Partida Rol por web

Con discreción me acerco y observo a mi alrededor que no haya ojos indiscretos mirando.
Me coloco detrás de un árbol, en donde la foresta salvaje no deje ver como mi mano roza la suya, y que estamos solos manteniendo una conversación, tan cerca el uno del otro
- El viaje ha sido muy largo... y te he echado tanto de menos- le confieso en un susurro - necesito volver a escuchar lo que me dijiste la otra noche, hacerme saber que estoy haciendo lo correcto y lo que tú...- no termino la frase, dejándola en el aire por verme incapaz de hablar de semejantes sentimientos.

De mis ojos se escapan unas lágrimas, que intento disimular con un gesto estudiado de mi mano. Me quedo mirándolo, absorbiendo cada milésimo gesto que hace.

A Yasuhide, aquel roce de manos fue como un regalo divino para él, y entrecruzando los dedos a los de la dama lo correspondió con dulzura. Pero la responsabilidad de la actual situación en la que estaba, lo atormentaba fuertemente, y agachó la cabeza en un gesto de desánimo. Él siempre había querido ser un samurái honorable y habilidoso como Chikazumi-senpai, pero ahora sabía que ese objetivo era contrario al amor que sentía por Yabu-hime. Últimamente se había consolado sabiendo que la decisión le correspondía a su amada, pero ahora ella quería escuchar su opinión, y realmente no sabía que decir; por lo que le respondió con franqueza:

- Yabu-chan - decidió dejar las formalidades a un lado y usar el apelativo cariñoso que tanto le gustaba emplear - peor ha sido el viaje para mí, me gané una reprimenda del señor Chikazumi por no parar de mirar hacia vuestro carro - le dijo esbozando una media sonrisa e intentando hacer reír a Yabu-hime, aunque su propio gesto denotaba cierta preocupación. 

Luego al escuchar la petición de su amada resopló un poco y le dijo:

- Mi señora, creo que cuanto más nos acerquemos a nuestro destino más me arrepentiré de haberos dicho que eso era lo "correcto" - dijo denotando que era correcto para todos menos para él - ya sabéis que os amo y siempre os amaré, es más lo he estado meditando cuando venía hacia aquí y no me importa renunciar a todo por vos, quizás sea demasiado tarde para todo ésto que os digo y siento mucho si os complico vuestro viaje aún más, pero creo que deberíais saberlo. 

Las lágrimas también brotaron de sus ojos, pero no se esforzó en ocultarlas y continuó diciendo:

- Sea cual sea vuestra decisión sabed que siempre os apoyaré, no importa cuales sean mis deseos, sólo importan los vuestros. Pero recordad que siempre tenemos elección y si queréis huir os seguiré hasta el fin del mundo; sin embargo si optáis por cumplir vuestro deber, me limitaré a esperar que vuestro prometido muera, de forma natural o no - dijo el último "no" con un tono extraño que expresaba lo lejos que estaba dispuesto a llegar por su amor.

Algo se movió entre los arbustos y se acerco por la espalda a la pareja de tortolitos. Un siseo metálico llamó la atención de Kotaru, era el sonido de una espada abandonando su vaina.

En nombre del Pirata Astado, voy a mataros el enmascarado se dispuso a atacar al joven samurai.

En el bosque suena una voz amenazante y se escucha el Kiai (espíritu, grito de guerra) de Kotaru. Ha sonado un tintineo de metales. Parece que ha habido un combate rápido y definitivo.

Chikazumi maldice por lo bajo y da una orden.

- ¡Seguidme! - rápidamente va hacia el bosque.  Kotaru-kun, espero que estés bien y hayas podido defender a Yabu-hime.

El viejo samurai no sabía que podía ser peor, pero esperaba que ambos se encontraran sanos y salvos sin ninguna herida.

- ¡Quedaos la mitad para defender el campamento! ¡Manteneos alerta! - tampoco era cuestión de dejar a los Bongue solos.

El mensaje me lo guardo para leerlo más tarde detenidamente.

El joven samurái actúo por instinto y en unas décimas de segundos, mientras su amada aún se preguntaba qué pasaba, él ya tenía su fiel naginata sacada y se encaraba al asesino. Yasuhide vio fácilmente el intento de ataque del shinobi y desplazó el tajo que intentó hacerle con la codera de su lanza; aprovechando la inercia de su acción para girar sobre sí mismo, golpeó a su adversario con un tajo descendente, con tal fuerza y precisión que al golpearle en el hombro le cortó el brazo y siguió avanzando sin piedad hasta llegar incluso a la pierna del lado contrario.

Lo que quedaba reconocible de aquel insensato que osó subestimar la valía del samurái era solo la cabeza y un amasijo de entrañas y sangre. Yasuhide emocionado de su hábil maestría y de haber podido defender a su querida Yabu-hime no cabía en sí de gozo, pero antes de volver con ella desveló el rostro del asesino para ver si lo reconocía, al momento no satisfecho aún con todo el destrozo causado le cortó la cabeza en un tajo limpio la envolvió en las propias telas del desgraciado y se dispuso a llevársela a su superior más tarde.

Luego dirigiéndose de nuevo a su amada, le dijo con una expresión alegre que contrastaba de manera un tanto sádica con su rostro ensangrentado:

- ¿Estáis bien mi señora? Siento que la sangre de ese desgraciado os haya alcanzado. Desafortunadamente creo que nuestro momento de intimidad se acaba aquí - se giró y se dispuso a buscar a Nene. Pero quizás debido a la adrenalina que circulaba por sus venas, la emoción y la sensación de saber que aquél podía sera el último momento que podría tener de intimidad junto a Yabu-hime, se volvió hacia ella y la besó con pasión, no fue muy largo, pero sí lo suficiente como para que Yasuhide probara aquella dulce sensación de placer y deseo, y se quedara aún más prendado de ella. Se ruborizó al instante y volvió a girarse rápidamente, no sabía muy bien porque lo había hecho, pero no se arrepentía de nada, no obstante puede que a ella no le hubiera gustado tanto como a él.

De esta forma se quedó de espaldas a ella, por si le decía algo, y luego fueron a buscar a Nene.

- Sin haberme alejado mucho de la escena, corro lo ás rápidamente posible que mi kimono me permita hacia la zona donde se escuchó a Kotaru

El descarado beso de Kotaru-san me pilló desprevenida. Ni lo correspondí ni lo aparté. El furor de la batalla me había dejado totalmente traspuesta y no pude reaccionar a la descarga de emociones posteriores.
Me quedé con los ojos muy abiertos una vez se hubo ido él a buscar a Nene, pensando en como nadie había traspasado tantas fronteras conmigo como él acababa de hacer.

Intenté limpiar la sangre mientras lágrimas de miedo asomaban por mis ojos. Me derrumbé en el suelo y comencé a llorar silenciosamente

Nene aparece repentinamente en el claro. Yabu-hime llora de rodillas, Kotaru esta de espaldas ambos cubiertos de salpicaduras de sangre. En el suelo yace un hombre que parece un shinobi al que han hecho pasar por una picadura de carne, literalmente.

El grito hace que suelte la flauta de la sorpresa. Rapidamente la recojo y me pongo en pie. - ¿Que ha sido eso? - Nadie hace ademán de responderme, probablemente por el revuelo que se ha montado en el campamento nadie me ha escuchado. Cuando veo a la mitad de los guardias salir disparados en la dirección por donde se fueron Yabu-hime, su criada y el joven samurai mascullo una maldición y voy tras ellos. No demasiado rápido, sin embargo; no me interesa meterme en medio de un posible combate.

Yasuhide se alegró de ver a Nene de una pieza, "Parece estar bien" pensó y se apresuró rápidamente a darle una merecida explicación:

- ¿Estáis bien Nene? A nosotros nos ha atacado un asesino, pero tranquila ambos estamos ilesos, aunque Yabu-hime está un poco conmocionada tras lo ocurrido - dijo con una mirada de complicidad hacia la señora - pero se pondrá bien. Salgamos rápido de aquí y volvamos con la comitiva, hay mucho que debo que explicar a a Chikazumi-senpai.

Luego, ayudando con delicadeza a Uemi Yabu para que se reincorporara, reanudaron la marcha, no sin ates recoger una bolsa de harapos que contenía un objeto aparentemente esférico y que goteaba sangre por la parte inferior. 

Antes de volver cayó en la cuenta de que si Nene no presentaba la misma apariencia que ellos, sería sospechoso, aunque también podía decir que ella estaba al final de la fila y por eso no le alcanzó la sangre, por lo que le dijo educadamente:

- Por cierto, si nos presentamos nosotros dos llenos de sangre y vos no, sería un poco sospechoso, ¿os importa que os rocíe con un par de gotas aunque sea? - y luego miro a Yabu-hime esperando que lo apoyara en su decisión, ya que la criada no aceptaría una orden que no viniera expresamente de ella.

Asiento a las palabras de Kotaru-san autorizándole a salpicar de sangre a Nene, después de todo él llevaba razón, seria muy extraño que fuesemos los dos manchados y ella no, lo que podría deducirse en que no nos encontrábamos en el mismo sitio que ella, algo altamente sospechoso y que podría mandar al garete el viaje.

Según iba caminando de vuelta me iba recomponiendo. No podía evitar mirar la forma semi-esférica que llevaba Kotaru-san a cuestas chorreando un hilo de sangre, pero su sola imagen me producía mareos y náuseas por el olor nauseabundo que desprendía.

Esperaba que Nene comprendiese de la necesidad de mancharse, y no solo mancharse simplemente, deberían ser unas manchas convincentes. Comencé a retirar trocitos de carne de mi ropa para implantarlos en la de ella.

- Me acerco para ver qué tal están y de paso me acerco a ver el cuerpo del asesino, tras lo cual me pongo entre él y Uemi - No es digno que veais algo así, es horrible...

Si los ninjas tienen distintos clanes, no tengo ni idea aquí, ¿qué relación tiene ese con el mío? ¿Y qué relación con una samurai de la casa a la que sirvo ahora

¿Y respecto a la sangre que intentan echar a mis ropas cómo debería actuar entonces siendo bonge?

¿Podrías explicarme las definiciones de Bonge y de Kunoichi? :) Por lo que dices creo entender que Bonge no es persona (casta samurai), pero sigue siendo como una media-persona (¿?), y Kunoichi es no ser persona y no entrar dentro de la rueda del karma ni en el círculo celestial, o algo así... ¿O me equivoco? Estoy suponiendo, pero no tengo ni idea

Hago caso a Nene y me quedo atrás. Cuando consigo articular una palabra llamo a mi criada
- Ven, Nene, no deben verte observando y reconociendo al cadaver- le dije mientras miraba con nerviosismo por si ya alguien de la compañía nos había alcanzado.
Espero a que Nene venga a mí para adoptar una imagen que se espere de nosotras: la de una señora horrorizada y la de una criada indefensa y asustada.

En ese momento, mientras Nene se aleja con cara de desagrado y repulsión del cuerpo, aparece Kurô el Sacerdote que se acerca alertado por el Kiai emitido por Kotaru*. En el suelo yace un hombre vestido de negro, sin cabeza y sin brazo, abierto en canal. Kotaru porta su naginata llena de sangre. Nene, Yabu-hime y el joven Buke están cubiertos de sangre y trocitos de visceras. El joven samurai parece que lleva algo esférico que gotea sangre envuelto en harapos.