Partida Rol por web

El lamento de los Primeros

Capítulo 1 - El artista

Cargando editor
02/12/2019, 12:49
Ruru Sauceviejo

Unas pequeñas escamas flotaron en el aire y se volatilizaron de pronto en una destelleante niebla. Tassabra y el oso convocado por el druida se sintieron más rápidos y podrían aprovechar la magia del enano para golpear de nuevo sobre aquel constructo de pintura, que tan difícil estaba resultando destruir. 

El oso comenzó a lanzar zarpazos y mordiscos a diestro y siniestro y sin ton ni son. Pese a sus ansias asesinas, sus golpes estaban siendo infructuosos y más bien parecía estar cegado el oso en vez del pulpo. Por desgracia, había desaprovechado una excelente oportunidad para acabar con aquella cosa y únicamente logró asestarle un leve rasguño al octópodo.

Ruru negó con su cabeza de ave ante el dantesco espectáculo que acababa de regalarles aquel oso. Su falta de acierto había sido del todo abrumador.

- Tiradas (5)
Cargando editor
02/12/2019, 20:44
Tassabra

Tassabra notó la magia recorriendo su cuerpo. Por un fugaz momento todo se ralentizó a su alrededor, y la cazadora imperial lanzó un ataque que se curó de forma inmediata.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Tassa hace el ataque, golpe. Daño: 10-10=0.

Cargando editor
02/12/2019, 22:25
Ekarion

Ekarion revisó sus opciones y nuevamente lamentó por no haberse preparado adecuadamente para un combate, cierto que pensaba ir a investigar y que eso implicaba tener las defensas altas, por lo general siempre había algún guardia cerca al cual llevar los problemas con otros transeúntes y en el peor de los casos un par de conjuros de control de área evitaban que sufriera daño. Aún más, sabía que no podía lanzar conjuros dañinos dentro de los límites de la ciudad a menos que estuviera justificado... como fuera ahora nada podía hacer por ayudar en el combate y sólo le quedaba investigar la casa.

Ekarion evaluó rápidamente las posibilidades, un pasillo y una escalera, la presencia de una puerta en pared de la sala que daba al mismo lado del pasillo le indicaba la posibilidad de que hubiera un comedor al otro lado, quizá pudiera llegar al mismo si seguía el pasillo. - Voy a investigar. - informó más que preguntó, y se dirigió con pasos ligeros hacia la entrada del pasillo.

Notas de juego

Muevo al pasillo y observo lo que hay, si hay alguna puerta dentro del rango de movimiento me acerco y miro en la habitación. Hasta B-5 son 3 casillas, me quedan 3 y puedo hacer una acción como abrir una puerta. Si es necesario puedo mover seis casilla más mientras no haya peligro. Dado que no afectará necesariamente al combate podemos resolver el tema de la exploración después de que me despierte y sin afectar el turno de combate.

Cargando editor
03/12/2019, 09:53
Tassabra

Tassabra trató de recuperar el tempo del combate, aclarando su mente mientras seguía acometiendo sin mucho éxito a aquella criatura.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Acción rápida: recuperar maniobras gastadas.

Acción estándar: ataque, éxito. Daño: 10-10=0.

Cargando editor
03/12/2019, 11:12
Narrador

La situación parecía bajo control, o al menos, todo lo controlado que podía estar un gigantesco kraken de colores violetas agitando sus guresos tentáculos en todas direcciones, lanzando pintura y destrozando las paredes, techo y demás objetos decorativos de la habitación.

 

- Tiradas (12)

Notas de juego

Ronda 5

Tassabra (20): Ataque a pulpo 2, 21 de ataque, 18 de daño, queda en 8. (mueve a E3, esta tarde subo tablero)
Pulpo 2 (15) (cegado -2 CA/desprevenido/sin bono de DES): Ataques indiscriminados, solo 1 acierto sobre el oso salvaje, 8 de daño, no envenena
Ruru (15): lanza rapidez de serpiente
--Tassa: ataque 23, daño 10, se queda en 0
Oso salvaje 2 (15): ataque a pulpo, falla
--Oso salvaje 2: ataque, 12 de daño, se queda en 2
Ekarion (14): mueve para investigar, desaparece del tablero


Ronda 6
Tassabra (20): Ataque 27, daño 10, queda en 0
Pulpo 2 (15) (cegado -2 CA/desprevenido/sin bono de DES/CA actual 14): falla todo
Ruru (15): tu turno
Oso salvaje 2 (15):

Pulpo 2: 47 pgs recibidos

Cargando editor
03/12/2019, 11:45
Narrador

Ekarion llegó al final del pasillo, frente a él había una puerta cerrada, a su derecha otra y a la izquierda, no había salida. Estaban cerradas, pero allí no había nada de sangre, pues toda se había concentrado en la entrada de la vivienda.

Cargando editor
03/12/2019, 11:48
Ruru Sauceviejo

 De nuevo unas pequeñas escamas flotaron en el aire y se volatilizaron de pronto en una destelleante niebla. El oso convocado por el druida siguió sitiéndose más rápido esta vez si, aprovechó la magia del enano para golpear de nuevo sobre aquel constructo de pintura.

El oso comenzó a lanzar zarpazos y mordiscos a diestro y siniestro esta vez con mayor acierto que antes. Pintura saltaba por doquier junto a trozos de incomestible sushi de pulpo. Podía ser que no fuera suficiente como para hacerle caer, pero poco a poco iban debilitando a aquella cosa.

- Tiradas (8)

Notas de juego

Lanzo rapidez de la serpiente al oso y ataque tres veces

11, 18, 14 y 9 pg. Se queda en 13 total...

Cargando editor
03/12/2019, 13:39
Tassabra

Tassabra se detuvo un momento y lanzó una poderosa lanzada contra la criatura. Su filo se abrió camino a través de la carne, destruyendo todo a su paso. En silencio, sin aullidos ni gemidos, la criatura cayó al suelo. Tassabra se detuvo un instante, con el pecho subiéndole y bajándole con velocidad bajo la armadura. Tras cerciorarse durante un segundo que no había más enemigos, y que nadie corría peligro, salió corriendo todo lo rápido que pudo en dirección a la salida, para comprobar que Martha estaba bien.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Tassaba ataca con Martillo de la montaña como acción estándar, golpe. Daño: 22 que supera la RD y dureza. Dice la DM que este pulpintor también muere.

Cargando editor
03/12/2019, 14:15
Ruru Sauceviejo

Al ver como aquel monstruo era destruido, Ruru rápidamente recuperó su forma enana y corrió con sus cortas patas hasta su osa. Señor Pinckels estaba malherida. No le quedaba mucho de vida si es que no la había perdido ya. Se agachó junto a ella y invocó el poder de su cinturón curativo. Era la única esperanza que tenía de poder salvar a su más fiel amiga.

Señor Pinckles... Dijo acariciando su hocico. - No te mueras...Le cayó una lágrima sobre su pelaje. - ¿Qué hará un enano gruñón como yo sin ti, pequeña? Y brotaron más lágrimas de sus ojos. 

Ruru quería a aquella osa como a una hija. La había criado desde pequeña y era el único ser vivo que le soportaba. Ruru no sabía realmente que sería de él si su osa le abandonaba. Cierto era que en gran medida, era culpa suya que se encontrara en aquella situación. Ella no había elegido entrar en combate contra aquellos constructos diabólicos, pero ese era su cometido. Ayudar a Ruru allí donde su fuerza no podía llegar.

- Te pondrás bien, mi niña...Le susurró. - Ya lo verás...

- Tiradas (1)
Cargando editor
03/12/2019, 14:14
Ekarion

Ekarion abrió la puerta que tenía a su izquierda y entró en lo que parecía ser un jardín de invierno, vió a un sirviente escondido tras un sillón y le hizo señas de que se quedara allí. Luego fue abriendo las puertas alrededor del jardín, encontrandose con un par de habitaciones y finalmente la cocina, sólo encontró sirvientes asustados y cuando terminó volvió al pasillo a tiempo de escuchar un nuevo golpe en la sala principal.

Cargando editor
03/12/2019, 16:40
Narrador

Cuando Ekarion regresó al salón, el combate había cesado y Tassabra había desaparecido. Los cuerpos de los cefalópodos estaban desmadejados, sus tentáculos eran del tamaño de troncos, ocupaban la habitación entera y eran enormes, por no hablar de las ventosas que rezumaban sangre de color violeta que recordaba a una densa mezcla de oleosa pintura. Ruru estaba junto a la osa al fondo del salón destrozado, acariciándole la testa, suplicándole que no muriese. Ekarion nunca había visto así al enano, su dolor le recordó que él había estado presente en los asedios de su pueblo, había sido testigo de cómo los dragones habían sido vencidos en dos ocasiones. Se le encogió el estómago, aquel enano había visto mucho y vivido mucho, que llorase por el bienestar de su osa era muy doloroso. Señor Pinckles estaba realmente mal, el veneno había afectado a la mayor parte de su cuerpo y a eso se le sumaban los golpes terribles, las fracturas y las heridas recibidas. La curación reestableció a la osa, Ruru podía sentir que vivía, pero necesitaba arrancar la toxicidad que todavía estaba en su sistema.

La habitación estaba destrozada, el mobiliario eran solo restos de madera como un barco tras una tormenta en alta mar. Las paredes, el suelo y el techo estaban salpicados de sangre roja, humana o de oso, y violeta, una mezcla de colores cuya paleta resultaba inquietante. La tonalidad de aquellas criaturas no era natural, no era un color que estuviese en la naturaleza, claro que aquellas criaturas habían sido creadas, solo que la paleta de colores de su gruesa piel resultaba demasiado armoniosa para que se tratase de una simple coincidencia.

Bajo uno de los tentáculos, el dragón descubrió el cadáver de un hombre bien vestido, completamente destrozado. Podía tratarse de Angelo Frescobaldi o de cualquiera.

Cargando editor
03/12/2019, 16:41
Narrador

Tassabra salió a la calle, el olor de los jazmines del jardín penetró en sus sentidos, dejando atrás el nauseabundo olor de la pintura fresca que había estado respirando todo el combate. La cabeza le daba vueltas, solo podía pensar en Martha, en su seguridad, en su vida. Miró a un lado y a otro buscándola, pero no estaba a la vista. El explorador, Samuel, el que se llamaba como su marido, como el padre de Martha, se la había llevado en busca de un sanador, un clérigo, seguramente de la Triada, para salvarle la vida antes de que fuese demasiado tarde. Tassabra escuchaba un zumbido en los oídos, necesitaba concentrarse y mantener la cabeza fría.

-¿Señora? ¿Necesita ayuda? ¿Está herida usted también?

Se le había acercado un guardia, escuchó de fondo como otros entraban en la casa, el que se dirigía a ella iba con la espada desenvainada y era bastante joven, no lo conocía de nada, pero su cara solo era una mancha borrosa para Tassabra.

Cargando editor
03/12/2019, 17:07
Ekarion

A Ekarion no le extrañó que Tassabra se hubiera ido, seguramente Martha sería la prioridad de la madre sin importar nada más. Lo que le dolió en el alma fue ver a Ruru abrazado a su osa, sabía el vínculo que formaba el druida con sus compañeros, lo había visto con Daisy y como lo cuidaba cuando estaba herido, y lo estaba viendo ahora. El dragón se sentía en parte responsable, para salvar a Martha había sacrificado a la osa, ni siquiera había pensado en las consecuencias, auque tampoco había pensado que caería.

Se acercó a su amigo y se paró junto a la noble bestia - Perdón Ruru, espero que puedas perdonarme por lo que hice, tenía que salvar a Martha pero no a costa de Señor Pinckels - dijo al tiempo que tocaba uno e los cristales de su cinturón y dejaba que la energía curativa restañara la salud de la osa. - Perdón Señor Pinckels, no quería que te pasara esto - dijo y utilizó la última carga curativa para que la osa pudiera caminar hasta un sanador. 

Mientras observaba la habitación Ekarion intentaba recordar donde, aparte de la Torre de la Negación, podrían atender el envenenamiento de Señor Pinckels o al menos conseguir un antídoto o un bloqueador para el veneno.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Ekarion gasta dos cargas en Señor Pinckels, en dos turnos separados, recupera 22 puntos de vida

Cargando editor
03/12/2019, 17:45
Ruru Sauceviejo

Ver que la osa abría los ojos llenó al enano de alegría. No pudo evitar sonreír al ver como Señor Pinckles seguía viva. Se abrazó muy fuerte a ella y le besó el pelaje muy contento. La osa se puso en pie. Seguía aturdida por el veneno, pero estaba dispuesta a ir a donde hiciera falta. La lealtad para con su amo y amigo estaba por encima de todo.

¡Debo llevarla ante un sanador! - Exclamó alterado Ruru. - ¡Ekarion! ¡Tú conoces la ciudad! ¿Dónde la llevo? - Le preguntó desesperado. - ¡Necesita sanar sus heridas! ¡Oh Señor Pinckels, aguanta!

El druida estaba listo para partir cuanto antes en busca de alguien capaz de sanar el veneno que corría por el cuerpo de su compañera animal. Necesitaba una antídoto, necesitaba magia divina. Él mismo podría haber memorizado un conjuro para lentificar el veneno, pero no había tiempo, la necesidad era urgente.

Cargando editor
03/12/2019, 18:24
Ruru Sauceviejo

- ¡Bien! - Exclamó Ruru. - Empezaremos a caminar. - Le dijo a su viejo amigo. - Te esperamos en el camino.

No había tiempo que perder. El reencuentro con su viejo alumno había sido en medio de una vorágine de acontecimientos que habrían sido difíciles de predecir. No obstante, todo apuntaba hacia el mismo lugar, un artista de la pintura, que mezclaba sus arte con el pincel, con sus artes arcanas. La aparición del cuadro y la cabaña en medio del bosque y los pimpollos, podían tener mucho que ver con lo que acababa de suceder en la casa de Angelo. No obstante, lo primero era tratar de sanar a Señor Pinckels y luego acudirían en busca de respuestas.

Sin más la osa y el enano comenzaron a caminar en dirección a aquella aguja que sobresalía por encima de todos los tejados de la ciudad. Sólo esperaba que la osa no perdiera las fuerzas antes de llegar hasta allí. Era un animal fuerte, pero aquel veneno era también una sustancia muy peligrosa. Rezaría a los dioses de la naturaleza para que le dieran las fuerzas suficientes como para sobrevivir hasta encontrar un remedio que la salvase. 

Y en la oración encontró una vía para acortar distancias. Conjuró entonces una hechizo que proporcionaría a Señor Pinckles una zancada prodigiosa. Si se movía más rápido, llegarían antes y si llegaban antes más posibilidades tendrían de llegar a tiempo de sanar aquel veneno que la estaba matando. Una vez lanzado el conjuro, Ruru subió sobre su osa. Su peso era despreciable en comparación con lo que la osa podía cargar, no lo notaría.

¡Vamos mi pequeña! - Le azuzó. - ¡Date toda la prisa que puedas!

Cargando editor
04/12/2019, 08:21
Tassabra

La vida de Martha ya no estaba en sus manos, sino de aquel amigo de Ekarion y de los clérigos. Tassabra miró al soldado, recuperando su ademán imperativo y su mirada acerada.

—No te preocupes por mi, chico. Pide refuerzos y asegúrate de que ningún civil se acerque a la casa.

No era ninguna sugerencia, sino una orden. La antigua capitana de la guardia giró sobre sus talones y volvió a internarse en la casa. No era una mujer especialmente piadosa, pero de camino recitó una plegaria por Martha.

Cargando editor
06/12/2019, 13:01
Narrador

Ruru no llegó demasiado lejos, en cuanto comenzaron a caminar en dirección a la Torre, la calle se había llenado de guardia y Tassabra daba indicaciones para que asegurasen la zona. El druida estaba ansioso por ayudar a Señor Pinckels, sin embargo formaba parte de una partida de investigación y no podía abandonar la zona todavía. Su osa necesitaba curación o a menos, que le sacasen el veneno de cefalópodo. 

La Cazadora regresó al interior de la mansión con el corazón en un puño, manteniendo sus emociones a raya para que no afectase a su trabajo. Había mucho por hacer. Al entrar de nuevo, Ekarion estaba en el salón observando el desastre y los guardias lo miraban con cierto recelo, como si pensasen que él había sido el artífice. No mostraban desdén hacia el dragón, solo respeto, porque una cosa es que no fuese humano y otra muy diferente que portara la túnica de la Torre. Además, contemplaban con espanto a los gordos cefalópodos destrozados, desmadejados por toda la habitación. Tenían cerca de dos metros de altura, ya muertos, y sus tentáculos eran terribles.Se recuperaron un poco cuando Tassabra entró, adueñándose de la situación como solo una caballero de alto rango podía hacer. 

El salón donde habían luchado debía ser una sala de recreo, el mobiliario estaba destrozado, mesa, sillas, sillones, lámparas, demás objetos decorativos. En las paredes había cuadros, pero estaban por el suelo y alguno que aún estaba en la pared, estaba doblado. Los guardias se movieron hacia las criaturas, que rezumaban sangre de color violeta, semejante a tinta, y de debajo de un enorme tentáculo sacaron el cuerpo sin vida de... alguien. Estaba irreconocible, ensangrentado, destrozado, la cara era un amasijo de huesos. La ropa estaba manchada de sangre y pintura morada, podía ser Angelo o podía ser cualquiera. 

Podría haber sido Martha. 

-Hemos encontrado a los sirvientes -dijo uno de los guardias a todos en general, pero a Tassabra en particular-. Están muy asustados, se han escondido cuando ha... no sé, cuando han atacado esas cosas. Los hemos llevado a la cocina, no falta ninguno de ellos. 

 

Cargando editor
06/12/2019, 23:46
Tassabra

Tassabra se hizo cargo de la situación con la naturalidad que le otorgaba haberlo hecho cientos de veces en su etapa como capitana de la guardia. Ahora era cazadora imperial: su autoridad y responsabilidades eran otras, pero los hombres seguían mirándola a ella cuando había que tomar las riendas de una situación complicada. Ella nunca había querido ser una líder, había luchado y los demás la habían seguido.

—¿Habéis registrado la casa a fondo? —le preguntó al hombre que había hablado—, no quiero un armario sin abrir y un cajón sin remover —dijo, y amplió la mirada a todos los guardias presentes—. ¿Me he expresado con suficiente claridad? ¡Moveos e informadme de cualquier cosa inusual que encontréis! 

Lanzó un cabeceo en dirección al guardia que había hablado.

—Tú. Llévame ante los sirvientes. Necesito que identifiquen el cadáver, y de no ser él, tengo que saber dónde está el señor Frescobaldi. 

Porque si no es él el muerto, va a desear serlo cuando dé con él.

 

Cargando editor
07/12/2019, 08:39
Ruru Sauceviejo

Ruru enfurruñado regresó tras sus pasos con la intención de seguir las instrucciones de la cazadora, pero no sin antes hacerle un breve chequeo a su osa. Parecía que Señor Pinckels estaba bien de momento, por lo que decidió dejarla en la entrada, asegurándose que ninguno de los guardias que había traído Tassabra se atreviera a acercarse siquiera a su osa, ya conocía como funcionaba. Entonces se adentró al fin en el escenario del crimen.

El enano empezó a buscar al igual que lo hacían los soldados de la capital. No sabía muy bien que era lo que estaban buscando. A decir verdad, buscar algo en un terreno urbano como aquel, no acababa de ser su fuerte. Todos se movían más rápido que el druida, a cada lugar, cajón o estante que Ruru pretendía examinar, se le adelantaba uno de aquellos soldados. Al final optó por regresar junto a Tassabra. Ella si parecía saber lo que estaba haciendo. 

Le habían traído a los miembros del servicio de la casa. Habían sobrevivido ocultos y sin duda alguna tendrían mucho que contar. Lo primero que debían hacer era identificar el cadáver. Algo complicado incluso para los que conocieron al propietario de aquel amasijo de carne en vida. Aunque igual por los ropajes que lucía, fuera mucho más fácil dar con su identidad.

¿Cómo está la cría? - Le preguntó a la cazadora con un sururro.

- Tiradas (2)
Cargando editor
07/12/2019, 15:59
Ekarion

Ekarion asintió ante las palabras de Tassabra , debía apresurarse con la escena del crimen, las auras mágicas débiles tendían a disiparse y quizá en alguna de ellas habría una pista. Quería preguntarle a Tass por Martha pero sabía que no era el momento, de hecho Tass tendría que interrogarla más tarde, era la única testigo que tenían de lo que había sucedido.

Le extrañó ver entrar a Ruru, calculaba que estaría camino a la torre para salvar a la osa, esperaba que Señor Pinckels estuviera bien.

Sin mediar mas indicaciones se paró en la puerta del salón, susurró dos palabras en dracónico y pasó la palma de su mano por delante de sus ojos cerrados. Cuando los abrió todo se veía diferente, las auras mágicas de la habitación fueron revelándose poco a poco, se concentró para saber la cantidad, potencia orígenes, cuando pudiera reconocer las de los constructos las seguiría hasta el punto de origen. Luego recorrería la casa en busca de otros focos de magia, si como sospechaba Frescobaldi estaba detrás de esto habría otros focos en la casa.

Notas de juego

Detectar magia activo, siete minutos es decir setenta asaltos.

Los primeros tres asaltos son para identificar y ubicar las auras, ya veremos hasta donde llego y como hacemos cuando me mueva de habitación.