Partida Rol por web

Julieta da un respingo cuando Romeo, el hombre por el que ha estado preguntando, toma su mano de forma inesperada para ella. No aparta la mirada de Romeo, no puede.

- El peregrino ha equivocado el sendero pese a que parece devoto. El palmero únicamente ha de besar manos de santo - el tono es de ¿Indiferencia? No, no lo es en realidad y pese a sus palabras no retira su mano

-¿Y no tiene labios el santo, lo mismo que el peregrino? 

Romeo lleva la mano de Julieta como si quisiera besarla. Su voz suena como si fuera un galanteo más, pero no deja de mirarla fijamente

Julieta enarca una ceja, una suave sonrisa empieza a aflorar ante el atrevimiento de Romeo

- Los labios del peregrino son para orar... - su voz baja, apenas un susurro aleccionador que debe quedar en la intimidad de ambos. No busca llamar la atención del resto de asistentes a la fiesta, quizá sencillamente porque en realidad no quiere que quien la corteja desista. 

Romeo se acerca, hablándole casi al oido

-Oh, es una santa. Cambien pues de oficio, mis manos y mis labios. Ore el labio y otórgueme lo que le pido. 

El atrevimiento de Romeo parece cogerle por sorpresa, por sorpresa pero no a disgusto. Julieta no retrocede lo más mínimo, su respiración se agita lo suficiente para se vea como su pecho se eleva al inspirar 

- El santo escucha con tranquilidad los... - una breve pausa, totalmente deliberada -  ruegos - el tono de voz desciende lo suficiente como para poder ser considerado una invitación, una provocación en toda regla, una provocación que podría negar si gustara por supuesto. Es una dama.

Romeo pasa la mano delicadamente por la mejilla de Julieta

-Entonces, escúchame tranquila mientras mis labios rezan. 

Baja el tono de voz mientras se acerca a ella. -Y los suyos se purifican. 

La besa

Julieta cierra los ojos por un momento, anhelando sentir los labios de Romeo, quizá buscando perder voluntariamente el sentido de la vista solo para sentir aquel roce de sus labios de forma más intensa... o para tratar de no olvidarlo. No es un beso robado, desde luego que no lo es. 

Cuando termina, los labios de Julieta se mantienen entreabiertos por un instante, humedece su labio inferior resistiéndose a morderlo con más fuerza... con el anhelo de volver a sentir los labios de aquel hombre del que todavía desconoce incluso su nombre. Pero se contiene y no vuelve a besarle: no sería correcto. 

- En mis labios... queda la huella de su pecado... - sus palabras casi parecen una confesión, quizá lo parezcan porque lo son. La mirada de deseo no puede borrarla ni el entrenado recato de una dama inmortal. 

Interesante...- estaba claro que el Conde tenía cierta "fascinación" por Lady Elisabeth. Tampoco era de extrañar, la mujer era de buena familia y era atractiva. Estaba bien saber aquello, por si le podía servir en un futuro. 

En silencio para no distraer a los actores, Thomas disfruta de la obra pero sin perder de vista las reacciones de sus acompañantes. Cuando Romeo besa a Julieta, no puede evitar contener una sonrisilla aviesa mientras piensa en las mejillas ruborizadas fingiendo escandalizarse pero deseosas en sus fueros internos de aquellas nobles damas de Londres, tan estiradas y estrechas con sus finos modales y su alto protocolo.

Desde luego iba a causar gran impacto la obra, esperaba que fuera para bien, en este caso, el bien es que guste a sus majestades. Todos saben que los nobles harán y dirán lo que les digan que hagan o digan los reyes. Como todos, claro, pero ellos no se aventuraran a dar su propia opinión antes.

Al pensar eso dirige los ojos a sus acompañantes de nuevo, preguntándose si darán su opinión o si esta luego mudará de apariencia al conocer el gusto real.

-¿Del pecado de mis labios? Ellos se retractaran con otro beso​​​​​​. Romeo vuelve a besarla, más despacio, alargando el instante. Sin dejar de mirarla, su mano busca la de Julieta. Se queda en silencio contemplando su rostro, ausente de todo lo que ocurre a su alrededor

Julieta corresponde el beso dejando una mano sobre su pecho, desde luego no para apartarle sino para sentirle cerca

- Besas muy virtuosamente... - deja que Romeo tome su mano, ambas miradas se cruzan... cuando de repente, sin previo aviso Julieta se gira de forma repentina - mi madre me busca - declara, atropellada - debo irme... - el tono de sufrida disculpa y lo lentamente que le retira su mano a Romeo delatan que no pretende ser una excusa y que el lamento es sincero

Julieta se retira de escena, no sin antes mirar por última vez a su Romeo con anhelo con la silenciosa promesa de que volverían a verse.

Romeo mira como se aleja Julieta. Se gira hacia un invisible acompañante. -¿Quien es su madre? ¿Una Capuleto?! Destino funesto.

Marlowe se dirige hacia vosotros, asumiendo el papel de narrador una vez más. 

-De esta manera una pasión expira en el pecho de Romeo y la reemplaza una nueva. 

-El, tanto amado como amante, busca en una raza enemiga su ventura. 

Hace una reverencia al público, y sale de escena

-¿Salimos a saludar? No me había dado cuenta hasta ahora .. Ha escrito "raza enemiga". 

Lady Elizabeth se pone en pie cuando los actores salen de la vista. -Me ha encantado Robert, sobre todo ella.. ¿Se supone que Julieta es una inmortal? Necesito saber como acaba esto..

El conde se levanta de forma inmediata. -Me alegro que os haya complacido. Para saber el final deberemos esperar-

Asiente a lo de saludar, por supuesto, aunque todavía algo acalorada por la escena. 

- Bueno lo de la daga tampoco es muy prudente, que se yo... si han revisado los textos y están aprobados, no tenemos nada que decir al respecto 

-Supongo que tienes razón- Marlowe te coje de la mano y salís de nuevo. Robert y Bess están de pie hablando. Cuando os ven salir, centran su atención en vosotros

Los actores aparecen para saludar. El conde aplaude con entusiasmo, quiza algo de excesivo entusiasmo, mientras se acerca a Marlowe y Catherine.

-Bravo, muy intenso.. magnífica Julieta... Venid, dejad que os presente a mi amiga, Elizabeth de Argyle.