Partida Rol por web

Justo en el momento en que Gaëlle atacaba al unicornio, cuando Karlack trataba de apartarla de la primera linea y protegerla, la juglaresa vio como la druida hacía aparecer un enorme oso. Durante un instante la distrajo, permitiendo que el guerrero la sacase de allí y haciendo que no le quedase claro hasta que punto su ataque había sido efectivo. 

Estaba dispuesta a recuperar su lugar en la primera linea, sin entender aún cómo el guerrero había desperdiciado su ataque por apartarla, cuando reparó en que en el lugar donde antes estaba la joven druida ahora había un imponente lobo. Durante un segundo sonrió para sí. Va a ser una gran historia, si que lo va a ser. Y entonces dejo su lugar frente al unicornio para que Auria o el enorme oso pudiesen involucrarse en el combate. 

El unicornio estaba completamente atento al grandullón Karlack, equipado como un caballero de cuento de hadas con armadura, escudo y espada de guerra; también a la transformada Auria, por quien sentía un odio atroz. Gaëlle, con su aspecto inofensivo, apenas tenía un pequeño hueco en su memoria. 

Mientras Karlack trataba de ponerla detrás de él, ella lanzó una estocada. ¿Fue suerte? ¿Fue pericia? Fuera como fuese, el unicornio se vio sorprendido por el certero golpe y el afilado espadín de la juglaresa se hincó en su cuello, por desgracia la fuerza de la chica no era demasiada, no al compararla con el correoso cuero que constituía la piel de la bestia mágica y al presionar, la punta del estoque acabó volviendo a desencarnarse aunque dejando una herida alargada pero poco profunda que enseguida se cubrió de sangre oscura.

Con un relincho, el equino astado siguió la figura de Gaëlle mientras daba un paso a detrás de Karlack, mirándola con un odio casi tan intenso como el que reservaba para las druidas.

La bestia amagó hacia Karlack con el cuerno, cuando el guerrero retrocedió un paso, se abalanzó hacia él aprovechando para golpear con saña en dirección a la loba en que se había transformado Auria, ésta sorprendida por el repentino giro apenas tuvo tiempo de saltar a un lado... justo a tiempo de evitar verse empalada contra el suelo, pero no lo bastante rápido para evitar que el cuerno trazase una profunda herida en su costado que tiñó su piel de alabastro de rojo en cuestión de segundos. Apenas había tocado el suelo el cuerno, el monstruoso unicornio caído en desgracia lanzó un mordisco cruel a las patas de Auria, pero el duro pelaje de la loba no cedió y le permitió escapar sin más daño. Pero la druida transformada se tambaleaba, no aguantaría otro golpe tan terrible como ese.

El guerrero por su parte había tenido más suerte, aunque el grandioso equino había lanzado sus pezuñas con mucha habilidad por encima de su escudo y demasiado certeras para esquivarlas, Karlack se había dejado llevar hábilmente, girando primero a izquierda para recibir el impacto del casco derecho que se deslizó por los giros de su armadura y luego a la derecha para que ocurriera lo mismo con el casco izquierdo, logró que su armadura absorbiera por completo el impacto del unicornio, devolviéndole de un empellón justo delante de su espada.

Karlack notó la fuerza del oscuro equino. Por suerte su armadura aguantó y no recibió daño.

Era el momento de devolverle el ataque. 

Aún un poco desequilibrado por alejar al pesado equino, la espada del guerrero apenas llevaba fuerza y voló inofensiva lejos del unicornio, que miró con suficiencia a sus rivales, sólo Gaëlle le había hecho un ligero corte mientras que él tenía a una de las druidas al borde de la derrota. Relinchó con alegría y con ojos brillantes y crueles se dispuso a completar la matanza.

Nívea decidió que la curación que podía aportar a Auria no sería suficiente para suponer una diferencia y decidió reservarla por si caía gravemente herida salvar su vida.

Aprestó el arco y, apuntado lejos, a la grupa del unicornio, para no dar a sus compañeros soltó la flecha. Como ya le había pasado a Theonil antes que a ella, la saeta voló demasiado alejada del objetivo y se perdió más allá de la osa.

Centrándose y ganando confianza nuevamente para el combate Evea continuó trepando al tejado de la caseta; oía ruido de combate a su lado, pero se centró en terminar de ascender para poder efectuar sus disparos sin estorbar a sus compañeros en el campo de batalla.

-Vamos, trepa-pensaba dándose autobombo para no cometer errores en lo que era, a todas luces, una subida sencilla hasta para un niño de 5 años. Si bien su situación no era plácida por el enemigo al que se enfrentaban y sus nervios tampoco estaban en su mejor momento...

Finalmente la batidora consiguió alzarse y, ganando confianza por momentos, aprestó nuevamente su arco, lista para disparar contra la bestia mientras sus compañeros se batían a ras de suelo.

Selene se puso en pie detrás del unicornio y lanzó un par de zarpazos al unicornio. El primero fue fácilmente esquivado por el equino, a pesar de no prestar atención a la osa, pero su suficiencia le costó cara, pues la segunda garra se enganchó en su grupa y le dejó un feo corte cuando corcoveó para escapar de la laceración. Su movimiento evitó que la osa, mucho más pequeña que el caballo astado, pudiera morderle antes de salir de su alcance.

Con un relincho de impaciencia, la mágica criatura trató de recuperar pie y retomar la ventaja en la contienda.

El veterano investigador no veía claro el disparo. Realmente no podía hacer mucho con su ballesta sin arriesgarse a dañar a sus compañeros, pero no aguantaría una cornada de semejante bestia. Ya no era tan joven como antes y, además, no había sitio en el combate para él. Sería mejor que siguiera tratando de atinar, aunque sólo fuera para distraer.

Su virote voló más certero que otras veces, golpeó de refilón contra la pata trasera del unicornio y salió despedido tan inocuo como si hubiera golpeado la coraza de Karlack. El ser tenía una piel realmente dura.

Turno para Gaëlle y Auria.

Gaëlle está a un paso de 5' de entrar en combate (pero luego no podría salir sin provocar ataque de oportunidad)

Auria puede salir del combate con un paso de 5', aunque alejarse del todo le requeriría sólo moverse para no provocar ataque de oportunidad.

El unicornio está encajonado entre Karlack y la osa, no puede avanzar ni retroceder sin disparar las runas lo que, si Gaëlle no se equivoca, mataría a todos en el claro.

Ignorando los temores del joven guerrero que la acompañaba, Gaëlle se metió de nuevo de lleno en el combate. Sin interrumpir su canto, confiada por el ejercito que en aquel momento la apoyaba, se lanzó contra aquella aberración de la naturaleza que tenían ante ellos. Atacó con decisión, poniendo toda su alma en el golpe, pero algo ocurrió... de alguna manera el resultado no fue el que ella tenía en mente. 

El aspecto inocente de la bardo había quedado desvelado como falso después del doloroso corte que había infligido al unicornio con su ataque anterior, de modo que cuando el afilado florete de la chica se lanzó hacia él, el equino astado estaba más que atento y se movió con facilidad fuera del alcance del corto espadín; como resultado la espigada estocada de Gaëlle quedó corta por más de un metro, dejando a la chica en una posición apurada si el enemigo decidía contratacar.

Luna había quedado gravemente herida tras el último golpe del unicornio negro. Lamió la herida de su pata mientras dedicaba una mirada de profunda ira sobre el horrible equino. Su presencia hacía que la pequeña loba sintiera ganas de vomitar la escasa comida que se había llevado a la boca desde que había llegado al festival.

Después contempló a su amiga Selene, parecía que la osa negra estaba respondiendo ante su petición y tras comprobar que ella podría hacer más por los demás, Luna decidió dar marcha atrás y colocarse en un lugar donde su vida no supusiese un peligro. No sin antes tratar de encajar un fuerte y duro mordisco sobre la criatura, con la esperanza, no de acabar con su insoportable vida, si no de dañarle lo suficiente como para que sus compañeros le dieran un digno fin.

Luna parecía más preocupada de su grave herida y retirarse que de atacar, de modo que su mordisco se quedó muy corto, no había tiempo de intentar uno más certero, pues el animal miraba con deleite a la druida transformada dispuesto a abalanzarse sobre ella y terminar el trabajo.

Cuando vio que la loba se ponía a salvo detrás del guerrero blindado piafó furioso, corcoveando y echando espuma de rabia por los belfos trató de cornearlo y lanzarlo a un lado para alcanzar a la druida. El cuerno desvió el escudo con facilidad, abriendo ángulo y golpeó certero en mitad del pecho del luchador para desesperación de sus compañeros; pero su cabeza se deslizó inocua por la soberbia armadura de Karlack que se movió con destreza dejando deslizarse la afilada punta del asta. El cuerno se enganchó en una juntura, volviendo a provocar un hipido en los reunidos; pero por suerte la cota de malla aguantó y, finalmente, el peligroso astil de obsidiana se hincó brevemente en el suelo sin dañar al joven.

Furioso, el equino oscuro lanzó un mordisco de rabia y desesperación al guerrero, pero tan poco efectivo como el que Luna le había lanzado a él antes. Tan torpe fue la última acometida, que la bestia mágica caída en desgracia perdió pie y a punto estuvo de irse al suelo al intentar cocear a Selene. Tras ello, perdida la iniciativa en la lucha retrocedió intentando evitar que el guerrero pudiera herirle.

El guerrero aguantó la embestida de la bestia. El golpe había sido duro pero el escudo y la armadura también lo eran.

Era el momento de contraatacar. Asediada por el oso al otro lado, Karlack usó su espada contra la negra criatura

El ataque de Kalack parecía certero, pero en el último momento el unicornio interpuso su cuerno de obsidiana y con una lluvia de chispas, el acero del guerrero se desvío resbalando por el asta hasta acabar demasiado bajo, golpeando sin fuerza en las duras pezuñas del horrible equino, que mantuvo la guardia, aún sin recuperar la iniciativa tan un grupo tan numeroso.

Nívea seguía sin tener muy claro cómo ayudar mejor al grupo, de modo que siguió intentando hundir sus flechas en la grupa del unicornio tirando alto para evitar también a la osa que Auria había llamado en su ayuda. El blanco era muy difícil, de modo que a pesar de ser una arquera razonablemente hábil, la bestia astada no tuvo mayor problema para evitar la flecha justo cuando la druida soltaba la cuerda de su arco.

Evea 21 Sobre el tejado, de modo que su modificador total al disparo cuerpo a cuerpo es -1 (-2 por cobertura +1 por posición superior)

Osa negra 19 Detrás del unicornio en combate

Theonil 16 En segunda fila y abierto a un lado

Auria 15 Detrás de Karlack a un paso de 5' del unicornio, pero el equino no lo puede dar mientras no caiga el guerrero

Gaëlle 13 En cuerpo a cuerpo al lado de Kalack (tiene flanqueo mientras aguante la osa)

Unicornio 13 En cuerpo a cuerpo con Karlack y Gaëlle (y la osa) por lo que los proyectiles le impactan a -4 (salvo que se tenga disparo preciso o -2 desde posición superior)

Karlack 5 En cuerpo a cuerpo con el unicornio en la posición central

Nívea 4 En retaguardia

Ergo turno para Jarlnian