El bárbaro permanece espectante ante la patraña de Colenus...
El anciano se recoloca las gafas de nuevo mirando como os pasáis de una mano a la otro semejante colmillo, escuchando atentamente la cháchara de Colenus -Mmm, mi última oferta 6 piezas de plata, el mundo no está echo para regalar, ademas yo también he de sacarme mis beneficios jejeje..-
Parece que le habéis sacado algunas piezas mas, pero esta última oferta si que parece que será la última..
Tirada oculta
Tirada: 1d6
Motivo: Creer
Resultado: 2
El enano parece desesperarse..
¿Aún os queda mucho? o me voy trayendo un taburete..- Refunfuña el enano apoyado en la pared de brazos cruzados..
-Bárbaro, quieres venderle el colmillo o ¿no?- se desespera el verdoso semiorco, que ya están tardando demasiado en decidirse. Por si las moscas sale de la sala y se queda vigilando a fuera..
- ¡Está bien! Seis de plata -dice entregándole el colmillo al viejo.
-Ohhhh, muchas gracias. Aquí tenéis...- le tiende las monedas al bárbaro después de haber cogido previamente el gran colmillo
Salís de la estancia del vendedor. tras haber cogido ciertos artilugios, entre ellos una vela de color azul.
Tenéis que continuar vuestro camino hacia el norte, el corredor muere en otra sólida puerta de madera. Tras ella no se escucha ni un murmuro, parece que no hay otra elección, asi que Holgo se encarga de abrir la puerta silenciosamente..
Se trata de una estancia grande, cuadrada. La enfocais con una de vuestras linternas y veis que en su interior no hay nada, excepto los murales que cubren sus paredes. De pronto se os apagan las linternas; tratais de encenderlas de nuevo, pero es inútil. En medio de la oscuridad escucháis una serie de sonidos espeluznantes: aullidos, chillidos, gritos y lamentos que aumentad de intensidad hasta alcanzar un grado tal que tenéis que taparos los oídos con las manos.. entonces es cuando pensáis si servirá aquella vela azul que comprasteis..
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Pues no lo sé, la verdad es que la partida está muy parada. :S
En cualquier caso yo sigo aquí.
- ¡Holgo, maldita sea! ¡Enciende esa vela! -grita el bárbaro por encima del estruendo- Quiero ver a qué nos enfrentamos... -pronuncia con una sonrisa siniestra en los labios...
Respondiendo a la llamada...
Disculpad mi ausencia.
El brujo, desorientado, hacía aspavientos con las manos para ver si era capaz de tocar algo, pero era inútil.
- ¿Veis como la vela sería útil? Encendedla cuanto antes o moriremos de una manera que ni somos capaces de percibir.
Esperemos que con este tirón no se pare. :S
-¡Quién es capaz de gritar así!.. es insoportable... ¿Qué dices Bárbaro?...- los estruendos gritos hace que Holgo no escuche bien lo que dicen tanto el brujo como el bárbaro, hasta que al final por señas lo logra entender el semiorco.
-La vela. Claro..- dice para si al tiempo que la enciende..
Os acordáis de las palabras del vendedor <>. Holgo rebusca en su mochila y saca la vela. Al instante, ella sola se enciende. Esos aullidos que ensordecían al semiorco dejan de oírse y al estancia queda bañada por la luz azul que arroja la vela. Las figuras del mural de las paredes comienzan a moverse; sus labios articulan mudos gritos, comom si se hallaran prisioneras en un infierno de dos dimensiones. En la pared de enfrente descubrís otra puerta: si queréis, podéis salir por ella. Si preferís seguir en la estancia y continuar con la exploración de los murales... decidid.
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-Ufff.. que alivio. No me gustan estos murales chicos. Me dan mala espina..- comenta tras notar el alivio de los chirriantes aullidos.
El bárbaro se acerca con cautela a uno de los murales para observarlo, cuidando de no tocar nada. Intenta fijarse en los detalles de las figuras representadas...
- Brujería... -susurra con desprecio.
- ¿Qué creéis que querrán decir? ¿Serán otros aventureros como nosotros?
El brujo examinaba cada mural dando un rodeo a la habitación, observando con detenimiento cada uno y buscando algo que pudiera darle una pista o algún significado a la sala.
Esta estancia tiene que esconder algo... no creo que sea sólo una "habitación trampa". Hmm...
Os quedáis absortos en la contemplación de este mural viviente, no os dais cuenta de que la vela que sostiene Holgo se está consumiendo rápidamente. De pronto, la llama vacila y se apaga. Oís de nuevo los gritos penetrantes, pero su tono es ahora tan agudo que pronto se vuelven insoportables. Caéis al suelo de rodillas, os tapáis los oídos con las manos y os arrastráis por el suelo. ¡Rápido debéis escurriros por los muros!
¿Hacia que muro preferís arrastraros?
-El muro este
-El muro norte
-El muro oeste
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El semiorco se queda atontado viendo los murales de las paredes..
-Brrrr, maldita magia negra. Au..- suelta al sentir como la llama se ha consumido de repente hasta quemarse un poco de su piel. Entonces todo vuelve a ser siniestro y esos sonidos penetrantes hace que Holgo se tumbe al suelo y se empiece a escurrir hacia el muro norte para escapar de esos extraños alaridos que parece que estén en todas partes..
- La vel...
Antes de que Colenus terminara de hablar la vela ya se había consumido, los gritos volvían a atormentar su cabeza, como si decenas de clavos se le estuvieran clavando al mismo tiempo.
Casi habiendo perdido toda esperanza, trató de seguir a Holgo, que se dirigía al muro norte de la habitación.
Turán pierde la noción del tiempo y la oscuridad regresa a la habitación. Y con ella, los gritos y tormentos. El bárbaro, más por rabia y dolor, que por instinto, descarga un golpe contra la imagen que se hallaba estudiando minutos antes...
- ¡¡¡AAAAHHH...!!! ¡Callaos! ¡¡Callaos!! ¡¡¡CALLAOS!!!
Turán entra por la puerta y se dirige al muro que tiene a su derecha. Juzga tú cual es...