Partida Rol por web

Mientras la lucha individual de los dos espadachines al fondo continuaba, Drieric lanzó dos tajos rápidos y profundos decidido a no alargar más la lucha, demasiado precipatado, Gatuzzo esquivó con facilidad el primero, pero no el segundo. Por desgracia el joven no tenía bien agarrada la espada que se deslizó de su puño haciendo apenas un rasguño en la cadera del más veterano.

Obligado a estar a la defensiva por los rápidos tajos de Drieric el jefe de los contrabandistas humanos apenas podía tirar sus estocadas, en un intento desesperado por recuperar la iniciativa lanzó un tajo alto que su rival no tuvo dificultades de evitar para continuar con su asalto desenfrenado en una tormenta de espadas.

 La joven hizo unas nuevas giragonzas para tomar por sorpresa a los atacantes y así poder sacar un poco de espacio entre ellos para tomar una mejor posición y descargar otro dispar, pero este dirigido a uno de los contrabandistas ilesos.

 Pero la maniobra no sale del todo bien y pierde pie, aún así logra mantenerse en equilibrio dando unos pasos, pero cuando dispara, la flecha sale directamente hacia la cubierta del gran almacén.

Viendo lo difícil que le resultaba alcanzar al guerrero, el contrabandista del interior del almacén decidió que por el momento estaba más seguro manteniendo el quicio de la puerta entre él y el mercenario, sin embargo como no quitaba a ojo a Gaëlle por si decidía acercarse y atacarle sin cobertura, sus ataques ni siquiera superaron la barrera de madera, que entre tanto golpe empezaba a parecer un tronco de serrar más que un marco de puerta.

El rufián que había recibido la flecha de Evea seguía tirado en el suelo, gimiendo y murmurando de forma ininteligible.

El tercer criminal no quitaba el ojo de encima a Evea, atento a cuando la muchacha intentase sus piruetas para tratar de acuchillarla. Engancho el pie de apoyo con el suyo de la chica, haciéndola trastabillar y aprovecho que salía a tumbos para hacerla un feo corte en la espalda, por suerte la espada, que estaba cortando el cuero con facilidad, tropezó con un tachón cuando estaba a punto de hincarse y hundirse en un pulmón y Evea tuvo tiempo de rodar hacia delante y evitar que una herida moderada se convirtiera en crítica.

El hombre vio que la morena salía detrás de Theonil y el elfo y decidió que los elfos se ocupasen de ella, él procedió a auxiliar a su acosado compañero y se lanzó contra Gaëlle con ojos inyectados en sangre, pero la sorpresa de ver a Pía lanzarse como loca a golpear su espada con la suya como un pollo sin cabeza y sin el más mínimo viso de coherencia en su uso del estoque, le hizo fallar su tajo de forma miserable entre risas.

Si, ni siquiera necesitas moverte, un simple paso de 5 pies te pone frente a él los dos frente a la puerta, él podría volver a esconderse con un paso de 5 pies pero nadie le quita el golpe sin cobertura primero, y siempre podrías irle siguiendo aunque has visto que en la habitación hay un mostrador detrás del cual podría ocultarse con una acción de movimiento. La verdad es que el +4 CA de la cobertura no te hace falta ya porque él necesita un 20 igual para darte al menos mientras Gaëlle no deje que el otro contrabandista te flanquee

Pero mientras jugamos al gato y al rató, pueden herir a los demás.

Veré lo que hago cuando me toque

Gracias

Si te plantas ante la puerta ya no puede herir a nadie que no seas tu, salvo que corra a dar toda la vuelta al edificio, momento para el cual la guardia habrá llegado o te embista, pero parece bastante escuchimizado comparado contigo.

Interrumpiendo su canto, Gaëlle se centró entonces en el contrabandista que acababa de atacarla. Con delicadeza lanzó una estocada contra él, buscando algún lugar donde su armadura fuese vulnerable. 

-¿Adalbern está aquí? - preguntó sin detenerse, dirigiéndose a Pia - ¿Que demonios está ocurriendo, Pia? 

Aún riendo de los patéticos intentos de Pía por desviar su arma, el contrabandista no reaccionó a tiempo a la fulgurante estocada de la barda y su risa se cortó en seco al recibir un doloroso pinchazo en un brazo que hizo brotar la sangre, su gesto se retorció de furia y Gaëlle pudo sentir su mirada de odio atravesarla.

Los compañeros que seguían el combate a la puerta del almacén habían perdido de vista por completo a los dos elfos, la nube de humo que había envuelto al que la misteriosa hechicera amiga de Gaëlle había cosido a rayos mágicos seguía demasiado espesa para ser atravesada con la vista entre la oscuridad reinante, que se hacía más profunda al alejarse Evea y su cetro resplandeciente.

Cerca ya del extremo opuesto del almacén resonaban las carreras de, presumís, la guardia de la ciudad que acudía rauda ante el ruido de combate y los gritos de los heridos, por fortuna parece que traen algún tipo de luz y un resplandor vacilante da idea de su posición aproximada, a unos veinte metros de vuestra posición actual, es seguro que llegarán en unos segundos. La mala noticia es que Theonil, quien suponéis tiene contactos en la guardia, ha salido corriendo persiguiendo al elfo que le reconoció y ahora mismo lo habéis perdido de vista.

El elfo corría rápido, demasiado para estar dirigiéndose directo al muro y lo suficiente para que Evea fuera incapaz de distinguirle, aunque podía ver a Theonil y seguir a éste.

Tan veloz Brien que Theonil pensó que trataba de saltar y trepar el muro y se empezó a pensar si le rentaría intentar seguirle trepando un complicado y peligroso muro de espinos, sin embargo el momento de saltar pasó, el criminal estaba demasiado cerca del muro.

Apenas perceptible incluso para los hábiles ojos del investigador, pequeñas runas verdes relucieron en las botas de Brien y cuando llegó a chocar contra el muro... éste se abrió para él volviendo a cerrarse casi en torno suyo. Theonil se quedó anonadado durante un segundo, lo que indicó a Evea que algo raro había pasado ya que ella no llegaba a distinguir el muro en la oscuridad. El aasimar nunca hubiera imaginado que algo así fuera a pasar, sabía que ese don no estaba al alcance de Brien, dado que Theonil lo conocía bien dado que Nasha estaba dotada de él. La única explicación es que el bribón tenía unas botas de zancada forestal que en el entorno de Zoquejo le daban una ventaja brutal.

Tanto Theonil como Evea, que no había visto al elfo cruzar el muro, pudieron oír la voz al otro lado del muro gritar mientras se internaba en la espesura casi intransitable que rodeaba Zoquejo:

-"¡Nos volveremos a ver Brêmark. Nos volveremos a ver!" -

Buscando cómo perseguir a Brien, Theonil miró en dirección a la entrada a Zoquejo, por desgracia estaba a cientos de metros  y para cuando diera la vuelta el criminal estaría muy lejos dentro del impenetrable bosque, donde sin la habilidad de Nasha para moverse entre los árboles y que Brien sí tenía sería imposible seguirle.

Evea miró también la dirección que veía escudriñar a Theonil. Ambos distinguieron, casi a cien metros, en la zona que ya estaba iluminada por las luces de Zoquejo al otro elfo, el que el aasimar había identificado como Karl, pero desconocido para la joven humana. Debía haber corrido como alma que lleva el diablo desde su nube de humo para llegar tan lejos y tener una zancada tan rápida como la de Evea o más. Está parado a los pies del muro y tras dirigir una breve mirada en su dirección que, en el mejor de los casos, le habrá permitido ver a Evea pero no a Theonil, se dispone a escalar el muro de forma apresurada.

A lo lejos, totalmente en dirección contraria a ella respecto del almacén Evea oye el ruido de la guardia llegando a la carrera, sin duda estarán en el combate de sus compañeros en breves segundos (al final del próximo turno).

-"Luego te explico, pero si. Está con ellos." - dijo Pía centrada en defender a Gaëlle.

La barda se dio cuenta que su voz sonó más normal que antes, parecía un poco afónica y con ronquera, pero era algo normal en mitad de una fiesta. Probablemente ella tampoco sonaba del todo normal después de tanta música y sobre todo tanta bebida. Pero ahora su voz había sonado normal. Además estaba la pesada capucha que llevaba y que acababa de caer atrás, hasta que vio su cara de rasgos delicados no se dio cuenta de que llevaba una pesada capa de viaje, algo muy impropio de ella que gustaba de exhibir su hermosa figura.

Algo en los ojos del criminal al que enfrentaban hizo dar una respingo a Pía, que tras ponerse a cubierto tras Gaëlle, apresuró un conjuro. Si la bardo tuviera que apostar diría que lo que asomó a los ojos del tipo fue reconocimiento.

El contrabandista sólo tuvo tiempo de decir unas palabras, quienes le escuchaban dirían que "¡Tú, fulana t..." antes de que dos rayos, a ninguno de los compañeros le pasó por alto que al elfo al que atacó al aparecer le impactaron tres, le enviasen al suelo con grandes quemaduras en el pecho, se llevó las manos al corazón y quedó tendido temblando convulsamente, aparentemente  sin respirar.

El guerrero rodeó el quicio de la puerta buscando al escurridizo enemigo y dispuesto a acabar rápidamente con él.

Karlack avanzó hasta ocupar la puerta, el escurridizo ladrón que trataba de alcanzar al guerrero con su espada, agachado junto al quicio de la puerta, vio de pronto ante él la colosal figura del guerrero y trató de levantarse mientras lanzaba sus armas contra la guarda de la espada que se cernía sobre él con el propósito de desviarla.

Por un segundo pareció que lo conseguiría, la espada se desvió casi suficientemente lejos, pero la punta afilada golpeó contra el gorjal del contrabandista, cortando el cuero con facilidad, un salpicón de sangre bañó a Karlack cuando un fino pero profundo corte alcanzó la yugular del malhechor, que cayó al suelo de espaldas, soltó las armas tratando de sujetar la herida del cuello que en un momento tiñó una gran porción del suelo de sangre llegando hasta el mostrador casi al momento. El hombre quedó tirado en el suelo poniéndose blanco por segundos.