Partida Rol por web

- Lo sé, lo sé, vamos al pueblo, intentemos averiguar todo lo posible, si sabemos porque lo han retenido quizás podamos sacarlo.

Me encamino junto a Ed perdida en oscuros pensamientos sobre el destino de nuestro amigo.

- No creo que se pueda calificar lo que siento como odio pero mas o menos -dije mientras le estrechaba la mano, me acosté en el suelo y apoye la espalda en la pared que nos separaba, juraría que el nombre de Phia debía sonarme de algo pero no caía en si era de verdad o no- Supongo entonces que tenemos tiempo para conocernos... ¿Entonces exactamente porque te encerraron? ¿Es decir quien es tu señora como para que al alcalde no le interesara que saliera del pueblo?

-Sí, claro. No te preocupes. El trabajo...

Pero antes de que el tabernero pudiera contestar con toda la información, una mujer de pelo morado que se encontraba en la barra se levantó de golpe y sonrió, acercándose hacia Tozoku. Una vez llegó junto a él, le puso una mano en el pecho.

-¿Buscas trabajo? Yo tengo un trabajo perfecto para alguien tan fornido como tú. Requiere bastante fuerza y, como puedes ver, yo no soy muy capaz de ello. ¿Se te da bien el manejo de armas? El pago es muy bueno...

Mientras la mujer casi parecía estar insinuándose a Tozoku, el resto de los presentes desvió la mirada y simplemente ignoraron lo que la mujer decía. Era algo extraño, pero la sonrisa e inocencia de la mujer parecía totalmente normal. Mientras aquello sucedía, un par de personas entraron en la taberna.

Tras reponerse un poco, ambos comenzaron a adentrarse en el pueblo. Había una gran cantidad de casas y parecía ser un pueblo bastante grande. No tanto como una ciudad, pero el puerto se podía ver bien a lo lejos. Posiblemente aquel pueblo tendría cientos de habitantes, pero no sabían muy bien a donde dirigirse. La comida que les dieron en la granja casi se había terminado y debido a que Ed le dio el dinero a Cranberry, no disponían de nada. Necesitarían pronto alguna forma de conseguir comida. Entonces preguntaron a los pueblerinos alguna forma de conseguir dinero honradamente. Ellos le señalaron hacia una taberna, donde decían que los pueblerinos colgaban sus peticiones en un tablón de anuncios, así que acabaron dirigiéndose hacia allí.

Al entrar en la taberna, debido a que era muy temprano aún, apenas había gente. Unas cuantas personas estaban sentadas en la barra, además del tabernero. Pero lo que no esperaban era encontrarse con aquella persona. La mujer de pelo morado que se la había jugado a Jacklin. Se encontraba de pie junto a un hombre, con una mano en el pecho de este.

-¿Se te da bien el manejo de armas? El pago es muy bueno...

-Mi señora es una de las más importantes nobles del país vecino y de este país. Creo que alguien ha pagado al alcalde para que la retenga en esta isla, aunque desconozco las intenciones. Me acusó de falsos cargos de robo y me metió aquí dentro.- comenzó a narrar la mujer desde la otra celda.- Si de verdad hubiera robado algo me habría enjuiciado ya o condenado. Pero aquí sigo, después de una semana, sin saber nada de nada. Ni siquiera han venido guardias a interrogarme.

La mujer lanzó un pequeño suspiro y entonces Jacklin pudo escuchar como un sonido de la mujer, golpeando a los barrotes, resonaba en las celdas. Posiblemente lo hizo con el pie, pues no hubo ningún quejido después de hacerlo de haberse hecho daño en la mano. Parecía que no había nada que hacer allí. Posiblemente, tal y como dijo la mujer, Jacklin acabaría enjuiciado y encontrado culpable. Y muy probablemente, su condena sería la horca.

Tozoku enrojeció violentamente por la sorpresa. No había tratado con muchas mujeres en su vida aparte de su madre. 

-¿Armas...?

Aunque no era un luchador experto en artes marciales, el granjero sabía desenvolverse en peleas: había defendido a su rebaño en numerosas ocasiones de depredadores y monstruos y en su viaje hacia el continente perdido se había metido en más de una pelea tabernaria, sobre todo debido a su desconocimiento de las costumbres locales. Además, la vida al aire libre le endurecía a uno.

La idea de un trabajo así no le hacía mucha gracia pero lo cierto es que necesitaba dinero. Aquellas cositas metálicas que en su valle apenas tenían utilidad resultaban indispensables en el mundo exterior.

-Sé cuidar de mí mismo-dijo por fin-¿Qué clase de trabajo es ese?

Le doy un codazo a Ed al ver a la mujer de pelo morado.

- Que está haciendo ella aquí, no me lo puedo creer... ¿has oído eso? seguro que quiere ir a por los bandidos y acabar con ellos, quizás ese sea el momento para sacar a Jacklin de allí ¿no crees? Si la mayoría se van, nosotros podríamos aprovechar para infiltrarnos y sacarlo.

Desde una posición en la que no nos vean, o al menos lo más recogida posible de la taberna, intento escuchar como sigue la conversación entre esos dos, intento no pensar en lo que le hizo a nuestro amigo, porque si dejo que mis sentimientos se apoderen de mí, esto no acabará bien.

- Esperemos un poco, a ver si podemos averiguar que está tramando... - susurré mientras intentaba pasar desapercibido para no llamar la atención dirigiéndome disimuladamente hacía el tablón de anuncios para disimular y seguir escuchando la conversación.

Sin embargo, la conclusión de Khya no terminaba de convencerme del todo... ese tipo no tenía pinta de mercenario y menos de asesino pero quizás, en una isla, poco había donde elegir. Pero si estaba contratando gente, podría significar que no había relacionado a Jacklin con los badidos de Furr, porque sino sería la propia guardia la que se encargaría del asunto si seguían pensando que esa mujer era una víctima.

Al ver acercarse a un tipo con arco al tablón de anuncios, Tozoku se dio cuenta de que le estaba tapando las ofertas:

-Disculpe, estoy en medio-dijo echándose a un lado. Hizo un gesto con la mano para señalar los carteles libres.

A no ser que fuera un mercader de arcos, aquello de cazar ciervos le iría bien al desconocido. 

Suspiro y sigo a Ed hasta el tablón, estaba segura de que la chica iba a reconocernos, pero en fin. 

Genial, ahora seguro que se fija en nosotros.

Si el granjero o mercenario o lo que fuese no hubiese dicho nada, quizás hubiésemos podido pasar desapercibidos, pero ahora, ahora seguro que se fijaba en nosotros la tipa esa.

- ¿Una noble? -casi como yo, la fama mercantil de mi familia había conseguido que se ganaran la fortuna que muchos nobles poseían por el simple hecho de nacer en esa familia y además una fama mas que considerable de hecho si no fuera porque estábamos al otro lado del océano en cuanto diera mi nombre muchas personas reaccionarían de forma favorable... muchas pero no todas, por lo que no me era extraño el hecho de que otros trataron de controlar a los nobles tenerlos... "a mano"- Ya veo, eso explica mucho mejor las cosas. Oh, ¿donde están mis modales? Mi nombre es Jacklin, dudo que mis apellidos importen pero de todas formas mi nombre completo es Jacklin Gallard Teareus... Un viajero podríamos decir, alguien que proviene de unas tierras lejanas, muy lejanas, mas lejanas que ninguna otra probablemente y es que yo vengo de otro lado de las aguas pero no hablo del continente, no, para nada. Yo hablo de la otra dirección, donde hasta hace poco había unas tormentas infranqueables para nadie. De ahí es de donde vengo yo.

Ante la idea de que en mi caso tampoco venga ningún guardia empiezo a escudriñar la celda mas detenidamente y el pasillo al que daba la misma mientras seguíamos conversando.

Obviamente Ed no pasó desapercibido para la mujer y al girarse hacia él, también vio a Khya, ante lo que se cruzó de brazos y sonrió.

-Vaya... ¿Acaso me seguís? ¿Queréis volver a secuestrarme? ¿Acaso no tuvisteis suficiente cuando los guardias me liberaron y apresaron a vuestro amigo?- La mujer entonces se pegó al cuerpo de Tozoku, casi abrazándole.- ¿Ves? Por ellos dos buscaba a un hombre fuerte que pudiera usar las armas. Son unos bandidos que me secuestraron y si no hubiera sido por los guardias del pueblo... Posiblemente habría acabado de esclava, vendida en el puerto...

La taberna parecía haberse quedado en silencio. Tanto el tabernero como los que estaban en la barra ni siquiera hablaban ni cuchicheaban entre ellos. Total silencio. Casi se podía cortar la tensión del momento con un cuchillo.

-¿Así que vienes del otro continente? Últimamente no paran de llegar más y más viajeros.- dijo la mujer mientras investigabas tu celda. No parecía haber nada.- La verdad, yo también he tenido que viajar bastante debido a mi señora. Incluso he visto la guerra muy de cerca. Te aseguro que este mundo está muy podrido. No se como será en tu continente.- Después miraste el pasillo y viste algunas celdas más y, al final de eso, otra puerta blindada.- Pero confío en mi señora. Se que estará tramando alguna treta para sacarme de aquí. ¿Quieres ayudarnos? Si lo haces seguro que podrá conseguirte un lugar en un barco para dirigirte al continente.

¿En serio? ¿Lo estaba diciendo en serio? Mira, una cosa era aguantar que nos hubiese hecho el lío, pero ¿llamarnos bandidos? No, por ahí no iba a pasar.

Me encaro a ella.

- ¿Pero tú de qué vas? ¿Cómo te atreves a decir esa sarta de mentiras? Ni te secuestramos, ni te hicimos nada, ¡tú eres la mala aquí! ¡Así que deja de decir tonterías ahora mismo!

Estúpida, estúpida, estúpida.

Sabía que todos nos estaban mirando, pero me daba igual, no iba a dejar que manchasen nuestro honor, maldita sea, parezco Jacklin, si es que todo lo malo se pega...

Aquello estaba empeorando por momentos, no podía imaginarme que el granjero seria tan exagerado al apartarse de esa forma y dejarnos espacio y justo consiguió lo que no queríamos... captar la atención de esa malnacida.

Quería tomar la delantera, por un momento, pensé que lo tenia todo bajo control... intentaría disimular, mantener la calma y no montar ninguna escena, pero un empujón me dejó a un lado y el genio de Khya entró en acción.

Yo también notaba como el pecho me ardía de rabia y mantenía a ralla las ganas de soltarle un puñetazo a la mujer del pelo rosa, pero sabía que solo iba a conseguir que nos enviasen a la cárcel junto a Jacklin. - Te comprendo - quise decirle a mi compañera mientras apoyaba una mano en su hombro - pero ahora no es el momento - la atraje suavemente para intentar calmarla - si nos encierran se acabó.

- No buscamos problemas - comenté abiertamente en un tono neutro- vamos a quedarnos una temporada por aquí para conseguir algo de dinero... al fin y al cabo, nuestra intención siempre ha sido ir al continente, así que tarde o temprano nos hará falta para comprar un billete - ese había sido nuestro objetivo desde que todo empezó, sin embargo me odiaba a mi mismo por esas palabras, teníamos a la mujer que nos había causado tantos problemas ahí delante y no podíamos hacer nada aparte de evitarla.- ¿que le va a pasar a Jacklin? - pregunté con un nudo en el estomago. Ya que habíamos venido en busca de información, seguro que ella y su vanidad nos responderían encantados por el simple placer de vernos sufrir todavía más.

Tozoku se interpuso entre ambas mujeres intentando relajar la situación. Parecía que no era el único con problemas económicos pero las posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado allí parecían reducirse a cada instante. 

-Calma, señoras, calma-dijo-No hay motivo para...

En realidad, sí había un motivo sólo que Tozoku lo ignoraba. Resultaba obvio que aquellos tres se conocían y no estaban precisamente en buenos términos.  Estaba cansado de que la gente intentase tomarle el pelo. Decidió que no haría nada hasta que supiese exactamente qué ocurría con aquellas dos y el tipo del arco. 

-¿Qué ha ocurrido? -preguntó sencillamente. 

Al notar la mano de Ed sobre mi hombro me calmo un poco, tiene razón, no debo montar un espectáculo aquí delante de todos, pero es que esa mujerzuela lograba sacarme de mis casillas. 

- Está bien, pero tú, tú no conseguirás salirte con la tuya, ya verás, tendrás tu merecido.

Dicho esto retrocedo un poco porque si me mantenía delante de ella al final no iba a poder aguantarme y la iba a liar. Entonces habla el hombre que estaba allí preguntando por la situación, ¿y al él qué demonios le importaba? Aunque... si nos poníamos bien con los lugareños quizás pudiésemos conseguir su favor... 

- Ven conmigo y te lo contaré - le digo mirándole seriamente, si empezaba a contar allí mismo la historia seguro que la tipa le daba la vuelta y lo tergiversaba todo, cosa que no nos convenía para nada.

El hombre de campo miró alternativamente a la mujer de pelo morado y a la joven temperamental. No terminaba de fiarse de ninguna de las dos, ambas ocultaban demasiadas cosas. Por otro lado, tampoco tenía nada que perder.

-Estoy buscando trabajo-decidió declarar sus intenciones. Por lo menos, no podrían decir que él no hablara claro-Como vosotros, también necesito salir de esta isla.

Miró de nuevo a la mujer de pelo morado para ver si hacía más mención de aquel "trabajo bien pagado".

Como la situación parecía un poco más controlada, continué con el plan inicial, ignorar por completo a la mujer de la que todavía no conocíamos el nombre. Con las intenciones de Khya para apartar al granjero de sus zarpas, me centré en revisar de nuevo los anuncios en busca de algún trabajo rápido para conseguir algo de dinero.

- Yo evitaría el relacionarme con esa mujer si quieres evitarte problemas - comenté sin importarme si alguien estaba prestándome atención o no.

-Y con el trabajo que te ofrezco te aseguro que conseguirás suficiente dinero.- dijo la mujer, poniéndose en la espalda de Tozoku, como buscando protección.- Pero te aconsejo que tengas cuidado con ellos. Tienen fama de secuestrar a mujeres y venderlas como esclavas. Por suerte para mi, los guardias pudieron detener a su cómplice antes de que me vendiera. Seguramente ahora esté en la cárcel, a la espera de su juicio.- Después la mujer miró directamente a Khya, como para buscar su reacción.- En estos casos la condena suele ser la horca...