Partida Rol por web

¿Por qué cree que va a tener algo que ver con las hermanas Van Schaen? Deténgase

-Hey. Tranquilo hombre, que nada haremos sin su consentimiento. Ahora dígame sobre las hermanas Van Schaen. ¿Qué hay de ellas? – pregunto al detenerme en seco ante las palabras confusas del policía.

Lo último que falta que este alfeñique sea participe de algo turbio… me pregunto en pensamientos. Hasta la mierda, hasta el cuello. Afirmo.

Y mentalmente repaso la mejor forma de dejar fuera de combate al poli sin hacer ruidos innecesarios. Todo en caso de que las opciones se acorten bruscamente, porque esperaré por las palabras de Wilson y los demás, con la breve esperanza que sirvan para calmar al agente.

Leon estaba empezando a perder la paciencia. Sabía que el tipo sólo estaba haciendo su trabajo pero su preocupación por Lilian le cegaba. Aunque... ¿las hermanas Van Schaen?. El reportero se detuvo. Miller se le adelantó preguntando acerca de ellas, por lo que él se centró en tratar de reclutar nuevamente al policía.

- Entiendo que puede sonar raro, incluso que no tengamos todas las piezas del rompecabezas, pero lo que sí le aseguro es de que ahí dentro hay una civil potencialmente en peligro. Insisto, agente Wilson: al menos compruebe que la situación está estabilizada, no le pido más que eso.

El pulso te tiembla, la visión se te emborrona y apenas sabes que es lo que estás haciendo, dejándote llevar más por el instinto que por una habilidad real. El cañón en alto, tu blanco a lo lejos y un solo pensamiento. Sobrevivir. Entonces aprietas el gatillo.

BANG

El estruendo del revolver resuena en el pasillo, el retroceso te hace daño a la muñeca y la garganta se te seca. El hombre se mantiene inmóvil unos segundos antes de llevarse la mano al abdomen donde una mancha de rojo carmesí empieza a extenderse por la camiseta que lleva. Alza la vista nuevamente hacia ti.

- Puta –

Y cae a plomo al suelo. Al hacerlo, escupe sangre por la boca. No sabes cómo, pero parece que tu tiro ha sido certero, dándole en una parte vital. Te vas a girar cuando la voz del abatido resuena en el pasillo.

- ¡VENGAN RÁPIDO HUEVONES! ¡LA MORRITA SE ESTÁ ESCAPANDO! –

A su grito, puedes oír como sobre tu cabeza se oyen pisadas. Muchas. Demasiadas como para querer hacerlas frente con aquel revolver que ahora tenía una bala menos. Tu víctima intenta levantar su arma, pero el dolor se lo impide, aunque sigue gritando.

A pesar de la sensación inicial, que te dio la impresión de que el peligro era palpable, cuando te centras un poco, te das cuenta de que es una sensación que nace más bien de ti que del lugar. Todo está calmado, pero no “extrañamente” o “exageradamente” calmado, sino, simplemente, nada en el ambiente o en lo que ves, despierta esa sensación de peligro que tantas otras veces te ha salvado la vida ¿Tendrá razón el agente? ¿O es algo más?

Jordan mira primero a Joseph.

- Las gemelas Van Schaen son las herederas de la fortuna Van Schaen, ya saben ,e magnate del ferrocarril. A él le debemos la línea interurbana que va desde Kingsbury run hasta este barrio. Desgraciadamente, la familia perdió casi todos sus bienes tras el hundimiento de la bolsa en el 29. Pero permítanme que dude que ellas puedan tener algo que ver con los asesinatos. –

Es entonces cuando Wilson le pide que al menos compruebe sus palabras.

- De acuerdo, por deferencia a usted, voy a llamar a la puerta y hablaré con las gemelas, Pueden acompañarme, pero si no veo nada raro o veo que se salen de tono, nos iremos de aquí de inmediato. ¿Ha quedado claro? Pues vamos –

A pesar de las durezas de sus palabras, podeis notar que se está intentando hacer el duro. En realidad se le ve nervioso y se aproxima a la puerta. Se queda un momento inmóvil tras lo cual, llama al timbre y aguarda.

Tras unos pocos segundos, la puerta principal se abre y una joven se asoma abriendo lo justo la puerta.

- ¿Si? ¿Quién es usted? – Entonces ve que detrás hay mas gente y su rostro se torna algo más serio - ¿Qué quieren –

Jordan se quita la gorra del uniforme.

- Perdone que la moleste señorita Van Schaen. Soy el agente jordan Wilson, del departamento de policía de Cleveland y esta gente me está ayudando en un caso. Perdone que le moleste esta noche, pero me preguntaba si podría atenderme un momento y responderme a unas preguntas. – Al ver su expresión de sorpresa añade rápido – Es algo rutinario, serán solo unas preguntas. –

La mujer parece pensar un poco antes de abrir la puerta del todo.

- Pero que sea rápido agente. Pensábamos irnos a la cama en breve. –

Tras acceder al interior, podeis ver un recibidor que bien podría describirse como “Lo que una vez fue”, pues podía intuirse grandes cuadros en las paredes, marcados por los descoloridos de las paredes, huecos donde se acumulaba menos el polvo, indicando que alguna vez hubo algún mueble grande y pesado, unas velas sujetas por un pequeño plato que claramente estuvieron en un gran candelabro, una moqueta raida y con marcas que indicaban que una vez estuvo perfectamente cuidad.

Os llevan hacia la derecha, donde un salón que os despierta el mismo sentimiento de “lo que una vez fue”. Ahora solo había una mesa grande metálica y un par de sillas, pero podía verse que antaño una mesa más grande ocupaba le lugar. La chimenea, llena ahora de cartas con el sello de varios bancos podía intuirse que antaño tenía pequeñas obras de arte. Las paredes, nuevamente vacías, pero con las marcas de los cuadros que una vez ocuparon aquellos lugares y las pequeñas placas que indicaban el nombre del cuadro.

Y es una de estas placas la que os llama la atención. Pues en ella puede verse el siguiente nombre:

“Remolino, Glauco Aioli”

Otra joven, idéntica a la primera, pero con el pelo algo más claro, se encuentra sentada en la silla frente a la mesa donde dos platos vacíos reposan.

- ¿Quién es esta gente hermana? –

Y os lanza una mirada inquisitiva, claramente molesta de ver a gente entrando a estas horas de la noche

La que os abriera la puerta hace un gesto de resignación con la mirada y os señala.

- Son el agente Wilson y unos ayudantes por no se que problema. Quieren hacernos unas preguntas –

Entonces se sitúa al lado de su hermana.

- Ustedes dirán-

Venía gente. Gente con no muy buenas intenciones. Eso estaba más que claro. Debía salir de allí, pero la joven que había rescatado iba a ser una molestia. Debía deshacerse de ella, aunque... ¿Cómo abandonarla a su suerte? No podía. Sencillamente no podía hacerlo, pero si podía conseguir esconderla. Apuntó de nuevo al mejicano que estaba tirado en el suelo. Todavía sostenía su arma y podía disparar en cualquier momento. Accionó el disparador dos veces. Tan solo le quedaba una bala. Lo tenía en cuenta.

- Escóndete aquí... - Le dijo a la chica señalando un montón de cajas. - Yo trataré de distraerlos. Oíran mis pasos y me seguirán...

Dicho aquello, le gustase o no a la joven deslenguada, Lillian se marchó todo lo sigilosa que pudo hacia su celda. Si lograba meterse en ésta y pasar desapercibida, luego trataría de encarar las escaleras y escapar de allí. Necesitaba pedir ayuda. No podía hacer aquello sola.

Leon no estaba dispuesto a perder más tiempo. Sabía que algo ocurría en la casa de los Van Schaen y que Lilian no debería andar lejos. Aprovechando la confusión de un montón de desconocidos entrando en la casa, Wilson trató de escabullirse por la misma, buscando el más mínimo indicio de su compañera...

Ante el silencio de los demás decido tomar la palabra y comenzar la ronda de preguntas. Aunque la sensación de calma y carencia de peligro que percibo podría ser falsa. Porque todo lo experimentado en los últimos días solo ha sido falso como un billete de tres dólares…

- Ehem…señoras. Disculpen la intromisión pero necesitamos información. Y el primer interrogante que tenemos es el paradero de Orem H. Van Schaen. Es de suma urgencia dar con Orem por un cuadro – entonces señalo en dirección a la placa de “Remolino”, que es la única prueba que demuestra que el cuadro estuvo aquí – El que estaba allí. –

Por el momento no digo más para dar pie a mis compañeros y tiempo a que las hermanas respondan.

Y para romper la rigidez de la situación suelto una pregunta un tanto no al azar…

¿Han cenado o todavía no? – digo al mirar los platos vacios.

Apenas te giras para ver si la joven te ha escuchado cuando la sueltas y sales a la carrera hacia tu celda. Tu corazón late desbocado en tu pecho y tus ojos se mueven rápidamente mientras escuchas las atronadoras pisadas de los guardias que están bajando. Mientras recorres lo últimos metros que te separan de tu habitación el ruido se acrecienta y una idea comienza a poblar tu mente.

No vas a llegar. Vas a darte de bruces con ellos.

Por un momento piensas en retroceder, en detenerte, en gritar, en simplemente aceptar tu aciago destino, pero algo se sobrepone a todo. Tu deseo de vivir. Los tus músculos ardiendo por el esfuerzo, llegas hasta la puerta y te introduces en ella, cerrándola levemente, pero sin llegar a encajarla. Entonces, haciendo un gran esfuerzo, aguantas la respiración a pesar del dolor en tus pulmones por la falta de aire.

Las pisadas se mezclan ahora con voces y el ruido metálico de personas bajando por una escalera. La escalera que te hicieron subir anteriormente. Las lágrimas se agolpan en tus ojos cuando sientes que las pisadas casi se detienen junto a tu puerta.

- ¿Pero qué…? –

Mientras aquella voz con acento hispano retumba en tus oídos, el terror te invade, urgiéndote a salir corriendo. Puedes oír un paso, luego otro, las visagras de la habitación comienzan a chirriar…

Entonces otra voz resuena un poco más lejos.

- ¿Qué carajo es esto? ¿Han oído? En el almacén ¡Rápido! No podemos dejar que se escape –

Inmediatamente, las pisadas se ponen otra vez en movimiento, alejándose de tu habitación. Tu cuerpo tiembla espasmódicamente y quieres llorar de alegría. Pero no es momento de celebraciones. Un grito inunda el pasillo. Parece que han encontrado a la joven que intentaste liberar. Aunque te apena, la parte de ti que debía sentirse culpable suspira aliviada de que sus gritos atrajeran la atención sobre ella.

Ahora tocaba aprovechar esta oportunidad que se te ha dado.

Al escuchar a Joseph hablar de manera tan cordial, los rostros tensos de las gemelas parecen relajarse un poco.

- Íbamos a hacerlo, sí. Pero no se preocupe. Siempre estamos dispuestas a ayudar a la policía como ciudadanas de bien que somos. –

Es entonces cuando escucha tu pregunta del cuadro que antaño parecía que colgaba en esa pared.

- ¡Oh, por el amor del cielo! ¿Es que no va a terminar nunca esta pesadilla? Ese maldito cuadro le ha costado a esta familia ya demasiado –

Natalie se sienta en la silla y comienza a llorar.

Al ver a su hermana así, Penélope se pone en pie, se acerca a ella y comienza a acariciarla cariñosamente la espalda.

- Perdónenla, pero aquel cuadro fue el principio del fin de esta familia. Maldito Orem, la fortuna y la reputación ya sufrió un duro golpe en aquel momento y cuando llegó el crack del 29, no estuvimos preparados. Supongo que aun tendrá deudas el condenado que no nos ha dicho ¿es así? Porque… ¡Eh, oiga! ¿Qué cree que está haciendo? –

Con el dedo acusador, señala a Leon que parecía estar intentando escabullirse del salón sin que se le notase.

- ¿Qué significa esto? ¿Intentan abusar de nuestra hospitalidad aun cuando les hemos abierto las puertas de nuestra casa? ¿Qué espera encontrar escabulléndose? ¿El cuadro? ¿A Orem? Ya se lo hemos dicho muchas veces. Hace mucho que mi hermano ya no es bienvenido a esta casa. Ahora márchense de aquí antes de que les demande. Aun tenemos algunos amigos influyentes que pueden hacer aún más daño al cuerpo de policía de Cleveland. –

La ira en su voz es palpable y su amenaza totalmente sincera. A pesar de la buena disposición de las gemelas a hablar al principio, parece haberse empañado por el intento de fisgonear de Leon.

Cuando Lillian cree que los matones hispanos ya han pasado de largo en dirección al almacén donde dejó a la pobre chica, sale con cuidado y tratando de ser todo lo sigilosa posible. Si antes cogio aquel largo pasillo lleno de puertas metálicas para dirigirse en la dirección en que este giraba en un ángulo de noventa grados, en esta ocasión corrió en dirección opuesta, hacia la puerta cerrada y que esperaba que no lo.estuviera con llave.

— Dios te salve María, llena eres de gracia. El señor es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. — Mientras se alejaba iba recitando en su mente aquella oración. 

Lillian Myers era creyente y en esosla momentos más que nunca. No creía que Dios pudiera interceder por ella en aquel momento, lo que había presenciado escapaba a todo lo relacionado con Dios, pero no perdía nada por intentarlo. 

Al llegar a la puerta trató de abrirla. Agarró la manilla y esperanzada trató de abrir. Si estaba cerrada con llave, le daría un vuelco al corazón, pero no se rendiría, trataría de forzarla de alguna manera. Tenía que haber alguna forma de huir. O eso esperaba.

Poco a poco van acomodándose las cosas en sus sitios respectivos. Ya no queda duda alguna que el hermano de estas mujeres es quien buscamos y que sus hermanas son las victimas indirectas por las andanzas criminales de Orem. Si al menos Leon no hubiera intentado jugar a “The Phantom” escabulléndose por la mansión… ¿Y cómo demonios lo arreglo?

- Señorita Natalie, no se preocupe, nuestro trabajo es llenar los puntos flacos en nuestra investigación para cerrar y dar por finalizada la situación que se cierne sobre todas ustedes. Quizás si nos dieran un detalle de Orem, sobre sus acciones que han perjudicado a ustedes dos tal vez exista una posibilidad que la situación económica mejore. Si pudieran probar que las acciones de él no eran del todo lógicas entonces algunas cosas se podrían reversar…- respondo a Natalie y Penelope por igual, intentado jalar desde su disminuido orgullo social y su posición económica decadente.

- Mis disculpas por el señor aquí presente. En su afán de obtener el mejor ángulo ha olvidado pedirles permiso para una obtener una fotografía de ustedes dos. ¿No es así? – termino al mirar a Leon.