Partida Rol por web

La Mantis:

En un giro cruel del Destino, resulta que el Clan que derribó la primera ficha del dominó que ha arrastrado el Imperio hasta casi el punto de fractura es uno de los menos interesados en que el conflicto siga escalando. El Campeón de Clan, Yoritomo Ogoe, esperaba que su maniobra tuviera unas consecuencias mucho más medidas; en concreto, esperaba que, dado que la legalidad estaba de su lado pero el sentido común no, el Emperador decretara algunas medidas compensatorias hacia el aún debilitado clan, quizás en forma de un tributo por parte del Unicornio o algún gesto simbólico que les permitiera afianzar su posición en el continente... En cambio, el ENTUSIASTA apoyo por parte del Escorpión y de la Grulla han convertido al antiguo clan menor en un rehén de su propia jugada.

La Mantis, como Clan, no puede retroceder; no sólo sería imposible volver a guardar el jinn en la botella, sino que la pérdida del On y la honra delante de todo el Imperio, amén de la brutal ofensa que eso causaría entre sus actuales aliados, garantizarían que los próximos tiempos serían muy malos para el Clan, quizás peores que los ya pasados. En privado, y entre ellos, en cambio, se busca una salida que no conduzca a la guerra si puede evitarse... Si llega, sin embargo, la Mantis pretende demostrar su fuerza y no dudará en lanzarse al conflicto.

El Unicornio:

En las estepas, existía un viejo dicho cuya sabiduría era tan innegable que, siglos después de haberse instalado en Rokugán, sigue siendo recordado por los Unicornio: "No es posible elegir el momento en que una tormenta golpea". Y para los Hijos del Viento, nunca ha sido más cierto que en este momento.

La crisis que sacude al Imperio y que les tiene como uno de sus protagonistas no podría haber llegado en peor momento para ellos. La apariencia exterior de riqueza, salud y poderío del Clan esconde a los ojos del resto del Imperio que el Unicornio está a punto de resquebrajarse desde dentro. Hace más de un siglo, la kami Shinjo renació en el Unicornio, pero no eligió hacerlo entre los que llevan su apellido, Shinjo, ni entre aquellos de sus súbditos más leales, las Utaku, sino entre los que había elevado al liderazgo de Clan tras la desgracia de los Shinjo, a los Moto. El que tantos siglos de servicio leal y un siglo de penitencia no fueran suficiente para la Kami que mejor encarnaba la compasión, fue un incesante punto de fricción en el clan, que con el paso del tiempo, se ha ido agravando... Hoy, como sucedía con el León justo antes de la Guerra de los Clanes, el Unicornio está al borde de una guerra civil...

... Y lo único que mantiene unido y cohesionado al Clan, es la amenaza política y militar externa de la maniobra de sus enemigos reclamando sus tierras. Un clavo ardiendo al que el campeón de clan actual, Moto Yamato, se agarra.

Así pues, el Unicornio camina un delgado filo de cimitarra, que no hace más que afilarse según la situación del Imperio se caldea; por un lado, intenta contener la ofensiva política (con sorprendente éxito) para evitar tener que ir a la guerra, por otro, se asegura de que la situación se alargue en el tiempo, con la esperanza de que la amenaza externa cohesione de nuevo a los Hijos del Ki-Rin.

El León:

La situación del Imperio es... Peculiar, por decir poco, para la Mano Derecha del Emperador. Es de las poquísimas épocas registradas en las bibliotecas Ikoma en las que las tres Manos del Emperador trabajan en concordia, en lugar de competir entre ellas; y pese a la imagen proyectada, la colaboración de la Mano Derecha no es, ni mucho menos reticente, sólo hacen apariencia de oponer resistencia.

Y es que un siglo es mucho tiempo de paz para un Clan que medra en la gloria de la batalla; máxime cuando las crisis del siglo pasado dejaron en entredicho el poderío del clan de Akodo y muy encumbrado el poder del Cangrejo y el Unicornio, al punto que se llegó a considerar convertir a este último en la nueva Mano Derecha, dada la debilidad del entonces del León. Tal noción es un insulto que no se ha olvidado pero, atípicamente para ellos, se ha manejado en silencio, esperando su oportunidad. Ahora, el Clan se siente preparado para demostrar su supremacía militar una vez más, y la cortina de humo de la reticencia servirá para que cualquier consecuencia negativa posterior recaiga sobre las otras dos manos, dejando su Honor y su reputación intactas.

Así pues, el Campeón Akodo Sigetoshi afila sus garras a la espera, mientras, con toda su inusual astucia, mueve sus fichas en el tablero de Go buscando provocar que salte la chispa que permita desplegar sus ejércitos y devolver a su clan a la posición que sólo ellos merecen.

La Grulla:

Durante su legendaria conversación con Hantei, Shinsei dijo "Que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha". Los expertos han coincidido siempre en que el significado de esa frase se refería a que ambas manos debían actuar de forma independiente, para asegurar que nunca ambas manos actuaban de forma coordinada contra el Trono. Por supuesto, la extensión lógica de esta frase de sabiduría es que la mano derecha tampoco debe saber lo que hace la izquierda.... Especialmente cuando eso revela una grave vulnerabilidad.

La Campeón Grulla, Doji Sakura, en realidad, no podría estar menos interesada en un conflicto entre la Mantis y el Unicornio, ni aunque lo intentara. ¿Por qué entonces la Mano Izquierda se ha lanzado con tal entusiasmo a la contienda en las cortes? La respuesta a eso es a la vez muy simple y muy compleja; necesita que el Escorpión esté ocupado, ¿y qué mejor modo de conseguirlo que poner sus recursos de la Corte junto a las maniobras de la Mano Oculta para conseguirlo, haciendo que se vean tan absorbidos en sus propias intrigas y maniobras como para mirar de verdad a su alrededor?

La verdad es que, la Grulla no está, ni mucho menos, en su mejor momento. Económicamente, están lo suficientemente bien para mantener su fachada de prosperidad, pero es poco más que la fachada; los ejércitos aún están reparando y reacondicionando las líneas defensivas del clan, su único punto a favor es su tradicional fuerza y enorme repositorio de favores que cobrar. Pero el principal problema del clan se encuentra en sus forjas.

Hace 20 años que ninguna hoja Kakita sobrevive al proceso de doblado. Aún nadie se ha dado cuenta fuera del clan, pero ningún herrero lo consigue y ningún Asahina ha sido capaz de encontrar una razón espiritual para que esto suceda. Tampoco hay ninguna prueba de sabotaje ni acción ajena al clan. ¿Hay alguna Fortuna furiosa con ellos? ¿Hay algún enemigo conspirando fuera de donde pueden ver? ¿Qué sucedería si los otros Clanes, incluso sus actuales "aliados", descubrieran semejante debilidad?

Por ello, Doji Sakura quiere, por una vez, todas las miradas lejos de su clan, y no le importa cuánto dure la situación política, siempre y cuando sea más que los problemas internos de su Clan.

El Escorpión:

Todos los Clanes guardan secretos y tienen motivaciones ocultas, y nadie es más consciente de esta incómoda verdad que el mismo Clan de los Secretos. Irónicamente, sin embargo, en esta ocasión la razón de estar involucrado en el bando de la Mantis no podría ser más obvia: la Mantis ofreció asilo a los supervivientes del Escorpión durante el fallido golpe de Bayushi Shoju; además, durante la Guerra contra la Oscuridad, cuando fueron desterrados, fue de nuevo la Mantis quien se encargó de proteger y custodiar sus tierras de las depredaciones de otros clanes...

Puede que la Mano Oculta no sea el clan más honorable, pero es, sin duda, el más leal a la hora de pagar favores y deudas pasadas, y también el clan que mejor conoce el valor de cuidar a un amigo leal. Cuando la Mantis empezó su movimiento en las Cortes, independientemente de la relación de entonces entre el Escorpión y el Unicornio, era obvio que el poderío Bayushi iba a darle tanto impulso como fuera posible. La campeona, Bayushi Kurumi, no iba a permitir menos que eso.

Por supuesto, la desproporción de los acontecimientos no entraba en los planes del Clan; igualmente les pilló por sorpresa la asombrosa colaboración de la Grulla y la facilidad con la que, entre los dos clanes, maniobraron en torno al León para obligarles a ser la fuerza tras las palabras en las cortes. Incluso, los más cínicos indican, demasiado fácil. Tampoco esperaban el sutil distanciamiento de los Cazadores de Brujas Kuni de los Kuroiban que lleva dándose desde el último año o así.

El Clan de los Secretos tiene una sospecha creciente de que, tras los telones, está sucediendo mucho más de lo que suponían, y más preocupante aún, de lo que sus redes de información eran en lo más remoto conscientes.

Por eso, el Escorpión ha empezado a sabotearse a sí mismo.¿O alguien en Rokugán de verdad piensa que los Ide y los Asako iban a ser capaces de frenar la maquinaria política de los dos clanes más poderosos en las cortes sin ayuda?

Desde que esta sospecha hundió sus raices en el clan, el clan mantiene una cara pública de seguir presionando, mientras que mediante agentes secundarios, se aseguran que sus enemigos tienen munición suficiente para seguir defendiendo sus posiciones en la corte y evitar que el Emperador se pronuncie; y el clan dedica el grueso de sus recursos a averiguar qué está sucediendo en realidad... Con escaso éxito, por el momento. Pero eso no durará...

El Fénix:

El Imperio Esmeralda se está haciendo pedazos. Decir esto parece constatar lo evidente, pero el Clan de los Hijos de Isawa saben que la actual crisis en Rokugán no es más que el verdadero problema subyacente empezando a manifestarse. El Consejo Elemental lleva desde la crisis de la ascensión de Iweko II percibiendo pequeñas alteraciones en el equilibrio del mundo, sutiles y casi imperceptibles.

Durante el último siglo, los guardianes espirituales de Rokugán no le han dado demasiada importancia, achacándolas sin duda a las consecuencias de los actos (en buena medida del mismo Fénix, aunque nunca se diga en voz alta) que casi provocaron el abandono de Tengoku y la infestación completa de Ningen-do por parte de Jigoku. El mundo, razonaban, iba a necesitar algún tiempo para reestablecerse y recuperarse, y era natural que el irse asentando causase consecuencias imprevistas...

El razonamiento se sostuvo durante mucho tiempo, pero en los últimos 20 años la situación se ha ido deteriorando de forma casi imperceptible, pero grave. Regiones enteras del Imperio parecen estar sufriendo lo que parecen maldiciones aleatorias; hay aldeas cuyos campos no han dado más que barro en las últimas cosechas, hay monasterios que reciben visitas de yokai que no descansan pese a haber recibido los ritos adecuados, existen periodos de silencio espiritual en el que la comunión con cualquier clase de criatura resulta imposible... Y como esos ejemplos, cientos de pequeñas muestras de que algo grave se está cociendo. ¿El qué? Por desgracia, el clan no tiene los recursos necesarios para averiguarlo, distraído como está por la imprudente situación política de los clanes menos sabios.

Voces en el Consejo Elemental empiezan a alzarse, en concreto, el Maestro del Fuego, Isawa Hochiu, y el del Agua, Isawa Ningen, para dejar de lado esa "crisis menor" y centrarse en el problema mayor, dejando al Unicornio a su suerte. Sólo el Maestro del Vacío y el Campeón del Clan, Shiba Haruto y Shiba Takashi respectivamente, se oponen de viva voz a esto, argumentando que un Imperio en guerra haría aún más difícil, si no imposible, investigar apropiadamente los sucesos.

La Araña Blanca:

El último siglo ha sido uno de reconstrucción y afianzado para las antiguas Familias Imperiales, ahora el clan de la Araña Blanca. Dirigidos por la astuta Campeona Susumu Asaka, el joven clan ha retomado con ímpetu los tradicionales deberes de sus miembros más ilustres; los Seppun cuidan de la familia Imperial como siempre han hecho, si bien ahora una rama tiene un entrenamiento menos refinado, más pragmático. Los Miya efectúan su labor como Heraldos Imperiales como llevan haciendo desde el tiempo del kami Hantei. Los Otomo y los Susumu, como siempre, se dedican a mantener un ojo sobre las Cortes del Imperio para evitar que ninguna alianza entre Clanes gane la suficiente cohesión como para llegar a ser una amenaza para el Trono...

El tener controlado el puesto de Shogun añade una capa más de control sobre el Imperio, permitiendo que la influencia de la Araña iguale al resto de Clanes pese a su menor tamaño en cuanto a número y recursos. Sin embargo, el estatus imperial resulta una traba importante a la hora de intervenir en asuntos menores del Imperio... Como por ejemplo, la reclamación de la Mantis que ha servido como catalizador a la crisis que amenaza con fracturar en dos a Rokugán si el Emperador no actúa con suficiente prudencia.

Y en dos bloques suficientemente cohesionados como para que, pase lo que pase, la autoridad pueda quedar en entredicho una vez el polvo del conflicto caiga al suelo de nuevo, resulte vencedor quien resulte vencedor. Esto último es la mayor preocupación para el brazo político del clan, y su mayor fuente de frustración dada su incapacidad de intervenir libremente.

Sin embargo, los Susumu tienen una gran tradición de actuar de forma mucho más sibilina que sus nuevos hermanos de clan; de forma encubierta, agentes de la Araña Blanca de la parte más baja de la jerarquía están actuando para minar ambos bloques, en cierta medida, esperando que el desmantelar los dos bloques enfrentados aborte la posibilidad de una guerra a una escala no controlable, y en otra cierta medida, que todo lo que saquen a la luz les sirva para tener a los demás clanes más cerca de su yugo. A fin de cuentas, ¿no es la Araña Blanca, las familias imperiales, una extensión directa de la voluntad del trono?

Todos deberían rendirles una cierta pleitesía, y la situación actual es la oportunidad perfecta para conquistarla.

El Dragón:

Para el resto de Rokugán, el Dragón, desde la desaparición del muro que los separó del Imperio una vez desterrado Jigoku de Ningen-do al menos todo lo posible, parece haber recaído en sus viejos "vicios" de contemplación y aislamiento de antes de la Guerra de los Clanes, dejando que los asuntos del Imperio se resuelvan por sí mismos, y actuando sólo como agentes individuales o de forma aleatoria o arcana para el resto de Clanes.

Si bien esto no es del todo falso, no es cierto en absoluto. El Clan de Togashi está cualquier cosa menos inactivo en estos convulsos tiempos, si bien su actividad no es, ni de lejos, visible para aquellos atrapados en la marea creciente de la amenaza de guerra; el Dragón se encuentra a la espera de que se dé un portento profetizado por el mismo Togashi.

Hace 100 años, cuando el muro de alabastro finalmente se disolvió de la misma misteriosa forma que había aparecido, un pergamino fue encontrado frente a la puerta de Kyuden Togashi, sellado con el mon personal de la última encarnación mortal del kami fundador, Togashi Yokuni y con aspecto de tener varios siglos de antigüedad, es decir, escrito cuando aún seguía con vida. Y en el pergamino, una profecía.

"Guardaos del ave sin pico, guardaos del picotazo sin veneno, puesto que marcan el nacimiento de las garras de plata.
Cuando el fuego del cielo clame por guerra y los muros de jade queden desguardados, un relincho gritará al viento.
Un rubí se habrá abierto, un corazón habrá latido, una serpiente cruzará los cielos.

Un enemigo renacido."

Desde entonces, el clan está guardando sus fuerzas y recursos, y el conocimiento de la profecía, a sabiendas que nunca sería escuchada, como tantas otras veces. La sabiduría de Togashi y sus profecías nunca han sido baladí, por lo que el clan asume que ése es el mejor resultado posible, por lo que prevenirlo lo saben un esfuerzo inútil en el mejor caso; es por ello que el único esfuerzo coordinado del clan sea, paradójicamente, el mover agentes individuales en busca de las señales de la profecía, para conocer el momento en que el clan deba, una vez más, intervenir para salvar a Rokugán de sus enemigos.

El Cangrejo:

Son tiempos tranquilos en el Muro del Carpintero, lo cual significa que el Cangrejo hace frente a uno de sus peores enemigos: el aburrimiento. Las Tierras Sombrías no han lanzado ninguna amenaza significativa en dirección a los Hijos de Hida desde la derrota de los siervos de la Araña Negra hace más de un siglo, pero en los tiempos recientes, la actividad del Reino Oscuro se ha reducido aún más. Se dice que, desde que se levantó el Muro Kaiu, ningún día ha pasado en el Imperio sin que al menos un Cangrejo muriera defendiéndolo; eso ya no es cierto, han pasado semanas completas sin que ni siquiera un bakemono intentara trepar el muro y atacara un centinela. Es más, patrullas Hiruma han hecho recorridos profundos por el infernal lugar y, si bien sigue lleno de peligros, ninguno estaba siquiera cerca de las fortificaciones.

Como es de sabiduría común, el aburrimiento genera descuido y el Cangrejo sabe, por experiencia, que la aparente debilidad de las Tierras Sombrías no es más que otra de sus tretas para debilitar a los protectores de Rokugán; el tener guerreros descuidados puede causar la ruina del Imperio en el futuro...

Por eso, los generales Hida y Kaiu ven casi como una bendición de los cielos la amenaza de guerra, dándoles una excusa para movilizar a sus hombres y realizar maniobras militares que no se sientan como mero entrenamiento, ayudándoles a mantener una moral alta y la tensión en la poderosa máquina de guerra Cangrejo. No tienen ningún interés en forzar una verdadera guerra contra los demás, pues el Cangrejo sabe quién es el verdadero enemigo de Rokugán, pero sí en la amenaza para mantener la alerta; y por supuesto, no abandonarán a sus tradicionales aliados del Unicornio.

En el frente más espiritual, sin embargo, el clan está más que preocupado. Los Kuni encuentran crecientemente difícil entrar en comunión con los kami cerca del Muro, y el vacío espiritual parece avanzar desde ahí hacia el interior; más raro aún, sea lo que sea, parece estar afectando también al comportamiento de los pérfidos kansen, puesto que también escasean. Discretamente, los Cazadores de Brujas han empezado a investigar las Tierras Escorpión, alrededor del Segundo Pozo Supurante, para ver si el fenómeno también se está dando en la zona, sin resultados concluyentes por el momento, salvo por un ligero detalle; los kansen de la región parecen inusualmente aletargados y distraídos, lo que permite dispersarlos de forma trivial incluso para el aprendiz menos hábil... aunque su número es inusualmente alto. El porqué de estos extraños fenómenos, aún está lejos de descubrirse, pero el clan no dejará de mover sus recursos para ello.

El Escorpión:

Todos los Clanes guardan secretos y tienen motivaciones ocultas, y nadie es más consciente de esta incómoda verdad que el mismo Clan de los Secretos. Irónicamente, sin embargo, en esta ocasión la razón de estar involucrado en el bando de la Mantis no podría ser más obvia: la Mantis ofreció asilo a los supervivientes del Escorpión durante el fallido golpe de Bayushi Shoju; además, durante la Guerra contra la Oscuridad, cuando fueron desterrados, fue de nuevo la Mantis quien se encargó de proteger y custodiar sus tierras de las depredaciones de otros clanes...

Puede que la Mano Oculta no sea el clan más honorable, pero es, sin duda, el más leal a la hora de pagar favores y deudas pasadas, y también el clan que mejor conoce el valor de cuidar a un amigo leal. Cuando la Mantis empezó su movimiento en las Cortes, independientemente de la relación de entonces entre el Escorpión y el Unicornio, era obvio que el poderío Bayushi iba a darle tanto impulso como fuera posible. La campeona, Bayushi Kurumi, no iba a permitir menos que eso.

Por supuesto, la desproporción de los acontecimientos no entraba en los planes del Clan; igualmente les pilló por sorpresa la asombrosa colaboración de la Grulla y la facilidad con la que, entre los dos clanes, maniobraron en torno al León para obligarles a ser la fuerza tras las palabras en las cortes. Incluso, los más cínicos indican, demasiado fácil. Tampoco esperaban el sutil distanciamiento de los Cazadores de Brujas Kuni de los Kuroiban que lleva dándose desde el último año o así.

El Clan de los Secretos tiene una sospecha creciente de que, tras los telones, está sucediendo mucho más de lo que suponían, y más preocupante aún, de lo que sus redes de información eran en lo más remoto conscientes.

Por eso, el Escorpión ha empezado a sabotearse a sí mismo.¿O alguien en Rokugán de verdad piensa que los Ide y los Asako iban a ser capaces de frenar la maquinaria política de los dos clanes más poderosos en las cortes sin ayuda?

Desde que esta sospecha hundió sus raices en el clan, el clan mantiene una cara pública de seguir presionando, mientras que mediante agentes secundarios, se aseguran que sus enemigos tienen munición suficiente para seguir defendiendo sus posiciones en la corte y evitar que el Emperador se pronuncie; y el clan dedica el grueso de sus recursos a averiguar qué está sucediendo en realidad... Con escaso éxito, por el momento. Pero eso no durará...