Partida Rol por web

El fuego de Castrojeriz

III. El castillo de Castrojeriz

Cargando editor
10/10/2016, 18:24
Alfonso Usía

Diantres, valiente patán borracho que solo entorpece a los hombres de bien como nosotros... Vamos compañero que se nos escapan.

Y me lanzo a la carrera en pos de los dos fugitivos intentando mantenerme a distancia de la punta de esa lanza.

Notas de juego

¡¡¡A por ellos!!! XDDD

Cargando editor
11/10/2016, 12:35
César

Allí arriba... pues... -César bajó la vista un poco, mirando aún el fuego y los aldeanos y criados ir de acá para allá-. Unos legajos... unos legajos que yo mismo introduje y guardé en secreto en la biblioteca del marqués -se refería a Íñigo de Medina, dueño del castillo y de la aldea y tierras de Castrojeriz-. Pero, será mejor que vos cuente todo aquesto en otro momento, y no aquí... ¡vayámonos de aquí!

Notas de juego

De tus compañero, ni rastro (no sabes si es porque no están allí o porque no los ves entre el gentío y el revuelo del fuego).

Cargando editor
11/10/2016, 13:12
Munio Recarédiz

- ¡Dale pues! Que aún les pillamos, ¡corre! - grita Munio intentando huir del soldado. 

Notas de juego

Acción extendida: Huida 

Cargando editor
11/10/2016, 19:29
Soldado de Castrojeriz

Resumen turno 2:

Aquel tipo soltó la lanza, y lleno de ira (aquella que la bebida en exceso otorga por poca o nada excusa alguna), que se lanzó contra Alfonso mientras éste sólo veía venir que se les escapaban aquellas dos misteriosas siluetas, que cruzaban Castrojeriz por su úncia calle. Asique ambos, barbero-cirujano y trovador marcharon a correr tras de ellos, sin importarles mucho lo que hiciera aquel soldado. Y sus pretendidos puñetazos rozaron el aire, muy cerca de la cabeza de Alfonso (que de haberle dado, un buen chichón o tal vez dentadura o tabique roto hubiéranle agraciado).

- Tiradas (2)

Notas de juego

Huis de la pelea. Fin del combate.

Haced una tirada con éxito de Descubrir (PER) o Rastrear (PER) , lo que más tengáis. Si alguno la supera, no perderéis el rastro o la visión de los perseguidos. De lo contrario, sí.

Cargando editor
11/10/2016, 20:46
Alfonso Usía

Evito por poco los golpes del soldado borracho y, menos mal, pues a pesar del alcohol parecía tener la fuerza de un toro y también su hedor, dita sea. Lo dicho, esquivando por los pelos la arremetida del beodo me lanzo en pos de las misteriosas figuras intentando escudriñar hacia donde se dirigen, consciente apenas de que me sigue mi compañero, el trovador Munio...

- Tiradas (1)
Cargando editor
11/10/2016, 21:44
Munio Recarédiz

Como alma que lleva el diablo, Munio esquivó al soldado y siguió corriendo calle abajo, pero de poco sirvió pues en el rato que les entretuvo perdió la pista de los dos fugitivos. 

Joder con el soldado, ¿dónde se han metido? ¿Ves algo Alfonso?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Alfonso, que dos puntos de suerte más bien gastaos... 

Cargando editor
13/10/2016, 09:48
Alfonso Usía

Refreno un poco mi velocidad al oír a Munio y para intentar vislumbrar rastro alguno de nuestros perseguidos.

Por los clavos de Cristo que por culpa de ese beodo los hemos perdido, ¡maldición!. Iban en dirección al convento, podríamos ir hasta allí lo más rápido posible, igual tenemos suerte, ¿qué opinas, Munio?

Cargando editor
13/10/2016, 10:13
Don Victor Saavedra del Valle

PNJOTIZADO.

Venga señores, ya hablaremos luego -es hora de buscar a nuestros amigos-. Quizá hayan marchado del castillo: los hubiéramos visto ya mientras bajábamos descolgándonos seguramente. Apuesto a que han vuelto a Castrojeriz. ¡Y tú, César, o como te llames! ¡No te separarás de nos hasta que nos cuentes cuál es tu papel en todo ésto!

Notas de juego

Voy a darle un empujón a toda la historia que bien le hace falta ;)

Cargando editor
13/10/2016, 10:15
Director

Acto seguido, limpiándoos las últimas espigas de bálago que adquirísteis en caída sobre el carro, que os apresurásteis monte abajo, saliendo por la muralla del castillo. Y que las llamas de Castrojerizo poco a poco amainábanse, aunque aún bien se elevaban algunas por los aires, cerca del pico de sus torres. En éstas, que atravesando la única calle que componía la villa de Castrojeriz, os encontrásteis un par de figuras, un poco cansadas y resoplantes. Eran Alfonso Usía y Munio Recarédiz. Les dísteis el paso y éstos se giraron.

Cargando editor
13/10/2016, 10:16
Eneko

Pero, será mejor que vos cuente todo aquesto en otro momento, y no aquí... ¡vayámonos de aquí!

-Vayamonos pues. Vamos a la posada en donde descansabamos antes deste fuego. Quizás allí podamos encontrar a Alfonso y Munio que con nos llegaron al castillo cuando escuchamos toda la algarabía

vigilando de cerca a Cesar y acompañado de Don Victor volvemos sobre nuestros pasos dejando a la espalda el fulgor de la torre incendiada et los gritos et de los campesinos et siervos del castillo que intentan sofocar el infierno que allí se ha aparecido 

Cargando editor
13/10/2016, 10:20
Director

Mientras buscábais con la mirada sin ver nada, que creísteis perder a aquellas dos figuras. Efectivamente, tras unos instantes, ya no estaban: vuestra carrera tras el previo encontronazo os había hecho perderlas de vista. No obstante, justo mientras Munio le preguntaba a Alfonso si veía algo y éste le proponía continuar hasta el convento, vieron que tres figuras se aproximaban por detrás: eran el caballero don Victor, Eneko el cazador y un tipo con hábitos... ¡César, el fraile antoniano!

Cargando editor
13/10/2016, 10:20
Director

Notas de juego

Como véis en vuestros respectivos post privados dos a dos, os he juntado para no estirar más el chicle. Desde ahora seguís posteando juntos. Estáis en mitad de Castrojeriz. Vosotros diréis qué hacéis señores.

Cargando editor
13/10/2016, 10:23
Eneko

Munio!! Alfonoso!!. Pardiez donde os habiais metido? Escapamos milagrosamente de la torre. Conseguimos descolgarnos desde una ventana et milagrosamente fuimos caidos en un carro de heno que allí se encontraba. Allí nos encontramos a Cesar que consiguió salvar el pellejo de milagro y que aquí nos acompaña

Una vez apartados de las gentes y solo entre nosotros cuatro le pregunto -Bien Cesar, ¿de que legajos nos hablabas antes? ¿Te has jugado la vida tan solo por unos papeles?. Hablad claro, que non queremos vernos envueltos en negocios turbios

Cargando editor
13/10/2016, 11:00
Munio Recarédiz

Munio se mostraba contrariado por haber perdido la pista hasta que escuchó la voz de Eneko. Se giró y mostró sorpresa al ver a César. 

- ¿Tú por aquí? Estás en todas las salsas César. -  Sin esperar respuesta tomó del hombro a Víctor y Eneko y los encomendó a esconderse en las sombras. 

- Pongamonos a cubierto, que acabamos de cabrear a un guardia y no quiero tener que enfrentarme de nuevo a él. Bueno... ¿De qué legajos habláis?

Cargando editor
14/10/2016, 15:23
Don Victor Saavedra del Valle

Al fin de nuevo todos juntos menos nuestro Señor. No podíamos olvidarnos de él. Él era el motivo por el que estábamos aquí. Y por ese motivo, el enigmático César se cruzó en nuestro camino por dos veces.
-"Cuéntanos por qué estabas ahí arriba y en el lugar donde se encuentra nuestro Señor." dije seriamente.
-"¿Y qué es eso de que habéis molestado a un guardia?" giré la cabeza para mirar a mi joven amigo.

Notas de juego

Cargando editor
15/10/2016, 14:40
César

Viendo que César se encontraba en una encrucijada, en medio de aquellos cuatro hombres y que hasta en tres extrañas ocasiones habíase mostrado ante ellos (tras la pelea días antes, con el grupo de peregrinos; saltando la tapia del convento de San Antón y colándose en un almacén, y ahora en plena torre del castillo de Castrojeriz en llamas), no pudo intentar siquiera el escaquearse de dar explicaciones. Os instó a que os apartárais de la calle, en plena aldea, y os llevó tras una casa, junto al muro de piedra de una huerta (donde había más discreción):

Vale, vale... Os contaré todo -arráscándose el cogote, haciendo un poco de memoria. Entonces comenzó a relatar-. Creo que sois los primeros a quien narro mi vida. Oid: soy el hijo menor de cinco hermanos. Mi padre era un comerciante bien posicionado en Salamanca, y mis hermanos aprendieron el oficio de las armas. Yo no. Acompañaba a mi padre a Navarra por sus negocios y solía aprender cosas que él me contaba acerca de todo aquello cuanto vendía, ungüentos, extrañas joyas, o extraños saberes que, según decía, sus clientes compartían con él. Yo sé que no era así. Su madre, de jóven, vivió mucho tiempo sola en el valle del Mena, según he oído... con los lobos.

César hizo una pausa, mirando el rostro del caballero de don Victor durante unos segundos (segundos en los que tragó saliva, sin importarle si le estábais creyendo en todo ésto o no).

Y enseñó cosas a mi  padre que prefirió guardarse para él, pues jamás me habló de ello, y lo poco que sé parece suficiente. En uno de mis viajes con él a Navarra acabé ingresando como novicio en un convento antoniano perteneciente a la encomienda allí dispuesta. Allí conocí un fraile muy querido por su comunidad, Gontzal, el más anciano: era un antiguo curandero de las montañas vascas. Tras contarle lo poco que sabía de mi abuela, me miró con cierto recelo, pero me acabó enseñando a conjurar bondades para la gente y cosas muy útiles. No por ello hay que darle la espalda a Dios. Calmar un incendio o invocar a un ser bendito cuando una persona peligra no es pecado, pese a lo que digan... -lo que contaba no parecería, a los ojos de cualesquiera, una completa herejía. Sin embargo él lo contaba, como miembro de la Iglesia, muy tranquilo-.

Hube de pasar un tiempo allí en Navarra, aunque luego marché al convento de San Antón, aquí en Castrojeriz. Los frailes que aquí hay son estrictos, más de lo que pensaba. A la muerte del viejo Gontzal, me mandaron desde Navarra una carta legada del fraile. En ella me contaba cosas sobre las “loberas salvajes”, como mi abuela, así como lugares donde podría encontrar textos sobre conjuros que quizá pudiera utilizar, y otras muchas cosas útiles, sobre todo del lugar donde me encontraba: un enclave principal del Camino de Santiago como era el propio convento de peregrinos.

Los frailes de aquí, desde que vieron cómo ofrecía un ensalmo a algunos peregrinos que llegaban exhaustos, me expulsaron del convento. No quiero ni imaginar qué podrían haberme hecho de encontrar esa carta. Para no perderla, decidí guardar el legajo en el castillo del marqués Íñigo de Medina, un viejo amigo de mi padre. Mientras tanto he acudido en ayuda de los peregrinos del Camino desde Burgos hasta Carrión durante meses. Mi intención fue buscar una cura concreta para el mal del fuego... Y junto a un maestro la encontré, cerca de Sahagún.

El fraile César hizo una última pausa y luego continuó.

Volví y dejé constancia en copias, en el castillo del Marqués. Los frailes de San Antón debieron enterarse y tal vez se colaron en el castillo sobornando o coaccionando a algún guardia... o váyase vos a saber. Y digo esto porque alguien debió prender el castillo mientras sabía que yo estaba allí, guardando celosamente lo narrado. Si el remedio del Mal del Fuego se airease, su estancia en como hospital desaparecería*. Quizá quiso que el remedio ardiera conmigo... pero no todo se ha perdido. No han conseguido lo que querían, aunque nadie pueda hacer sombra a la Tau azul...

Notas de juego

*: Ésto lo dice porque es un hospital de curación para peregrinos santiaguistas.

Haced dos tiradas voluntarias:

-Una de Leyendas (CUL) (si queréis saber más sobre las "loberas").
-Otra de Memoria (PER) (con un bonus del +50%).

Cargando editor
17/10/2016, 10:51
Munio Recarédiz

César sonaba sincero. Munio aceptó sus palabras como verdaderas. 

- ¿Existiendo una cura? ¿Esos frailes poner por delante su negocio? Con razón corrían como alma que lleva el diablo. No parece muy cristiano su hacer. Aunque bueno, si os soy sincero, tampoco es que me sorprenda. ¿Sabeis que mi madre pretendía que yo tomara los hábitos? - Munio rió -  Si ella supiera...

- Perdonad, que me despisto. - Munio tose - ¿Entonces, has podido rescatar esos escritos? ¿Pueden ayudar a curar dicho mal?

 

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

La primera donde dice Memoria (CUL) es en realidad Leyendas (CUL) y entiendo que la pifia es que la recuerdo completamente del revés, no que me de un Ictus al forzar el seso. 

La segunda, no tenía muy claro como aplicar el bonus del 50, si es 10+50 (60) la dificultad o 10 + el 50% de 10 (15). En todo caso, fallada

Cargando editor
17/10/2016, 17:02
Alfonso Usía

Munio!! Alfonso!!. Pardiez donde os habiais metido? Escapamos milagrosamente de la torre. Conseguimos descolgarnos desde una ventana et milagrosamente fuimos caidos en un carro de heno que allí se encontraba. Allí nos encontramos a Cesar que consiguió salvar el pellejo de milagro y que aquí nos acompaña. 

 ¡Pardiez! que andábamos tras dos malandrines que creemos incendiaron la torre et nos topamos con un soldado borracho e idiota. Me alegro que esteis bien, nos temíamos lo peor.

Escucho a César y Munio. Buena cosa sería ese remedio, le vendría muy bien a nuestro señor y a infinidad de gente, está claro... Me uno a la pregunta, ¿habéis rescatado tal milagroso antídoto?

Y lo bien que le vendría ese conocimiento a cierto barbero cirujano que yo me se....

- Tiradas (2)

Notas de juego

La de memoria me sale que me he equivocado al poner el modificador XD

La de Leyendas pifia, las loberas son los lugares donde se crían las ovejas XDDD

Cargando editor
17/10/2016, 19:37
Eneko

Gracias al cielo a que llegamos a tiempo Don Victor et yo mismo para ayudaros a salir de aquella torre en llamas. Paresce que alli hubierase pedido la solución al problema de nuestro Señor. Esperemos que el remedio sea capaz de aplacar el mal como bien decis 

- Tiradas (2)
Cargando editor
19/10/2016, 13:24
César

Así es, lo tengo conmigo -respondió mientras se apretaba bajo las ropas-. ¿Vuestro señor? -se preguntó César-. ¡Ah sí! ¡Aquel hombre de porte noble! ¡Es verdad!

Efectivamente Eneko recordó que el Mal al que se refería César no era ni más ni menos que el Mal del Fuego, el mal de San Antón: un fuego más peligroso que el que azotaba al castillo de Castrojeriz.

¡Osea que está con ellos! -el fraile antoniano comenzó a hilar mentalmente las pesquisas, y entendió porqué don Aldano no estaba con vosotros-. ¡Sufre del Mal! ¡Está en el convento! Yo podría... ¡"ayudarle"! -quiso decir, por no tornar sus palabras con detalles que muchos creerían heterodoxos y tal vez blasfemos o herejes. Y no es que los monjes Antonianos no pudieran curar el mal de San Antón o el Mal del Fuego, sino que lo hacía por métodos un poco... extremistas.

Veíais ya el castillo en la colina un poco más apagado: los soldados y criados lograban poco a poco acabar con las llamas que bañaban su estampa.

Notas de juego

Efectivamente, Munio, sería 10+50 (60%)

Señores. Es momento de decidir qué hacéis (es de madrugada completamente). Podéis andurrear por el pueblo, castillo, convento, etc. o bien descansar y volver a por vuestro señor (como os dijeron los frailes --> os dijeron que volviérais al día siguiente).