Partida Rol por web

-No creo que lo necesite, bandido.- Contestó el alcalde, con prepotencia.- Mañana serás condenado por tus crímenes y ajusticiado.

Tras aquellas palabras, los guardias agarraron de nuevo a Jacklin y lo llevaron de nuevo hacia su celda. Mientras caminaba por el pasillo, el alcalde lo miraba serio, somo si hubiera ganado. Como si esto solo hubiera sido un pequeño bache que ya había superado. Tras eso, se colocó el sombrero de nuevo recto y se fue caminando en dirección contraria. Un minuto después, los guardias llegaron de nuevo a las celdas de donde habían traído a Jacklin y volvieron a abrir la misma. Tras eso, le lanzaron dentro de nuevo y cerraron con llave. Y como si nada, se marcharon mientras hablaban ante ellos. Hasta que finalmente se perdió su voz junto con un portazo de la puerta del pasillo.

-La prisión se encuentra al norte del pueblo. No se como de vigilada estará. No he ido personalmente. Me reuní con el alcalde en el ayuntamiento y no me dio permiso de ir.- dijo la mujer con una expresión triste en su rostro.- No se si me harán mucho caso si vamos. Pero puedo intentarlo. Pero si queréis encontrar pruebas contra el alcalde, se me ocurren dos posibles lugares. El primero obviamente es su despacho, pero si vamos a reunirnos con él allí, no creo que tengamos oportunidad de conseguir nada. Tal vez a la noche sería posible. El otro sería en su propio hogar. Aunque no se donde vive. Pero no creo que sea difícil de descubrir. El momento ideal sería mientras nos reunimos con él en el ayuntamiento. Así nos aseguraríamos de que no pasara por su casa.

Todo era bastante esperable en cuanto a sus reacciones pero eso no quitaba el como me quemaba por dentro, últimamente tenía cada vez mas ganas de pelear, de buscar gente con pecados lo suficientemente grandes como para descargar mi furia sobre ellos con la hoja de mi espada y no sabía si eso era bueno o malo. La cuestión es que ahora mismo sentía la inmensa necesidad de matar a ese hombre que se creía ganador pero por el momento poco mas podía hacer aparte de dejar que me llevaran a la celda. Caí en el suelo de mi celda y así estuve, tirado de lado en el suelo, hasta que escuche el portazo momento en el cual me levanté cual resorte para acercarme a los barrotes.

- Phia, Phia ¿estás ahí? Puedes contar conmigo

-Yo preferiria no meterme en los asuntos de ese alcalde-dijo Tozoku tras pensarlo un momento-Si tiene poder para enviar a gente a prision, podriamos acabar todos alli si nos pillan revolviendo sus cosas. Ademas, tu influencia no te ha servido de mucho contra el, seguramente tenga un monton de sicarios armados a sus ordenes. Y si ha podido meter a dos personas en la carcel "sin pruebas" dudo mucho que "tener pruebas" contra el vaya a hacer ninguna diferencia.

Salir de aquella isla se estaba complicando por momentos.

-Ademas, ¿no esta vuestro amigo pendiente de que lo cuelguen? ¿No seria mejor ir directamente a salvarle sin demora?

Miro a unos y otros y empiezo a desesperarme, así que finalmente tomo una decisión, precipitada sí, pero necesito actuar más y hablar menos.

- Me voy, no sé que haré por el camino, improvisaré, pero no aguanto más aquí encerrada.

Salgo cerrando la puerta por si alguien quiere seguirme.

Son todos unos idiotas, mucho bla bla bla, pero nada de actuar, así no se puede, si tengo que salvar a Jacklin yo sola lo haré, no tengo ninguna duda. Pero si tengo que esperar a que se decidan, estará muerto para cuando salgamos de esa habitación.

Salgo de la taberna en dirección a la cárcel, quizás podía hablar con Jacklin, como visitante o algo así ¿no?

Al ver salir a la chica, Tozoku se apresuro a seguirla. No se fiaba de la emisaria y ya le habian engañado demasiadas veces.

-iEspera, es peligroso!-se puso colorado, realmente, no tenia ni idea-Sera mejor que te acompañe... eh... no me has dicho tu nombre ni el de tu amigo.

Me giro al oír la voz del nuevo.

- Eh, vale, ven si quieres. Khya, mi nombre es Khya, y quien está prisionero es Jacklin, ¿estás seguro de querer ayudarme?

No me conocía de nada, no tenía porque hacerlo...

No me gustó como Khya perdía la paciencia... lo más importante era tener un buen plan y justo en el momento en el que nos estábamos poniendo de acuerdo... pero no podía reprochárselo. Así que al igual que el granjero, la seguí. Lo más importante ahora es evitar hacer cualquier tontería y acabar en la cárcel junto a Jacklyn.

- Intenta conseguir un barco para mañana - le dije a Lady Ven antes de salir de la estancia - nosotros nos ocupamos del resto - comenté mirándola a los ojos, aunque quería transmitirle seguridad, preocupación era lo único que apreciaba en mi mirada.

Los tres aventureros salieron de la habitación de la mujer casi sin despedirse, dejándola con las palabras en la boca. O al menos así lo sintió ella, puesto que ella quería ayudar, pero los aventureros decidieron adelantarse y actuar por su cuenta. Sin embargo, mientras bajaban las escaleras los tres, iban conversando entre ellos. Khya se presentaba a Tozoku mientras éste se ofrecía a ayudarles. En aquel instante, se cruzaron con un par de hombres, posiblemente otros clientes de la posada y llegaron a la recepción. Una vez allí, debían de elegir que hacer. Pero antes siquiera de que pudieran ponerse a discutir sobre lo que hacer, un estruendo se escuchó en el piso de arriba, al mismo tiempo que un grito de una mujer.

Un pequeño detalle que se le escapó a los otros, que parecían demasiado alterados por ir a rescatar a su amigo, fue algo que no pasó desapercibido para Tozoku. Al cruzarse con aquellos hombres, se pudo fijar que uno de ellos parecía llevar un curioso tatuaje a un lado del cuello. Por la forma parecía ser algún tipo de daga o puñal.

Al decir aquello, Jacklin pronto escuchó un sonido en la celda de al lado. Parecía que Phia estaba levantándose de la litera. Se acercó a las barras y asomó su mano para ofrecérsela a Jacklin.

-Trato hecho, socio. Hasta ahora solo he recibido cartas en clave de mi señora y no he podido contestarle. Hoy iba a tratar de contactar conmigo en persona para poder organizar todo. En cuanto lo haga tendremos plan y podremos escaparnos. Pero creo que es mejor pensar nosotros mismos un plan por si algo sale mal. Por ejemplo, si pillan a mi señora y tuviéramos que librarnos solos. O que te lleven al juicio antes de poder llevar a cabo el plan. Cuantas menos posibilidades dejemos sin cubrir, mucho mejor.

Al poco vi que no solo el nuevo me seguía, Ed también lo hacía, pues mejor así al menos avanzaríamos algo y no estaríamos divagando en la habitación de aquella chica. Iba a salir hacia la calle cuando un fuerte sonido llama mi atención.

Mierda, mierda, mierda, espero que la mujer siga viva.

Sin esperar a ver la reacción de mis compañeros corro hacia donde se había escuchado el estruendo, no sin antes sacar la daga que llevo conmigo, por si acaso.

Le di la mano sin pensarmelo dos veces y respecto a trazar planes secundarios nunca se me había dado muy bien el planear cosas, ¿quien lo diría viendo la envidiable situación en la que estaba?, pero si algo se me daba bien era pelear aunque claro ponte tu a enfrentar a guardias armados estando esposado.

- Soy un muy buen combatiente, bueno a lo mejor lo de muy bueno es exagerar pero digamos que se me da bien por lo que si encontráramos la manera de quitarme las esposas podría hacer cosas. O de hecho... hasta ahora han venido dos guardias a por mi si me fueran a llevar al juicio y nuevamente vinieran dos podríamos intentar algo desesperado y casi suicida... que tu distraigas a uno para que yo les ataque por sorpresa -estuve unos segundos en silencio- Esto no se me da muy bien...

Aiki y Akiyama, dos chicas movidas por distintos objetivos, acabaron coincidiendo en un barco mercante. Un barco mercante de los primeros que se dirigían hacia el continente olvidado. El precio fue bastante caro para poder embarcar. Debido a aquello, perdieron todos los ahorros que tenían, quedándose apenas con unas armas para poder defenderse y la ropa que llevaban. Sin embargo, si era verdad lo que habían escuchado sobre el continente, merecería la pena.

Pasaron los días de viaje, con lo que ambas chicas parecieron coincidir y conocerse entre ellas. Una era una mujer que viajaba para honrar la memoria de su padre, mientras que la otra quería buscar una forma de volver a enriquecer su villa mediante los mejores manjares que se pudieran probar. Lo que no sabían era lo que les esperaba allí.

Debido a noticias que llegaron al capitán por otro barco que pasó cerca, por la costa del continente, hacia donde se dirigían, una banda de piratas parecía estar vigilando la zona. Debido a que no se quería arriesgar, el capitán tuvo que desviarse para llegar al puerto de una pequeña isla, al sur de éste, donde atracar. Y dado que le iba a ser imposible llegar al continente, debería de hacer negocio allí. Entonces, encontrándose sin transporte, no tuvieron más remedio que bajar de aquel barco.

Al entrar en el puerto se encontraron con una gran cantidad de mercaderes, vendiendo sus mercancías a los propios tenderos que allí se encontraban vendiendo distintos productos. Desde comida hasta ropa, pasando por muebles y otros tipos de productos. Parecía un pueblo bastante rico en cuanto a eso.

Aiki bajó un poco molesta del barco, ¿le arruinaba y no cumplía el capitán con su parte? Sabía que no era la única afectada, y quizás pudiera encontrar trabajo en algún sitio, pero ir sin nada no era seguro. Miró a Akiyama, la persona con la que más había hablado durante el viaje - voy a hablar con el capitán, no puede arruinarnos y luego abandonarnos a nuestra suerte sin cumplir con su parte... - su intención era simple, lograr de vuelta algo con lo que mantenerse el tiempo posible.

Fueran apenas unas monedas, estas ayudarían a procurar subsistir, puesto que poco más podían.

Inara había estado todo el último trayecto incrédula. Aquel capitán parecha haberlas dejado a su suerte, por ello, cuando AiKe decidió contarles las cuarenta al capitán, no la detuvo.

-Espera... -susurró alargando el brazo y tocándole el hombro.- Yo provengo de familia de comerciantes, a lo mejor hay otra alternativa. ¿Y si hablo con alguno y le cuento la situación? Puede que se compadezca.

Después de todo, hacer negocios era lo suyo.

-Déjame buscar otra alternativa, compañera.

Al igual que Khya, tuve un mal presentimiento y algo dentro de mi sabía exactamente de donde había venido ese ruido.

- ¿Bandido rivales? – me pregunté mientras subía las escaleras tan rápido como podía.

- adelante... - le dijo cediéndole el paso. A veces era un poco agresiva, por lo que no temía dar uno o dos puñetazos, aunque prefería la calma no le gustaba que le tomaran el pelo - cuenta con mi cocina en tus negociaciones.

Pese a que alguien se apiadara de ellas, la mala conducta del capitán seguía sin gustarle.

Akiyama comenzó a acercarse a distintos capitanes de barcos y les fue contando la situación de ambas viajeras. Y uno tras otro, todos acabaron respondiendo lo mismo.

-Ahora mismo los piratas vigilan la costa. Si zarpamos, los piratas nos robaran y hundirán. Y eso es lo de menos si deciden acabar con nosotros. Hasta que no decidan marcharse, dudo que ningún capitán decida zarpar. Nadie está preparado para combatir una flota de barcos.- Y tras preguntar una y otra vez, finalmente uno de ellos al menos les dio un pequeño consejo.- Si necesitáis algo de dinero, en la taberna suelen poner anuncios de trabajos rápidos. Si os interesa se va por aquella dirección. No tiene pérdida.

El capitán mercante les señaló en una dirección, por donde una calle se comenzaba a internar dentro de la ciudad. Era su decisión decidir entre seguir pidiendo a alguien que les llevara o tratar de buscar otras alternativas.