Partida Rol por web

¿Yo?

Bajó la mirada hasta su humeante té. Cada hilo de calor que despedía su taza le traía recuerdos de un mundo en llamas.

Yo reviví la muerte de mi madre.

Trató de articular su versión de los hechos, midiendo con cautela sus palabras. Por muy joven que fuera, se consideraba a sí mismo el mejor detective en la sala. Si los sueños tenían relación, cómo se construyesen los relatos permitiría ver mejor los paralelismos y las correlaciones.

Cuando el suelo de la cocina se elevó, me vi envuelto en una completa oscuridad. Es como si nuestras alucinaciones trataran de alejarnos de la mansión: vosotras hacia el jardín y yo hacia las alturas. Sin embargo, cuando Stompa poseyó el cuerpo de Helena en el búnker, lo que hizo fue regresar. Mi sentido deductivo me dice que esa Furia no trata de alejarnos de la batcueva. Y eso significa... que el responsable de las alucinaciones y de los constantes obstáculos soy yo.

El Doctor Fate dejó de murmurar hechizos. Quedó inmóvil ante la pared, escuchando respetuoso.

Por favor, Doctor. Debería sentarse con nosotros. Ya basta de secretos. Son un lastre que nos están poniendo en peligro a todos.

Khalid se unió al grupo, sentándose en uno de los sillones. Retiró el casco de Nabu mostrando por primera vez su rostro. Era un hombre de unos veintipico años, con rizos morenos en su cabello y una tez tostada que delataba sus orígenes árabes. Khalid bebió de su té, dejando el peso de la conversación en su joven acólito.

Mi padre se llamaba Richard. Richard John Grayson, pero todos se referían a él como Dick. Mi madre se llamaba Bárbara. Bárbara Gordon. Y ambos están muertos. Hubo una crisis, el planeta entero empezó a colapsar. El caos era total. Nos separamos de papá debido a las circunstancias. En nuestra huida, mi madre trató de llevarnos a un lugar seguro. La mala suerte hizo que Manbat se cruzara en nuestro camino. Yo solo era un niño, no tuve la pericia de Helena para acabar con Manbat, pero mamá murió cuando ese monstruo la dejó caer desde el cielo. Yo solo sobreviví gracias a la intervención del Doctor Fate.

Tim os está hablando de algo ocurrido en otra tierra. En la Tierra de Tim. En mi Tierra. Una de tantas. Los que sobrevivimos nos referimos a ello como la Crisis en Tierras infinitas. Pero había buena gente, héroes que se movían entre los planos. Eso nos permitió escapar, nos salvaron. Pero en un abrir y cerrar de ojos, el planeta entero explotó. Uno de tantos. Millones de vidas, en un solo suspiro... extintas como las velas de una tarta de cumpleaños.

Le tembló el pulso y se vio forzado a dejar la taza de té de nuevo en la mesa.

La magia de Nabu hizo el resto... Sin permiso de nadie, sin miramientos éticos de ningún tipo, usé mi poder para recrear nuestro antiguo hogar. Lo poblé con gente salida de los recuerdos del propio Nabu. Y, como un dios, tuve que ver a mis creaciones vivir una vida de penurias y sufrimiento solo por que toda mi imaginación no fue capaz de concebir un mundo mejor.

Helena, Bárbara, Alfred... Vosotros no sois reales.

No se tome a mal lo que le voy a decir, señor... Pero me gustaría pensar que soy yo quién elijo si soy real o no. Y usted puede creerse un dios si quiere, pero nosotros tenemos otros planes. Otros sueños. Tenemos los recuerdos de toda una vida. Tuve a mi hija Julia en brazos. Cuidé de un joven huérfano llamado Bruce. Asistí el parto de la ama Helena. Di la bienvenida a este hogar al amo Tim y a la ama Bárbara. Todas esas alegrías las llevo en mi corazón. Soy real porque lo que siento por todos ellos es muy real. Y no pienso renunciar a eso.

Las miradas de Tim y Bárbara se cruzaron. Durante todo ese tiempo, Batgirl solo había visto a Red Robin como un hermano pequeño, o tal vez como a un joven enamorado platónicamente de ella. Pero cada vez venía a por un abrazo o una palabra de consuelo, Timmy estaba buscando la reacción de una madre ya fallecida. Con todo lo confuso que debieron ser para él todos esos años guardando semejante secreto.

La noticia había tenido especial impacto en Helena. Se le notaba en la cara que seguía dándole vueltas a eso de "no ser real".

- Vale, aquí hay algo que no cuadra, doctor Fate. Usted sabe quien soy, sabe que soy la madre Timmy en su otro mundo y ¿me crea de tal manera que pueda ser su hermana o su novia? ¿No será que su mundo se destruyó y de alguna manera enlazó uno con otro y les trajo hasta aquí su magia? Usted mismo se lo preguntó a esa cosa detrás de aquella puerta, que si hasta aquí le había seguido.

» Yo tengo recuerdos de mi relación con Dick, la cual ya no existe, de mi infancia con mi familia, de Helena, de cuando me puse la capa por primera vez... Y estando aquí he tenido a Mr. Frío delante mío, en un patio helado, no solo contándome su lado más humano, sino que dándose cuenta de que no era él mismo, sino una ilusión. Y Timmy... tiene algo especial... no sé como puede tener los recuerdos de que yo soy su madre y no los de que es hermanastro de Helena... ¿o también los tienes?

Estaba perdida. Sabía que no era una ilusión precisamente porque mi capacida de razocinio tan bloqueado en ese momento. Algo debió pasar, quizás solo afectase a la mansión Wayne y fuesen los recuerdos de Fate los que estuviesen también interferiendo en las mentes de los demás. De un doctor venido de otra  Tierra donde las cosas eran distintas.

¿Novia? ¿Qué? No, es un malentendido. Tu cara me recuerda a la de mi madre. Si a veces me quedo algo pillado y te miro fijamente es por eso, no es amor... ¡puaj!-se excusó atropelladamente.

Tim, Bárbara se refiere a porqué la hice más joven que su versión original. Tan joven como lo podría ser una hermana en lugar de una madre-corrigió el Doctor Fate.

Red Robin se sonrojó. También sudaba profusamente.

Desde que cree este universo, con individuos ya en su edad adulta, con recuerdos implantados de infancias no sucedidas, han nacido mil ochocientos veintitrés millones trescientas ochenta y cuatro nuevos bebés. Mil ochocientos millones de personas únicas completamente diferentes a las nacidas en mi planeta natal.

Batgirl notó que sus mejillas estaban muy calientes.

Esa es la explicación. Ni usando toda la magia de Nabu era capaz de concebir las infinitas vidas de todos los hombres y mujeres de un planeta entero. Por eso moldeé la realidad para un momento en el que la población mundial no fuera tan elevada.

Bárbara notó a Helena también colorada. La piel tostada de Khalid impedía comprobar nada, pero sí estaba sudando un poco. ¿La temperatura de la habitación estaba subiendo? No. Alfred seguía estoico, con la piel de la cara blanquecina y sin ningún problema de sudoración.

Batgirl, tu te convertiste en heroína por decisión propia. La creación de este mundo fue hace cinco años. Tomaste el mismo camino que tu versión de otro mundo sin que la magia marcara tus pas...

¡Era el té! Todos los que tomaron té estaban afectados por algún tipo de veneno. Y cuando Bárbara había llegado a esa conclusión, Tim se desmayó de su butaca cayendo al suelo.

¡Tim!

Cuando el Doctor Fate se puso en pie, se tambaleó. Estaba visiblemente mareado. Ni Batgirl ni la Cazadora la tenían todas consigo, y la habitación les daba vueltas.

Y de pronto Alfred se puso a cantar.

Humpty Dumpty sat on the wall.

Se movió hasta detrás del piano.

Humpty Dumpty had a great fall.

Sacó del interior del piano un bombín y un bastón, causando que las cuerdas vibraran en un desagradable sonido asonante.

All the king's horses and all the king's men.

Hizo un movimiento de malabarista con el bombín hasta colocarlo sobre su cabeza.

Couldn't put Humpty together again-terminó, lanzando una mirada malévola bajo el ala de su sombrero.

Todo el mundo confía en el bueno de Alfred. Él es de fiar. Si Alfred dice que su entrenamiento del MI5 le hizo mantener la cordura, ¿quién desconfiaría? Si Alfred dice que bebáis té, ¿quién se opondría? Oh, pobres muchachos, no es Alfred quién sucumbió al hechizo de esta casa embrujada. Es el Outsider de su interior el que logró salir. Vuestro camino del héroe termina aquí.

¡Alfred! ¡¿Qué le has hecho a Tim?!

La Cazadora se puso en pie. Se tambaleó mientras daba cada paso. El Outsider permitió que se acercara. Helena agarró las solapas de la chaqueta del Alfred malvado.

Oh, solo duerme. Como tú a partir de ahora, querida.

El Outsider dio un bastonazo en la cabeza de Helena, que perdió el conocimiento y cayó a sus pies.

Y ahora, ¿quién es el siguiente? Jujujuju...

El Doctor Fate lanzó una mirada decidida a Batgirl para hacerla saber que el mago aún podía pelear.

No me podía creer lo que estaba pasando. Todo lo que decía era cierto. ¿Cómo desconfiar del bueno de Alfred? - ¿Por qué? - Le pregunté mareada, apoyada en la mesa, buscando con disimulo un batarang que lanzarle. - ¿Por qué esta traición?

Y nada más decir eso, le miré a los ojos, le veía borroso, pero ahí estaba y lancé el batarang hacia él.

Al menos me quedaba la esperanza de que todos dormían, pero si yo iba a caer en ese sueño también, quería asegurarme de que este Alfred, estuviese bien atado para entonces. De lo contrario, no sabría que pasaría con nosotros.

Sin esfuerzo, el Outsider apartó con la punta del bastón el batarang que se dirigía hacia él.

¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?! Pertenecí al Real Ejército Británico. Viví la Segunda Guerra Mundial. En los últimos días, Alemania defendió sus líneas a la desesperada... dándole fusiles a los niños y convirtiéndoles en guerreros. En blancos humanos.

Quizás por el efecto del té, la visión nublada de Bárbara le hizo ver a la figura del Outsider desdoblarse en la imagen de Stompa. Ambos movieron sus labios, hablando a la vez.

Soy soldado. Escoria de mil lamentos. Y a la guerra yo me consagro.
Mi entrenamiento consistió en educarme como a un perro rabioso,
adoctrinado para matar sin miramientos. Soy la Parca, soy el Olvido.
Me llevo por delante al adulto y al niño por igual. Así me enseñaron
a ser. Así soy. Un peón. Una desgracia sobrevenida para los que se
cruzan en mi camino. No hay lealtades. No hay aliados. Debo matar...
Pase lo que pase, debo matar. No puedo dejar espacio para mis propios
pensamientos. Porque si en algún momento me parara a pensar...
la sangre acumulada en mis manos me haría llorar por toda la eternidad.

El Outsider alargó la mano en dirección al Doctor Fate. De toda la sala volaron pequeños clavos y tornillos, deformándose al llegar hasta el guante de aquel atormentado Alfred. El metal formó una pistola ametralladora, la Steyr TMP. Al apretar el gatillo, una ráfaga de balas ladró en dirección al mago.

No sería la primera vez que el Doctor Fate esquivaba una bala. No sería la primera vez que su escudo mágico detiene toda una ráfaga. Para Khalid Nassour el ataque del Outsider no distaba demasiado de un torpe soplido. Y, sin embargo, no eran proezas que en aquel momento se quisiera permitir.

¡Nabu, dame todo tu poder! ¡¡¡Bombardeo de Relámpagos Místicos!!!

Las balas alcanzaron la pechera del Doctor Fate interrumpiendo el hechizo. El cuerpo del mago se desplomó en el suelo barnizado de tablones de teca. El Outsider rio triunfal antes de apuntar su arma en dirección a la cara de Batgirl, aún mareada por efecto del té y desprovista de su capacidad acrobática.

...

Un destello eléctrico se formó cerca del techo de la habitación. Los rayos surcaron el aire. Todos confluyeron en un mismo punto: el Outsider. Alfred cayó sobre sus rodillas un segundo antes de desplomarse hacia delante, con sus ropas y su piel chamuscada, humeante y ennegrecida.

Ffffph...-respiró con fuerza el maltrecho Doctor Fate, tratando de tomar aire de nuevo para llenar sus vacíos pulmones-. Bárbara. Las balas siguen en mi cuerpo. No me muevas. Algunas están demasiado cerca de puntos vitales. Debo concentrarme en cada bala, envolverla con mi magia y retirarla con cuidado. Me llevará tiempo... cof, cof... Solo quedas tú. Termina con el misterio de esta casa de los horrores. No se me ocurre ninguna persona mejor que tú para acabar con esto.

Bárbara seguía entumecida por el veneno. La maldición de aquel lugar aún mantenía oculto el acceso al ascensor. En ese momento, una voz acudió en su ayuda.

Bárbara Gordon... La toxina que adormece tu cuerpo es ahora tu mejor aliada.
Porque a medida que te alejas de la realidad y amenazas con entrar en el
mundo de los sueños, yo puedo verte con mayor nitidez. Sigue mi voz, Bárbara
Gordon, deja que te guíe.

Casi a tientas, Bárbara palpó la pared tal y como Nura Nal le indicaba. Al principio no había nada. Pero poco a poco la mansión respondió a ella, abriendo el acceso de nuevo en dirección a la Batcueva.

Miré a Alfred o a quien fue Alfred alguna vez a los ojos después de ver caer al Doctor Fate tras aquel disparo y ver que apuntaba hacia mí con su arma. La imagen era cada vez más borrosa. Con suerte me desmayaría antes de recibir el impacto de las balas y moriría sin enterarme de nada, pues sentía que no podía ni moverme, solo desplomarme en el suelo y hasta eso me costaba.

Entonces tuve esa visión, sin duda causada por el veneno y  vi unos rayos acabar con Alfred. - ¡NOOOO! - Exclamé por la parte del hombre al que quería, al que siempre cuidó de la familia Wayne. Pero aquellos rayos me habían salvado y miré al Doctor Fate, por si había sido él.

Me arrodillé a su lado a ver si podía hacer algo y por sus palabras solo él podía ayudarse a sí mismo. De hecho, no parecía haber sido él quien había acabado con el malvado Alfred... jamás hubiese sospechado de él. Nadie lo hubiese visto venir en aquella casa. Ni Batman se hubiera dado cuenta.

Como pude me levanté al escuchar la voz de una mujer. ¿Acaso me volvía loca por momentos? - Doctor, cuando termine, cuide de ellos. - Le dije cansada, siguiendo las palabras de aquella mujer y pegándome en la pared. Y allí donde no había nada, encontré de nuevo el acceso a la Batcueva.

Miré a Helena, miré a Tim pensando que era mi hijo o lo sería... si es que volvía con Dick, porque ese era el destino. Finalmente miré al Doctor Fate, en quien puse mis esperanzas para que nada les pasase, ni a él ni a mi familia. Porque a pesar de todo, Helena y Tim eran mi familia. Y presioné el acceso para desbloquear la entrada y la pared se movió ante mí.

Cansada, peleando por no caer en el sueño, me adentré por la puerta.

- ¿Quien eres? ¿Porqué nos ayudas? - Pregunté a aquella voz de mujer mientras iba de camino a la Batcueva.

Soy Nura Nal, de la Legión de Superhéroes. Vivo diez siglos por delante de ti. Eso me permite ver los resultados catastróficos del pasado que lo cambian todo en mi presente. Y mis poderes del sueño me permiten entrar en tu subconsciente y comunicarme contigo.

El hueco del ascensor había sido ocupado por unas escaleras de caracol rodeando un hueco que llevaba a una gran caída. A Batgirl le era más sencillo caminar a pesar de la visión nublosa, porque podía palpar la pared para guiarse. Estaba cada vez más cansada, pero cada vez escuchaba la voz de Nura Nal con más claridad.

Las alertas saltaron cuando llegó la Ausencia. Un día, sin más, universos enteros dejaron de existir. Fueron los nuevos mundos que nacieron entre tu presente y el mío. Eso fue la Ausencia. Algo muy grande ocurrió entre medias, y solo unos pocos... viajeros interdimensionales como Adam Strange... se dieron cuenta de que dimensiones enteras habían desaparecido.

Adormecida, Batgirl no hizo pie en uno de los peldaños inclinándose hacia delante, pero un brazo la sostuvo. Parpadeó. Nura Nal estaba allí. Tenía un cuerpo físico y la estaba tocando.

Tu sueño ya es lo bastante profundo como para permitir que yo te acompañe. Te mantendré sonámbula para que puedas interactuar con la batcueva. Pero esta es una pequeña batalla por la Tierra. Necesito que recuerdes lo que puedas para la guerra que está por venir. La Ausencia fue el principio. Con el tiempo, antiguos universos también se desvanecieron. Cada vez hay menos mundos. Y temo que el mío pueda ser el siguiente...

La vista de Batgirl era ahora más diáfana. En la camilla, el cuerpo de Stompa seguía inmóvil en la horizontalidad. Sin embargo, una segunda Stompa estaba sentada junto a ella, mirando el infinito. Giró su cuello para ver a Batgirl, pero pronto perdió el interés y volvió la vista al frente. Casi como una figura melancólica ante la amplitud del océano, o en este caso, ante la amplitud de una oscura caverna.

- Nura Nal... - Susurré bajando las escaleras, apoyada en la pared, con menos fuerzas en mi cuerpo. Repetí su nombre igual que el de Adam Strange, como si no quisiera olvidarlos o incluso recordarlos. Pero el efecto del té era fuerte. Tanto que pude oír con mayor intensidad  a aquella mujer, de hecho la sentía a su lado cuando casi no podía ni moverme.

De hecho tropecé y se sostuvo. Ya no estaba en mi mundo. De hecho, según el Doctor Fate jamás lo estuve porque nunca existí.

- La Ausencia... - Repetí en aquel estado de sonambulismo en el cual me encontraba. Debía recordar todo para cuando despertase, pero no entendí lo de interactuar con la Batcueva hasta que la vi. Estaba allí plantada, de senatada mirando al infinito mientras que su cuerpo estaba en la mesa de cirugía donde tantas veces Alfred nos curó las heridas, nos suturó los cortes o sacó las balas.

- Alfred... - Me dolía lo que nos había hecho. Traicionar así a su familia. Ya no a mí, sino a Bruce a quien educó como a su propio hijo, al primero que curó en aquella mesa mientras fuimos llegando los demás.

Y ahora ella estaba allí y no tenía ni idea de como acabar con ella.

Me miró y ni se molestó en hacerme caso. Volvió a mirar a la nada. Quizás no fuese el momento de pelear. Puede que sintiese y que lamentase su propia muerte... puede que incluso destruyendo su cuerpo acabase con ella. Pero si quería clavar con seguridad un batarang explosivo en ese cuerpo, tendría que estar cerca de ella.

- Me han dicho que te llamas Stompa. - Dije caminando hacia ella. Si encontraba algo de humanidad en su mente, quizás... - Y que trabajas para Darkseid. Yo no creo que sobreviva a esto, así que tú tendrás un destino distinto al mío. Entiendo que sigas las órdenes de tu líder, pero... dime, ¿por qué quiere Darkseid destruirnos? ¿Acaso no tenéis un hogar donde estar? ¿El mundo en el que nacíste? En el que nació tu líder. ¿Por qué lo abandonásteis?

No sé porqué me daba que iba a tener una nueva versión de la historia de Kripton o de la expulsión de Darkseid por querer dar un golpe de estado y marcharse o ser encerrado, a saber, y lanzado al espacio. En mi mano, oculta como podía, estaba el Batarang explosivo. No destruiría la Batcueva, pero sí el cuerpo o parte del mismo de Stompa. Si eso era suficiente para acabar con ella, debía probarlo, pero primero las respuestas... la violencia podía venir después.

Uh...

No parecía muy locuaz, pero antes de que Batgirl perdiera la fe en el diálogo empezó a dar respuestas. Stompa hablaba con desgana, casi como si reflexionara en voz alta. Imágenes de su subconsciente se formaron en las paredes de la Batcueva, haciendo que Bárbara pudiera verlo.

Darkseid... Existen dos mundos en una paz frágil. Darkseid gobierna Apokolips. El Alto Padre gobierna Nuevo Génesis. La paz es algo horrible, ¿no te parece? ¿Qué le queda a los guerreros si no hay una guerra que librar? ¿Qué me queda a mí? Darkseid vela por todos los habitantes de Apokolips. Traerá la guerra y la victoria sobre Nuevo Génesis. Pero primero necesita un arma para acabar con la vida. Una fórmula para la anti-vida. Parte de los fragmentos de la fórmula están en la Tierra. Pero cada vez que viene para hacerse con ellos, los campeones de la Tierra a los que llamáis la Liga de la Justicia lo evitan. Pero no hay defensores que puedan resistir si no tienen comida.

Con la fórmula de la anti-vida, Darkseid podrá destruir todos los universos que ocupan la zona neutral entre los dos mundos principales. Sin ese núcleo de la existencia, Apokolips y Nuevo Génesis dejarán de orbitar, flotando en la esfera de los dioses. Se precipitarán un planeta sobre el otro. Y la guerra será inevitable. No venimos a ocupar una de tantas tierras. No sois dignos de llamaros enemigos nuestros. El verdadero enemigo es el Alto Padre. Vosotros solo sois daños colaterales.

Estoy convencida de mis palabras. Y aún así... ¿Cómo es posible este vacío en mi interior? Mi espíritu de lucha está dañado. Es un hartazgo que no había sentido nunca antes. ¿Me lo provocó Desaad? No. Creo que es algo que ha nacido en mí. Tal vez la semilla que lo provocó todo fue la vergüenza de la derrota. ¿Para qué seguir luchando? No tiene sentido. Nada lo tiene. Los seres humanos tienen las respuestas. Ellos siempre hablan de paz cuando se preparan para la guerra. Suenan como algo que diría el Alto Padre. Es hipocresía. Pero también anestesia. Permite vivir con una falsa sensación de seguridad. Eso tiene que dar significado a mi vacío. Pero no entiendo cómo. Esas mentiras son el medio de la Humanidad para escenificar su farsa. Lo que ocurre, la forma, sigue siendo un misterio. ¿Es que no comprenden? No tienen conciencia de la guerra hasta que le estalla en sus narices. Imagino que funciona como una amnesia.

- No. No es una amnesia. La gente normal, me refiero a los que no son guerreros como tú, no quieren la guerra. Quieren vivir sus vidas en paz. A mí me gustaría vivir mi vida en paz también al igual que a La Liga de la Justicia. Mírame. Enmascarada por la noche, se que la muerte acecha en cada rincón de las calles y aún así salgo para evitar, ¿cómo decirlo para que me entiendas? Pequeñas guerras. Peleas de bandas, robos, maltrato a mujeres por parte de sus parejas o a la inversa... incluso ayudar a una anciana a cruzar la calle para que no la pase nada o bajar un gato de un árbol... cualquier cosa que sea buena para los que realmente no quieren la guerra. - Intenté hacer como ella, proyectar esas imágenes las cuales dibujé en mi mente.

- Mírame. Así salgo todas las noches, incluso días si hace falta. Ese es mi gesto, mi rostro. Soy feliz haciendo lo que hago. No mato Stompa. Ayudo a los demás. ¿Alguna vez has ayudado a alguien? ¿Has sentido el calor que te proporciona esa sensación de saber que alguien te está agradecido por salvar su vida, bajar a su gatito de un árbol o devolverle el bolso robado?

- Como tú ahora, siento un enorme vacío, pero no es el de la derrota... No es el de saber que ya no hay nada que hacer, que mis amigos están arriba y no puedo hacer nada por ellos. Mi vacío es el del desamor. ¿Sabes lo que es eso? Es más fuerte que lo que tu sientes por la guerra, más fuerte de lo que puedas sentir por Darkseid. Es algo tan especial que cuando lo tienes es insuperable y cuando lo pierdes... aparece ese vacío que ambas compartimos ahora. El mío por un hombre, el tuyo... quizás porque no te has sentido reconfortada con lo que has estado haciendo. - No puede evitar dejar ver ese beso con el chico que aún amaba.

» No todos los guerreros luchan por la guerra, lo sabes porque aquí luchamos por mantener la paz y que Darkseid no llegue a conseguir cumplir sus planes. ¿Has pensado alguna vez realmente porqué luchas? A parte de por ser una guerrera y querer enfrentarte a guerreros, eso está claro. Pero, tú, como individuo único, como mujer... ¿has pensado si peleas por proteger a los tuyos de algún mal que se avecina o simplemente te gusta matar inocentes que solo quieren vivir su vida en paz, sabiendo que en cualquier momento sus gobernantes se volverán idiotas y harán que su propio país entre en guerra con el vecino, por un pedacito de tierra nada más? - Quería que buscase dentro de ella misma la causa de aquel vacío mostrándole el mío propio, mi dolor. ¿Lo podía usar en mi contra? Sí, estaba claro, porque se lo había puesto en bandeja. Pero yo ya había dado todo por acabado a sus ojos, así que... debía seguir con ese plan hasta que fallase o funcionase.

Quien sabía que guardaba Stompa dentro de sí.

¿Hacer algo por otro? ¿De manera desinteresada? Uhm...

Las imágenes de la cueva mostraron un recuerdo de Stompa. Corría por un laberinto con el que estaba familiarizada: las calles de Apokolips. Se detuvo en un callejón oscuro. Una figura amenazadora asomó desde las sombras... pero era exactamente a quién Stompa buscaba.

¡Harriet! ¡Lo conseguí! ¡Le robé una galleta a la Abuela Bondad! Ten, toma, para ti-dijo Stompa desde la camilla, estirando la mano en dirección a las paredes de la cueva.

¡Stompa, ¿lo dices en serio?! ¿Puedo comérmela yo? A ver...

Una sombra se proyectó en el suelo desde la entrada del callejón. Stompa había hecho una travesura, y aquello en Apokolips nunca terminaba bien.