Partida Rol por web

Despiertas un día más en la habitación que te han asignado en Rocadragón. Hace exactamente una semana que volviste de tu último viaje y durante todos estos días han informado a tus superiores, has hecho un inventario de las provisiones que te hace falta reponer y has llevado al herrero tus armas melladas y rotas.

Por fin ha llegado el día en el que adjudicarán a cada montaraz una misión, una busqueda que te puede llevar a cualquier lugar del reino.

Alguien aporrea suavamente la puerta de tu habitación.

Te encuentras danzando sin rumbo por los pasillos de RocaDragón cuando una voz te sorprende -Señorita Sylven, ya casi es la hora de estudio ¿no deberías reunirte con vuestro profesor? ¿o vas a volver a ausentarte? -te pregunta uno de los mayordomos de la Casa de la Luz. El viejo hombre se acerca a ti y te susurra en el oido con una sonrisa de complicidad-algunos guerreros entrenan en el patio, tal vez le interese verlos -

Bajo los pasillos y habitaciones de RocaDragón no llega la luz del día. Tampoco salen los gritos y voces de los que se reunen en los subterraneos. Unas grandes piras iluminan la estancia en la que te encuentras mostrándote un gran número de seguidores de R´hollor que presencian el ritual, siendo tu uno de ellos.

Cinco fieles del verdadero Dios rodean la mayor de las piras mientras lanzan alabanzas al Señor de la Luz. Uno de ellos se dirige al resto de vosotros clamando -¡Enciende tu llama sobre nosotros R´hollor! En ese momento los cuatro fieles restantes lanzan un líquido a la pira que aviva las llamas, cegando momentaneamente a todos los presentes e iluminando con más fuerza la sala.

¡Traigan al infiel! -grita el sacerdote. Unos guardias en cuya coraza resplandece el corazón en llamas se acercan a la pira con un hombre viejo que no para de gritar y lanzas blasfemias.

Bajo los pasillos y habitaciones de RocaDragón no llega la luz del día. Tampoco salen los gritos y voces de los que se reunen en los subterraneos. Unas grandes piras iluminan la estancia en la que te encuentras mostrándote un gran número de seguidores de R´hollor que presencian el ritual, siendo tu uno de ellos.

Cinco fieles del verdadero Dios rodean la mayor de las piras mientras lanzan alabanzas al Señor de la Luz. Uno de ellos se dirige al resto de vosotros clamando -¡Enciende tu llama sobre nosotros R´hollor! En ese momento los cuatro fieles restantes lanzan un líquido a la pira que aviva las llamas, cegando momentaneamente a todos los presentes e iluminando con más fuerza la sala.

¡Traigan al infiel! -grita el sacerdote. Unos guardias en cuya coraza resplandece el corazón en llamas se acercan a la pira con un hombre viejo que no para de gritar y lanzas blasfemias.

Lucyen observa la escena, en silencio. Era de las primeras veces que le invitaban a un ritual de esas características, por lo que el aprendiz de maestre estaba observando todo con detenimiento, intentando pasar desapercibido lo máximo posible. Al fin y al cabo, no tenía ningún papel activo en el ritual, al menos que él supiera.

El joven Atreides observa la llegada del anciano prisionero, que blasfema y hace intentos desesperados (pero inútiles) para intentar deshacerse del yugo de sus capturadores. Sentía lástima por ese hombre. Al fin y al cabo, y a pesar de ser miembro de la casa de la Luz, no es que fuera un gran devoto de los dioses en general. Claro que eso nunca se le ocurriría mencionarlo aquí. 

Observo al criado con cierta suspicacia.

Qué raro que me anime a saltarme la lección..., pienso

Aunque, por otra parte, este viejo sirviente siempre ha sido amable conmigo.

-Uhm... La verdad es que hoy no tengo ganas de estar encerrada escuchando una aburrida charla. Creo que saldré a tomar el aire al patio-digo, devolviéndole la sonrisa.

Los guardias se detienen al lado de la pira y el cautivo continua gritando -El guerrero os traerá vuestro justo castigo y el Desconocido os llevará a su reino, ¡monstruos adoradores del fuego!. Uno de los guardias encaja un golpe con el pomo de su espada en la espalda del hombre, el cual se retuerce de dolor. A continuación el otro guerrero tapa la boca del viejo septón con una vieja tela y comienza a encadenarlo a una estructura de madera.

El adepto que dirige el ritual hace caso omiso a esos preparativos y se vuelve a dirigir al público que lo observa.

“Aléjanos de la oscuridad, oh, Señor. Inflama nuestros corazones para que podamos recorrer tu camino luminoso. R´hllor, tú eres la luz de nuestros ojos, el fuego de nuestros corazones, el calor de nuestras entrañas. Tuyo es el sol que calienta nuestros días, tuyas las estrellas que nos guardan en la noche oscura... Señor de la Luz, defiéndenos.”

Todos los fieles reunidos en la sala de las catacumbas de RocaDragón responden a la vez- ¡Señor de la luz, protégenos!

Arya despierta despues de haber dormido, como una bendita, durante toda la noche.

Ella se siente rara despues de haber vuelto, pero siempre le pasa.

Esta casi vestida cuando tocan a la puerta pero como le faltan las botas, levanta un poco la voz y dice:

Un momento todavia no estoy lista, quien sea puede esperar un momento.

Se coloca las botas y se dirigue a la puerta.

La abre despacio.

El ritual seguía su ritmo, y Lucyen miraba impasible la escena, esperando que el pobre infeliz no sufriese mucho por lo que le iban hacer.

Espero que acabe ya- piensa. Estaba cansado de estar allí, observando algo con lo que no estaba a gusto y no le convenía demasiado. Pero poco podía hacer él al respecto, salvo esperar a que terminase.

¡Señor, de la luz, protégenos!- musita, como el resto de las personas en la sala.

Te alejas en dirección al patio dejando que el mayordomo siga con su trabajo.La luz del día baña una de las grandes plazas de RocaDragón donde decenas de sus soldados entrenan bajo las órdenes del maestre de armas. En los muros cuelgan banderas con el corazón llameante que brilla a su vez en las armaduras de los caballeros que protegen el lugar.

Observas como los guerreros bailan con sus espadas en parejas, lanzándose estocadas unos a otros y bloqueando los ataques con sus escudos dorados, adornados con el estigama de R´hollor, su corazón llameante.

Mientras observas el entrenamiento una mano se posa en tu hombro, asustándote. Te giras y ves a uno de los caballeros de tu padre.

Disculpeme señora pero Lord Gendry requiere su presencia en el salón del Azor Ahai -te informa el guerrero haciendote una reverencia. El hombre es uno de los guerreros del círculo interior del Señor de la Casa de la Luz, uno de sus caballeros más leales y letales.

Abres la puerta y ves a un anciano esperando a que le atiendas -disculpe mi señora pero me han pedido que informe a todos los montaraces de que la reunión para escoger sus próximos destinos va a comenzar -te informa el mayordomo -quieren que vaya allí cuanto antes.

El hombre da un rápido vistazo a tu pequeña y sencilla alcoba, fijándose en la poca decoración y en los pocos objetos personales que se encuentran desperdigados por ella -siempre me ha apasionado la vida de los viajeros, de los montaraces, dígame ¿hasta donde ha viajado?¿que maravillas ha visto? -te pregunta el mayordomo pero, tras realizar las cuestiones, te comenta -siento ser tan poco precavido pero nunca he salido del castillo y me gusta escuchar las historias de los viajeros.