Partida Rol por web

El Legado Rubí del Ki-Rin

La vida entre espinas

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15/11/2017, 10:36
Director

Se dice que los jardines más hermosos de todo el Imperio son los que rodean Kyuden Doji, cuyas primeras semillas cuenta la leyenda que fueron puestas por la mismísima kami fundadora de la Grulla. Aunque esta es una afirmación que repiten, lógicamente, sobretodo los miembros de ese clan, muchos de los que han estado alguna vez en Shiro no Shosuro, el Castillo de las Apariencias, la disputan, puesto que su belleza es innegable, y su tamaño al menos aparenta ser incluso mayor.

Sin embargo, pocos Escorpión hacen otra cosa que no sea sonreír discreta y cortésmente ante esa estereotipo, puesto que saben que la importancia de la belleza es la distracción que proporciona para proteger la verdadera naturaleza del jardín, los secretos entretejidos entre los setos que conforman el dibujo del jardín, el verdadero poder de cada una de esas flores, hojas y espinas, más allá de la efímera vanidad que tanto enorgullece a los Grulla.

Pero las sombras ocultan tanto de uno como le ocultan a uno, rezaba un viejo dicho.

Quizás algo de todo esto estuviera en la cabeza de Shosuro Akemi, mientras el sol empezaba a asomar sobre los famosos jardines, hacia los que miraba la ventana abierta de sus aposentos en una de las alas del castillo. A la luz de los acontecimientos recientes en el clan de Bayushi, sin duda no estaba fuera de lugar considerar esa sabiduría.

O, sin irse tan lejos, su propia historia reciente. Las enigmáticas palabras con las que Noboru había explicado la muerte de su primer prometido aún estaban recientes en su memoria.

"Llovía aquella noche mientras la joven Akemi se enfrentaba con el que había sido su figura paterna durante tantos años, el hombre que había puesto los cimientos de la mujer en la que se iba a convertir. El hombre que ella estaba segura que había destruido su felicidad por razones que estaba determinada a aprender, costara lo que costase.

Y en aquella ocasión, los actos de Akemi le habían costado meses de trabajo en una sola tarde. Bayushi Noboru estaba cómodo con la idea de que su hija adoptiva le odiase, pero no con la idea de que su vendetta personal siguiera dañando al Clan. Antes o después, eso acabaría muy mal y en un desperdicio para el Escorpión, y no iba a permitir eso.

El hombre mantenía su On intacto, no dejando ver lo furioso que estaba con ella por obligarle a esto, por que ella no aceptara el deber para su clan por encima de sus deseos personales, mientras le servía el té en una taza, pero ella le conocía muy bien, sabía leer esa furia tras sus gestos contenidos, tras esa máscara de marfil blanco con motivos de tortuga con la que se ocultaba la parte inferior del rostro.

- Shosuro Akemi-san, me alegra que hayas encontrado la ocasión para reunirte conmigo; lamento profundamente la premura con la que llegó la invitación, de nuevo. Tampoco parece que ninguno de los otros a los que invité ha podido acudir, por lo que también me excuso en su nombre. - comenzó a decir, en un tono cortés y amable; la lengua de miel que se le da a los que no pertenecen al Clan, quizás un sutil recordatorio del Estatus relativo entre ambos. - Afortunadamente, su ausencia nos permitirá hablar sobre el luto que guardas sobre tu prometido.

Despacio casi con parsimonia, movió la mesa, haciendo que la taza de té quedara frente a ella, y de la misma tetera, procedió a servirse su propia taza de té. Como no le había dado la palabra, Akemi no tenía más opción que guardar silencio u ofrecerle un insulto que, sin duda, esta vez sí iba a castigar. - Soy consciente, Akemi-san, de que la relación que se cultivó entre el joven Akodo y tú fue más allá del deber de un samurai de contraer matrimonio para extender su linaje, lo cual honra el trabajo de la nakado que elegimos. - De nuevo, se detuvo, mientras apuraba la tetera. Claramente, había preparado el té exacto para las dos tazas. La conversación sería corta y el resto de invitados, una mentira evidente para mantener las apariencias.

-También soy consciente de que tu honra fue insultada por la doliente familia del fallecido, pero no te preocupes; los agravios ya han sido reparados y las disculpas apropiadas para el Escorpión recogidas. - dio un breve sorbo a su taza.- Pero dos años es un luto excesivo, joven Shosuro, para el poco tiempo que compartisteis. Es el momento de pasar página y regresar a tus deberes con el Clan sin falta, o nuestros señores empezaran a tomar nota de tu desidia y tus oportunidades de servir serán cada vez más limitadas.- dio un sorbo más largo, dejando en su taza apenas un tercio del contenido.- He vuelto a contactar con la nakado que arregló tu primer matrimonio. Pronto, conocerás el nombre de tu futuro esposo. - terminó, y con esas últimas palabras, apuró su taza, inclinó la cabeza a modo de despedida, y dejó a Akemi a solas en la habitación, a digerir lo que le habían dicho.

Más allá de las advertencias y amenazas apenas veladas de que estaba cruzando un límite peligroso, estaba un leve detalle. Su fallecido prometido llevaba apenas seis meses muerto. ¿Qué había querido decir con dos años?"

Ahora, junto con el desayuno que alguno de los casi invisible sirvientes habían traído a la habitación, reposaba un sobre cuidadosamente doblado, con una carta en su interior.

"A la dama Shosuro Akemi, de la casa de Shosuro, de Nanbu Toshiro, humilde vasallo del Escorpión.

Espero que esta carta la encuentre en buena salud y que sus ancestros sigan cuidando de usted. Es mi deber informarle que su hermano, el honorable Shosuro Akio, ha solicitado que se reúna con él en la puerta este de los jardines del castillo, junto al laberinto de campanillas azules antes de que el Sol de Jade alcance su cénit en el recorrido diario.

Nanbu Toshiro"

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15/11/2017, 18:43
Shosuro Akemi

La nota volvió al interior del sobre cuidadosamente, y sin llegar a probar bocado Akemi admiró de nuevo las vistas del hermoso jardín, junto a la ventana. Terminó por abrirla, dejando que aire fresco acariciase su rostro esperando que el frío despachase la conversación que repiqueteaba en su mente.

Había palabras tan perfectamente escogidas que era innegable destacar la virtud de su tío a la hora de enmascarar veneno por miel. ‘Prometido’ era sin duda la que se hundía con más ahínco en su corazón, pues Akodo Kento no había sido sólo su prometido. La ceremonia se había celebrado bajo la palabra de una shugenja de la familia Kitsu, y a los ojos de todos habían sido marido y mujer aunque Noboru se hubiese encargado de desbaratarlo todo y salir airoso del paso. Se habían prometido amor como sólo podía leerse en los poemas más reverenciados, y a veces Akemi se preguntaba si de verdad había sido tanto amor o si era resultado de las trágicas circunstancias la razón por la que añoraba tanto a un marido que apenas había sido tal. De algún sabio había leído una vez que un amor no vivido no era amor, sino obsesión. Fuese uno u otro, lo que resultaba una verdad indiscutible era el dolor que padecía; una insondable tristeza en su mirada.

Pero había permanecido en silencio, inmóvil, escuchando a su tío como era de esperar, y tan sólo pudo encontrar consuelo en la rabia contenida que disimulaba con sus palabras y cordiales movimientos. Mucho debía retorcerle el hígado como para casarla de nuevo, sobre todo cuando el escorpión sólo se desposaba una vez. Claro que luego había ejemplos como Shosuro Kachiko, Bayushi Kachiko en realidad, Campeona de Clan Escorpión y más tarde esposa del Emperador Hantei XXXIX. ¿Quién podía competir con una mente tan despierta e inteligente? Akemi no se consideraba ni lo uno ni lo otro, pero había pasado el tiempo suficiente entre los suyos en aparente ignorancia como para aprender bien el arte de la mentira y sus utilidades. Arte que había empezado a usar de forma satisfactoria dada la prisa que Bayushi Noboru tenía por pasarla a manos de otro. La cuestión que más resonaba en su cabeza era si de verdad había interés político en el asunto o si sencillamente Noboru deseaba quitar a su ahijada de la escena.

Rato más tarde, a la hora convenida, Akemi había logrado dejar atrás la incesante tormenta de dudas y preguntas, aunque algo era indiscutible: Fuera quien fuese el elegido de la nakado y Bayushi Noboru, jamás se ganaría su corazón, sentenció dentro de sí misma mientras terminaba de adornar su cabello cuidadosamente trenzado, frente al espejo. Después se acercó a la jaula donde descansaba su halcón peregrino; un hermoso animal de plumaje azulado y ojos vivos como el ámbar. Lo alimentó con varios pedazos de carne que sostuvo en su mano enguantada, y el pájaro enseguida asió las garras al cuero quedándose quieto conforme Akemi empezaba a caminar hacia el punto de encuentro con su hermano.

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22/11/2017, 22:53
Shosuro Akio

Con el sol en el punto acordado, y justo al otro lado del arco que marcaba la entrada este del tan peligroso como hermoso jardín, sobre un fondo de setos engalanados con hermosas flores de campanilla azul, se recortaba la familiar silueta de su hermano, si bien sus facciones se encontraban, como era habitual en él, ocultas tras su máscara. Se le ocurrió pensar que la costumbre tan tradicional del Escorpión podía resultar un peligro, ya que ciertas máscaras hacían imposible saber quién estaba detrás de ellas.

Aquella silueta podía pertenecer a cualquiera.

Pero el pensamiento apenas duró un instante, lo que tardó en girarse su hermano e inclinar levemente la cabeza a modo de saludo.

- Buenos días, Akemi-chan. Hoy parece que los cielos nos regalarán un día cargado de luz y buenos presagios. - dijo, saliendo del jardín con ambas manos cruzadas a su espalda, en el interior de las mangas de su kimono; en su obi, sin embargo, descansaba cuidadosamente su daisho que marcaba su estatus como guerrero, por lo que no estaba tan relajado como hacía ver. En su voz se intuía una sonrisa. - Veo que has sacado a pasear a tu halcón; sólo recuerda que los ratones de este lugar pueden ser tan letales como sus garras. - El tono casi sonaba jocoso, aunque era bien sabido que, cualquier animal que pudiera sobrevivir en los jardines Shosuro era tan letal como los venenos que, según los rumores, se destilaban de sus plantas.

- Por favor, acompáñame. - dijo, y le indicó con un leve movimiento de cabeza que caminara a su lado. Tras un breve paseo bordeando los jardines y ya sin ningún sirviente a la vista, su pose cambió ligeramente; ya no estaba tan relajada, estaba más alerta y, como pudo ver un instante más tarde cuando su hermano la volvió a mirar, incluso preocupado.

- Hermana, ¿has vuelto a provocar al tío?- preguntó, sin andarse por las ramas, mientras le tendía un pergamino que llevaba oculto en la manga desde que se encontraron. El pergamino venía sellado, y en el sello, dos mons: el de un Magistrado Esmeralda y el de la familia Otomo; una combinación que rara vez eran buenos presagios.

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24/11/2017, 05:15
Shosuro Akemi

Akemi curvó los labios de forma genuina ante la presencia de su hermano y tras el apropiado saludo, se unió a su vera. Vestía de blanco, con un patrón de flores doradas abriéndose sobre la tela y cayendo cual enredadera a lo largo de las amplias mangas hasta casi rozar el suelo. Su pelo trenzado se balanceaba acariciando la parte baja de su espalda y la parte superior de su rostro permanecía oculta tras la máscara dejando tan sólo a la vista sus hermosos ojos verdes. También portaba su wakizashi que, como Akio sabía, marcaba meramente su estatus en aquella intrincada telaraña que era la política imperial, aunque era sabio puntualizar que con el arco era una historia bien diferente.

-Arriesgaré mi suerte -comentó con suavidad ante su comentario, pasando los dedos por el plumaje azulado de la criatura.

Su halcón no tenía nombre en un intento de disuadir la ira de Daikoku. Normalmente Akemi no permitía que cazase para evitar que las ratas encontrasen su destino en las garras del animal, portando siempre pedazos de carne de otros pájaros o pequeños lagartos. Pero cuando paseaba a campo abierto encontraba difícil en su corazón reprimir la naturaleza propia del depredador y una vez en el aire nada podía por prevenirlo. Soltó la cuerda que sostenía entre los dedos, alzando después el brazo. El ave agitó las alas y pocos segundos después apenas era un punto indefinido en el cielo abierto.

Después caminó junto a su hermano limitándose a disfrutar de la luz, la compañía y una charla perfectamente trivial e indulgente. Sin embargo, la razón por la que había llamado su presencia no tardó en nacer y Akemi pensó por un instante que era triste que su existencia siguiese influenciada de tal manera por la sombra de su tío. Dolía en el orgullo escuchar tales insinuaciones, aunque jamás lo admitiría.

No respondió de inmediato, navegando en los ojos de su hermano sin llegar a despegar los labios. Era fascinante, en realidad, darse cuenta de lo mucho que uno aprendía a leer más allá de la máscara y cómo detalles insignificante para otros se transformaban en pistas íntimas y reveladoras. Como preocupación.

-Nada he hecho que no se esperase de mí desde que anunció mi compromiso, Akio-chan. No es mi deseo interferir en los deseos del Escorpión, ya lo sabes. -Tomó en las manos el pergamino, examinando los mons que figuraban en el exterior. No pudo evitar devolverle un gesto preocupado, apenas más que un tick, pero que su hermano supo reconocer de inmediato-. Cuánto han durado los buenos presagios... -comentó con sorna antes de leer.

Y sin añadir nada más, guardándose un suspiro para sí, procedió a leer el contenido.

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28/11/2017, 10:13
Shosuro Akio

Akio frunció levemente el entrecejo, aunque era imposible estar seguro de qué era lo que había causado el gesto, durante apenas un segundo, antes de dar un pequeño paso a la derecha y adelante, para otorgarle algo de privacidad mientras leía la carta.

A la dama Shosuro Akemi, de la casa de Shosuro y vasalla del muy noble Clan del Escorpión, de Otomo Koichi, de la casa Otomo vasalla del Clan de la Araña Blanca, Magistrado Esmeralda en Toshi Ranbo, bajo el mando del Campeón Esmeralda Kakita Menitsuku, redactado por mi sirviente escriba.

Mi señora,

Espero que esta carta la encuentre en buena salud y que sus gloriosos ancestros sigan cuidando de usted. Lamento causar una molestia al cumplimiento de sus deberes usuales, pero me encuentro en la posición inexcusable de requerir su presencia en la Radiante Capital Imperial de Toshi Ranbo a la máxima premura, para un asunto de su incumbencia. Desgraciadamente, no me encuentro en posición de facilitar una escolta junto con esta carta para allanar el viaje, aunque si la demora es suficiente, no dude que conseguiré asignar una apropiada para el mismo, aunque me temo que será imposible evitar que tal acto la haga presentarse con una buena luz en la Corte Imperial.

Cuando llegue a la capital, le ruego que se ponga en contacto conmigo, o deje recado si la hora del día resultase inapropiada en la casa de té del Corazón de Jade, en el distrito Kurai. Puedo dar fe que es un local capaz de satisfacer incluso los gustos más refinados de alguien de su rango, amén de un lugar donde tener reuniones y conversaciones distendidas.

Le aseguro que la mayor brevedad posible será de beneficio mutuo, y a través nuestra, del Imperio.

Otomo Koichi.

- Nada menos que una citación de un Magistrado Esmeralda. - silbó sacudiendo la cabeza, demostrando con desparpajo que la privacidad que le ofrecía, no le incluía a él (después de todo, había abierto la carta con él delante)- Y en un tono casi amenazante, diría yo. ¿Tal vez alguien haya intentado presentar cargos contra ti de nuevo por lo de tu esposo?

- Si te sirve de consuelo, dudo mucho que nuestro tío tenga algo que ver con esto. - Y el breve silencio que vino a continuación fue una manera de decir "ni el Clan". Enarcando una ceja la miró inquisitivamente. - Dime, hermana, ¿qué has hecho?

En el cielo, se escuchó el grito de caza del halcón; el animal sin nombre había encontrado algo que comer, pero sonaba demasiado alejado para ser por los jardines. Por suerte.

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29/11/2017, 00:28
Shosuro Akemi

El contenido de la carta resultó como poco inquietante; tan escueto y a la vez imperioso, apenas dejaba hilos a los que atenerse y sobre los que preparar un futuro encuentro. Pero si algo quedaba claro era que debía partir sin demora y sin preguntas. Y, a pesar de todo ello, y de la inquisitiva e intrusiva mirada de su hermano, la joven Akemi pudo sentir un leve revoloteo bajo el pecho: la Corte Imperial. Incluso pronunciado en apenas un susurro sonaba a miel en sus labios.

Guardó el pergamino con cuidado, celosa en parte al poseer algo que le pertenecía únicamente a ella. Dudaba de veras que Noboru hubiese dejado cabos sueltos referidos a su viudedad, e ignoraba haber llevado a cabo nada lo suficientemente significativo como para atraer la atención de un Magistrado Esmeralda. Y apremiaba. No; aquello tenía que ver con algo más.

-Me temo que el arte de hablar de lo que uno desconoce está reservado para mentes más elevadas, Akio-chan -respondió, dejando posar en sus labios una suave sonrisa que podía decir tanto como nada-. Aunque dado el profuso interés que tienes, podría tratar de hacer un esfuerzo… Si tú haces un esfuerzo por tu parte también, claro.

Y había muchos misterios en aquella vida, pero muy pocos que por los que Akemi realmente estuviese dispuesta a enfrentar a su familia: su nueva familia era uno ellos. Dejó de mirarle y, por tanto, de darle importancia. En cambio, emitió un sonoro silbido sin necesidad de emplear silbato alguno y enguantó la mano en cuero alzándola después al aire. La manga del kimono se plegó bajo el codo.

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03/12/2017, 23:11
Shosuro Akio

- También las mentes más sencillas se pierden en elucubraciones sobre lo que no conocen, en ocasiones para esconder precisamente eso, Akemi-chan.- respondió con una sonrisa en sus ojos que no se adivinaba bajo la máscara. - Pero supongo que tienes algo en mente más concreto que mi pobre conocimiento sobre filosofía y mis hipótesis para ayudarte.

El bushi dio un paso atrás cuando el halcón regresó a la mano de su hermana, como si hubiera intuido que a su regreso iba a tomar un vuelo inusualmente bajo que hubiera puesto su cabeza en la trayectoria. Exactamente como acabaría ocurriendo, casualmente. De inmediato, el familiar peso del halcón se dejó sentir en el guante de cuero de la mujer, en donde se posó para picotear una serpiente de color negro como la noche que había atrapado.

Era difícil ver qué incomodaba más a Akio, si el bárbaro silbido que había lanzado su hermana o el que llevara un guante de cuero; para ser un Escorpión, su hermano siempre había resultado muy tradicionalista... - Veo que nuestro honorable invitado ha dejado más de una huella en ti; deberías cuidar un poco que esos gestos no te sean tan innatos o podrían granjearte algo de mala fe en un lugar tan ilustre como la capital. He oído que algunos Otomo aún llevan kimonos de un corte que no se estila desde que había un Hantei sentado en el trono...- dijo, sin poder evitar que algo de sorna se colase en su voz.

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09/12/2017, 19:26
Shosuro Akemi

¿Invitado? Tardó unos segundos más de lo que le habría gustado en ubicar la referencia, encontrando una leve punzada de disconformidad en ella. Estrictamente hablando, Hideki había sido un rehén y, sí, un invitado en su hogar. Pero los tres habían sido durante largos meses y años como familia, al menos hasta el incidente de su matrimonio. Después las cosas habían dado un giro inesperado y hasta cierto punto desagradable para todos. Tampoco podía decir con honestidad que se arrepentía, ¿pero en qué momento nadie hablaba con La Verdad? Ignoraba, por tanto, cuánto sabía o dejaba de saber Akio, o incluso el resto de la familia de Noboru. Tampoco era relevante de ningún modo ya, pues mucho había llovido ya desde entonces.

De cualquier manera, no le faltaba razón en eso de la falta de decoro respecto a ciertas prácticas y costumbres. Habría sido más sensato y esperado en su persona aprender artes y ceremonias, pero sus intereses se inclinaban más hacia el conocimiento del ser humano en cuerpo y alma, además de demostrar cierta sensibilidad hacia los animales. En ambos casos, sangre y vísceras venían como parte del conjunto, y no podía decir que se sintiese particularmente angustiada en su presencia. Mientras, en su mano, el animal desgarraba sin contemplación o pizca de decencia su comida, y Akemi encontraba aquel acto casi hermoso, como una pieza necesaria de la naturaleza. Igual que el escorpión aguijoneaba a sus víctimas carente de remordimiento; esa era su naturaleza.

-¿De veras? Recordaré no tomar consejos de quien poco sabe en la materia tocante, entonces -afinó con voz clara, acariciando con los dedos levemente el plumaje de su halcón. Y no, omitió deliberadamente la alusión a sus modales.

Tras un momento de contemplación, y de cerciorarse de que no era una rata lo que había atrapado -algo que consideró un buen augurio-, dejó que el animal volase a otra parte para devorar su presa. Entonces se deshizo del guante de cuero, descubriendo la palidez de ambas manos y miró a Akio.

-Hermano -pronunció con serenidad, y el tono mismo implicaba un grado de seriedad que ella misma había evadido durante toda la conversación-. Permíteme hablar con franqueza: En estos años hemos tenido nuestras diferencias, y no voy a excusar ciertos comportamientos por mi parte porque, sencillamente, no tienen excusa. Ahora, sin embargo, comprendo cosas que antes me eran ajenas por mi juventud e ingenuidad. Pero si hay algo que me ha acompañado todos estos años y que me ha recordado los valores del Escorpión, eres tú. Porque tú eres mi hermano y mi familia, y te siento como tal. -Dejó una breve pausa, un silencio comedido entre ambos-. Si supiese por qué me han hecho llamar, te haría partícipe. Pero lo desconozco, Akio-chan, y en confidencia diré que me inquieta. Sin embargo, no me inquieta tanto, ni siquiera una mínima parte, como me angustia el destino que me espera a mi regreso. ¿Sabes por qué? Porque cuando vuelva me espera un matrimonio que desconozco. Tendré otro apellido, casi con toda seguridad, otra vida y otros deberes. Otra familia que desconozco y de la que tú no serás partícipe. Y quizás sea algo que entiendas, pero como varón es algo que con casi toda seguridad jamás vas a tener que enfrentar. Así que… si quieres ayudarme, si te importa del todo mi persona, por favor te ruego, ayúdame a prepararme para lo que viene.

Akemi no recordaba cuándo había sido la última vez que había hablado con tamaña franqueza, sin remilgos o tapujos. Y aun sin conocer la respuesta en su interior sintió algo extraño, casi esquivo. Sintió alivio.
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18/12/2017, 23:16
Shosuro Akio

Los ojos del bushi se fijaron en su hermana, manteniendo su lenguaje corporal impertérritamente indescifrable incluso para los entrenados ojos de la cortesana. Algo que muy pocos eran capaces de hacer, por otro lado, aunque a su hermano siempre se le había dado bien el ser difícil de leer.

Quizás era una de las cosas que le hacían tan buen combatiente.

- Si los humanos fueran infalibles, mi querida Akemi-chan, nuestro clan no tendría razón de ser. - dijo aún manteniendo aquella sonrisa en los ojos. - Si te preocupa que, por mi parte, ello signifique que pienso peor de ti, puedes tranquilizarte. Eres mi hermana melliza, como Bayushi lo fue un día de Shiba; pese a nuestras diferencias y lo que nos separe, siempre estaremos unidos por ello. - dijo con calma y franqueza, perdiendo su vista en la distancia frente a ellos.

- Si te soy sincero, dudo que tengas razones para inquietarte. Aunque hay mucho que desconocemos, muy ciegos deberíamos estar para que un Magistrado Esmeralda pretenda dar un paso contra el Clan y no sepamos nada o no haya contingencias en marcha. - su mirada regresó a su hermana, con un leve tono de pesar enturbiando sus ojos marrones al continuar hablando. - En cuanto a lo otro, me temo que ya lo sabía, pero hay muy poco que puedo hacer al respecto. Tío ha mantenido en secreto el nombre de tu futuro esposo con mucho celo. - su voz se detuvo abruptamente, como si hubiera oído algo, pero al cabo de un segundo continuó. - Dime, ¿cómo quieres que te ayude, hermana?

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19/12/2017, 22:42
Shosuro Akemi

No dijo nada. No movió un ápice, pues ya había desvelado más que suficiente, regresando a aquello por lo que se les conocía maestros: su indescifrable indiferencia. Lo escuchó con atención, sin embargo, gravitando entre sus palabras y el tono comedido de las mismas. Siempre había admirado enormemente su soltura con el filo y las palabras, haciendo un despliegue de elegancia en ambas difícil de encontrar en alguien tan joven. Por supuesto, dicha admiración quedaba reservada únicamente para sus pensamientos. Inflamar el ego de un bushi nunca era conveniente; podía volverse arrogante y confiado, y no era algo que desease para su hermano.

No deseaba responderle, exponer realmente cuánto ansiaba conocer aquel nombre maldito. Si la conocía y la apreciaba tanto como decía, lo sabría. Si no, no había necesidad de hacerle partícipe de ello.

-¿Te importaría ayudarme a escoger una buena ruta para emprender mi viaje? Podría usar un consejo o dos al respecto.

Mejor ocupar la mente en lo que realmente importaba y tenía delante: un viaje inesperado.

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27/01/2018, 22:16
Shosuro Akio

- Me temo que no soy tampoco un curtido viajero de los caminos del Imperio, querida hermana.- Respondió el bushi con un leve encogimiento de hombros.- Aunque los caminos hasta la capital imperial deberían estar despejados de peligros en esta época del año. - la miró de nuevo, inclinando de medio lado la cabeza con suavidad. - En cualquier caso, acompáñame; en la biblioteca podremos consultar algunos mapas, y decidir si es conveniente o necesario asignarte un yojimbo para el viaje.

Con la fluidez del agua, el bushi inició camino hacia aquel lugar.

 

Notas de juego

Nota del DM: Para esta parte de la escena, no tengo nada particular en mente más (me avergüenza decir que eso retrasó tu post un par de días); si hay algo que quieres hacer/planear/lo que sea antes de salir de viaje, más allá de lo dicho en el post, te cedo la iniciativa.

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12/02/2018, 17:12
Shosuro Akemi

Asintió con suavidad, deslizando una sonrisa relajada por los labios ante la respuesta de su hermano, y por un instante pensó que sería agradable viajar juntos de regreso al lugar donde habían nacido, junto a Yukiko y su padre. Hacía tiempo que no los veía y aunque en general no era algo que arañase su mente con frecuencia, en momentos puntuales su presencia, aunque extraña, se añoraba. Pero eso no era parte de lo que aguardaba su futuro por ahora.

Gracias, Akio-chan; siempre tan considerado —dijo, dejando un ligero toque en su antebrazo como gesto de cariño. Apreciaba el ofrecimiento ya que viajar sola nunca le había despertado el menor interés, en oposición al espíritu viajero de otros. Era una mujer de gentes que disfrutaba de la compañía y los entretenimientos de las cortes, a pesar de las rarezas que se habían sucedido tras la muerte de Kento. No le importaba la soledad en momentos puntuales, pero los caminos eran otro asunto.

Antes de regresar, Akemi se dio la vuelta alzando el brazo una vez más a la llamada de su halcón.

Notas de juego

¡Estoy de vuelta! He puesto un post pequeñito para cerrar porque no sabía qué más poner, la verdad. Como te dije por el Off, si quieres le presento las noticias a mi tío o, sino, espero a que terminen el resto de jugadores con sus respectivos prólogos :)

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13/02/2018, 21:00
Director

Notas de juego

Esta escena ya es tuya; si quieres ir a tu tío y contarle lo del llamamiento para evitar que piense que actúas a sus espaldas o si quieres moverte intentando importunar lo menos posible su día a día a ver si se olvida de ti un poco, es cosa tuya. Hasta que me digas que te quieres poner en ruta, no hay mucho que añadir por mi parte sin que tú hagas algo.

Pq esto es Shiro Shoshuro, siempre hay más cosas sucediendo; otra cosa es que tengan algo que ver contigo XD

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13/02/2018, 21:04
Shosuro Akemi
Sólo para el director

Notas de juego

Pues si me pones en ruta mejor, porque con el parón como que me he quedad algo descolocada. Casi que prefiero empezar nueva escena y abordar el personaje de nuevo :)

Cargando editor
13/02/2018, 21:06
Director

Notas de juego

Ok, me pongo a trabajar en la siguiente escena. No tardarás en tener trabajo :P

Cargando editor
13/02/2018, 21:10
Shosuro Akemi
Sólo para el director

Notas de juego

Sin prisa. Gracias! <3