Partida Rol por web

Nada más hurtar su cuerpo al ataque de Evea, sin dar casi tiempo a la morena mujer de retirar su lanza, el escurridizo contrabandista se asomó un breve momento tratando de pasar el blindaje de Karlack con sus cuchillas, que resultaban diminutas frente a la tremenda armadura de guerra del mercenario.

En mala posición, la daga no consiguió ni superar el umbral, siendo traicionado por su velocidad, el doble corte del maleante se estrelló contra el dintel, la espada tuvo apenas un poco más de éxito, chocando contra el escudo con resueno metálico.

Gatuzzo ordenó a sus dos guardias que le dejasen sólo "con el chaval", de modo que cada uno se lanzó a por otro de los compañeros en un asalto veloz. El primero se lanzó a por Evea, por suerte para la chica, había previsto esa posibilidad y el mayor alcance de su arma le permitiría hostigar el ataque de su rival con los propios.

La joven movió con prontitud la lanza para plantarla como una estaca, como si de una pica se tratara para que el contrabandista se empalara al precipitarse contra ella.

El segundo guardia había salido a la vez en su carrera, pero tenía pinta de que pensaba evitar que Theonil recargara su peligrosa ballesta. Aunque Evea se había interpuesto entre los hombres y el ballestero, el tipo se confió al notar que dirigía su lanzazo defensivo contra su compañero y completó su movimiento, acercándose a Evea para llegar a Theonil.

Por suerte para él sus relflejos eléctricos le ayudaron cuando la chica aprovechó la inercia y convirtió su golpe defensivo en un barrido que le incluía a él.

El contrabandista consiguió evitar fácilmente el ataque de Evea, más preocupada de dar a ambos que de hacer un ataque certero y aprovechó el descuido de la chica al seguir el barrido para dar un tajo con su espada que marcó una fina línea de sangre en su costado.

No habían acabado las carreras de los matones contra los compañeros, cuando el guardia avanzó unos pasos, dejando la puerta para su más escurridizo compañero, hasta quedar frente a frente con Karlack. Lanzó una profunda estocada por encima del escudo, imposible de esquivar para el blindado mercenario, por suerte la espada deslizó con un escalofriante chirrido metálico sobre la coraza hasta que Karlack la desvió lejos con un golpe del brazal antes de que pudiera abrir hueco en una juntura.

 La joven intento frenar también al otro adversario que se les echó encima, más el quere abarcar a todos los adversaraios se vió desbordada y al fin no logró dar a ninguno.

La lanza de Evea pasó tan lejos que ni inmutó al pícaro que aprovechó la distracción de Theonil con su ballesta para asestarle una certera puñalada con su espada. La hoja hayó el hueco entre los tachones, hundiéndose debajo de la armadura; para cuando el aasimar consiguió hurtar el cuerpo un serio tajo había marcado su pectoral derecho.

El pícaro esbozó una sonrisa lobuna al preveer la victoria tras su peligrosa cuchillada, relamiendose el labio con la lengua.

¿Adalbern? ¿Está aquí? ¿Juntándose con esta chusma…? Bueno, la verdad es que eso encaja ¿Me conocen? ¿Qué demonios les habrá contado?

Como un relámpago el pensamiento cruzó su cabeza, distrayéndola durante un instante, un instante que sirvió para que a su alrededor se desatase el caos. Un instante de vacilación que podría haberle costado la muerte, justo lo que durante tiempo su familia la había enseñado a evitar.

Fue entonces cuando aquel hombre atacó al guerrero que luchaba junto a ella haciendo chillar a la armadura que le protegía. Fue entonces cuando la joven barda, desoyendo las indicaciones de Evea, con un elegante gesto levantó su estoque y, sintiendo como se ponían en tensión todos los músculos de su cuerpo, lanzó una rápida estocada contra el Guardia del Almacén.

La fina hoja de Gaëlle amago varias veces, haciendo que el guardia tuviese que cambiar su posición defensiva varias veces, en un momento determinado su pierna herida le falló y su escudo bajó demasiado. La bardo no lo dudo y con una estocada perfectamente trazada colocó su estoque entre las anillas de la armadura. La fina punta se hundió profundamente en el pecho y cuando la bella juglaresa tiró de ella estaba tinta de sangre.

El guardia mudó su gesto en una mueca de terror al sentir el estoque de Gaëlle herirle de gravedad, blanco por la pérdida de sangre y aterrado por el peligro de sus heridas, soltó su espada y desasió su escudo, levantando las manos en gesto de rendición.

De repente, por la dirección contraria a los tres contrabandistas, surgieron por sorpresa un par de flechas dirigidas contra los compañeros más rezagados, Karlack y Gaëlle. 

Mirando hacia atrás los compañeros apenas pudieron distinguir a un par de elfos, vestían cuero tachonado negro con capas revoloteantes igual de oscuras, llevaban lujosas espadas élficas a la cadera y poderosos arcos largos de guardia con los que habían disparado. Estaban rodilla en tierra a medio centenar de pasos del Karlack y Gaëlle, que eran los más rezagados.

El primero apuntó con cuidado a Karlack, ignorando el peligro, el mercenario tenía su enorme escudo plantado junto a la puerta, luchando desde detrás de él contra dos enemigos. La flecha voló certera y golpeó con un ruido terrible entre sus omóplatos; la coraza cedió y la punta hendió la cota, quedándose clavada para espanto de los que lo vieron, por suerte en el cuero sobre el que se ataba la armadura que resultó suficiente para detener la flecha, casi sin inercia después de atravesar dos capas de metal.

Los nuevos contendientes y los compañeros intercambiaron miradas, la mayoría de los investigadores eran incapaces de distinguir los rasgos de los elfos, pero Theonil con su visión en la oscuridad reconoció, sin lugar a dudas, a Brien, el teniente de la guardia corrupto que le dio uno de sus mayores éxitos como investigador; sin duda si él estaba envuelto algo turbio había en marcha. Al aasimar no le cupo duda de que el criminal también le habría reconocido, lo cual le quedó claro cuando dijo a su compañero lo bastante enfadado para que los aventureros le oyeran: 

-"¡Mierda! ¡Es el maldito Brêmark! Jodido metomentodo. Karl, si el puto follangeles está por aquí la zorra de Recta no tardará en llegar. Esto está perdido. " - era obvio que pensaba huir luchando, pero los amigos no sabían dónde pensaba que podía ir sin que le encontrasen.

Lo primero que supieron de la segunda figura, se debió al sorprendido grito de dolor de Gaëlle, cuando una flecha poco certera cortó su falda dejando un feo corte en su muslo izquierdo. La muchacha dio gracias puesto que unos centímetros a la derecha y su pierna hubiera sufrido un daño considerable, quizá una hemorragia fatal.

El elfo no hizo el menor caso a las palabras de su compañero, mientras recargaba la flecha, todos, en especial Gaëlle pudo ver como lamía lascivamente la punta de la flecha y lanzaba un beso a la chica.

Theonil distinguió en el elfo que había disparado a Gaëlle una mueca lasciva al ver saltar la sangre de la muchacha. Mientras pensaba en lo desagradable que era ese tipo, se dio cuenta que le conocía, su mente trabajó a toda velocidad; tras unos segundos recordó un cartel de "se busca". El tipo tenía una condena a muerte en ausencia, el investigador no tenía ahora memoria exacta de los crímenes, pero recordaba que lo había memorizado porque le hervía la sangre pensando en Nasha. El tipo había sido sentenciado por agresión sexual a menores.

Pero aún quedaba una nueva sorpresa para los amigos. Apenas había pasado el sobresalto de las flechas que habían estado a punto de dar un vuelco letal para los héroes, pudieron oír las palabras de un conjuro lanzado a toda prisa desde algún punto lejano en la oscuridad en dirección a la última casa del pueblo.

Tres esferas de luz volaron iluminando como fuente a una joven de aspecto más sexy que hermoso, era joven y tenía un cierto aura de encanto, aunque algo en su porte transmitía recelo. La mujer corría hacia el combate, y sus palabras llegaron antes de que los investigadores pudieran darse cuenta de a quién había disparado.

-"¡Tranquila, Gaëlle, yo te salvaré! Estos malnacidos no te pondrán la mano encima, ¡lo juro!" - La joven bardo se quedó sorprendida sin saber bien de dónde, cómo o porqué estaba allí esa chica. Por si fuera poco, Gaëlle siempre supo que su magia era poco convencional y poco bárdica con algunos conjuros raros y sus entrenamiento no era nada apropiado, pero nunca pensó que tuviera semejante poder mágico.

Mientras la recién llegada corría hacia ellos y gritaba como loca, los misiles volaron certeros hacia Karl. Rebulleron, corcovearon y persiguieron al criminal cuando trató de esquivarlos hasta golpearle con una fuerza atroz que lo derribó mientras saltaba sangre en todas direcciones. Una nube de humo denso y espeso le cubrió un metro todo alrededor, casi hasta ocultar también al otro arquero.

Un fuerte golpe en la espalda estuvo a punto de hacerle perder el equilibrio. Por el rabillo del ojo vio como una flecha emplumada estaba clavada en su espalda.

Por suerte, no llegó a herirle, pero cada movimiento que hacía notaba la punta de la flecha rozándole la piel.

Nos atacan desde fuera, tened cuidado.- intentó colocarse al otro lado de la puerta para tener algo más de cobertura y atacó al contrabandista que tenía al lado

Karlack se plantó ante el quicio de la puerta, ayudándose para darse cobertura con él contra el malhechor, asumiendo que el guardia que se rendía había perdido el ánimo de seguir con la violencia.

Dirigió una estocada rápida contra el contrabandista, sintió con alegría que cortaba pero su dicha se disipó al observar que era el cuero de la armadura lo único que había conseguido cortar. El humano que se escondía a su vez en el dintel sonrió al pensar que aquella estocada fallida le daba la oportunidad de superar la guardia del guerrero.

-¡¡Brien!! ¡Prepárate para pasar una buena temporada a la sombra! -Digo mientras intento deslizarme un par de pasos atrás para poder apuntar sin riesgos al mercenario armado que tengo mi vera. -¡Zoguejo no será tan piadosa esta vez!