho menos, y menos aún para aquel cortesano en el que lo más extraño que veía en su día a día era un error de etiqueta.

Instintivamente tomó el arco, sus manos temblaban su aliento seguía tan cálido como atestiguaba el vaho que salía cada vez que resoplaba. El peligro se aproximaba.

La carrera dejó a Mausuko casi sin aliento, más todo lo que podía pensar en el camino era la cara de aquel ser, le sonaba. Jadeante ve cómo sus compañeros se detienen y escucha la voz del Doji, delatando la dirección desde la cual la criatura parece que les va a emboscar. En ese momento se acuerda, aquel dibujo en aquel pergamino y no puede hacer otra cosa que gritar el nombre que recuerda. - ¡Un león Shisa! - Por desgracia poco más puede recordar de lo que estaba inscrito en ese pergamino. Su entrenamiento para sobrevivir en las tierras sombrías no le deja mucho más tiempo para conversar y se dispone en posición de combate, lanzando la mano hacia su porta pergaminos para empezar a preparar algún conjuro.

Recuerdas el nombre con claridad cuando Hiruma Mausuko lo pronuncia en voz alta. Eso era lo que no conseguías recordar.

Aseguráis una zona más despejada formando un semicírculo defensivo con vuestras armas prestas al combate. Miráis alrededor por si hubiera más criaturas escondidas dispuestas a emboscaros, pero si están ahí, no las veis.
Encomendáis vuestras almas en una plegaria silenciosa cuando una criatura azul aparece entre los árboles persiguiendo un pájaro que alza el vuelo entre dos fresnos cuyo tronco está cubierto de musgo.

La criatura se detiene en seco, os mira inquisitiva y lentamente echa las orejas hacia atrás mientras flexiona las patas dispuesta al combate.