Partida Rol por web

Todo tu mundo parece detenerse en el momento en el que tus manos se posan sobre el pomo. De pronto, en tu mente se agolpan todas las cosas horribles que te esperan si la puerta está cerrada. Tortura, sacrifico, muerte. Tu muñeca comienza a hacer el giro para abrir la puerta. Todo o nada. Entonces escuchas un ligero clic, y la puerta se abre.

Tu corazón vuelve a latir mientras tiras de la puerta para abrirla y ante ti aparece lo que parece un almacén de carga. En la pared del fondo puedes ver un montacargas para subir todo lo que hay allí hasta el nivel del suelo. Eso significaría que arriba habría una salida de aquel horrible lugar. A tu alrededor, hay contendores, armarios, arcones y muchas otras cosas.

Una voz resuena a tu espalda.

- La pinche cabrona está allí. Corran desgrasiados –

Te giras un instante para ver a dos, tres… y hasta cuatro mexicanos que te miran llenos de furia, con armas de fuego en la mano.

- ¡No te muevas perra! –

Apenas te da tiempo a entrar y cerrar la puerta antes de que escuches el primer arma retumbar tras abrir ellos fuego sobre ti. Tu corazón vuelve a latir desbocado, esto aun no ha acabado.

La situación parecía a punto de estallar y por un momento parecía que fueran a perder la única pista que tenían. Sin embargo, Joseph estaba acostumbrado a reaccionar rápido ante situaciones adversas y sobre todo a usar su labia de manera eficaz por lo que rápidamente recondujo la conversación e inventó una razón verosímil para que las mujeres se tranquilizaran.

Y así lo hicieron. Sus rostros dejaron de estar tan tensos. Natalie agachó la cabeza apesadumbrada, como si pensar en su hermano la llenara de dolor y tristeza mientras que Penélope negaba con la cabeza.

- Orem ha hecho más daño a esta familia de lo que nadie pueda imaginar. No solo la arruinó. También llevó a nuestro padre a la tumba. –

Caminando lentamente, se acerca a uno de los pocos muebles que quedan en la habitación, una pequeña cómoda con varios cajones sobre la que reposa una lámpara llena de polvo que emite una luz mortecina. Entonces abre un cajón y coge un cigarro, una cerilla, lo enciende, suelta una bocanada y entonces se gira hacia El agente y Joseph.

-Que nuestra familia ha perdido no solo todo su dinero sino su prestigio es de dominio público, no creo que eso les sorprenda. Sin embargo, el principio del fin no vino con la crisis del 29 sino antes. Verás, Orem… no es como los demás. Es… -

Entonces fue Natalie la que levantó la cabeza de golpe con el rostro compungido.

- ...Obsesivo. Un auténtico Loco. Te lo llevo diciendo años Penélope –

Entonces se lleva las manos a la cara como si las lágrimas amenazaran con salir pero ella no quisiera que se le notara.

Penélope mira pacientemente a su hermana.

- … Es especial. Le costaba relacionarse con otras personas y le costaba empatizar. Pero era un chico brillante. Tanto es así, que a pesar de sus rarezas, nuestro padre le procuró siempre los mejores colegios y después las mejores universidades. –

Podéis ver que mientras habla, sujeta con fuerza el cigarro y sus caladas son más prolongadas, como si realmente se sintiera molesta al recordar la atención inmerecida recibida por su hermano, pero debiera fingir por su condición de burguesía donde siempre había que aparentar.

- Era el deseo de Padre que Orem heredara su imperio del ferrocarril, de hecho, pasaba mucho tiempo en las estaciones de Kingsbury Run. Pero en el fondo, el negocio familiar le daba igual. Si había algo que le obsesionaba eran las culturas antiguas. Grecia, Mesopotamia, esas cosas. –

Natalie interrumpe a su hermana otra vez.

- Incluso empezó a hacerse esas… pinturas en el cuerpo ¿recuerdas hermana? Como un salvaje. Como sufría padre –

Penélope levanta el pulgar para que no la interrumpa.

- Si, se hacía tatuajes, aunque por suerte, en zonas que no se veían si uno llevaba ropa. La cosa es que cuando se graduó en la universidad y empezó a trabajar allí, comenzó a usar el dinero de Padre para investigaciones propias. Padre se lo permitía pensando que era una etapa y que finalmente volvería. Pero no fue así. Fue a más. Hasta el día que adquirió ese cuadro –

Y entonces señala el hueco donde está la placa del cuadro “Remolino”

- Orem estaba obsesionado con ese cuadro y en la subasta donde lo pusieron, ofreció una cantidad vergonzosa de dinero. Decía que no quería que nadie se lo quitara. Pero era demasiado dinero, sobre todo en ese momento cuando la crisis estaba comenzando. Las deudas comenzaron a ahogar a nuestro padre. Pero él seguía creyendo en su hijo – El tono despectivo es cada vez más claro – incluso cuando volvió a desaparecer y al cabo de un tiempo volvió con esa… esa extraña piedra brillante. Otro gasto más al que padre no podía hacer frente. Entonces vino la crisis y las deudas ahogaron a Padre. Pero él no parecía preocupado por eso, sino por su hijo “querido”. Incluso cuando Orem se fue de casa, llevándose el cuadro consigo, Padre no dejó de quererlo y eso le llevó a la tumba. –

Entonces su rostro se torna sombrío. Las palabras se le ahogan en la garganta.

Viendo así a su hermana, Natalie recupera un poco la compostura y sigue hablando.

- Se peleaban mucho. Incluso Orem se fue de casa alegando que aquí se frenaba “su visión”. Cogió su estúpida piedra y su cuadro y se marchó. Comenzó a tener tratos con unos mexicanos de muy mala catadura y fue entonces cuando nuestro padre intento hablar con él una última vez. Fue a buscarle y cuando volvió, su rostro ya no era el mismo, era la imagen de un hombre destrozado. Esa misma noche se fue a la cama y murió de pena. –

Entonces no puede aguantarlo más y comienza a llorar.

Penélope se aproxima a su hermana y la acaricia suavemente el hombre.

- ¿Se convencen ahora de que no tenemos nada que ver con él? Ya ha matado a esta familia ¿Qué más puede hacer? –

Entonces ambas hermanas se abrazan, consolándose mutuamente. Finalmente se vuelve a incorporar, con los ojos hinchados y rojos.

- ¿Tienen suficiente? ¿O necesitan más? -

Lillian no se lo pensó demasiado. Sin apuntar tampoco demasiado, gastó la última bala que le quedaba con la esperanza de acabar con alguno de aquellos desgraciados y también de hacerles creer que si seguían avanzando, ellos también podían recibir un nuevo balazo.

- ¡Puedo seguir disparando! - Exclamó entonces antes de cerrar la puerta y tirar la pistola al suelo.

Acto seguido corrió en busca de un pesado armario, el cual transportó hasta justo delante de aquella puerta y lo tiró sobre la misma tratando de bloquearla y así ganar unos segundos. Sólo esperaba que el montacargas estuviera operativo, de lo contrario... era mujer muerta. Y muerta era mejor opción que en manos de aquellos hispanos hijos de puta.

Leon se sentía terriblemente avergonzado, aunque por suerte Miller salvó la situación. Sin más que aportar, agachó la cabeza y escuchó el relato de las hermanas Van Schaen. Envalentonado por la situación, preguntó a las hermanas.

- Lamento mi indiscreción de hace unos minutos pero lo cierto es que nos urge encontrar a Orem. Tenemos indicios de que puede estar... dañando a otras personas - carraspeó, ajustándose el cuello de la camisa - ¿Creen ustedes que podría estar en ese lugar que gustaba de frecuentar, las estaciones de Kingsbury Run? Si no es así, les rogaría que nos facilitara su posible ubicación, es cuestión de vida o muerte.

Wilson no solía mostrarse tan sincero, pero estaba realmente preocupado por su compañera y amiga. Poco le importaba sobresaltar a esas dos pobres mujeres si a cambio Lilian salía con vida de todo aquel asunto. Miró a sus compañeros, a la espera de si habían atado algún cabo extra que él no.

Luego de escuchar la historia sobre el hermano de estas mujeres, la oveja negra de la familia y el asesino en serie que desea aniquilar el mundo, opto por aparentar empatía hacia ellas para dejar un puente para la próxima vez que haga falta. Porque nunca se sabe si hará falta regresar por nuevas preguntas.

-Lamento oír semejante desgracia. Pueden tener la tranquilidad que las acciones de su hermano serán juzgadas y entonces, con algo de buena fe, podrán recuperar algo de ese esplendor robado. Si vuestro padre hubiera visto en ustedes lo que yo veo entonces la familia Van schaen no hubiera sufrido este traspié.

Y lo que pregunta el aquí señor presente es muy importante – digo al señalar a Leon – para dar con vuestro hermano. Posiblemente la dirección a la cual vuestro padre fue a visitar a Orem. ¿Por casualidad Orem se llevó algo más del mobiliario? Eso es todo, prometo no molestarles con más preguntas señoritas. – finalizo mi conversación con una sonrisa conciliadora y aguardo por si alguien más desea preguntar algo más. Las cartas están echadas. Es Orem quien tiene a Lilian. ¿Pero dónde? Tal vez en algún sitio entre la rivera y las vías del ferrocarril, allí donde hallamos los últimos cuerpos…

No sabes como pues disparaste un poco a tientas, pero tras abrir fuego y meterte en la habitación, puedes ver que el disparo ha impactado en la cabeza de uno de aquellos secuestradores locos que se desploma como un saco de patatas sobre el suelo. Esto sobresalta al resto que recula y se echan para atrás para evitar otro posible disparo.

Aprovechas estos segundos para cerrar la puerta y volcar un enorme armario contra la puerta. Justo cuando este cae, bloqueando la puerta, puedes escuchar el sonido de impacto de balas sobre el metal. Tus perseguidores parecen haber reanudado la persecución.

Te diriges rápidamente al montacargas y tras subir la reja, te introduces en su interior.

*PUM*

Un fuerte golpe en la puerta. Parece que están intentando entrar como sea.

*PUM* *PUM*

Siguen insistentemente. El armario cumple su función y mantiene cerrada la puerta pero no sabes por cuanto tiempo. Has ganado tiempo, pero tu mano tiembla cuando coge el control del montacargas para accionarlo ¿Y si no funciona? ¿Será este el fin? Con la garganta seca y el corazón desbocado, pulsas el botón para que ascienda.

Y no funciona.

Vuelves a pulsarlo, con lágrimas en los ojos.

*PUM*

El armario se ha movido un poco. Pronto pasarán. Aporreas el botón cuando finalmente el motor del montacargas cruje antes de ponerse en movimiento. Por primera vez desde que aparecieras aquí, sonríes.

El montacargas sube renqueante hasta el nivel del suelo y frente a ti, contemplas una sala cuadrada con dos niveles, el más alto donde tú te encuentras y donde termina el montacargas, y otro a nivel del suelo que están conectados por dos escaleras que hay a izquierda y derecha. Puedes ver la calle pues la puerta de acceso para vehículos pesados está abierta. Pero no puedes abandonarte a la alegría. Aún hay un problema. Plantada en medio de la puerta, está la misma extraña mujer que te llevó hasta aquellas calaveras.

Su rostro permanece calmado, así como la posición de su cuerpo que está totalmente relajado. Te mira entre divertida y curiosa y tiene dibujada una sonrisa agradable. Entonces comienza a negar con la cabeza.

- ¡Oh, mi niña! ¿Por qué tanto empeño por huir de tu destino? Te espera algo grandioso, algo único. ¿No sería mejor abandonarse a ello? –

Algo resuena sobre tu cabeza, como si algo se arrastrara por encima del techo.

- Pero mucho me temo que no puedo dejarte marchar. Tu sacrificio es necesario. Orem estará complacido. –

Entonces comienza a hablar en una lengua que no entiendes y el ruido que oyeras sobre tu cabeza se acentúa, dirigiéndose hacia un respiradero que desemboca sobre vuestras cabezas. Enseguida contemplas con horror como una calavera conectada a un tallo aparece por el hueco y desciende hasta la altura de tus ojos y se gira hacia ti.

- Ahora entrégate mi niña. Y todo terminará rápido. –

Las dos mujeres parecen extrañadas ante vuestros comentarios. Sobretodo Penélope se pone a la defensiva.

- ¿Dañando personas? ¿A que se refiere? Eso son acusaciones graves y no estoy dispuesta a que ensucien así el apellido de Van Schaen. Tal vez Orem sea nuestra cruz, pero sigue siendo nuestro hermano –

Os sorprende ver que a pesar de todo lo dicho, la hermana aun intente defender y en estos momentos maldecís el orgullo de las clases burguesas.

Sin embargo, Natalie niega con la cabeza.

- No hermana, estoy cansada. Cansada de que el orgullo siga hundiendo esta familia. Sabemos que Orem no está bien y si es posible que haya hecho daño a alguien yo no puedo quedarme callada. – Penélope la lanza una mirada furibunda pero no se atreve a replicar. – No se donde está ahora, pero si se que nuestro hermano solía permanecer mucho tiempo con esos mexicanos en la estación de la calle Praha, en Kingsbury Run. –

Entonces se derrumba en la silla.

- Por favor, solo les pido discreción. Esta familia ya ha sufrido suficiente –

Y rompe a llorar.

Ahora es Jordan el que os hace señas para que salgáis de allí.

- Muchas gracias por su tiempo señoritas. Tiene nuestra palabra de que actuaremos con la mayor profesionalidad –

Sabiendo que nada más podéis hacer allí, salís de la casa dejando a dos mujeres destrozadas por problemas familiares. El agente Wilson se gira hacia todos.

- Creía que estaban locos por acusar a Orem de los crímenes pero… esa dirección y ese grupo de Mexicanos. Coincide con la descripción de un testigo de los tipos que se llevaron a Lillian. Voy para allá inmediatamente. No puedo impedirles que vengan, pero si lo hacen, prepárense. Son gente muy violenta. –

Y sale corriendo hacia su coche para poner rumbo a la dirección obtenida.

Lilian no lo dudó. No iba a hacer caso a esa bruja loca por muchas planas calavéricas que se interpusieran entre ella y la libertad. Sin embargo, correr directamente y a lo loco hacia la salida era una completa locura. Daría un rodeo tratando de despistar a aquel engendro del mal. Con un poco de suerte la seguiría y oculta tras unas cajas o alguno de aquellos armarios, podría salir en el momento oportuno para correr hacia la salida y entonces poder salir por fin de aquel lugar maldito.

Lilian corrió hacia atrás sorteando la zona del montacargas, dejándola a su derecha y ocultándose tras una enorme estantería. Allí aguardaría los movimientos de aquel ser. Ocultarse tras aquello no era tanto una forma de pasar desapercibida, sino más bien una manera de hacer que el ser planta se acercara y así luego poder salir corriendo y encargar la salida. De no venir hacia ella aquel monstruo, tendría que intentarlo de todas formas. Al fin y al cabo, los hispanos estaban de camino y si volvían a atraparla no volverían a bajar la guardia. Si no había contado mal, se había cargado a tres de ellos.

Por ello, en el momento que Lilian creyó oportuno, salió corriendo dejando a su derecha la pared este del establecimiento y tratando de tomar los muebles y cajas como cobertura, al menos de la visión de aquel ser horripilante. Si no era atrapada y lograba llegar a donde se encontraba la mujer del turbante, trataría de darle un buen empujón y liberar la puerta para una vez en el exterior volver a ser libre. Era lo único que en su estado de nerviosismo se le podía ocurrir. A partir de ese momento su suerte dependería de lo que Dios tuviera planeado para ella.

Al salir de la mansión Van Schaen no cabe la menor duda que Orem es a quien buscamos y que allí no esta. En cambio conseguimos una pista importante. Una relacionada con su posible paradero habitual. Su guarida, donde tal vez Lilian se encuentre prisionera de ese enfermo. Mirando hacia atrás, hacia el caserón y las dos mujeres abatidas que dejamos atrás le respondo al policía.

- Podría pedir ayuda a O´Donnell – aconsejo, mostrando la placa que el sheriff me entrego aquel día – o simplemente entrar, disparar y preguntar después. Estoy harto de las mafias y los matones, peor aun cuando un asesino como “El carnicero” es su cómplice. – al terminar la frase llevo mi mano al frio tacto del arma que llevo en el bolsillo, y su contacto me otorga cierta tranquilidad pero no la suficiente.

-Creo que debemos ir preparados, pasar por algún sitio por pertrechos antes de llegar a la estación de la calle Praha, en Kingsbury Run. – advierto a mis compañeros antes de subir a mi coche y esperar a que los demás suban.

Leon se despidió tímidamente de las hermanas y salió de la casa junto a sus compañeros. Solo les restaba ir a ese lugar infernal y prepararse para lo que les esperara. El agente Wilson estaba decidido a ir, parece que había creído que Lilian corría peligro (al menos una persona de fuera de su grupo no estaba del todo ciega). Leon le despidió con un apretón de manos y se dirigió a Miller tras su intervención:

- Llame a la Guardia Nacional, si es preciso, aunque creo que O'Donell no querrá mancharse las manos más de lo necesario. En cualquier caso, tenemos que ir cuanto antes. No sé ni si tendremos tiempo de pasar por ninguna tienda, la vida de Lilian puede estar pendiendo de un hilo...

Alice salió la primera cuando vio que sus compañeros se despedían. No había creído oportuno intervenir hasta entonces pero una vez fuera...

- No creo que sea una buena idea entrar pegando tiros, señor Miller - dijo Alice hablando por primera vez desde que entraran en la casa. - Ese policía va a pedir refuerzos por lo que el señor Ness no tardará en enterarse también. Estoy con el señor Wilson. La rapidez ahora es crucial. Tanto para llegar antes que la gente de Ness como por Lilian.