Partida Rol por web

El corte de las comunicaciones lo había preocupado, la unidad de asalto era la más rápida, y dentro de los túneles su efectividad se hubiese notado. No podía estar seguro que hubiesen perdido la lanzadera, pero un corte así...

Cuando la nave hubo aterrizado, Jean empuñó su Bolter con fuerza y empezó a correr hacia la salida. Cuando llegó a Tierra observó bien la situación con el Bolter en una mano y con la otra haciendo las señales de avanzar. Debían asegurar la posición para que la otra Thunderhawk aterrizase sin problemas. Aún había otra thunderhawk que debía aterrizar.

-Vamos! Vamos!- instó a los soldado.- Formad un perímetro de defensa.

Las manos de Leah se dirigieron con rapidez instintiva hacia el bolter de la inquisidora. Se tambaleó con el movimiento brusco, chocando contra quien se le había ocurrido la feliz idea de ponerle la mano en el hombro, por lo visto estaba demasiado en shock como para reaccionar y por eso su mano no había abandonado la armadura de la mujer.

El aterrizaje no fue ni mucho menos pulcro, Leah salió entre la confusión, sin dejarse amedrentar por aquellos hombres que se movían como hormiguitas atacadas por un bicho más grande.

-¡SEVERUS!-conminó la mujer al navegante, no le había visto salir y el bolter, listo para ser disparado le vibraba con impaciencia en la mano. Se deslizó por uno de los laterales, sin dejar a Blitz fuera de su campo de visión y comprobó el estado de la zona... al menos de lo que ella alcanzaba a ver.

Phalanax observaba la situación preocupado pero con el temple completamente intacto. Analizaba la situación y los datos que aparecían en su visor, y cuando el piloto dió la señal, ordenó el despliegue:

- ¡Vamos guerreros, nuestros hermanos nos necesitan, ya sabeis qué hacer, perímetro defensivo hasta que desplieguen todas las unidades!- Dijo mientras se dirigía el primero hacia la salida de la cañonera y salía mientras disparaba a los enemigos del Imperio para captar la atención y eliminar a los alienígenas.

Con una calma total, abstraído quizá o simplemente con la confianza de quien ha vivido otros eventos similares el navegante salió con el arma bólter en la mano; una vez fuera desenvainó su espada caminando tras Leah. - No hay motivo para alarmarse... - con voz neutra - ... en posición

La Primera Escuadra surgió de la lanzadera algo trastocada pero con movimientos precisos y metódicos. La lanzadera dos volaba en círculos por la Forja, acompañada de la lanzadera tres mientras disparaban a las posiciones elevadas. Una vez todos fuera la lanzadera uno alzó el vuelo y la lanzadera dos la sustituyó, patinando un poco más de lo que había hecho la primera, pero abrió también la compuerta.

La parte superior de la Forja era como un castillo de las antiguas historias. Los bordes estaban almenados y llenos de armas mecanizadas de todo tipo, estaba lleno de tierra y bastante descuidada. La Forja tenía dos partes gemelas que se alzaban, no eran torres, pues eran tan anchas como la forja, pero si eran mucho más altas y allí era donde estaban situadas las armas antiaéreas. Se las veía amenazantes, apuntando al cielo, pero silenciosas y calladas. En una de esas elevaciones, por llamarlas de alguna forma, se veía a la escuadra de asalto luchar, como hormiguitas, contra algo.

En ese momento se escuchó un tronar. Era la sirena de uno de los titanes y luego comenzó a sonar un murmullo lejano, como si estuvieran abriendo fuego contra algo, pero eso no era lo peor, pues comenzaba a notarse las vibraciones de sus pisadas en el suelo y un ligero movimiento por encima de las enormes murallas. Hasta que se desató el infierno.

Un zumbido potente surgió del sur de la fortaleza, de fuera de las murallas, y al sur-oeste, una explosión de llamas que superó en altura la misma muralla que protegía el completo y la Forja en sí. Se formó un ligero hongo, pero no era humo, eran llamas. Fuera lo que fuera había hecho prender en llamas el oxígeno de la zona y obligó a las servoarmaduras a oscurecer las lentes para evitar el deslumbramiento.

Junto a una de esas elevaciones se veía una puerta de entrada, estaba cerca, como a unos diez metros, pero parecía cerrada. Al lado había un acceso para la apertura de la puerta. Si no conseguían abrirla habría que destrozarla, pero eso sería perder tiempo.

La Cuarta Escuadra salió con una velocidad y precisión asombrosa, digna de ser una de las mejores de la Compañía Drachonian. La lanzadera cuatro alzó el vuelo provocando un remolino de tierra y polvo que entorpeció la visión de los astartes mientras veían como las otras dos lanzaderas comenzaban las maniobras de aproximación.

La Forja se veía inmensa desde abajo, con las grandes puertas de acceso principal en bronce y plasticemento. La gran rueda del ommnisiah se veía grabada en dichas puertas para que se abrieran separando el símbolo por su mitad perfecta. A lo lejos, arriba, se veían las ligeras almenas y armas automáticas de la Forja.

En ese momento se escuchó un tronar. Era la sirena de uno de los titanes y luego comenzó a sonar un murmullo lejano, como si estuvieran abriendo fuego contra algo, pero eso no era lo peor, pues comenzaba a notarse las vibraciones de sus pisadas en el suelo. Hasta que se desató el infierno.

Un zumbido potente surgió del sur de la fortaleza, de fuera de las murallas, y al sur-oeste, una explosión de llamas que superó en altura la misma muralla que protegía el completo y la Forja en sí. Se formó un ligero hongo, pero no era humo, eran llamas. Fuera lo que fuera había hecho prender en llamas el oxígeno de la zona y obligó a las servoarmaduras a oscurecer las lentes para evitar el deslumbramiento.

A unos diez metros del punto de aterrizaje se encontraba el punto de acceso para la apertura de la puerta. Si no conseguían abrirla habría que destrozarla, pero eso sería perder tiempo.

Nada más bajar, el apotecario apuntó a todos lados con su bólter, en busca de objetivos próximos que pudieran amenazar la seguridad del grupo. Seguramente no sería el mejor tirador presente, pero al menos sería otro bólter más tronando en caso de problemas. Y que iba a haber problemas, tarde o temprano, era evidente. Simplemente, los tiránidos iban a intentar acabar con ellos e impedir que recuperaran la forja.

-¿Qué ordena, hermano tecnomarine Storm?

Jean se quedó boquiabierto cuando vió el poder de destrucción de los titanes. Sabía de su poder, pero nunca lo había sentido tan de cerca. Sin duda, era un alivio que estuviesen de su parte. Suspiró aliviado al ver que la escuadra de asalto aún sobrevivía. No mucho más lejos de su mirada, divisó una puerta cerrada y un panel al lado. Por ahí deberían entrar en la forja.

Algo le captó la atención. Septimus estaba pidiendo órdenes a seguir. Y era su culpa no haberlas dado antes de que sus hermanos le pidiesen instrucciones. Observó a la unidad táctica y se dirigió hacia Sharaq. El jefe de escuadrón de la unidad táctica.

-Formad un perímetro, proteged la lanzadera tres. Cuando la siguiente unidad esté en tierra avanzad a la puerta.- Jean se gira hacia Septimus mientras señala con su bolter la puerta- Necesitaré algo de cobertura mientras abro aquella puerta.- Finalmente miró hacia los dos Inquisidores y una pregunta surgió de su boca.- Entre vuestras habilidades, se encuentra la de detectar movimiento o vida?

Jean no sabía si debía pedirles nada a los Inquisidores, les temía. Y quién no? Pero si eran capaces de percibir enemigos detrás de aquella puerta, sería mejor estar prevenidos a que les alcanzasen al hermano Diomedes y a él por sorpresa.Tras esto se acercó a paso ligero a la puerta y se conectó al panel intentando abrir aquella puerta sin llegar a abrirla hasta no saber que era seguro o hasta que tuviesen a la escuadra de Sharaq al lado para abrir fuego en caso de que hubieran Xenos detrás de la puerta.

El navegante avanzo junto a Blitz - Me temo que por mi parte no estoy autorizado a responder a esa pregunta tecnomarine, en cualquier caso apostaría a que podemos abrir esa puerta sin temor e incluso de no ser así no tenemos alternativa, el tiempo avanza en nuestra contra... os cubro - colocándose con paso tranquilo frente a la puerta a una distancia prudencial

La disfunción psináptica... ¿tardará en manifestarse? ¿de qué se tratará?

La cuarta escuadra, nada más aterrizar, formó el perímetro defensivo que habían planeado para la cañonera. Cuando esta despegó, se mantuvieron en posición defensiva por si era necesario dar fuego de cobertura a las demás naves para que sus compañeros se desplegaran como deberían hacerlo.

Cuando la situación fue segura, Phalanax ordenó con signos conocidos por todas las escuadras que seguían el codex de Guilliman que cubrieran el acceso por el que deberían entrar y que esperaran órdenes del tecnomarine que les dirigía para actuar, listos siempre para volarle la cabeza a cualquier alienígena que apareciera en escena, Phalanax así como su unidad se mantuvieron atentos a todos los posibles ataques, tanto de tierra, como desde el aire, como desde el propio suelo.

Leah guardó silencio como respuesta pero, dentro de su armadura, la inquisidora extendía su poder  como olas en un océano en el que barría el terreno que ella señalaba sin ningún problema.

Asintió a las palabras de Severus y se preparó para cubrir a Blitz pero sin alejarse de él, pendiente de todo lo que alcanzaba a registrar, asimilando la información de que lo que hallaba... y de lo que no.

Del interior de la lanzadera dos surgió la Segunda Escuadra al completo- Vamos, vamos, cubrir la puerta -se escuchaba al hermano Luciel, el Jefe de dicha escuadra y todos los astartes corrieron hacia la puerta, abriéndose en abanico y manteniendo una semicircunferencia de unos cinco metros de separación a lo sumo- Vamos -dijo mientras indicaba a los que habían protegido la lanzadera que entraran dentro del perímetro.

La escuadra movía los bólters hacia cada sonido que escuchaban, pero ninguno apretaba el gatillo.

Un segundo después se escuchó un chasquido y una transmisión- Aquí Amlhodi, posición limpia. Cero bajas. Nueve ángeles preparados para entrar desde aquí a su señal -La voz sonaba feliz. No se sabía que habían matado ahí arriba, pero la voz del Jefe de Escuadra sonaba alegre y como si disfrutara de aquello.

La lanzadera dos alzó el vuelo y se puso en ruta, alcanzando a las otras dos lanzaderas a la vez que la lanzadera cuatro surgía desde el suelo para mantener la formación.

-Mando, aquí lanzaderas de la uno a la cuatro, hemos soltado la carga y nos dirigimos hacia la base a por el tercer grupo. Mons Zilos está muy activa y hemos perdido la lanzadera cinco. No hay bajas astartes. Repito. Mons Zilos muy activa. No hay bajas astartes.

Un chasquido y se escuchó la voz de Carmille- Aquí Mando, recibido. Lanzadera seis preparándose. Buena caza a los astartes. El Emperador protege y el Fuego purifica.

Tras eso la conexión se cortó.

Mientras tanto, Jean había conseguido abrir las puertas, no solo la de su acceso, sino que había desbloqueado todas las puertas del interior, por lo que cualquier astartes o persona con acreditación del mechanicum o imperial podría pasearse por la fortaleza sin tener que piratear más puertas. No estaba activada, pero por algo se empezaba.

Leah mantenía la atención por todas partes mientras tomaba su posición junto al tecnomarine, buscando objetivos de forma más activa que los demás, pero sin encontrar ninguno viable. Un instante se extendió una pequeña sensación de frío desde su posición. 

Un segundo después surgió otra explosión y la consiguiente columna de fuego, esta vez mucho más cerca de la Forja, tanto que parecía que algunas de las llamas lamían el edificio del oeste, pero no se escuchó ningún chirrido o estruendo que indicara que había dañado la Forja, pero había estado muy cerca.

La lanzadera cuatro alzó el vuelo y se puso en ruta, alcanzando a las otras dos lanzaderas a la vez que la lanzadera dos surgía desde el techo para mantener la formación.

-Mando, aquí lanzaderas de la uno a la cuatro, hemos soltado la carga y nos dirigimos hacia la base a por el tercer grupo. Mons Zilos está muy activa y hemos perdido la lanzadera cinco. No hay bajas astartes. Repito. Mons Zilos muy activa. No hay bajas astartes.

Un chasquido y se escuchó la voz de Carmille- Aquí Mando, recibido. Lanzadera seis preparándose. Buena caza a los astartes. El Emperador protege y el Fuego purifica.

Tras eso la conexión se cortó.

Un segundo después surgió otra explosión y la consiguiente columna de fuego, esta vez mucho más cerca de la Forja, tanto que parecía que algunas de las llamas lamían el edificio del oeste, pero no se escuchó ningún chirrido o estruendo que indicara que había dañado la Forja, pero había estado muy cerca.

La Tercera Escuadra bajó de la lanzadera apuntando y moviéndose rápidamente hacia la puerta de acceso, aprovechando la cobertura que ofrecía la Cuarta Escuadra. Formaron un semicírculo alrededor de la puerta para mantener la guardia y así proteger a la Cuarta en lo que se reagrupaban en el interior.

-¡QUÉ COJONES ERA ESO! -gritó Garnor con su voz profunda y algo gutural cuando vio la columna de fuego y escuchó el estruendo provocado por el titán.

Un segundo después se escuchó un chasquido y una transmisión- Aquí Amlhodi, posición limpia. Cero bajas. Nueve ángeles preparados para entrar desde aquí a su señal -La voz sonaba feliz. No se sabía que habían matado ahí arriba, pero la voz del Jefe de Escuadra sonaba alegre y como si disfrutara de aquello.

Ambas escuadras movían las armas en busca de objetivos, pero en realidad estaban expuestos en un llano contra una pared. Si aparecían los Xenos sería una matanza. 

-Señor -dijo el hermano tecnomarine Verticorda- las puertas están abiertas. El que haya accedido desde el punto de acceso superior ha desbloqueado todas las puertas de la Forja, señor -Y así era. Habían desbloqueado todas las puertas del interior, por lo que cualquier astartes o persona con acreditación del mechanicum o imperial podría pasearse por la fortaleza sin tener que piratear más puertas. No estaba activada, pero por algo se empezaba.

Nathaniel agarraba firmemente su armamento mientras los sensores del caso indicaban ciertos niveles de toxicidad y otras sustancias en el ambiente. A pesar de todo ello sabían que sin el Casco podrían sobrevivir allí mismo. Mientras esperaba las indicaciones de su Líder Phalanax observo los alrededores esperando la aparición de algunos de los Xenos que les habían informado deberían estar por allí.

- Sargento Phalanax, - Comento por microreceptor. – ¿no estamos demasiado descubiertos como para que ya nos hubieran asaltado los Xenos? – Las dudas le asediaban, pues en aquel lugar ya deberían haber sufrido alguna embestida por parte de los defensores. O eso o algo iba muy mal.

Jean sonrió dentro de su casco cuando descubrió la secuencia para abrir las puertas ante cualquier hermano. Su primer trabajo como tecnomarine había salido bien. Y su sonrisa aún se agrandó más al escuchar las noticias del escuadrón de asalto. Perfecto. Pensó, aunque ahora tenían tres focos de combate. Esperaba que el dividir las fuerzas tanto, no le ocasionase demasiadas bajas. El escuadrón estaba sólo y podía ser peligroso. Activó el comunicador.

- Perfecto jefe de escuadrón Amlhodi. Estáis solos y sin apoyo. Extramar las precauciones. Repito: Extremar las precauciones.

Sabía que la escuadra de asalto no era la más precavida de las escuadras, pero prefería que no cayesen en un nido de Xenos y se viesen superados.

-Primera escuadra táctica, adelante. Segunda escuadra táctica en la retaguardia hasta nuevas órdenes.- Dijo Blitz mientras indicaba con la mano que avanzase la primera escuadra.

Blitz avanzó con la primera escuadra mientras activaba  el mapa de la servoarmadura para que le diese los detalles de los túneles y pasillos por los que deberían pasar. Si tenía.

Leah entró tras Blitz con la pistola Bolter en la mano, apuntando hacia el suelo. No podía permitirse despistarse durante el avance, de cualquier lado podrían aparecer y marcaría la diferencia entre la vida y la muerte.

Avanzaba ligeramente inclinada hacia delante, dispuesta a cubrirse rápidamente en caso de necesitarlo.