Partida Rol por web

Aquella mañana de principio de Mayo, ya apenas había salido el alba, la actividad era febril en Kennilworth. Las doncellas dedicadas a la Diosa y todas las demás gentes que allí vivían eran gente hacendosa que cumplía con alegría con sus tareas y obligaciones, y más en jornada como aquella.

Además del hecho de la fecha señalada que era, su Señora Colomb esperaba a unos invitados muy especiales, para los que aquella jornada tal vez fuera también mucho más que un día normal...

De buena mañana te preparas para partir a hacer una de las patrullas rutinarias que protegen los diversos caminos, aunque hoy te han dicho que debes estar presente a la hora de comer, ya que la Señora Colomb quiere tenerte a su mesa, y la compartirás con otros invitados que llegarán de lejos...

En el establo, una de tus compañeras de armas se acerca a felicitarte. En una época en que la medida del tiempo es difícil de recordar para la gente común, nacer en una fecha señalada como la de hoy ayuda...

Mil felicidades, Meredith. Te ha tocado patrulla corta, y encima invitación al gran salón, todo un honor! Seguro que será para festejar tu nacimiento... te dice la rubia doncella guerrera.

Catrain tiene fama de seca y de tener pocos amigos, pero tú te cuentas entre ellos...

Desde el fondo del establo se oye una risa y aparece tu otra amiga, la morena Josselyn. Con Catrain son como la noche y el día, pero juntas formáis un trío muy bien avenido

Meredith está pensando en otras cosas, Cat! En los fuegos de esta noche y en quién la acompañará a verlos... que aunque seamos doncellas guerreras bien podemos disfrutar de la noche de Beltane si conservamos los votos... dice con una brillante sonrisa y, guiñándote un ojo añade

Seguro que está esperando a que Sir Owain le pida el honor de ser su acompañante... dice en tono algo pícaro

Sir Owain es un apuesto caballero que viene de tanto en tanto a Kennilworth y se sabe que hoy estará aquí. Tiene mucho éxito entre las mujeres de toda condición, pero siempre ha tratado con un gran respeto a todas las que habéis hecho los votos.

Se dice que nació en Avalon, y él ni lo afirma ni lo niega, jugando divertido con ese punto de misterio adicional que sus orígenes le ponen...

Tras charlar un poco más, cada una montáis en vuestro caballo y seguidas por vuestros escuderos partís a cumplir con vuestra tarea...

Tras un par de horas patrullando el camino hacia el sur sin novedad, ves en la distancia algo que te llama la atención...

Un hombre vestido con ricos ropajes que yace sentado en el suelo, con una mano en la cabeza, mientras su criado o escudero -un individuo de aspecto bastante desastrado- parece querer atenderle, entre las quejas y reniegos de su amo.

Algo más lejos ves a dos individuos que, a pie, intentan alejarse tirando de las riendas de tres caballos, uno obviamente de batalla... aunque los animales parecen reacios a irse con ellos y avanzan poco a poco...

Ñééééééé, Baldrick! Déjalo estar que eres peor remedio que la enfermedad... ¿Y ahora qué te pasa, haciendo aspavientos, memo? gruñe su amo, mientras el criado está intentando advertirle de que te acercas por el camino

Magnífico, Baldrick, yo con el culo en el suelo y la cabeza abierta y tú haciendo el tonto sin avisarme... Eres un desastre!!! dice el gruñón noble, mientras se levanta e intenta componer sus ropas antes de que llegues a su altura, haciéndote gestos hacia aquellos hombres...

Tras dejar atrás hace días Oxford y Bourton, vas bordeando el Bosque Sauvage en dirección a Kennilworth. Durante el camino no has tenido grandes incidencias, ha sido excepcionalmente tranquilo y tanta calma te da tiempo para pensar en los motivos de tu viaje, que realmente desconoces.

Solamente sabes que hoy debes estar en Kennilworth a mediodía y entregarle una carta de presentación del Conde Dafydd a Colomb La-no-Dama, la mujer que rige los destinos de aquel lugar de seguidores dee la antigua religión...

Curioso, porque tal día como hoy naciste hace 22 años, en un año singular en que Pentecostés y Beltane se celebraron exactamente el mismo día...

Perdido estás en tus pensamientos cuando sin embargo, algo te saca de tu pensar y te pone en guardia. Tu escudero lo ha escuchado también...

De algún lugar no muy lejano, en la linde del bosque, llegan los sonidos inconfundibles de unos lobos que están atacando o acosando a algo, o a alguien...

El camino desde la ciudad amurallada de Brun hacia el sur, en dirección a Kennilworth ha sido absoluta y completamente tranquilo. Desde ahí seguiste el curso de Río Nene hasta Kineton y, por recomendaciones de amigos conocedores del terreno, bajas ahora hacia el sur siguiente el linde del Bosque Sauvage, donde hay varias aldeas.

En una de ellas trocaste unas liebres que cazasteis por una sabrosísima empanada con la que te estás deleitando para desayunar, mientras tu escudero ha ido a abrevar los caballos, lo que te da tiempo para pensar en el motivo de tu viaje...

Realmente apenas sabes nada de ello, solamente sabes que hoy debes estar en Kennilworth a mediodía y entregarle una carta de presentación de tu señor, Sir Garmon de Brun a Colomb La-no-Dama, la mujer que rige los destinos de aquel lugar de seguidores de la antigua religión...

Curioso, porque tal día como hoy naciste hace 22 años, en un año singular en que Pentecostés y Beltane se celebraron exactamente el mismo día...

Perdido estás en tus pensamientos cuando sin embargo, algo te saca de tu pensar y te pone en guardia...

Escuchas que algo se mueve en la espesura y, de pronto, ves salir de ella a una criatura de muy baja estatura, que está olisqueando el ambiente con deleite...

Por un primer momento le tomas por un enano... pero no... puede que se trate de algún otro tipo de ser. ¿Tal vez algún tipo de criatura de la Corte de las Hadas?

Uhmmmmm... eso huele de maravilla! Y seguro que sabe aún mejor!!! dice el extraño ser acercándose con precaución, para ver si le recibes de buen grado o no...

El viaje desde Lyonesse ha sido excepcionalmente tranquilo. Embarcaste en Arbray y la travesía hasta Bristol resultó lo más movido del trayecto hasta ahora, con un ligero oleaje y una pequeña tormenta que no asustaron ni al patrón ni a su tripulación.

Tras que te hayan recomendado seguir el curso del Severn y después el del Avon para llegar a tu destino, hace días que dejaste Gloucester atrás, y ahora te encuentras cabalgando tranquilamente, pensando en el motivo de tu viaje...

Realmente apenas sabes nada de ello, solamente sabes que hoy debes estar en Kennilworth a mediodía y entregarle una carta de presentación de tu señor, el Rey Meliodas de Lyonesse a Colomb La-no-Dama, la mujer que rige los destinos de aquel lugar de seguidores de la antigua religión...

Curioso, porque tal día como hoy naciste hace 22 años, en un año singular en que Pentecostés y Beltane se celebraron exactamente el mismo día...

Perdido estás en tus pensamientos cuando sin embargo, algo te saca de tu pensar y te pone en guardia...

Lo que escuchas es el llanto desconsolado de una niña, una joven pastorcilla que mirar de sujetar con una mano a una pequeña oveja, y con la otra mirarle la pata a un perro pastor ya algo entrado en años que se la mira con una mezcla de cariño hacia ella y de preocupación por lo que ocurre...

Y es que poco más allá ves al rebaño de la pastorcilla que bloquea el camino, y a un enfurecido caballero negro que está repartiendo mandobles a diestro y siniestro... de plano todavía, aunque su furor va en aumento y quién sabe qué puede hacer...

Apartaos, estúpidos animales, o haré estofado con todos vosotros!!! truena amenazante

La niña te ve llegar y ves que duda en pedirte auxilio, ya que no parece saber si vienes a ayudarla o será otro más como aquel hombre revestido de acero...

Sir Robert sale de su ensimismamiento al ver la escena a su frente. No entendía mucho el porque ese guardia golpeaba a diestro y siniestro a su alrededor, mas no podía permitir que siguiese con eso. Al fin y al cabo, solo estaba atacando a pastores indefensos. 

Deteneos ahora mismo u os la veréis conmigo- dice Sir Robert mientras saca su espada de su funda.

El caballero, que no te había oído venir, hace girar a su montura. Ves que lleva una especie de armadura que no has visto jamás, que le cubre completamente desde la cintura hasta el cuello, y un casco cerrado de extraño diseño

¿Y quién sois vos, mequetrefe? ¿El dueño de las ovejas, o el que se beneficia al perro y a la niña? Desde luego, el caballero no solamente parece muy mal hablado, sino decidido a hacerte frente si hace falta

Andad, ida a coger lindas florecillas con la pastorcilla y en un prado cercano, os divertís con ella... pero a mí dejadme en paz que llevo prisa!

¿Tanta prisa como para asustar a una pequeña niña?- pregunta, mientras se mantiene en frente del caballero- no creo que vuestro asunto sea tan urgente. Dejad que pasen las ovejas por el camino y podréis pasar. Sino hacéis eso os la veréis conmigo. Y puedo aseguraros que entonces no llegaréis nunca a vuestro destino.

Me desperté feliz y henchida de energía por el comienzo de un nuevo día. Me asomé por la ventana y vi el claro cielo, bañado por los rayos del sol. Sonreí, respirando hondo aquel aire.

Me vestí sin perder ni un segundo y me preparé para hacer la patrulla. Con paso firme, me dirigí hacia los establos de donde ya podía escuchar los relinchos de los caballos, ansiosos por salir a cabalgar.

Saludé con un gesto de la mano a Catrain y sonreí.

-Muchas gracias, Catrain- agradecí, con una inclinación de cabeza-. Qué buena noticia: patrulla corta e invitación- repetí, sonriendo-. Va a ser hoy un bien día, amiga mía- añadí, preparando al caballo.

Me giré en cuanto escuché a Josselyn y sonreí, intentando no sonrojarme.

-No sé de qué me hablas, Josselyn- dije, girándome para que no vieran mi cara encendida y seguí preparando al caballo-. Sir Owain no es más que un...- dejé la frase caer, sin saber cómo continuar y resoplé-. Mejor le iría si se lo pidiera a otra dama y no a mí- añadí, un tanto altanera-. Así se ahorraría el bochorno de negarle la invitación.

Me despedí de las chicas y empecé a patrullar junto con Elad.

Lo cierto es que se hizo un tanto monótono y aburrido, lo que me hizo empezar a distraerme con los posibles acontecimientos que se sucederían esta noche y también a pensar sobre la invitación al gran salón.

Empecé a escuchar voces y salí de mi ensimismamiento con un respingo de la lengua. Eché un vistazo al camino y pude observar a un hombre tirado en el suelo y al pobre de su escudero, intentando calmarle.

-Vamos, Elad- dije, indicando al caballo que aumentara la marcha-. Veamos qué les ocurre.

Cuando llegué a su altura, me fijé en las ricas ropas del hombre y en lo de desaliñado que iba el escudero.

-¿Os encontráis bien?- pregunté, sin bajar del caballo y mirando hacia donde me señalaba-. Elad, quédate con el caballero- indiqué, mientras dirigía mi caballo hacia los hombres que, a mí me parecían, intentaban huir.

Mucho presumís, caballerete, que aún no habéis salido del huevo y ya queréis mediros con las aves de presa!!! brama el caballero negro, espoleando su caballo

Sin embargo, su ataque falla miserablemente, tal vez por una pobre oveja que se ha cruzado en el camino de su caballo de batalla y ha hecho que aquél se desviara ligeramente

El noble se te queda mirando de arriba abajo por unos instantes como si hubiera visto a un sajón disfrazado de monja de clausura o algo semejante

¿Lo ves, Baldrick? Se empieza regalando caballos imponentes a las chicas hermosas y pronto hasta los gatos querrán llevar servilleta! refunfuña el caballero, obviamente entre molesto y sorprendido porque sea una mujer quien venga a su rescate

Pronto, hasta se te ocurrirá pedirme que te suba el sueldo! le dice a su escudero y ya levantado y con la figura compuesta, aunque con un imponente chichón en la frente, señala a los que se van

Soy Sir Edmund Blackadder, y exijo que acabéis con esos ladrones de caballos! Matadlos, destrozadlos, descuartizadlos... y no hace falta que todo sea en ese mismo orden!

El escudero se queda un instante pensativo, mirándose las manos como si intentara contar... y niega con la cabeza

Pero amo... si yo no tengo sueldo! ¿Eso significa que algún día lo tendré? dice con una sonrisa inocente que muestra sus pobres dientes

Ni hablar! Eso era solamente un ejemplo, memo, un e-jem-plo! ¿Para qué querrías un sueldo? Tendrías dinero, y eso te llevaría a pensar en qué gastarlo... no, no, no... estás mucho mejor así! le contesta Sir Edmund algo ofendido por la pregunta de su lacayo, que pone por un instante gesto de tristeza pero luego asiente ante lo que supone las palabras más sabias del noble

Al acercarte, te das cuenta de que ambos hombres parecen llevar ropas pobres de campesino, como las que usan los jornaleros que trabajan a jornal sin tener tierras o la protección de un amo feudal.

Mientras uno de ellos, el más joven, sujeta las riendas de los caballos e insiste tozudamente en hacerlos avanzar, el otro más mayor que lleva algo que desde la distancia podrían ser tanto aperos de labranza como algún arma de las que tienen los campesinos se sitúa en medio del camino, con gestos de que te detengas...

Deteneos, por favor, caballero, y no empeoraremos más las cosas... dice en un tono que no puedes identificar si es de amenaza o de advertencia

Echando mano rápidamente a la empuñadura de su espada, Sir Edmund detuvo al fiel corcel con un suave tirón de las riendas y se mantuvo erguido y en tensión. No estaba acostumbrado a ver criaturas de la Corte de las Hadas, y menos aún que aparecieran sin previo aviso en mitad de un camino. Aunque su tamaño y actitud no eran desafiantes, dedicó una leve mirada a su escudero para que estuviera al tanto, y se dirigió a la extraña criatura aún con el trozo de empanada caliente en la diestra.

- ¿Qué queréis, extraño ser?

Sir Robert no se esperaba que el caballero atacase tan rápido por lo que devuelve el golpe pero sin mucho impetú, fracasando en su intento. 

Peleemos entonces- dice mientras espolea a su montura, preparado ahora para el combate que se avecinaba.