Partida Rol por web

- Kotaru-kun, has hecho bien protegiendo a Yabu-hime, pero tu espectáculo deja mucho que desear - el samurai no mostraba enfado, no mostraba ira, mostraba decepción - Has eliminado al shinobi que pensaba asesinar a Yabu-hime, pero envolver la cabeza en un paño y arrojarla luego al suelo - Ahora empezaban las preguntas - ¿Y si había otro enemigo y al agacharte te atacaban? ¿Y si hubieran aparecido varios mientras la recogían y secuestraban o mataban a Yabu-hime mientras te golpeaban o asesinaban? ¿Y si hubiera alguien acechando y hubiera disparado una flecha a Yabu-hime? ¡Dime! ¡Y si te hubieran asesinado! No habría valido de nada ese gesto de osadía... - esto último lo dijo acercándose al joven y zarandeándole con las manos.

Tras esperar un momento en silencio, continuó hablando - No quiero que pienses que no creo en ti o lo has hecho todo mal. Defender a Yabu-hime era tu objetivo y lo cumpliste eliminando a un asesino, pero la próxima vez trata de dar un aviso y saca a la dama de allí. No sabía si al llegar os encontraría muertos, y el destino todavía tiene grandes cosas que mostrarte - le puso una mano en el hombro, sonrió levemente y después, a no se que el muchacho dijera algo, salió de la tienda a comprobar, nuevamente, que las patrullas estaban bien organizadas.

Después de los rezos correspondientes me preparo un jergón junto al altar improvisado y me tumbo, tratando de dormir. - Mañana será otro largo día de caminata. - Murmuro para mi mismo antes de taparme y cerrar los ojos.

La noche transcurre sin mas incidentes, algunos soldados han cazado un jabalí que había estado husmeando en el claro donde fue el combate. Algunos de los campesinos que pasan han ofrecido pescado fresco que llevaban recien pescado al mercado. al menos se podrá desayunar algo consistente.

La comitiva puede reiniciar la marcha.

Yasuhide estaba molesto tras el nuevo sermón que le había echado su superior, definitivamente se dio cuenta de que era imposible tener contento a Chikazumi-senpai, anteriormente le había dado una buena sugerencia para proteger el carro y aún así lo había regañado, ahora había combatido como el mejor samurái de Japón y seguía sin estar a la altura que el veterano samurái esperaba de él ... Cierto es que las buenas acciones no quitan las malas, pero el joven samurái aún era demasiado inmaduro como para entender esto.

Pensando para dentro se decía "¿De veras piensa que fui a cortarle la cabeza como un inconsciente sin fijarme en nada más?¿De verdad me toma por alguien tan inútil? Ha salido todo perfecto, y él sólo se preocupa por temas que no han pasado, pffff ...", en otra ocasión Yasuhide se habría quedado callado y habría aceptado sin rechistar, pero ahora estaba bastante molesto y consideraba que tenía algo que decirle a su superior. Por lo que removiendo la mano que le puso en el hombro de forma descortés, e intentado no decirle todas las barbaridades que se le pasaban por la mente, se tranquilizó un poco y le dijo en un tono seco:

- Si creéis que le corté la cabeza en un simple acto de sadismo y sin echar un simple vistazo a mi alrededor, el mayor decepcionado soy yo, por haber provocado que tuvierais esa mala imagen de mí - dijo con algo de enfado, mientras proseguía en alegar su defensa - De hecho tuve bastante presente que pudiera haber más asesinos, y es por ello que le corté la cabeza, porque si tenía secuaces, se llevarían su cuerpo antes de que pudierais llegar los demás, y no tendríamos ninguna pista que seguir. Mantuve a las damas a salvo, me aseguré de traeros toda la información vital que consideré oportuna y abandoné el lugar rápidamente; no veo qué hice mal - decía con una profunda mirada de contradicción. Decepcionado ante la que pensaba que iba a ser su primera congratulación como buen samurái abandonó enfadado la tienda rápidamente antes que su maestro, dejándolo con su futura réplica en la boca, mientras le decía al salir, de forma seria y apenada:

- Ya no soy un niño Chikazumi-senpai ... - y acto seguido corrió la cortina y se escabulló a su tienda.

Pese a haber sido un día agotador, Yasuhide no conseguía conciliar el sueño, había sido un día con demasiadas emociones, y en general estaba contento hasta antes de la charla con su superior, pero parecía que el veterano samurái sólo veía errores y eso sacaba de quicio a un joven como él, "¿A cuántos asesinos tendré que matar para que esté contento?¿Cuántas cabezas quiere que le traiga? Si hubiese habido algún enemigo más en el bosque habría huido al instante al contemplar el excelente manejo de la naginata que he mostrado, pero claro, eso no lo ve, él sólo ve lo malo, siempre errores, ¡estoy harto!, tanto esfuerzo para nada como siempre, tendría que haberme dedicado a otra cosa, ésto es inútil, ..." pensaba hasta que finalmente el sueño lo alcanzó.

Para un joven como Yasuhide ver los auténticos motivos de las charlas de Chikazumi era bastante difícil y quedarse con la parte negativa era bastante obvio, por lo que pese a las buenas intenciones del veterano samurái de enseñar siempre algo más, parecía que éste no era consciente de la difícil etapa que es la adolescencia y del incontrolable espíritu de contradicción que la caracterizaba.

Le pido a Nene que me traiga el desayuno a mi pabellón privado. Mientras espero a que venga rezo mis oraciones para desear un día próspero y sin incidentes. Una vez me traen el desayuno, como en silencio. 

Cuando termino, le pido que me vista adecuadamente para el viaje, y una vez arreglada intentando no retrasar demasiado el viaje, solicito la presencia de Chikazumi-sama.

Mitsue pasó unos 20 minutos meditando tras despertarse, después acudió al centro del campamento, en el que los fuegos volvían a estar encendidos y agradeció al bunge que estaba encargado de la cocina el cuenco de arroz y pescado que le ofreció.

A mitad del desayuno un ashigaru le dijo que Yabu-hime le solicitaba, por lo que, dejó lo que le quedaba y se dirigió al pabellón de la dama, donde pedió permiso para entrar.

- ¿Solicitaba mi presencia Yabu-hime?

Asiento al viejo samurai y le pido que entre en el pabellón.

- Chikazumi-sama, ¿se conoce la identidad del asaltante? - pregunto sin preámbulos. La noche había sido inquietante en mis sueños, y deseaba saber de donde provenía la amenaza. - ¿Pudo ver algo que lo identificase o hiciese eco de su misión? El objetivo era acabar con mi vida, pero no entiendo por qué... - hice un alto en la frase, ¿realmente era necesaria una respuesta?

Mitsue entró en la tienda, hizo una reverencia a la dama y comenzó a explicarle todo lo que sabía.

- Yabu-hime, los solados únicamente han encontrado una estatuilla de piedra en la que se representa a un dragón cornudo, creo recordar que pertenece a una bandas de piratas del norte, si recuerdo algo más se lo haré saber -  Tras un momento de pausa retomó la explicación - El shinobi no poseía, como es normal, ningún símbolo que lo relacionará con algún clan o banda, por lo que no sabemos quién podría haberlo mandado, pero si ha fracasado en su cometido puede que otros vengan detrás, por lo que debemos apresurarnos y llegar rápido a la fortaleza en  Tosâ, para que esté más a salvo.

Chikazumi-sama reflexionó momentáneamente sobre las preguntas de la dama, valorando si debía responderlas o no - Puede que a alguien no le interese que se case con su prometido, pero me extraña algo así. ¿Qué daño hace la unión de dos personas? Bueno, de todas formas, a partir de ahora iré siempre lo más cerca posible de usted por si surge cualquier otro imprevisto.

Sonrio ante la pregunta retórica del samurai

- Eso es lo que prioritariamente se debe averiguar, quien saldría ganando en caso de que yo desapareciese de la faz de la tierra... - con un leve gesto, me despido de él y le indico que puede irse

- Manténgame informada, y ante todo discreción - bajo aún más la voz - no sabemos si puede haber alguien de la comitiva... involucrado, quizás deberíamos tener los ojos bien abiertos por si ese hecho fuese algo más que una especulación - miro a Nene formulando una petición obvia, pues ella y Chikazumi-sama eran, por ahora, de total confianza.

Llegais a una de las hospederías, esta oscureciendo rápidamente y la orden es la de hacer noche en este lugar y entrar por la mañana en el Castillo de Nakamura. A lo lejos se vislumbra la fortaleza, los soldados se empiezan a establecer en los establos y algunas personas juegan a los dados o al Kaiawase. En un rincón un anciano cuenta historias sobre un kappa que habita el pantano cercano y roba los pepinos e hijas de los campesinos. Kotaru enfurruñado apenas cena y desaparece para montar guardia. Nene y la Señora disponen todo para que Yabu-hime entre radiante y encantadora en el castillo. Kurô se retirará a sus oraciones y el viejo samurai dispone la vigilancia. La noche ha llegado.

Yasuhide se había ido rápidamente a inspeccionar los alrededores del edificio y de paso despejarse un poco. Es cierto que aún estaba un poco molesto con su superior, pero no era lo único que le preocupaba, mañana iba a ser un día importante, demasiado importante a su parecer... Miles de pensamientos, planes y posibles futuros pasaban por su mente mientras los imaginaba y todo aquello lo agobiaba. Él siempre había sido un joven de ideas claras, quería ser samurái y ser recordado por ello, pero ahora tenía muchas más dudas y le costaba aceptar que eso estaba cambiando, y lo peor es que aún no sabía si sería para mejor. Esta noche dudaba que pudiera conciliar el sueño.

Para evitar seguir en su ensimismamiento optó por hacer una ronda cerca del perímetro y comprobar que todos los soldados estaban en su puesto y de paso asegurarse que no había nada extraño acechando. Tras el último ataque, la amenaza era constante y seguramente se produciría un nuevo intento de asesinato. Durante la ronda llego a la parte en la que estaba la ventana de su señora, dedicó bastante tiempo a explorar aquel lugar y a intentar ver si alcanzaba a distinguir algo dentro de la habitación, él buscaba sólo una cosa, pero dudaba que tuviera la suerte de conseguirlo ...

- Me acerco a Yabu-hime - Aquí estoy mi señora, a su servicio

Nene, vamos a prepararlo todo, no puede haber ningún fallo esta noche- le indico brevemente a mi criada mientras entro en mis aposentos seguida de ella.

Al ver todo dispuesto para empezar a arreglarme, dejo hacer a Nene. Lo que estaba en juego era demasiado importante como para dejarlo todo a la ligera, pero confiaba en ella y sabía que el resultado seria inmejorable.

- Me acerco a ayudar a Yabu a prepararle un baño relajante junto a una toalla para secarse, y mientras preparo sus mejores galas, las cuales deben hacerla brillar como estrella bajo el manto de Amateratsu - Vais a delumbrar a todos los presentes mi señora, estoy totalmente segura, pues teneis el porte, gusto, elegancia y modales de una verdadera dama. - Digo mientras acabo de preparar todo el set de maquillaje para retocarla más si cabe tan pronto como salga y se seque

Bajo la intimidad de mi habitación, y después de darme mi baño relajante, comienzo a secarme con cuidado. Me coloco con cuidado mi fundoshi y espero a que Nene me vista con mis mejores galas, traídas especialmente para este viaje.

Mientras ella está preparando el maquillaje, le pregunto distraidamente

- Nene... ¿tienes alguna idea que quien puede estar detrás de todo lo que pasó anoche? Puede resultar tonto, pero confío tanto en ti amiga mía, que no tengo miedo en confiarte esto: creo que nuestros enemigos están más cerca de lo que pensamos. ¿Viste algo extraño anoche? ¿Algo que pueda delatar al asesino?

Una vez llegamos al hostal, me voy directo a mi habitación, donde me lavo el sudor y me adecento un poco tras el arduo viaje. Minutos después, me dirijo a los aposentos de Yabu-hime y llamo suavemente a la puerta.

Escucho la llamada de la puerta e indico a Nene que abra, mientras me coloco tras una fina cortina que esconde y emborrona mi imagen, sirviéndome de biombo. Nadie debía verme antes de los preparativos, salvo Nene.