Partida Rol por web

El libro de Shaire

Prólogo - Antonio Mendoza

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27/07/2011, 21:03
_S_

Caminas en dirección a tu casa, poco a poco vas notando como las fuerzas van desapareciendo hasta que te sientes como siempre... o al menos físicamente. En tu cabeza parece resonar la palabra mutante como si un fuerte eco se riera de ti incesantemente.

No hay incidentes hasta tu barrio, y entras en tu casa sin mayores problemas. La casa permanece en silencio desierta, desde que murió tu padre ha permanecido así y ahora la sombre del mismo parece alargarse y el silencio es sobrecogedor y augurio de algo que no deseas... de algo que llevas temiendo toda tu vida.

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28/07/2011, 02:52
Antonio Mendoza
Sólo para el director

Compruebo que no hay nadie en casa y me dirijo a mi cuarto.

Mutante.

Necesito saberlo, averiguarlo por mi mismo, estar seguro. Me acerco a un enchufe que haya en mi cuarto. Cuál es el límite? Hasta donde puedo llegar? Qué puedo hacer con esa energía que consigo? Busco por mi casa, primero un destornillador o algo de hierro largo, y luego un objeto más solido, algo que no se doble con facilidad.

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28/07/2011, 20:59
_S_

Encuentras un cuchillo en la cocina que podría servir para tus propósitos perfectamente. Te armas de valor y te colocas frente al enchufe de la nespresso. La apartas por lo que pueda pasar y respiras ondo.. Agarras con fuerza el cuchillo, es completamente metálico por lo que vas a recibir toda la electricidad de lleno... y por lo que sabes eso no es bueno.

Respiras y cierras los ojos introduciendo de golpe y rápido el objeto en el enchufe. Durante unos segundos puedes notar, sentir, como la electricidad te recorre. No sabes si para bien o para mal pero notas como te fortalece, como te da poder y fuerza. De repente comienzas a sentir un dolor primero suave y luego más y más intenso en el brazo, a gran velocidad se traslada por el mismo hasta llegar al pecho y en ese momento sueltas el cuchillo a pesar de la dificultad que ello conlleva.

Cuando lo haces dejas caer el cuchillo al suelo y te miras la mano. Tienes la piel un poco negra, pero no duele. No obstante el brazo y el pecho si que parecen haberse resentido de la experiencia... es posible que tu poder tenga algún tipo de límite...

Notas de juego

Fuerza actual: 130

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29/07/2011, 02:30
Antonio Mendoza
Sólo para el director

Miro a mi alrededor. Busco un objeto pesado, un mueble que no corra el riesgo de que se abra con lo que voy a hacer. Quiero saber hasta qué punto la sensación de poder es real. Miro la nevera. Grande, pesada. Recuerdo cuando la trajeron, apenas eran capaces de cargar con ella. Me acerco, me pongo en la puerta. No quiero que se abra y se caigan las cosas al suelo. La abarco con mis bazos, encojo mis piernas y tiro de ella hacia arriba, intentando levantarla. Sé que es una locura, que alguien como yo ni la movería siquiera, pero esta sensación de poder...

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29/07/2011, 16:36
_S_

Animado por tus nuevas sensaciones, te abarcas en una extraña y dura prueba... levantar ese frigorífico, menuda estupidez pensaría cualquiera que te estuviera viendo; pero su rostro sería digno de ver cuando agarras el electrodoméstico y como si de un libro o un cuaderno se tratase lo levantas. Su peso parece haberse reducido a una ínfima parte... o quizá realmente eso que sientes, esa sensación de fuerza que te recorre sea real. Tu fuerza parece haber aumentado considerablemente, de eso no hay duda.

Vuelves a dejar el frigorífico en el suelo, con la misma pasmosa facilidad con la que lo acabas de levantar.

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30/07/2011, 02:25
Antonio Mendoza
Sólo para el director

Miro mis manos, anodado. ¿Este era el poder que tenía mi padre? ¿O quizá el suyo era incluso mayor que este? ¿Y ahora qué puedo hacer? Debí suponer que podía heredar sus poderes... no, no quiero que se sepa. ¿Qué puedo hacer? Las lágrimas recorren el rostro de Antonio.

Necesito saber más, informarme más. Debo ir a la biblioteca, consultar libros, internet, algo que me de la pista de qué debo hacer. Así pues, vuelvo a salir de casa, camino a la biblioteca. Voy realmente atento, no me gustaría volverme a cruzar con los tipos de antes. No quiero que se sepa... que soy un bicho raro.

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01/08/2011, 20:49
_S_

Caminas por la calle, tratas de centrar tu mente en no encontrarte con los tipos de antes, aunque con el disgusto que se llevaron hace un rato no creo que vuelvan. Finalmente logras llegar a una biblioteca cercana en donde tienen varios equipos informáticos a disposición de la gente para que puedan emplearlos de forma gratuita.

Cuando entras ves que hay 10 equipos haciendo un círculo con las pantallas hacia el exterior., 6 de ellos ocupados por gente de todo tipo. Una mujer consultando lo que parece una receta de cocina, un par de muchachas mirando facebook y unos chicos que cotillean entre risas páginas de humor.

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01/08/2011, 22:23
Antonio Mendoza
Sólo para el director

Sigo todos los procediminetos que haya que seguir (dar mi nombre a la responsable y lo que sea) para poder usar uno y me coloco en el que esté más alejado de los demás, para que nadie mire por curiosidad. Una vez en él, empiezo a mirar si encuentro cosas relacionadas con los mutantes, primero usando buscadores, luego por foros.... no se. Si no veo nada interesante, pues miraré libros. Pero por ahora intentemos internet.

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03/08/2011, 21:06
_S_

Entras, das tus datos y te facilitan un equipo. Funciona metiendo monedas y aparece un contador que mantiene la pantalla encendida. Cuando se termina ésta avisa y a los 5 minutos se apaga. Comienzas a buscar información y logras encontrar definiciones, estudios de gente en donde se habla de genética y evolución. Algunos artículos hablan de un paso natural; otro de una malformación que debe ser controlada y sanada. Sigues adentrándote en Internet mirando cosas más interesantes cuando algo en tu mente...

Un fuerte dolor punzante se clava en tu cabeza haciendo que cierres los ojos y ante ti se muestre algo realmente extraño, como una visión. En ella te encuentras junto a un grupo de gente rodeando un baúl y sujetando un libro en las manos. El libro solamente lo tenéis seis personas. Puedes ver perfectamente sus rostros, aunque no con la misma claridad el del resto de gente que no sostiene el libro. De nuevo un fuerte dolor y otra imagen; esta vez os encontráis en la costa, de nuevo los mismos de antes. Todos a tu alrededor están empleando extrañas habilidades, habilidades sobre las que estabas leyendo. Una gran velocidad, una muchacha mueve una gran roca contra alguien o algo. Es entonces cuando te percatas que todos tenéis un objetivo... esta muy borroso casi negro pero de eso emana un aura negra, un aura de destrucción... 

Solo uniéndoos conservaréis el futuro... En tu mente resuenan esas palabras. Después una intensa luz te saca de tu estado regresando sobre el teclado del ordenador. 

A tu alrededor se han amontonado cuatro o cinco personas que te atosigan a preguntas sobre que te ocurre o si te encuentras bien.

- Tiradas (1)

Motivo: Buscar referencias

Tirada: 1d100

Dificultad: 68-

Resultado: 61 (Exito)

Notas de juego

Tiro por ti, pero para otra vez es: "Buscar referencias".

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04/08/2011, 04:35
Antonio Mendoza
Sólo para el director

Miro a mi alrededor, a las personas que están en torno a mi. ¿Alguno habrá sido el responsable de esa visión? Al menos ya tengo un objetivo.

Si... si, estoy bien. Lo siento, gracias por su preocupación digo en general, sin dirigirme a ninguno de ellos en particular. Luego, me levanto y salgo de la biblioteca. ¿Cómo podría encontrar esas personas que he visto?

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26/09/2011, 17:07
Director

Pongamos que es viernes: 30 de septiembre de 2011.

Son las seis de la mañana y el despertador no perdona. Toca desempeñar una dura jornada en la granja de pollos Gandía, a las afueras de la ciudad. El autobús no perdona, pero te das cinco minutos más. Ayer fue un día excitante. Te extraña que tu madre no haya venido ya a darte el toque. Anoche llegó sobre las nueve de la noche. Te da la impresión de que se ha echado un novio. Tu padre murió hace tres, ¿serás indulgente con ella?

Definitivamente extrañado, te levantas. No se oye ajetreo en la cocina, donde ella suele trajinar desde hace una hora, para prepararte el desayuno, la fiambrera… No hay ni rastro de ella. En cambio, sobre la mesa hay un par de camisetas chamuscadas. Las reconoces enseguida: son la que llevabas ayer después del experimento con el cuchillo y la de  días atrás cuando aquel accidente en la granja. Junto a las prendas, hay una carta manuscrita.

Te asomas al dormitorio de tu madre. No está allí. El piso está vacío, excepto por ti.
 

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26/09/2011, 17:49
Antonio Mendoza
Sólo para el director

miro la carta, sin atreverme a tocarla. ¿Dónde estará mi madre? ¿Habrá descubierto las camisas y se habrá asustado de que me pase como a mi padre? ¿De quien sera esa carta?

Por fin me atrevo a cogerla, y miro por todas partes si tiene algo escrito y si lo tiene, si reconozco la letra como la de mi madre. Quizá ha escapado, temiendo que pase lo que pasó con mi padre?

Notas de juego

Tenga o no tenga algo escrito, se puede asumir que abriré la carta, a menos que lo que tenga escrito sea importante para decidir si la abro o no.

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27/09/2011, 19:48
Director

Has recogido las tres hojas, que se encontraban alisadas sobre la mesa junto al sobre pulcro en el que estaban contenidas. El papel amarillea. Firmada al final, con fecha de septiembre de 2009, es la letra de tu padre. El día, el 13, significa que la escribió dos días antes de su extraña y fatídica desaparición. En una semana a partir de entonces, su cuerpo apareció al pie de un cerro, a las afueras de Cómpeta, a cincuenta kilómetros de Málaga ciudad. Cada uno de sus huesos había sido machacado, como si le hubiese pasado por encima un mercancías. Un mucho a causa de determinadas marcas en los brazos, un poco por xenofobia, la guardia civil acabó atribuyendo el crimen a un ajuste de cuentas entre traficantes de droga. El caso sigue abierto.

Cita:

María, amada esposa:

Renegué de la poesía hace cuarenta años, como ya sabes, aunque desconozcas las razones, pero es escribir tu nombre y estar tentado de dejarme llevar por todos los demonios de Dante. Me contengo y me paro a escupir el verbo alado, no lo quiero, no quiero nada de esta pinche puta que se deja cubrir por los malvados. Escribo para dar testimonio, para que veles mejor por nuestro retoño, y por avisarte de mi muerte inminente.

Yo no nací así, anómalo. Ya sabes a lo que me refiero. Tú fuiste testigo de ello. Absorber la electricidad de aquel cable de alta tensión en México D.F., aquel día pluvioso (vivíamos allí en esa época, yo trabajaba de reportero en la Gaceta de México), estábamos paseando cerca del parque, tan enamorados, y aquellos chiquillos que chapoteaban en los charcos iban a morir electrificados, no había de otra.

Se me chamuscaron las manos y se me prendió el cabello (luego te estuviste riendo mucho hasta que me crecieron las cejas y las pestañas, de calcinarse sólo se libraron mis calzoncillos, ¿recuerdas?) Pero salvé a esos niños, y esos niños hablaron, y todos me señalaron como mutante, pero no me importó si te tenía a mi lado, y sobre todo, no te importó a ti, que me amabas a pesar de todo.

Aquel grupo gallego de mutantes nos dio el chance de instalarnos en este país. Torbellino era un buen tipo, pero ese otro que se hacía llamar Miura… Era un fascista y me abstuve de unirme a ellos. Preferí dedicarme a trabajar en la papelería de nuestro amigo Julio. Todavía no había nacido Antonio.

Hace unos días él apareció en el negocio haciéndose el inocente. No me dijo cómo me encontró. Estaba algo cambiado, rejuvenecido incluso. Pero su aura nauseabunda y atractiva a la par es del todo reconocible, está acrecentada incluso. La intersubjetividad que reclama Victor Lars lo señala un ser de otro mundo. Antes del fusilamiento vergonzoso del Che, varios miembros de la Guerrilla de Ñancahuazú fuimos apresados por militares bolivarianos al mando de dos agentes de la CIA y conducidos hasta este sujeto seductor, culto y espeluznante. Me reconoció tras arrancarle los nombres en base a torturas a uno de los camaradas. Yo había sido un poeta del pueblo, alguien magnánimo con plena confianza en el género humano con alguna cosa publicada antes de seguir los pasos del Che. Insistía en mantener conversaciones sobre poesía con el telón de fondo de los aullidos de mis compañeros lacerados con sopletes. No quería información de nosotros. Me comentó que había trabajado a las órdenes de Himmler, aplicando la psicología a las técnicas de represión, y que había asistido al propio Mengele en sus experimentos. En cuanto alcancé el punto óptimo de desesperación, influenciado por el Rilke que recitaba y los aullidos de los torturados y el olor a carne quemada, me demostró la pericia adquirida hurgando en mi carne y rediseñando mi genética con los más insólitos compuestos químicos.

“Química inmersa en el azar: así nacemos y eso somos. Por esa causa morimos”, no paraba de repetir.

Victor Lars me dejó marchar un par de años después, acaso movido por un concepto morboso de la recompensa: María, yo soy un monstruo. Hice todo lo que me pidió para escapar del suplicio; utilicé mis habilidades para matar a cientos de represaliados.

Luego te conocí a ti, siendo un despojo en cuerpo y alma, ya de vuelta en la patria materna. Tú trabajabas en la enfermería del asilo, sanaste mis llagas, y tu amor me rescató de las tinieblas. Tendría que haberme matado, a pesar de todo, porque temo que nuestro hijo haya heredado esa alteración violentada de los genes, y entonces…

Lars quiere algo de mí. Me cité con él, no espero salir vivo de esa cita. Cuida de nuestro hijo, María, vigila por si desarrollara algún tipo de mutación; hasta el día de hoy creció sano, normal (lo cual no quita que sea el mejor hijo del mundo), pero si lo hiciera, si demostrara algún tipo de habilidad… sobrehumana busca ayuda, llévale esta carta a Torbellino. No a Miura, ni a Llamarada.

No hubiera querido trasladarte esta carga, mi vida. Pero no se me ocurre nadie más valiente que tú a quien pedir que la soportara.

Sé feliz.

Simón Mendoza, 13 de Septiembre de 2009.
En Málaga capital, España.

¿Cuántas veces la habrá leído tu madre, sumida en una honda tristeza, golpeada por la desesperación? Y ella, ¿la habrá dejado queriendo, para que la veas?

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28/09/2011, 04:26
Antonio Mendoza

Leo la carta, la releo, la releo otra vez. Mi padre... es herencia de él. Ahora entiendo. Pero, ¿y mi madre? ¿Por qué no me llevó con ella?

Me dirijo al cuarto de mi madre. ¿Está todo recogido? Voy al armario y lo abro, para comprobar si está su ropa, o si hay algo que falte, que me indique que ella se ha ido.

Mi padre... mi padre fue... no puede ser, él no haría eso, pero él mismo lo dijo. Ese pensamiento golpea mi cabeza. Necesito saber más. Grupo mutante de Galicia. ¿Dónde estará mi madre?

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28/09/2011, 22:56
Director

Una rápida inspección te demuestra que faltan algunas piezas fundamentales para que tu madre salga a la calle: su bolso, por ejemplo.

Todavía, si corrieses un poco, podrías coger el autobús y llegar puntual al trabajo.

Sólo que ahora tu móvil comienza a sonar. La pantalla marca que se trata de tu madre.

Pero cuándo aceptes la llamada, no será su voz la que te responda. Será la de un hombre entrado en años, sonará distendida, con acento indefinido, elusivo, mezcla de francés, alemán y dejes iberoamericanos:

-¿Sabes lo que es un mamporrero, hijo? Deja que te lo explique, hijo: es la persona que dirige el miembro del caballo en el ayuntamiento sexual.

Yo presumo de ser el mamporrero de tu padre. Llegué a sentirme taaan orgulloso de él. Era una bestia. No tenía piedad. No hubo otro verdugo en mi vida, he de confesar.

Tienes una madre preciosa. Está aquí, conmigo. Eh, pero no te creas, no le tocado ni un pelo. No podría hacerle daño a alguien que está empezando a confiar en mí, ¿no te parece, hijo? Porque tú… Ah, tú, cabroncín. La estás trayendo de cabeza. No ganas para camisetas, me ha contado. ¿Qué te pasa, hijo, se te ha comido la lengua el gato?

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29/09/2011, 07:12
Antonio Mendoza

¿Quién es y qué hace con el teléfono de mi madre? digo, gritando. ¿Qué hace con ella? No podemos darle nada, no tenemos nada. ¿Qué es lo que quiere? Necesito pensar. Estoy seguro que mi madre ha ido a caer en las peores manos que podía caer. Joder, todo va mal. ¿Por qué yo? Me ganaba bien la vida, tenía un presente y un futuro. ¿Por qué esto? No lo quiero, por mucho poder que me de, no lo quiero. No quiero que me usen, no quiero dañar a nadie. Pero, ¿qué puedo hacer? ¡Tienen a mi madre!

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30/09/2011, 22:06
Director

-“¿Quién soy, qué es lo que quiero?” –canturrea con voz infantil, mofándose. A continuación, su tono se revuelve de perfidia: -Tu padre también era un flojo, como tú, hasta que lo enderecé. “Forjado en los fuegos del infierno y templado en las aguas del Leteo”. ¡Ya sé que no tienes nada! ¿Por qué si no crees que te utilizo como un peón en mi partida?

¡Presta atención! Toma algo para apuntar. ¿Ya? Eres insufrible.

Te comunica una dirección.

-Tienes una reserva pagada para el Ave de las nueve. Te informarán de que tienes una maleta en consigna. Recógela y llévala contigo a ese sitio. No te separes de ella. Si lo haces, lo sabré. Y procura estar allí esta noche, búscate las maneras. Espera, quiero estar seguro de que lo has entendido…

Debe haber activado la función de manos libres… Escuchas unos gemidos sofocados, ahora dejan de estarlo, esas súplicas… ¡Es la voz de tu madre! ¡Lanza un grito de dolor!

Regresa la voz del viejo:

-Baste una uña por esta vez. Por esta vez.

Cuelgan.

Compruebas la dirección. No te imaginas qué se te ha perdido en el Sanatorio de Marina, situado en el municipio de Los Molinos, en la Sierra de Guadarrama a, aproximadamente, 52 kilómetros de Madrid.

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01/10/2011, 04:01
Antonio Mendoza

Me doy cuenta que no tengo muchas opciones. El trabajo, llamo y finjo estar enfermo. No sé que tan convincente pueda ser, pero es lo único que puedo hacer. Luego, reuno todo el dinero que pueda, mis pertenencias más inmediatas, como ropa u objetos de aseo, y me voy a la estación a coger el AVE hacia madrid. Pero antes, a la consigna a por la maleta. Dice que no me separe de ella, pero no ha dicho nada de no poder echar un vistazo a su contenido.

Antes de salir, miro a mi alrededor. Busco todas las pilas que pueda encontrar en la casa. Pruebo con una, a ver si mi poder funciona con ella, si absorbo su energía. Será poco, pero al menos algo es algo. Qué otra cosa puedo hacer? Maldita sea, estoy atrapado.

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01/10/2011, 04:04
Antonio Mendoza

Por supuesto, una de las primeras cosas que cojo es la carta.

Notas de juego

Pongo este segundo post seguido porque se me olvidó mencionar este asunto y, aunque resulta obvio, prefiero que quede claro.

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01/10/2011, 09:57
Director

Diego Gandía, el hijo del viejo empresario, un gordo zafio y gandul, no se ha tomado bien tu excusa. Es una preocupación que tendrás que enmarcar en un horizonte lejano.

Una rápida prueba te ha disuadido de cargar con pilas; la energía que extraes de ellas es insignificante. Otra cosa sería si dispusieras de un desfibrilador portátil… Como no es así, tendrás que improvisar.

El maletín de mano es negro, pequeño y liviano. Su cerradura es de combinación numérica. En tu asiento de clase turística, dispondrás dos horas y cincuenta minutos hasta la estación de Atocha para ensayar una combinación venturosa.

Notas de juego

Saca un 20 ó menos en 1d100 (tengo en cuenta tu Inteligencia y tu Abrir cerraduras),
y abres la maleta.

Imagina tu entorno, please, descríbeme a quiénes tienes sentados cerca.