Partida Rol por web

El anciano  agradece con la mirada a Rick su ayuda, no dándose cuenta de la complicidad de los dos viejos amigos. Camina hacia la barra de atención al cliente y acaricia el cofre que ahora por el sonido de antes parece estar abierto, aunque no se atreve a abrirlo él.

Se gira hacia vosotros y os mira dispuesto a hablar.

- Mi poder es, soñar... soñar con el futuro. Algunos dicen que es una especie de premonición. En mis sueños veo cosas; cosas que siempre terminan ocurriendo. - El hombre os mira sonriente - Siempre.

Los sueños me han servido para encontrar el baúl, y para saber que vosotros vendrías aquí a por él. Igualmente os he visto luchando, luchando contra una poderosa fuerza que todavía no he conseguido ver con claridad. En mis sueños combatís con ferocidad, junto a cuatro personas más. Aunque... sus rostros todavía no están claros. Son solamente manchas negras en mi mente.

Guarda silencio un par de segundos toma aire y da media vuelta agarrando el baúl y colocándolo sobre la mesa.

Creemos que el cofre contiene un arma... un arma para enfrentar a la amenaza venidera. Vosotros... Os mira y suspira de nuevo, todo el mundo que esta implicado ha tenido sueños en donde se les muestra lo que aguarda al planeta si no actuamos con presteza y decisión. Y por vuestras palabras hace un momento, creo que vosotros también habéis tenido esos sueños...

Coloca sus manos en la parte de atrás del cofre y lo empuja hacia vosotros... Yo no pude abrirlo, sin embargo el cofre reaccionó ante vosotros.

Me relajo ante las palabras del anciano y mi expresión cambia radicalmente. Miro a Rick, con un gesto de complicidad, al comprobar que nuestra artimaña ha funcionado y el librero nos ha dado la información.

Atento a lo que dice y crítico ante lo que nos muestra, no llega casi ni a pasar por el cerebro la respuesta a una de sus afirmaciones, y se la suelto a quemarropa.

- ¿"Nosotros"? ¿Quienes son esos nosotros?

A pesar de mi relajación, mi voz sigue sonando dura, cortante como la katana que atesoro en la funda de caña de pescar que llevo al hombro.

Mientras escucho la contestación del anciano, me dirijo hacia el baúl para abrirlo con tranquilidad y cuidado en cuanto llegue. Tengo curiosidad por qué clase de arma es esa que parece querer poner en nuestras manos.

A pesar de lo que pueda parecer, no me creo de la misa la mitad. Toda la historia que me cuenta el viejo me sabe a cuento chino y, si no es capaz de apoyar sus palabras con cosas palpables, seguiré pensando que es un viejo loco y sólo seguiré por el afán de ver qué podemos sacar de todo esto. De momento promete un arma poderosa, eso es atractivo, así que le sigo el juego.

El anciano mira a Ibrahim que se ha percatado del plural en algunas de las frases de Elías. 

- No pensarás que alguien de mi edad puede alquilar y montar esto por un mes solo. Como dije no solo vosotros y yo hemos tenido extraños sueños. A vosotros os han traído hasta mí. Y al igual que ha vosotros otras personas han sido llamadas. Ahora mismo están tratando de descifrar sus diferentes sueños y los míos que parecen confluir con los de todos los implicados.

Cuando ve que te acercas al baúl, Elias se inclina hacia adelante intrigado por el contenido del mismo. Cuando Ibrahim abre el cofre no hay luces, ni humo... ni siquiera un sueño o alguna extraña revelación. Tan solo el contenido del cofre. En el interior del mismo hay un libro. Un libro de gruesas tapas. No tiene título ni notas y permanece en el fondo del baúl inerte como cualquier libro normal y corriente. Su tapa tiene la palma de una mano abierta rodeada por cuatro ojos cerrados y dos círculos que rodean todo el conjunto de ojos y mano.

El anciano observa el interior y sonríe... Estábamos en lo cierto, el arma es el libro de Shaire. Eleva su rostro hacia vosotros. Sus ojos brillan casi como los de un niño pequeño ansioso por algo que debería ocurrir o por algo que acaba de descubrir. Si, si desciframos su contenido sabremos como derrotar a Shaire y podremos salvar a la tierra. Adelante, cogedlo.

Apenas escucho y observo lo que dice el tipo y casi comprendo lo que sospechaba desde un principio, efectivamente el anciano tiene el don del futuro y por algun azar maldito del destino teniamos que aparecer en su maldito futuro. Nota mental: debo dejar de maldecir tanto

Cuando comenta sobre una amenaza y que nosotros podemos detenerlo me acuerdo de una vieja serie de televisión llamada heroes y me pregunto si hay que salvar a la porrista o algo asi, sin embargo permanezco en silencio cuando nos muestra el cofre ese que vimos en ese deja vu de hace un rato. Observo como Ibra lo abre a pesar de que el viejillo dice que no se puede abrir o algo asi, esto me esta pareciendo cada vez mas extraño, como extraño mis noches de faella y sexo....mmmm....

¿Quiere decir que ese libro es el arma de yo no se quien?...¿Acaso contiene los secretos de la lucha libre o es el diario de alejandro magno?..porque dejeme decirle que no se ve demasiado amenazante que digamos y si yo fuera ese fulano no me asustaria al verlo a usted atacarme con el...talvez un cañón o hasta una navaja serian de utilidad Comento en broma con el sarcasmo del desespero y el enojo, ya me estoy cansando que el viejo hable en clave y al final no diga nada

Ibra...coge ese libro...y usted viejo....como se llame...diganos de una vez por todas que es todo ese cuento..quienes mas estan metidos como nosostros en esto y que diablos hacemos nosotros aqui

Esto ultimo si lo digo con seriedad

Ibrahim introduce las manos y agarra el libro. Nada mas hacerse con él este parece querer abrirse por si solo y lo hace. Se coloca entre las manos de éste abierto por la mitad pasando las hojas a toda velocidad hasta que se detiene en una hoja en blanco. En ese momento el anciano cae desplomado al suelo. Las página del libro comienza a llenarse de grabados, una escritura que no conocéis, ni siquiera os suene que sea algún idioma y tampoco se parece a los que alguna vez hayáis visto.

Conforme la página se va llenando el libro va pesando más y más hasta que la escritura se detiene y éste vuelve a su peso normal. Mientras, el anciano prosigue en el suelo con los ojos blancos perfectos. Su cuerpo tiembla con espasmos y de su boca salen palabras incomprensibles. Elías toma una fuerte bocanada de aire que hace que se levante quedando sentado como si volviera en si y el libro se cierra de forma súbita volviendo a la posición en la que lo tenía Ibrahim.

- Debéis encontrar a cuatro jóvenes humanos, ellos son como vosotros y junto a ellos, decidiréis el destino de este planeta... Encontrad a los elegidos. Salvad la Tierra. -

Los ojos del hombre regresan a su color natural su respiración es un jadeo y si mirada parece perdida durante un par de segundos. Os vuelve a mirar sin levantarse del suelo. Sus ojos muestran pavor, miedo... terror.

- He... he visto al resto de los elegidos. Ellos no son conscientes y algunos están en grave peligro. Tenéis que rescatarlos... pronto. Sus últimas palabras suenan más como una rogativa que como otra cosa. Si no, él; vendrá y todo terminará como... como en mis sueños.

Lleva las manos a su rostro y se lo tapa sin levantarse. Permanece quieto pero tembloroso.

Trago saliva varias veces al ver cómo el libro parece cobrar vida entre mis manos. Creía que las patrañas del viejo no eran más que chifladuras sin sentido, pero al presenciar lo que acabo de presenciar, cambio completamente de parecer. Soy una persona que ha de ver para creer, y en este caso he visto, y lo que he visto me ha impresionado bastante.

Puede que parte de culpa de la impresión que me he llevado es el hecho que se trata de un libro que parece haber comenzado a escribirse por sí sólo, como si un poder divino impulsara las palabras que aparecían en él. Entonces los relatos y sermones que he escuchado desde mi infancia respecto al libro sagrado, El Corán, han acudido a mi mente ipso facto.

- ¡Por Alah! - Mis ojos como platos y mis manos aun temblando. Miro a Rick.

Las imágenes del sueño de esta pasada noche vuelven a mi cabeza.

- ¿Y si fuera verdad? ¿Y si fuera cosa de Alah? - Pienso nerviosamente. - ¿Somos elegidos?

- Si esto es así, quizá deberíamos... no sé... hacerle caso al puto viejo.

Parpadeo varias veces y vuelvo a mirar al anciano librero. 

- ¿Sabes dónde deberíamos ir?

En vista que no da respuesta a ninguna de mis preguntas me encojo de hombros e intento soltar una maldicion que es callada por el momento de locura y precognicion del anciano

- Debéis encontrar a cuatro jóvenes humanos, ellos son como vosotros y junto a ellos, decidiréis el destino de este planeta... Encontrad a los elegidos. Salvad la Tierra. -

Y eso que diablos fue... 

Observo a Ibra esperando su reaccion ante lo que sucedió con el libro vivo que me recuerda un libro de Harry Potter, espero un momento en silencio y suelto una sonrisa mientras mi cordura poco a poco se pierde

Entonces finalmente que hacemos viejo...sea claro...de una vez por todas

Poco a poco el anciano se va reponiendo y se pone en pie. Se mira la muñeca mostrando un tatuaje en ella que la rodea. Luego os mira contento por vuestras reacciones.

- He visto, donde están los cuatro jóvenes... no, no se exactamente que debemos hacer, ni tampoco como usar el libro. Pensaba que vosotros, que vosotros habrías visto en vuestros sueños como usarlo la verdad. En cuanto al resto de mis compañeros; bueno, tenemos una... base por decirlo de alguna manera en los pirineos. Nos sirve para relajarnos y lo usamos como centro de mando... supongo.

Lleva su mano a la oreja y saca un pequeño auricular - Estamos en contacto mediante esto. Tras lo que vuelve a ponerlo en su oreja.

Creo... creo que lo mejor es que vayáis a buscar a esos jóvenes, y maestro nos contará más. El, el es nuestro líder.

Seguidamente rebusca entre un cajón y saca un papel y un bolígrafo. Por lo que veis hay tres nombres de mujer que están por la zona de Madrid o Getafe y un nombre de hombre, situado en Málaga. Elías señala el nombre de Alicia Egeo y os mira...

Ella, la he visto secuestrada por unos hombres uniformados. Van en un coche dirección a la autopista... he visto que habrá un accidente el resto no parecen estar en apuros... Quizá, sea la que más prisa corre. 

Entonces saca un mapa y comienza a buscar sitios y a marcarlos con nombres... Con esto debería ser suficiente para encontrarlos. También saca un par de aparatos como los que llevaba él y os los ofrece. Al otro lado está Elvis. Es nuestro técnico informático y electrónico. El os guiará y os dará información sobre los jóvenes y como reconocerlos. Yo mientras vais en camino se la facilitaré a él... si, si os parece bien vaya. Dice terminando de hablar.

En mi suconsciente se libra una batalla que no transciende a la consciencia plenamente. Por un lado está la sensación que algo grande mueve todo esto y ese algo grande me reclama a mí y a mi compañero, pero por otra parte está la desconfianza que genera todo lo que acaba de explicar el viejo: un grupo con una base de operaciones, un líder, hombres uniformados... Si fuera algo más sagaz mi reacción sería oponerse a algo así, pero el anciano parece muy sincero. Parece una persona en quien poder confiar.

Y este punto tan subjetivo e irracional hace decantar la batalla. Aceptaré, aunque no a cualquier precio.

Con el libro en las manos y erguido me giro hacia el anciano y le digo:

- De acuerdo, abuelo. Dime dónde está ese jodido coche, porque autopistas hay muchas por aquí. - Cierro el libro y tomo uno de los aparatos de comunicación que nos ofrece. Miro el auricular con cara rara mientras lo sostengo sobre la palma de mi mano. - Y por cierto, ese líder tuyo, ¿paga bien?

Observo como Ibra recibe el libro y uno de los auriculares tras escuchar la historia del anciano acerca de la existencia de otros y de un maestro y un secuestro a lo que inmediatamento tomo el mapa en el cual nos marcó esos datos, miro de frente al viejo y luego a mi compañero

Está bien,no tengo idea porque estoy aceptando todo esto pero si tu Ibra, lo haces yo te acompañaré, claro siempre y cuando no terminemos boca abajo muertos en una alcantarilla... Luego me giro al viejo

Y usted creo que lo mas conveniente es que viniera con nosotros, ¿no cree?...está tan metido en este problema que no se lavará las manos solamente...y si es tan urgente pues larguemonos de esta libreria ahora mismo y no se diga mas

Pongamos que es viernes, 30 de septiembre de 2011.

Un reloj de pared está a punto de dar las doce de la mañana.

El dueño de la librería (una tapadera que no tenía ni un mes, según os reveló), ese que se os ha presentado como un soñador vidente, por fin lo ha hecho formalmente: Elías Ramírez es su nombre. Se ha preocupado por que consignéis el libro de Shaire de nuevo en el cofre, a la espera de una ocasión más propicia en que podáis estudiarlo. Para responder a la petición de Rick –respecto de la cual se muestra renuente-, está a la espera de instrucciones por el auricular, pero apenas ha encajado los cierres cuando

el frontal del local estalla hacia el interior, barrido por una franja de energía carmesí. Los cascotes, esquirlas y astillas repiquetean sobre la sólida constitución de Ibrahim, rescatado del grueso del aluvión por Rick, quien sintiendo la traza de calor uno o dos latidos antes, se ha agachado detrás del recio mostrador, halando de su compadre.

Advierten el rayo devastador atenuándose en el otro extremo del arco, trazado sobre sus cabezas, disparando las estanterías hacia el fondo. La plaza Dos de Mayo se descarga de la conmoción inicial prorrumpiendo en gritos y carreras. Os asomáis con cuidado. El tal Elías Ramírez no ha tenido tanta suerte. Un trozo de cristal del escaparate se le ha clavado en el cuello, está echado sobre el mostrador, cubierto de polvo y papeles en llamas. Barbotea unas últimas palabras ensangrentadas:

-Ese… hombre… ha ensanchado… mi mente…

El cofrecillo y sus notas recientes han quedado debajo de su cuerpo, ahora exánime.

Mi reacción es de sorpresa absoluta, como si no pudiera creer lo que estaba sucediendo ante mis ojos. Cuando me acerco al anciano, le escucho decir unas palabras que no tienen para mí el más mínimo sentido, pero que tardaré en olvidar, si salimos vivos de esto.

- ¿Qué coño dices, viejo? - Le espeto al tiempo que me arrodillo a su lado y lo zarandeo un poco, cuando me doy cuenta que el pobre desgraciado está muerto. Parece ser que sus poderes no le avisaron de esto. O sí, pero eligió esta opción. Demasiadas ideas amontonándose sobre mi confusa cabeza. De repente, mi mente pragmática y de supervivencia toma el mando. Empujo el cuerpo sin vida del pobre Elías y agarro el cofre que contiene el libro, así como los papeles que nos mostraba unos instantes atrás el supuesto librero vidente.

Miro a mi compañero.

- ¡Rick, vámonos cagando hostias de aquí! - A penas acabo la frase y en dos zancadas me planto en el boquete que ahora da al exterior de la librería y a la madrileña plaza Dos de Mayo. Miro en derredor, buscando dos cosas: quien ha provocado semejante desastre y una vía de escape.

Justo cuando me doy cuenta que un rayo se acerca hacia nosotros logro tomar del brazo a Ibra y esconderlo para evitar que sea impactado por lo que sea que nos quiere lastimar. Justo en ese momento el rayo da en el viejo y le mata casi instantaneamente ante nuestros ojos y aunque intenta decirnos algo no logra mas que balbucear palabras sin sentido

Pero que diablos está sucediendo aqui...Ibra...no se si me entiendes o tienes alguna explicacion... Y sigo a mi compadre quien ha tomado el cofre con el libro y se dirige hacia afuera Esperame...no sabemos que pueda suceder si salimos...sea lo que sea o quien sea lo ha matado y podrá deshacerse de nosotros..

Mi sentido se supervivencia está alterado y no quiero que nuestra historia se acabe tan pronto, de todas maneras intento agudizar mis sentidos para lograr ver algo afuera

La fachada en ruinas enmarca la plaza Dos de Mayo, cuyos visitantes siguen escapando por los márgenes.

No todos ellos: alcanzado por la sombra oblicua del arco de entrada al parque de Monteleón, alguien se agita en una silla de ruedas eléctrica, encarándoos.

Por unos segundos, sus movimientos exagerados os inclinan a presumir que necesita ayuda, pero,

al despejarse la polvareda,

el inválido os ofrece un rostro deformado por un ojo derecho desmesurado, un globo ocular excesivo, una clara en contención, una égida viva, un abultamiento de pus que gira frenético en una cuenca desorbitada y que reduce su par a una cicatriz. El párpado tumefacto no se cierra por mor de unas grapas, diríais que aplicadas no hace mucho, puesto que las punciones todavía sangran.

El órgano, del tamaño de una pizza familiar, expele un vaho carmesí. Es la cabeza de un grano infectado que fuese todo su cuerpo, a punto de reventar.

Se convulsiona como un energúmeno, viste con un pijama de ingreso, rechina los dientes, sus dedos manipulan los controles de la silla, aproximándose a lo que queda de librería como un absurdo carro de combate. Los músculos fuerzan la dirección del ojo, que comienza a teñirse con fuego. La silla traquetea a medida que va acumulando energía para efectuar un nuevo barrido.

Os apunta a vosotros.

Aquél grano de pus con ruedas era quien estaba provocando todo aquello. El que había destrozado la librería y se había cargado al viejo profeta. La verdad es que todo aquello me habría importado poco en cualquier otro momento, pero al ver aquél libro obrar aquellos prodigios me había involucrado emocionalmente con el tal Elías, que me revelaba una verdad oculta para mí. 

La gente huye mientras ese ser infecto vomita destrucción a diestro y siniestro, como si no tuviera más conciencia que la que puede tener un gusano terrero.

- ¡MALDITO HIJO DE PUTA! - Grito lleno de rabia - Agarra esto. - Le digo a Rick al tiempo que suelto en su pecho el cofre y los papeles. Antes que él tenga tiempo para asirlo correctamente, con movimientos eléctricos, desenfundo la katana y salto hacia el ser abominable.

En mi salto, con la espada desenfundada, soy como un relámpago descargando su furia contra mi enemigo. La hoja se adentra en las carnes sebosas y deformes de aquella cara obtusa con un único y amenazante ojo, que estalla bajo la presión de mi espada. De mi filo.