Partida Rol por web

Alder dedicó un buen rato a registrar aquella aparentemente vacía estancia. Cuando la guardia empezaba a impacientarse al entender que estaban perdiendo el tiempo, el joven Alder logró hallar restos de pintura y cobre, con el que sin duda se había realizado el círculo de protección mágico y el pentagrama. Enseguida lo mostró a sus compañeros y los miembros de la guardia.

Lassange aparentemente interesado, se acercó para examinar aquellos restos que Alder le mostraba. Se mesó la barba y miró con su único ojo al joven pícaro. Ladeo la cabeza, tomó con la yema de su dedo un poco del polvo de bronce y lo examinó de cerca a la luz de la antorcha.

- En efecto parece cobre. - Asintió. - Por desgracia, no prueba gran cosa y aún habiendo probado algo... - Chasqueó la lengua. - No tenemos pista alguna de por donde seguir buscando. - Miró a los agentes del juez Richter. - ¿O sí? - Les preguntó.

Existen ciertos rituales caóticos por los cuales se realiza una invocación de un demonio, el cual queda anclado a un lugar que debe custodiar. Sabes que entre otras partes de ese tipo de rituales, es necesario un componente arcano para que la invocación tenga éxito. Inmeditamente relacionas la ausencia del corazón del cádaver del enano, con el ritual, pues el componente principal para que el ritual tenga éxito, es ni más ni menos que un corazón "todavía caliente".

Gunther sacó nuevamente el pañuelo y se lo mostró al jefe de los guardias - Este pañuelo fifi estar tirado por allí, cerca del pie derecho de tres patas, tener letras y ser buena tela. Poder preguntar a dueño si encontrar.

Lassange agarró el pañuelo que Gunther acababa de mostrar y lo examinó con detenimiento con su único ojo.

- Sin duda es un muy buen pañuelo. Es de seda. Barato no es y está limpio dentro de lo que cabe esperar tras su paso por las cloacas. - Posó la yema de uno de sus dedos sobre las iniciales bordadas. - Efe, ese... - Pronunció. - Curioso... - Comentó con una risita disimulada.

- ¿Curioso? - Intervino entonces Gemme. - ¿Conoce a alguien con esas siglas? - Le preguntó interesada la sacerdotisa. - Puede que no tenga nada que ver, pero es la mejor pista que tenemos por el momento. - Comentó.

- Franz Steihäger. - Proncunció aquel nombre. - Podría ser cualquier otro desde luego, pero al ver el pañuelo y las iniciales bordadas, me ha venido ese nombre a la cabeza. - Comentó. - No obstante, no creo que haya razón alguna para relacionarlo con él de forma fehaciente. - Añadió bastante serio. - No sé que tipo de actividades podrían llevar a tan honorable persona a involucrarse en actividades caóticas y mucho menos en un lugr tan hediondo como éste. - Razonó en voz alta. - La familia Steihäger es una reputada familia aquí en Bögenhafen. Mercaderes con numerosos contactos e influencia. Tienen un muelle de carga, almacenes y oficinas. Dan trabajo a mucha gente...

- Mi señor, nada más hay aquí. - Intervino uno de los guardias. - Sus hombres están enfermando por los vapores nocivos que emanan de los canales. - Miró directamente al jefe de la guardia. - ¿Cree que podríamos regresar ya? - Prácticamente le suplicó.

- Si. - Afirmó con la cabeza. - Salgamos de aquí. - Entonces hizo un gesto a sus hombres y uno a uno salieron de la estancia y comenzaron a desandar el hediondo camino a través de las cloacas de la villa de Bögenhafen.

No tardadon demasiado en llegar a la superficie. El sol estaba reinando en lo alto del cielo, por lo que sin duda se encontraban cerca del mediodía. Lo cierto es que fue un alivio para todos abandonar las cloacas, incluso para aquellos que buenamente se habían protegido con las máscaras que contenían las sustancias alquímicas que rebajaban el olor. El ambiente húmedo, cerrado y sobre todo nauseabundo, era realmente agobiante. 

Lassange dio instrucciones a la guardia para que se dispersara y en parejas fueron abandonando el lugar, con la clara intención de volver a dedicarse a sus tareas cotidianas de vigilancia de las calles de Bögenhafen, que no eran pocas y más durante el Schaffenfest. Acto seguido Lassange condujo a los agentes del magistrado ante él, por tal de que ellos mismos le contaran lo que habían descubierto y dieran explicaciones sobre la ausencia de aquel supuesto templo de adoradores del Caos.

-  Buenos días... - Dijo en tono muy serio el juez encargado de lidiar con todos los asuntos fuera de norma que se produjeran en Bögenhafen durante el Schaffenfest. - Han sido muy oportunos regresando hasta aquí en este momento. - Heinz parecía enfadado. - No pondré en duda lo que han estado haciendo hasta ahora, pero si que es cierto que contradice en gran medida lo que Johannes Teugen acaba de comunicarme... - Señaló entonces a un hombre de porte noble, el cual se encontraba de pie junto al juez.

 - Según parece... - Continuó hablando el magistrado. - ...el goblin de tres patas al que se les ordenó   encontrar y capturar y al cual ustedes dicieron que había sido devorado por un "demonio", ha sido   acorralado y ajusticiado en un almacén en la superficie y no en las alcantarillas. - Miró entonces a aquel   hombre que se encontraba a su lado. - ¿No es así? - Éste únicamente asintió con la cabeza. - Bien. - Decretó el   juez. - ¿Alguna novedad más acerca de ese supuesto... templo del Caos? - Les preguntó con evidentes   dudas acerca de todo lo que habían contado en encuentros anteriores.

- Señoría el enano que llevamos al templo y que estaba en la cloaca, y que le faltaba un miembro se utilizó para este ritual caótico que se utiliza para invocar a un demonio. El cual queda anclado a un lugar que debe custodiar, es necesario un componente arcano para que la invocación tenga éxito. En este caso la ausencia del corazón del cadáver del enano con el ritual, pues el componente principal para que el ritual tenga éxito, es ni más ni menos que un corazón todavía caliente.

El círculo mágico, el pentagrama y todo el resto de parafernalia, son un anclaje del demonio, fantasma o ajeno, para que no pueda irse del sótano. Intenté romper el círculo al quitar las líneas de cobre con manos y pies, y fue ahora que lo pienso una mala decisión, pues ahora el demonio está libre, y no se sabe que estragos puede hacer en la ciudad.

Aunque han intentado quitar todo lo concerniente al ritual, ha quedado restos de pintura y cobre, con el que sin duda se había realizado el círculo de protección mágico y el pentagrama. Puede ser una pista...

Tenemos un pañuelo que encontramos allí en el ritual con las iniciales que estaban bordadas F.S. según el capitán era un pañuelo de Franz Steihäger. Un tipo que compra un pañuelo bordado debe de ser noble o alguien pudiente y si además compró cobre que no sé si aquí en la ciudad se puede conseguir podría restringir el círculo del hombre que estamos buscando.

El demonio dijo tres veces la misma palabra: "Erererere... Ererererere... Ererererere...." que no sé a qué se refería o si era nada más un gruñido infernal.

Entonces tenemos una persona de origen noble o pudienta, que debe de haber comprado cobre quizás en la ciudad, que tiene conocimientos religiosos y arcanos es una persona erudita, una persona culta que sabe leer y escribir, que utiliza pañuelo bordado de buena calidad. Deberíamos de investigar las diferentes órdenes religiosas, y hablar con los respectivos sacerdotes, quizás algún sacerdote se quiso desviar del camino queriendo adquirir un conocimiento oculto condenable. ¿Quizás conozcáis a alguien en la ciudad con estas características?, ¿alguien de la nobleza o adinerado le pasó una calamidad en esta ciudad?, ¿para inclinarse a tener conocimientos sobre el caos?, por otra parte, ¿por qué el demonio custodiaba las cloacas?, vimos que había un gremio de ladrones allí abajo, que hacían contrabando, ¿estaría esta persona compinchada con ellos?, el nombre del jefe es Giles y también había otro que se llamaba Jack... ¿Os suena estos nombres?, podríamos sacarle más información si son apresados, supongo que irán a la taberna de la ciudad, a alguna de la ciudad habitualmente.

Cuanto más escucho a Adso, más seguro estoy de que ha sido él quien ha invocado al demonio por la cantidad de detalles que parece conocer. Sin embargo, quiero creer que no ha sido él aunque solo sea porque el tipo me cae realmente bien. ¡Si hasta me salvó la vida del trípode goblin!

Un goblin que creíamos muerto a manos de ese demonio pero que ahora resulta que ha matado este tal señor Teugen. Pues que sepan que no pienso devolver el dinero de la recompensa hasta ver el cadáver con mis propios ojos.

En cualquier caso, no interrumpo el monólogo de Adso. Tal vez alguna de sus innúmeras preguntas sea contestada por el magistrado o cualquier otro de los presentes y no quiero distraer su atención con mis propias elucubraciones.

Gunther sólo llegó a seguir la diatriba de Adso mas o menos hasta el miembro del enano que usó el demonio, y que se clavó en algún lugar arcano. Claro que no era él nadie para juzgar los gustos de nadie, había visto de todo en el prostíbulo donde se había criado. Que un demonio le ofreciera el corazón a un enano por su miembro era raro, pero lo que le preocupaba más era saber si el enano se había muerto antes o después. 

Estaba lo suficientemente atento como para mostrarle el pañuelo al juez cuando escuchó que lo mencionaba, aunque tardó un poco en recordar donde lo había guardado. Su cabeza ahora intentaba meter al enano, tres patas, el demonio y al tipo guaperas que decía que mentían en un almacén. - Gunther saber lo que ver, Gunther recordar que romper puerta y haber pedazos de goblin y un demonio con el pañuelo. Ahora puerta arreglada y lugar limpio, pero antes no, y ahora si... - dijo cuando el monje terminó su discurso y meneó la cabeza, estaba confundido por la situación y por las palabras incesantes de Adso. 

- ¡Que conste que sólo fue una sugerencia! - Interpeló el capitán de la guardia al escuchar de boca de Adso que él había sido quien había relacionado a Franz Steihäger con todo aquel desvarío. - No aseveré en ningún momento que así fuera, pero me resulto curioso que coincidieran las iniciales con la de tan notable figura de la sociedad de Bögenhafen. - Comentó mirando de reojo al juez, esperando o más bien deseando que no le reprendiera por haber sido él quien había establecido tal relación entre pañuelo y noble local. - Estoy seguro de que habrá cientos de personas con esas iniciales en la villa y en el improbable caso de que dicho pañuelo pertenezca al señor Steihäger, tampoco querría decir nada. Podría haber estado allí por múltiples razones.

- Gracias por la aclaración... - El juez Ritcher miró de forma severa al capitán. - No le tenía por un bocazas, pero está bien que al menos sepa rectificar a tiempo. - Le recriminó el juez. 

Lassange por su parte, bajó la mirada y dio dos pasos atrás ocultándose en la sombra que aportaba una columna junto a una de las paredes que daban al exterior del recinto. Sin duda alguna, Lassange se sentía avergonzado por lo que acababa de suceder, evidenciaba el gran poder que el magistrado tenía sobre la guardia local.

- Mire... - Se dirigió entonces al monje. - No pongo en duda lo que vieron o dejaron de ver allí abajo. ¿Que encontraron un cadáver de un enano a medio descomponer? Allí abajo hay alimañas de todo tipo... podrían estar devorándolo perfectamente. - Se encogió de hombros. - En cuanto al demonio y la habitación. - Se mesó su inistente barba. - ¿Qué quiere que le diga? Un poco de cobre y algo de pintura no prueba nada. ¿Sugestión? Es posible que pensaran ver algo que no vieron. - Se encogió de hombros. - El señor Teugen aquí presente, me ha dejado muy claro como mataron al goblin en el almacén. - Señaló con la mirada a su rubio acompañante. - Él no mentiría y no estoy diciendo que ustedes lo estén haciendo. - Asintió con la cabeza. - Le permitiré que mantengan la recompensa que se ganaron allí abajo y no les reclamaré el pago de sus noches en la posada. Pero por favor, dejen de maquinar historietas. O no lo hagan, pero no me vengan con ellas aquí. Escriban una novela... - Sonrió. - Les será más rentable.

- Magistrado, no sea tan duro con estos hombres. - Intervino entonces el mercader local. - Han trabajado duro sin duda, pero evidentemente, han seguido unas pistas equivocadas. - Afirmó Johannes. - Les puedo asegurar, que mis hombres dieron con ese goblin, lo acorralaron y lo ajusticiaron en uno de los almacenes de mi compañía donde se coló. - Sonrió con cierta prepotencia. - ¿Acaso pueden ustedes aseverar que ese goblin fue muerto en las alcantarillas? ¿Tienen un cadáver? Lo digo porque yo si... - Se encogió de hombros. - Háganle caso al magistrado y disfruten del Schaffenfest hasta que terminen los festjos. Les será sin duda, más beneficioso.

Alder asentía solemnemente ante aquella diátraba de estupideces y mentiras que se estaban vertiendo impúnemente.

Cuando sus compañeros trataban de justificarse, él negaba apesadumbrado  y levantaba la palma de su mano en su dirección pidiéndoles juicio y silencio.

-Ruego disculpen a mis compañeros. Su incesante y bienintencionada sed de aventuras sin duda les ha jugado una mala pasada... si ya se lo decía yo...-Volvió a negar con pesadumbre.

-Lo de pañuelo que comenta aquí mi amigo el grandullón no es más que una situación desafortunada. He visto ratas arrastrar consigo a humedales fruta entera, carroña y otras cochambre. Obviamente el muy perfumado pañuelo atrajo al desarrollado olfato de la alimaña, la cual lo robó y arrastró a su nido... evidentemente-Mesó su mentón rasurado, entrecerrando los ojos.

-Y opino igual que su señoría aquí presente que en todo esto jugó un papel clave la sugestión y los vapores venenosos. No dudo de la buena intención de mis acompañantes ni muchísimo menos si no más bien de su buen juicio, por lo que creo que lo más juicioso es aceptar de buen grado la gratitud de su Señoría y retirarnos para tratar de buscar otra empresa en la que nuestro deseo de aventura y de hacer el bien hacia otros tenga mejor deriva.

Una vez dio la espalda a los interlocutores a favor de su variopinto grupo, con su rostro hizo un gesto apuntando hacia la puerta indicándoles que le siguiesen el juego.

- Señoría no tengo nada más que decir... si me disculpan acompañaré a mi colega... estoy seguro de que su señoría tendrá mucha gente que atender... Felicito al señor Johannes Teugen por su intervención en el asunto de aquel goblin escurridizo, y me siento aliviado que por fin se le haya dado caza y la ciudad pueda estar tranquila. En cuanto al capitán agradecerle habernos acompañado hacia debajo de las alcantarillas, creo que ha sido todo un detalle, y me siento elogiado que las fuerzas de la ciudad nos apoyasen. En cuanto a lo demás si pasara algo más en la ciudad sepan que soy sacerdote de Morr y que me podrán encontrar en su capilla, por si necesitaran de mis servicios. No tengo nada más que decir, y muchas gracias Magistrado por atendernos tan rápidamente y por dejarnos con nuestra recompensa, que bien uso le di para con los desfavorecidos. Dicho esto, el monje hizo una inclinación desmesurada hacia el magistrado y los presentes (el capitán y el mercader) y salió tras Alder...

Alder me ha descrito perfectamente: bienintencionado, fácilmente sugestionable, con una insaciable sed de aventuras y en absoluto sarcástico.

Lo que sí es verdad es que me siento aliviado de que no tengamos que devolver la recompensa, ni seguir metiéndonos en las cloacas en busca de goblins defectuosos, valga la redundancia.

—Un placer, su señoría, ya no le importunamos más —digo, haciendo una torpe reverencia y apresurándome a seguir a mis compañeros antes de que a alguno de los presentes se les ocurra un nuevo encargo para nosotros.

Gemme estaba muy convencida de lo que había visto. Aquello que encontraron en las cloacas de la ciudad, para nada era producto de la sugestión o de una mera alucinación por la emanación de los hediondos vapores. Allí abajo habían encontrado un demonio guardían y como tal, estaba custodiando algo. No fue agresivo con ellos porque no le dieron motivos e hicieron caso alejándose del templo improvisado y alguien, sino el propio demonio al haber violado Adso el círculo mágico, había hecho desaparecer toda la parafernalia dejándoles como unos mentirosos. 

No obstante, entendió la táctica de Alder a la perfección. No iban a sacar nada en claro de aquella reunión. No más de lo que ya habían sacado, quedar en paz con el juez Richter y conservar la recompensa, era motivo suficiente como para estar contentos. No obstante, el honor que habían mancillado llamándoles embusteros o bien tomándoles por meros idiotas sugestionados por el miedo, debía ser resarcido.

- No les molestaremos más. - Dijo de forma escueta la religiosa. - Que tengan un buen final de fiestas. - Se despidió antes de salir del lugar siguiendo los pasos de Alder y haciéndole un gesto a Gunther para que fuera tras ella. Esperaba que no acabara de entender nada obsceno... cosa improbable..