Partida Rol por web

El anciano caminaba junto al resto pensando en qué hacer con los guantes.

Hmm... no detecto nada en ellos, sin embargo parece que hay algo fuera de lo común en ellos. No sé si ponermelos, prefiero esperar de momento... ¿O no? ¿Y si pasa algo parecido como con los yelmos? Tengo que pensarlo...

En ese momento, algo pareció llamar su atención.

El corredor de pronto tuerce bruscamente hacia la izquierda y se oye correr el agua a lo lejos, delante vuestra. Al final alcanzáis la orilla sur de un río subterráneo. Al poner pie sobre los guijarros, percibis un batir de alas: levantáis la vista y veis una manada de murciélagos que se precipitan sobre vosotros.

No os da demasiado tiempo a reaccionar, y es un momento angustioso el sentir esos animales como mueven sus alas por encima de vuestras cabezas. Es demasiado efímero su contacto, ya que tras un corto período de tiempo siguen su camino perdiéndose por el corredor que vosotros veniais..

Turán reaccionó demasiado tarde. No alzó su escudo a tiempo y en un instante se encontró rodeado por una marea de alas, chillidos y dientes...

Al contrario que su compañero, Atreyu consiguió zafarse de los murciélagos flexionando las patas y pegando su cuerpo al suelo todo lo que pudo. Inmóvil, contempló al bárbaro forcejeando con las criaturas...

El anciano vió como la multitud de murciélagos se avalanzaba sobre su cabeza, cerró los ojos y agitó su bastón en lo alto, para ahuyentarlos. Por suerte, los murciélagos no quisieron meterse entre el bastón por miedo a un golpe y pasaron de largo.

Eskhirla se acerco hasta que el agua del río golpeara en la punta de sus botas, cuando un batir de alas se le venía encima. Con el hacha firme lanzaba un golpeo tras otro como si matara cabezas de orcos imaginarios..

-Grrrrrr...- gruñía

Holgo paso uno de sus fuerte brazos por delante de su cabeza a modo de escudo, se quedo en esa misma posición hasta que el batir de alas y eso irritantes chillidos se esfumaran por el corredor.

-Malditos intentos de vampiros..-

La plaga de murciélagos era enorme, quizá habrían un centenar de ellos o más. Sus chillidos penetran en vuestros oídos como algo doloroso y punzante.
Cada uno como puede intenta evadirse de esos animales y de sus pequeños pero afilados colmillos.

Tras unos segundos todo vuelve a la normalidad. Os miráis mutuamente y todos parecéis estar bien, salvo Turán que aunque no presume de quejarse nunca de las heridas, siente un terrible mareo, todo indica a que se va a caer al suelo, pero finalmente clava una rodilla al suelo y utiliza su arma como apoyo. El cansancio de este laberinto parecía hacer mella incluso en los mas fuertes..

¿Queréis cruzar el río?
Sus aguas están calmadas y no hay indicios de peligro..

El bárbaro permanece en la misma posición retomando el aliento, mientras los demás toman una decisión.

"Mierda... ¿Qué ha sido eso? Me he... ¿mareado?"

-Será mejor que crucemos. Parece que no tenemos muchas alternativas-

Con hacha en mano se interna de lleno en el río, notando sus frías aguas y andando algo lento para alcanzar la otra orilla.

-Vámonos... dice sin alzar mucho la voz.

Sí, vamos. -asintió el anciano- No contaba con que pudiera haber un río subterráneo dentro de este laberinto.

Se acercó a la orilla y fué tentando la superficie bajo el agua con su bastón para evitar tropiezos, la túnica que quedaba sumergida en el agua ahora pesaba más que nunca, como si de una túnica de plomo se tratase. Colenus, instintivamente, levantó la parte delantera de la misma con la mano para que el cruce fuera lo más rápido posible.

Turán sigue los pasos del anciano, pero antes de salir a la otra orilla, aprovecha para refrescarse lanzándose un poco de agua por encima. Incluso se atreve a beber un poco usando su mano como cuenco...

La corriente es muy fuerte y os arrastras rápidamernte río abajo. Empujado por ella atravesáis una pequeña apertura y penetráis en una gran cueva. El agua os deposita en la otra orila del río subterráneo.

Os halláis en la orilla sur de un río subterráneo y contemplais sus oscuras profundidades. Parecen que existen cuatro formas de cruzarlo. A vuestra izquierda descubris una campanilla oxidada con un letrero "Servicio de la barca, 2 piezas de oro". Delante vuestra hay una pequeña balsa y un palo largo. Podriaís cruzar el río moviendo la balsa con este palo. A vuestra derecha, un viejo puente bamboleante atraviesa el río. Su no confiais en ninguno de estos medios, podeis nadar..¿Que escogeis?

-Tocar la campana
-Cruzar en balsa
-Cruzar el puente
-Nadar

Atreyu saltó al agua sin miedo y empezó a mover sus patas delanteras con la cabeza fuera del agua. Así llego a la otra orilla, donde espulsa todo el agua que ha absorvido su pelaje sacudiendo su cuerpo..

El semiorco divisa con la mirada toda la orilla del río.

-¿Qué tal sii... antes de esperar cualquier respuesta por parte de sus compañeros. El semiorco tira de la campana para hacerla sonar.

Turán sale del agua y se sacude cual animal, esparciendo infinitas gotas de agua a su alrededor. Cuando por fin observa donde se encuentra, Holgo ya ha tirado de la campana.

- ¿Para qué tiras? ¿No hemos cruzado ya? La corriente nos ha dejado en la otra orilla -dice mientras se pasa la mano por el pelo para escurrirlo.

-Estamos en esta orilla ¿Pero como piensas cruzar hasta la otra zoquete?... dice sin represarias divisando la otra orilla que para enfrente. Tras tocar la campana se queda intrigado a ver que ocurre.

Cuando el semiorco se pone a tocar la campana, percibís el debil tintineo de una campana e instantes después, veís a un viejo decrepito subir a una barca de remos que esta amarrada a la orilla norte.
El viejo rema lentamente a vuestra direccion. Al llegar a la orilla, amarra la barca y se dirige cogeando hacia vosotros..

Encapuchado con sus ropajes y apoyado en su cayado se acercaba cogeando aquel anciano hacia vosotros..

-3 monedas..- A pesar de su vejez su voz suena fria como la roca.

- Tres monedas... -repite el bárbaro mirando a Holgo significativamente- Tú mismo -le dice encogiéndose de hombros- Yo estoy pelado...