Partida Rol por web

Y ya salió el veredicto. Tuvo la sensación de que el maldito sombrero había tardado una auténtica eternidad, pero sin duda por fin había terminado aquella breve e intensa pesadilla. Cuando se levantó del asiento y siguió con la mirada la dirección que la directora le había marcado, no pudo evitar que su mirada se desviara irremediablemente en dirección a... ¿una mujer? ¿un hombre? le resultó imposible de discernir de que se trataba, las facciones eran algo masculinas pero el cabello y el maquillaje daba la impresión de que era una mujer. 

Enzo empezó a andar mirando durante unos segundos más a Cassandra antes de darse cuenta de que estaba apunto de chocarse contra la mesa de Slytherin. Miró a sus nuevos compañeros con una avergonzada sonrisa y se rascó la nuca. Ambrose lo invitó a sentarse cerca de él, y una chica había dejado un hueco, presumiblemente para él; sin embargo, se encontró en una encrucijada y tenía que distraer la atención del resto de que se había quedado mirando a una o uno. Los miró a ambos sin saber que hacer y finalmente decidió sentarse con las chicas - ciao - dijo en su lengua natal, avergonzado, nervioso y abrumado; le iba a costar ser capaz de arrancar de cero con tanta gente nueva ¿tanta? un colegio entero. 

El chico nuevo iba a Slytherin. Realmente tanto le daba, de momento el italiano no es que le generara mucho interés. Lo que sí le generaba interés era la silla vacía entre los profesores. ¿Profesor nuevo? ¿Quién sería? Otro cambio más en su rutina. La conversación de Casandra y Lilika le interesaba, pero vio algo por el rabillo del ojo que distrajo su atención. Nil estaba pálido y parecía ahogarse. Había dicho algo de unas pastillas y Cass. Alondra se levantó y se dirigió a la mesa de Gryffindor. Se acercó a Cass y le tocó suavemente la espalda. No quería sobresaltarlo, no eran grandes amigos, pero no se llevaban mal y pasaban buenos ratos en cuidados de criaturas mágicas. Sabía que el día de inicio de curso era también muy duro para él y que quizá estaría distraido; también sabía lo mucho que le importaba Nil.

-Oye, Cass... Hola... Creo que Nil se ahoga... Pide unas pastillas, dice que las tienes tú.

Toqué la mano de Nil en un gesto para que se tranquilizara. Dahlia nunca había hecho buenas migas conmigo y realmente podía entender que al ser Nil un chico bastante guapo, lo tratara mejor que a otras personas. Mientras tanto, no quité la mirada de Isabella, con una pequeña sonrisa- Era simple curiosidad, siempre parece un nundu al que han dejado sin comer durante un mes... Pero la notaba algo más distante y cortante de lo habitual.

No pude evitar preguntarme porqué todo el mundo creía que mi verano había sido magnífico. ¿Porque era sangre limpia? Yo suponía que si, pero los Ollivander tenían una ética de trabajo de la que ningún miembro se había librado. Si no estabas limpiando el polvo en la tienda, estabas asesorando a algún cliente bajo las indicaciones de quién estuviera al mando y si no, yendo a marcar árboles aptos para la fabricación de varitas. Después de la apertura de dos nuevas tiendas Ollivander's en España y en Francia, el negocio había subido su volumen hasta el punto de que muchos familiares que se encontraban sencillamente reparando varitas en pequeños talleres, habían sido contratados por la empresa.

Pronto me di cuenta de que no le había respondido a Isabella- Bueno... Yo me he pasado el verano trabajando en Ollivander's y acudiendo a reuniones sociales en las que poco o nada había que hacer aparte de hablar de las últimas túnicas de moda o de quidditch-dije encogiéndome de hombros. Para mi, viajar con mis padres y mis hermanos sería un sueño. Cuando nombró a su hermano me giré hacia Peter, que estaba engullendo un plato de sopa en la mesa de Hufflepuff. A mi no me parecía un pringado, pero tampoco le iba a llevar la contraria. 

Me vi salvada de lo que iba a ser probablemente una conversación algo incómoda cuando se anunció que el nuevo alumno era seleccionado para la casa Slytherin. Aplaudí y sonreí abiertamente a Nil y Hugo- ¡Habéis tenido suerte chicos!

Comencé a servirme un par de trozos de rosbif y budin de Yorkshire, cuando Nil comenzó a toser y a ponerse blanco. Gritó a Cass pero con el griterío que había no le pudo escuchar. Creía que las tenía él. Peor un creo no me bastaba, no parecía encontrarse muy bien. Sin pensar mucho más, saqué la varita y pronuncié- Accio pastillas de Nil.

Lo dejo así de momento hasta saber cuál es exactamente el efecto del hechizo.

Tras varios segundos de absoluto silencio y expectación, el chico nuevo fue colocado en Slytherin. Cass seguía sin entender porqué lo habían seleccionado más tarde si iba a primer curso, así qu elo siguió con la mirada mientras el chico se acercaba a la mesa que le daba la bienvenida con vítores. Se le hizo muy extraño que los chicos de sexto le hiciesen hueco, así que tal vez no era estudiante de primero. Cass estaba tan absorto en el chico nuevo, de hecho a punto de levantarse a preguntarle para despejar sus dudas, cuando alguien en la mesa llamó su atención. 

Era una niña con facciones curiosas que no reconocía, y normalmente las cosas curiosas le llamaban la atención. Seguramente la acababa de seleccionar el sombrero para Gryffindor mientras él estaba intentando deshacerse del ruido. Sin embargo que le pidiese pollo hizo que Cass pusiese cara de disgusto. 

- Antes de ser pollo era una gallina. - las gallinas no eran las aves más glamurosas, pero eso no las hacía menos interesantes para Cass. El chico abrió la boca de nuevo para empezar a explicarles las cosas asombrosas que podían hacer las gallinas cuándo alguien gritó su nombre. Del sobresalto, Cass dio un brinco e hizo que su copa se volcase sobre la mesa, salpicando a todos. Cass empezó a empapar la bebida con servilletas cuándo de repente una su cerebro reconoció que era la voz de Nil, y sonaba en pánico, con lo que podía estar en apuros. Fue a levantar la mirada en busca de su amigo cuando algo le tocó la espalda. A Cass no le gustaba el contacto físico, y menos de sorpresa, con lo que dio un respingo y esta vez fue su plato el que volcó su contenido, saltando por los aires. Sobresaltado y confuso, con puré de patata y otros restos de comida hasta en el pelo, Cass se dió la vuelta para ver a Alondra, que tímidamente le informaba de que Nil se estaba ahogando.

Nil se estaba ahogando.

¿¡NIL SE ESTABA AHOGANDO?!

Por si no había suficiente desastre a su alrededor en la mesa, se levantó de un salto mientras y con la rodilla golpeó la dura mesa de roble, que a pesar de ser robusta hizo temblar las copas de todos, que las agarraron como pudieron. 

- OH DIOSES, ¿NIL SE ESTÁ AHOGANDO? ¿PASTILLAS? ¿YO? - Cass no entendía que pasaba, y no recordaba tener las pastillas de Nil encima. Empezó a rebuscar sus bolsillos mientras tropezaba intentando llegar hasta Nil. No tenía las pastillas encima, pero tampoco recordaba que se las hubiese dado. ¿Se las había dado en un momento que Cass estaba metido en su mundo y por eso no lo recordaba? ¿Las habría metido en el bolsillo de su chaqueta y por eso no estaban en el uniforme? Si estaban en su chaqueta estarían en su habitación ahora, dónde los elfos habrían llevado ya su equipaje. O las había perdido. Por las barbas de Merlin, ¡NIL IBA A MORIRSE E IBA A SER SU CULPA!. ¿QUE CLASE DE AMIGO ERA CASS? ¡IBA A MATAR A SU MEJOR AMIGO PORQUE HABIA PERDIDO SUS PASTILLAS!

Cass se abalanzó sobre Nil mientras el pánico se hacía visible. 

- ¡NO TE MUERAS NIL! ¡AHORA MISMO TE TRAIGO TUS PASTILLAS! ¡AGUANTA POR FAVOR! - le gritó a su amigo antes de dirigirse como un rayo hacia la puerta.*

Cass no había reaccionado como Alondra esperaba. Definitivamente no entendía a las personas, ni siquiera a las personas que eran raras como ella. Otro fracaso más en sus intentos por relacionarse. Seguro que ahora Cass la  odiaba y ya no querría trabajar con ella en Cuidados de criaturas mágicas. Solo quería ayudar. Se quedó mirando la escena y al final decidió volver a sentarse con Lilika y Casandra.

De repente había mucho revuelo en el Gran Comedor, concretamente en la mesa de Ravenclaw, donde varios alumnos se levantaban y corrían alrededor de un alumno cuya cara empezaba a teñirse de un preocupante color violeta. Casandra se levantó un poco del banco para ver mejor y pudo apreciar que se trataba de Nil. Oh no, Nil no, que me cae simpático. 

A pesar de que ya había gente intentando ayudar, Casandra se levantó de golpe, cosa que hizo que Moloso saltase de su cabellera y empezase a engullir todo el plato de atún de encima de la mesa, haciendo que varios Hufflepuffs aplaudieran divertidos (todos conocían a Moloso y lo simpático que era, así que siempre era bienvenido). También, como no medía bien su altura, al levantarse Casandra movió su banco haciendo que Lilika pegase un culazo.

Casandra avanzó a grandes zancadas hacia la mesa de Ravenclaw. No sabía qué le pasaba a Nil, pero si se había engollipado, allí iba Casandra con sus conocimientos muggle de maniobra de Heimlich. Si es que a veces no hace falta tanta magia ni hostias, pensó Casandra, recordando lo que siempre le repetía su padre a su madre.

Yyyy el nuevo no se sentó con Ambrose... Victoria para Rachel. No le sorprendió. Cuando iba a iniciar una conversación con ese chico nuevo para averiguar cosas sobre él, un estruendo sonó en la mesa de Ravenclaw, y seguidamente en la de Gryffindor. Nil se ahogaba y... Pastillas? Hacían falta pastillas si se te iba la comida por otro lado? Eso era raro.

Ambrose se levantó rápidamente y fue corriendo hasta Cass, que se estaba dirigiendo a la puerta chillando e intentó hablar con él sin pararle, yendo a su lado e intentó tranquilizarle:

-Vale Cass, calmate. Vamos los dos a por esas pastillas, no te preocupes. Nil está bien, solo se le ve un poco ahogado, vale? Estás seguro que no las tienes encima?

La selección del nuevo terminó, uniéndose a las serpientes. Otro más para el rebaño... en fin. Vamos a empezar con bien pie el año. Ya habrá momento para las rivalidades. -Parece que vamos a tener nuevo profesor de Encantamientos... . -Dije para mis amigos. Bebí un trago de zumo de calabaza y volví a mirar a Dahlia. -Puedo esperar, la verdad es que tampoco quiero molestarte. -le sonreí abiertamente. Puede que me hubiera calado pero no iba a rendirme. -Si prefieres mañana comemos juntos y hablamos. ¿Qué te parece?

El revuelo que se montó al rededor de Nil me puso en alerta, haciendo que me levantara de mi asiento. La actitud de Cass no ayudaba para nada, sobre todo no ayudaba a que Nil se calmara. Iba a levantarme para ir a junto de él pero al ver al tonto de Ambrose desistí. Miré hacia donde estaba Nil y alcé la voz para hacerme escuchar. -¡Dejadlo respirar! ¡Que sino se agobia más! -parecían tontos, así hacían que se pusiera peor. 

Madre mía. ¡MENUDO CAOS!

Desde el momento en que Nil comenzó a toser se formó tal revuelo en el Gran Comedor que ni siquiera los profesores acertaban a saber qué hacer desde aquella distancia. Cass gritó tan fuerte que alertó por completo al jefe de la casa Ravenclaw que, sin dudarlo, varita en ristre, comenzó a correr para socorrer a su pupilo.

Pero no era el único que quería ayudar al pobre atragantado. Mientras Moloso comía atún, Casandra estaba alcanzando la zona de Ravenclaw. Jennifer se había levantado del asiento también, preocupada por la reacción de Cass que, acompañado por Ambrose, corría hacia fuera del Gran Comedor. ¡¿DÓNDE ESTABAN LAS TAN NECESITADAS PASTILLAS?!

Liv tuvo una de la mejores ideas. Además ella confiaba plenamente en sus habilidades con encantamientos. Realizó el accio, con todo el colegio expectante por ver cuándo aparecería volando el bote de pastillas de Nil.

¿Lo tendría Cass como se esperaba todo el mundo aunque el chico ante tanto nerviosismo no se acordase? ¿Se lo habría dejado en el tren? ¿En el equipaje? ¿Lo habría perdido de camino al castillo? Muchos ya estaban criticando a Peter Cass por ser tan sumamente desastre. Y esta vez le iba a costar muy caro tal despiste.

Hasta que...

¡FLIP!

El bote de pastillas salió del interior del bolsillo de la túnica de Nil y llegó hasta las manos de Liv de forma totalmente imprevista y que la chica atajó por acto reflejo. 

No había hecho más que pronunciar el hechizo cuando me di cuenta del alboroto que se había formado en el Gran Comedor en cuestión de segundos. Al mirar a mi alrededor, vi como Ambrose y Cass se encontraban gritando buscando las dichosas pastillas, Alondra parada al lado de la mesa de ¿Gryffindor? ¿Qué diablos hacía ahí? Casandra se acercaba como una acromántula dando pasos de gigante hasta nuestra posición y Samael gritaba algo que no se terminaba de entender con el griterío que había.

Al girarme podía ver cómo los profesores se encontraban con la misma cara de sorpresa de la mayoría de los alumnos, incluído el profesor Shephard que venía directo hacia Nil. Tan distraída estaba, que apenas me di cuenta de que la cajita de pastillas de mi compañero salía disparada hacia mis manos, agarrándola más de manera refleja que consciente.

Miré a Nil con preocupación, tendiéndole la caja de pastillas- Aquí están ¿Cuántas necesitas? ¿Te sirvo un poco de agua o zumo de calabaza?

Nil no entendía el porqué de tanto revuelo ¿la gente no interactuaba con los demás que sólo le habían prestado atención a él? Él para nada quería esto. Lo que menos le gustaba del mundo era llamar la atención, al menos para mal. 

Estaba rojo de la vergüenza a la vez que super alterado. Él sólo quería a Cass, nada más. Pero quizás fuera su culpa que todo el mundo se hubiera enterado. Tragó saliva fuertemente y dejó de toser. Su rostro rojo se tornó todavía más intenso al ver que estaban todos cerca y pendientes de él. De pronto, empezó a carraspear fuerte, parecía que quería sacar algo de la boca. Algo que no salió. Cass estaba demasiado super mega preocupado y la cosa se estaba yendo de madre, Nil no quería para nada que esto fuera así. 

- Cass, no te preocupes...- Intentó calmarle sin éxito, pues Cass ya estaba corriendo junto Ambrose hacia fuera. No entendía nada. 

¿Por qué todos los alumnos venían a atosigarle si él lo que necesitaba era aire? Vio como Casandra se acercaba con alguna intención extraña pero Nil le negó con la cabeza por si acaso. 

Entonces Liv hizo el accio a las pastillas y salieron de su bolsillo hacia las manos de su compañera. Su rostro pasó del rojo bermellón al pálido. ¿Había sido tan tonto de no encontrar sus pastillas en los bolsillos? Los nervios le habían jugado una mala pasada. 

- Joder, lo siento mucho por este espectáculo.- Se disculpó otra vez colorado y de mal humor consigo mismo. - No encontraba las pastillas y las tenía yo mismo, soy idiota.

Miró al profesor Shephard avergonzado. No sabía dónde meterse. 

- Las pastillas son por la ansiedad, no por nada de ahogamientos...- Le explica a Liv mientras se levantaba de la mesa y cogía las pastillas.  Estaba completamente nervioso. - Muchas gracias a todos por preocuparos, de verdad. Tan solo había tragado mal y se me había ido la empanada por donde no tocaba... Pero ya estoy bien. - Pero no lo estaba, estaba súper nervioso aunque ya no se ahogaba, y tenía muy mala cara.

- Voy en busca de Cass. 

Y salió precipitadamente detrás de Cass, avergonzado.  

Enzo no se había movido de su sitio, sencillamente observó la situación con sorpresa. No comprendía a que venía todo ese revuelo hasta que vio en quien se centraba lo ocurrido. Girando la cabeza hacía las dos chicas que flanqueaban a Enzo, primero a una y luego a otra, preguntó algo sorprendido - ¿esto es habitual? - parecía todo un drama con mayúsculas y las carreras de unos y otros por lo que pareció ser un ataque de ansiedad y no el de un hombre lobo, le resultaron exageradas - creía que los ingleses eráis más tranquilos - y sonrió nervioso por si acababa de ser demasiado ofensivo. Sus ojos se clavaron en Rachel, temiendo la reacción de esta, puesto que parecía una chica fuerte y dura. 

Después de una noche de bienvenida algo inusual, llegó el primer día de clases. La primera clase del curso siempre resultaba importante para la mayoría de los alumnos y alumnas, puesto que de ahí podían dilucidar en cierto modo qué tal les iría el año académico. Un buen comienzo siempre resultaba motivador. Más aún en sexto curso donde la gran mayoría de los estudiantes querían demostrar su valía y demostrar que eran los mejores.

Y la primera clase para los alumnos de sexto curso era Transformaciones. ¿Qué reto les tendría preparado el profesor Plank?

El profesor Plank esperó a que todos sus alumnos tomaran asiento para hacer su espectacular aparición. Conocido animago, se transformó en un hurón blanco que no dudó en entrar correteando en el aula pasando por debajo de mesas y pies, llamando la atención de todos sus estudiantes.

Una vez llegó a la zona del profesor, pegó un salto desde la mesa y en pleno vuelo se transformó en humano.

- ¡Muy buenos días a todos y bienvenidos un año más a clase de Transformaciones!- saludó con su habitual simpatía. Muchos aplaudieron. El jefe de la casa Hufflepuff era bastante popular.- Como veis, he decidido no hacer una criba por los resultados de los TIMO.- hizo un gran esfuerzo por no mirar a nadie en particular- y os voy a dar una nueva oportunidad. Porque, como ya sabéis, la magia es perfecta, pero los magos y brujas, por suerte o por desgracia, fallamos en ciertas ocasiones.- hizo una pequeña pausa mientras comenzaba su lento paseo por el pequeño pasillo entre mesas.- A final de curso realizaré una recuperación para todos aquellos que no hayan sacado lo que se esperaban en los TIMO. Así que quiero esfuerzo y voluntad de trabajo desde el minuto uno. ¡Y ya han pasado cinco desde que empezó la clase así que movámonos!

Pidió que todos se levantaran y apartó todas la mesas a una pared, apiladas, para tener toda la clase libre de objetos.

- ¡Clase práctica! Y no una cualquiera. Necesita mucha concentración puesto que no vais a transformar objetos, si no a vuestros propios compañeros. Os colocaré por parejas y tendréis que transformar a vuestro compañero en un total de dos ocasiones. Primero le transformaréis en un animal pequeño, podéis hacer uso de imaginación, pero siempre pequeño. Ya que una transformación resulta más sencilla cuanto más pequeño sea el animal y más se parezca a un ser humano.- nueva pausa para que fueran memorizando el ejercicio- Una vez hayáis transformado al compañero, tendréis que devolverle a su forma original. Y después realizaréis la otra transformación. Esta vez en un animal más grande. Pero cuidado, que no exceda el tamaño de un oso pardo. Después, finalmente, le devolveréis a su forma original. ¡Pero cuidado! Porque solo podrá hechizarle su compañero de clase. Si el compañero no fuera capaz, ninguno podéis intervenir y yo tampoco lo haré. Si os quedáis todo el día como cucharachas, por ejemplo, así será. Por eso os pido la máxima concentración, chicos. Premiaré con 10 puntos por hechizo bien realizado de los cuatro. ¡Aprovechad!

<< Las parejas serán las siguientes:

Casandra con Cass.

Enzo Moretti con Irene Clarke.

Liv con Ambrose.

Sam con Laira*

Nil con Mathias.

Alondra con Kevin.>>

Después de una noche ajetreada, a Cass le había costado dormirse. Su cabeza había estado dándole vueltas a todo para colocarlo en el lugar que tocaba, pero había tantas cosas a las que no podía encontrar la lógica que había estado despierto más de lo que debería. Aún así, Cass llegó puntual a clase, saludando a todos los presentes de esa manera tan...Cass que tenía.

A Cass le gustaba el profesor Plank. Era agradable y nunca se había reído de él ni le había echado bronca por cosas que no entendía. Se preguntaba qué harían hoy en clase. Con un poco de suerte, convertirían objetos animados en aves. Tucanes estaría bien, aunque no le importaba que fuese mientras tuviese plumas. 

Los deseos de Cass casi se hicieron realidad cuando el profesor les dio carta blanca para convertir a sus compañeros en lo que quisieran. Lo único en lo que no les dejó elegir fue en los compañeros. Por suerte para Cass, su compañera era Cassandra. Cassandra era interesante, eso le gustaba a Cass, no le hacía sentirse cohibido de ser el mismo.

- Hola Cassandra. - saludó con una sonrisa, aunque sin contacto visual. Cass solía evitar el contacto visual. 

El profesor les explicó que tenían que escoger primero un animal pequeño, y que se pareciese a su compañero. En ese momento, Cass si que levantó la mirada y se fijó en Casandra, mirando con detenimiento cada centímetro de su cara y su -enorme- cuerpo. Tenía que ser algo colorido, que llamase la atención, pero aùn no lo tenía claro. 

Casandra se había acostado un poco contrariada la noche anterior, no sólo Nil había desestimado su ayuda en el ahogamiento y Enzo la había mirado con cara de pazguato para acabar chocándose, sino que además Moloso se había pasado comiendo de todos los platos y había vomitado dos veces trozos de calabaza.

La magia es perfecta dijo el profesor Plank, lo que le recordó a la noche anterior, UNA BUENA HOSTIA SÍ QUE ES PERFECTA. 

Pero no iba a enfadarse, porque en realidad le molaba bastante transformaciones... Así que se juntó con Cass y comenzó a practicar, rezando a los dioses de la Siberia porque todo saliese bien.

-Dipodomys!-Gritó Casandra intentando convertir a Cass en un ratón canguro.

Unas chispas chuchurridas salieron de su varita y a su compañero apenas le salieron los bigotes y la nariz del canguro. Mierda, sólo atino con bigotes, concéntrate, chochona. Se ve que haber empezado la clase de mal humor le estaba afectando. Volvió a intentarlo y se le agrandaron las orejas, pero nada más. No había manera. A tomar por culo, intento el grande, venga que los ciervos no me fallen. Casandra apretó el bigote hecho con pelo de ciervo siberiano que había estado recogiendo el verano en el bolsillo de su túnica.

-Cervus elaphus!-Esta vez sí, su compañero se convirtió en un majestuoso ciervo de cornamenta dorada y porte altanero.

Dejó que se pasease por la clase para que todos vieran su majestuosa obra cérvida. Y después volvió a agitar la varita para devolverle la aburridísima forma humana a Cass.

Casandra no le dio mucho al palique, y mientras Cass se concentrabapara encontrar en que ave debía convertir a Casandra, la chica ya había lanzado su primer conjuro.

Cass dio un respingo y agitó la nariz, haciendo que sus nuevos bigotes temblasen. Sonrió divertido, con lo imberbe que era él hasta ahora tener esos bgotes tan curiosos le entretenían. De hecho tanto que dejó de prestar atención a Casandra, fascinado con sus nuevos bigotes mientras intentaba moverlos a voluntad. Ni se dio cuenta de las orejas que la chica le puso. 

- Oye esto no esta mal, pero creo que seguramente Zuva y Nova me los arrancarán. Espero que no duela. - Tan fascinado estaba Cass con su nueva adquisición que no se daba cuenta que Casandra estaba frustrada y casi enfadada. Aunque a decir verdad, tal vez ni sin bigote se habría dado cuenta. Leer emociones era más complicado que aguantar despierto en la clase del profesor Bins. 

- Ha sido divertido - le comentó a su compañera. Se quedó unos segundos en silencio, sin moverse, hasta recordar que esa transformación no era un juego, si no que estaban en clase. - Ah claro, ahora me toca a mí.

Cass volvió a concentrarse en Casandra. Era difícil imaginarla como un animal pequeño, pero las instrucciones eran claras. Empezó a pasar las páginas imaginarias de su enciclopedia de aves en su cabeza. Podía convertirla en un loro, eran coloridos y ruidosos. O una cacatúa, las crestas se parecía mas a su pelo. Pero no sabía si eso lo consideraría pequeño. EL tamaño era algo relativo, y para un ave, eso se consideraba mediano. Tenía que encontrar algo mejor. Algo del tamaño de un petirrojo. O incluso más pequeño. Un colibrí... 

- Oh, ya lo tengo! - exclamó finalmente. Cass se concentró , visualizando a la pequeña ave en su cabeza, antes de lanzar el hechizo.

Sin embargo, no funcionó. Tan sólo el pelo de Casandra cambió de color. Cass se rascó la sien pensando en qué era que había hecho mal. Tal vez no había pronunciado bien el conjuro. Lo intentó de nuevo, pero tan solo consiguió que el voluminoso pecho de Casandra de repente tuviese plumas negras.

 - Esto no funciona... - buscó al profesor Plank con la mirada solo para darse cuenta de que el resto estaba ya con su segundo animal. No podía ofuscarse en su primera opción por mucho que quisiese, debían ir a por el siguiente. Casandra no sería una coqueta crestirrufa hoy. - Se nos acaba el tiempo, ¿Y si lanzamos el segundo conjuro a la vez?  - obviamente la mejor idea que había tenido en toda la mañana - Pero dame unos segundos para que me decida.-  Volvió a mirar de nuevo a Cassandra con detenimiento hasta conseguir la inspiración que necesitaba, soltando un extraño y fuera de contexto - Pavo. Estoy listo.

Cass cerró de nuevo los ojos visualizando un pavo real. Algo tan llamativo le pegaba a Casandra, esta tenía que salirle mejor. Levantó la varita y pronunció el hechizo, y esta vez Casandra si que se convirtió al instante. Cas se rió satisfecho de su transformación, olvidándose por completo que tenía que volver a convertir a su compañera en humana. Lo que en lugar de una risa, salió una especie de relinche de sus labios. 

De repente notó como su cuerpo cambiaba, pero también su perspectiva y su campo de visión. Dio un pequeño traspiés al intentar mirarse las manos, para descubrir que tenía pezuñas. intentó mirarse a si mismo, pero era complicado. Trotó hasta una de las ventanas para poder ver su nuevo aspecto y dio un salto de aprobación. No era un ave, pero Casandra había hecho un gran trabajo. Transformaciones era sin duda una clase divertida. 

Fue tan solo en ese momento cuando se dio cuenta de que habían cometido un grave error. O tal vez no. Casandra estaba espectacular como pavo real. Y seguro que con sus nuevos cuernos a Cass un monton de pájaros vendrían a posarse.

Nil no había podido dormir nada la noche anterior. Intentó hablar con Hugo hasta tarde, pero no hubo manera... En cuanto vio a Nil entrar en la habitación y comprobó que estaba bien, se durmió rápido y él se quedó en vela toda la noche. Como no quiso volver al gran comedor después del incidente, tenía vergüenza de acudir a la primera clase del año. Encima era la de transformaciones que no se le daba especialmente bien. Pero dejó las inseguridades atrás y, como buen estudiante, estuvo de los primeros en clase para no llegar tarde y que todos se quedaran en silencio mirándole y susurrando cosas de la anterior noche. El profesor Craig le caía muy bien y sabía que estaba interesado en la animagia, por lo tanto tenían confianza y sabía que no permitiría silencios y miradas juzgadoras en su clase. 

Se sentía observado igualmente, pese a que al ir llegando los alumnos, Nil iba pidiendo disculpas y gracias por la preocupación e intentando explicar que las pastillas solo eran por la ansiedad. Que lo del ahogamiento se había ido de madre, que no se estaba muriendo ni nada así y que no sabía de dónde habías sacado eso. 

Cuando el profesor contó la clase práctica de hoy, pareció que todo el mundo olvidó la anterior noche y hubo una mejoría de humor general, incluso para Nil. Así que, animado, escuchó con atención cruzando los dedos bajo la mesa para que le tocara con Cass, Liv o Jennifer. Pero le tocó con una de las pocas personas de las que Nil quería estar lejos: Mathias. 

- Bueno, allá voy.- Le dice a Mathias con una sonrisa cordial, agitando la varita para cruzar solo unas pocas palabras con él antes de que empezara a piolar y se convirtiera en un Urutau, uno de los animales más ridículos que se le ocurrió. Casi le transformaba un tardígrada, pero pensó que sería muy peligroso hacer algo de tan diminuto tamaño. En verdad la clase era peligrosa, a cualquiera se le podría ir la pinza. 

Le dejó un rato así hasta asegurarse de que Cass lo había visto ¡había transformado a Mathias en un ave extraña! y mirando las demás transformaciones, era muy divertido. Ratones extraños, ciervos, pavos reales, leones...

Con otro movimiento de varita, Mathias volvió a su estado humanoide habitual: con su cara de gato oriental. Estuvo muy tentado de transformarle en eso, pero pensó que quizás sería excederse y todo el mundo se daría cuenta de que tiene cara de ése animal, y podría dar pie a burla. Y además, ¡tenía que ser un animal más grande! Así que pensó que transformarle en caballo sería más sutil, aunque también tuviera una cara de equino que no se la podía aguantar. Así que con un rápido y ágil movimiento de varita lo transformó en caballo. 

- Jajajaja- Se ríe Nil sin poder evitarlo, tapándose la sonrisa con las manos. - Te toca.- le dice al Mathias equino devolviéndolo a su estado original.

"Aunque tampoco es que haya cambiado mucho de cara..." Piensa Nil, divertido. 

Entonces vio que Cass seguía con un pavo real delante. 

- ¡Cass tienes que convertirla en humano de nuevo!- Le dice dándole en la espalda para que le prestara atención. 

Enzo atendió y asintió varias veces. Esa asignatura era la que peor se le daba o de las peores, pero ahí estaba para aprender y lograr mejorar. Sonrió a su pareja después de que el profesor los hubiera agrupado de dos en dos y cerró los ojos concentrándose. Agitó la varita pero en el ultimo gesto no fue preciso y no logró nada, por lo que sonrojado y con una mirada de disculpa a Irene, decidió volver a intentarlo. 

Esta vez si consiguió su objetivo y transformó a Irene en un pequeño y tierno animal - ¡Orso rosso! - y !pam! la bella chica se transformó de inmediato en un pequeño oso rojo que hizo las delicias de los amantes de los animales, incluido Enzo, que por pura costumbre solo lo observó de la distancia temiendo que le mordiera.

Tras ello, hizo un gesto muy sencillo y veloz, e Irene volvió a su forma humana - gracie - le dijo amable mentalizándose para la siguiente transformación, la más difícil. Visualizó al animal en su mente, trazó los gestos correctamente y gritó - ¡leonessa! - no estaba atento a los demás, estaba logrando lo imposible para él, ahora tenía ante el una leona, y no estaba del todo seguro de haber tomado la decisión acertada, ya que cuando intentó devolverla nuevamente a su forma humana, su varita soltó un eructo y no logró canalizar la magia para conseguir su objetivo.

Enzo se quedó mirando a la leona con un claro e inequívoco rictus de terror en el rostro - per favore... no me comas - dijo tragando saliva con visible dificultad y lanzó una mirada al profesor como implorándole ayuda.

La noche anterior Alondra se fue un poco alicaida a la cama, pero tras leer un poco y perderse en su mundo se relajó y no tardó en quedarse frita con la gafas puestas y el libro encima. Tuvó una extraña pesadilla donde Cass salía corriendo mientras gritaba "¡¡¡Se muere!!!" cada vez que la veía. En el desayuno en el gran comedor, en clase, en el lago negro, en las mazmorras... daba igual dónde Cass se encontrara con ella, salía corriendo despavorido gritando. Se despertó con la imagen de Cass huyendo de los terrenos de clase de cuidados de criaturas mágicas mientras él y el Augurey que llevaba en brazos gritaban como posesos.

Bostezó y se estiró tirando el libro que había leído la noche anterior al suelo sin querer. Tras desayunar en el gran comedor e intentar olvidar sus pesadillas y la sensación de intranquilidad que llevaba encima se dirigió a la primera clase del curso. Estaba nerviosa, lo notaba en el estómago. La primera clase era Transformaciones, la peor nota de sus TIMO del año pasado, ni siquiera acababa de entender como le dejaban volver a clase.

Aunque se alegró de ver al profesor Plank cuando entró convertido en hurón, hubiese querido ser buena en transformaciones para convertirse en lechuza y esconder la cabeza debajo del ala cuando el profesor habló de las notas de los TIMO intentando no mirarla. Recordó la decepción de su padre cuando vio suspensos en asignaturas que no acababa de entender y su cara de desaprobación. Su cara de: si en lugar de ser un fabricante de escobillas de váter fuese mago no traería estas ridículas notas.

Intentó alejar esos pensamientos negativos obsesivos y centrarse en lo que decía el proferor Plank. Y sorpresa: trabajo en equipo. Y sorpresa doble, no podía trabajar con Lilika. Tenía que convertir a ese chico, a Kevin, en animales y destransformarlo para dejarlo en su forma original. Ella, que fracasó con enorme soltura en los TIMO del último año y no debía estar allí, transformando a un desconocido en cosas. Eso no iba a salir bien, no, no, no. Ella, que le costaba horrores dirigir una palabra a las personas con las que no tenía confianza debía transformar a Kevin. Seguramente no saldría una nueva amistad de allí.

Se acercó practicamente temblando y balbuceó un intento de palabras a su partenaire mágico. Su pobre y desdichado partenaire mágico. Alondra no sabía ni que decir, aquello le superaba.

-Ho... ho... la.

No sabía mucho de Kevin, siempre le había parecido una buena persona, muy jovial, demasiado social para su gusto quizá. El corazón le iba a mil por hora. Sería mejor acabar con aquello ya si realmente no había más opción que hacerlo. No podía salir corriendo.

-Em...pi.pi..pi..ezo.... ¡Yo!

Intentó seguir los consejos del profesor. Que parezca humano, que sea pequeño... ¡Un mono tití!

No lo intentó una si no dos veces, y ambas fueron un fracaso. Y mira que había pensado bien la transformación.

Bueno, probaría la transformación en animal grande. "Piensa, Alondra, piensa." Miró fijamente a Kevin y se dio cuenta que no le gustaban nada sus labios gruesos, pero eso no la inspiró. Al final decidió transformarlo en Bisonte y para su sorpresa funcionó. Se dio cuenta que aquella podía ser incluso peor que si no hubiese logrado transformarlo en nada. ¿Y si ahora no lograba destransformarlo? Pobre, pobre Kevin.

Sus nervios aumentaban, aumentaban, intentó destransformarlo en vano ante la triste mirada del bisonte. Se merecía una buena cornada desde luego. El bisonte seguía mirándola atentamente. Al final Alondra solo pudo encojerse de hombros admitiendo su incapacidad y deseando que el profesor Plank se apiadase de ella y del pobre bisonte Kevin.