Partida Rol por web

Cuando Timmy comenzó a hablar más tranquilo tras desahogarse entre mis brazos, me temí lo peor a principio. Pensé que iba a decir que estaba loco por mí y que yo dijese que estaba loca por otro había desencadenado todo. Pero no fue así. El joven comenzó a hablarme de la muerte de sus padres cuando la función se inició en la cocina.

A la bombilla no le di importancia, pues era algo que en su momento no parecía tenerla. El problema fue todo lo demás.

El caos en la cocina me hizo actuar deprisa, tratando de ayudar al joven Tim, pero mi batgancho se quedó corto. Le vi ascender en una columna y a pesar de tener múltiples opciones, como buscar a Helena y que me ayudase con aquello, temía que no me creyese, que al volver a la cocina todo hubiese vuelto a la normalidad y que Timmy hubiese desaparecido.

Además, algo había en todo aquello que tenía que ver con él y conmigo.

Por lo tanto, mi único camino era la columna por la cual ascendía Timmy y la única manera de ver su altura era saliendo al exterior. Así que eso hice. Rompí la ventana de la cocina y salí, cansada del viaje y con mi battraje dañado, al exterior y miré hacia arriba. Esperaba que Timmy hubiese encontrado la manera de protegerse contra los golpes en los techos que atravesaría, de lo contrario, no me iba a gustar nada lo que iba a encontrar en lo alto de aquella columna.

El aire hizo que mi capa se moviese al tiempo que buscaba el mejor ángulo para ver y valorar las cosas.

¡Crash!

Batgirl pasó algo por alto cuando tomó la decisión de salir por la ventana: el vaho. En el breve instante en el que cerró los ojos para atravesar el cristal, el paisaje cambió de manera radical: el jardín y sus estrellas dieron paso a una oscuridad insondable. Solo pervivía el frío, el mismo frío que calaba los huesos e inundaba de vaho el ventanal de la mansión Wayne y el aliento de Bárbara. Si Tim estaba allí fuera, ni él ni la silueta del edificio podían distinguirse con tanta oscuridad. Las pisadas de Batgirl hacían crujir el suelo. Tal vez eran los restos de cristales tras salir tan apresuradamente de la cocina, tal vez era puro hielo. Al volverse no quedaba rastro de la mansión, ni de la luz de la lámpara que debía iluminar la arcada del ventanal roto.

Qué interesante espécimen... Una sangre caliente en mi Reino Helado.

La voz sonaba distorsionada, pero Batgirl reconoció la voz de Víctor Fries, otro de los científicos locos de Gotham. Sonaba lejana y su origen era incierto.

No puedes sobrevivir en un entorno de 250º Kelvin, del mismo modo que yo no puedo sobrevivir sin mi traje cuando la temperatura alcanza los 275º. Cualquier esperanza, cualquier lucha, será ilógica.

Batgirl revisó sus pertenencias en busca de algo que pudiera ayudar. La linterna del móvil le daría luz, pero bajo este frío la tecnología no duraría demasiado. Las gafas de visión nocturna tal vez durarían un poco más. El soplete le permitiría abrir un agujero en un suelo o pared de hielo, o prenderle fuego a algo, o fundir dos objetos para que actuaran juntos. Y las bombas aturdidoras emitían un breve destello de luz en su detonación que elevaría reconfortantemente la temperatura del aire durante unos segundos si la tiraba a sus pies (mala idea llevando unas gafas de visión nocturna).

Tus cacharros me dejan frío.
¡No servirán de nada contra mí,
Míster Frío!

A pesar de sus bravuconadas, la voz de Víctor sonaba algo alejada. Su táctica debería consistir en ocultarse en la oscuridad y disparar congelante a Batgirl con su pistola... O simplemente burlarse mientras aguardaba a que las bajas temperaturas acabaran con su presa.

El aire, el aire era frío y mis pisadas sonaban como si pisara nieve. Poco se veía en aquella terrible oscuridad, por no decir nada. Sentía el frío calar por mi traje y me crucé de brazos, usando la capa para cubrirme mientras empezaba a tiritar. ¿Qué demonios estaba pasando? Lo de la cocina fue una locura pero esto me superaba con creces. ¿Acaso había un portal abierto en esa ventana que me llevó de nuevo al Ártico? Lo primero que hice fue comprobar si mi intercomunicador funcionaba.

- Alfred, Alfred, ¿me escuchas?

Pero la respuesta que obtuve no fue la que esperaba oír. Mister Frío estaba allí... pero, ¿cómo había dado con la localización del lugar donde estaba la Batcueva y cómo sabía quienes estábamos en la Mansión Wayne? ¿Acaso me estaba volviendo loca? Pero el frío y la voz de Mr. Freeze me decían lo contrario. El problema era más serio de lo que pensaba y él tenía razón. A esta temperatura yo moriría y si hacía calor, lo haría él.

Pero los problemas se acumulaban, pues no sabía de donde venía la voz de Mr. Frío y eso mismo, el frío, empezaba a llegar a mis huesos y si no hacía algo acabaría muriendo de hipotermia. Le veía muy seguro de sí mismo y eso me incomodaba. Era como si supiera que no tenía escapatoria.

Por el momento solo se me ocurría una cosa, usar las gafas de visión nocturna y el soplete en el suelo, trantado de ignorar las palabras del lunático congelado, al tiempo que le dejaba hablar, buscando su posición por la voz. Y para que hablase, había que darle comba. - ¿Y qué consigues con mi muerte, Mr. Frío, si aquí nadie se enterará de eso? ¿Acaso crees que yo busco la tuya? - Le dije mientras que el soplete se encendía e iluminaba el suelo, apagando las gafas en ese momento para ahorrar algo de su batería.

Mientras el fuego estuviese ahí, tendría algo de calor y de luz y quizás bajo la nieve encontrase algo que ardiese... antes de quedarme sin fuego.

Bzzzzz... Bzzzzz... Bzzbzzz...

Por radio solo se escuchaban interferencias. A medida que el soplete fue derritiendo el hielo, el hoyo se fue llenando de agua. La luz del soplete le permitió ver en el fondo una figura atrapada en el hielo.

El auricular emitió el sonido de la voz de un niño pequeño.

¿Mamá...? Bzzzzz. ¿Dónde estás, mamá? Bzzzz... No te veo... Bzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz...

Un rayo azulado llegó desde el horizonte. Casi alcanzó a Bárbara, pero se quedó corto y alcanzó el charco causado por el soplete, congelándolo de nuevo.

No se puede luchar contra el frío. El calor de un millón de soles combate cada día contra el frío del espacio. Esas estrellas morirán y el universo seguirá helado.

La voz de Víctor seguía sin tener una ubicación concreta, pero Batgirl podía seguir la dirección del haz para llegar a su origen. Mister Frío seguiría allí, o no se habría movido demasiado de esa posición. Cuando Batgirl avanzó lo suficiente, llegó a un muro de hielo. En su interior se veía otra mujer.

Se llama Nora-dijo la Voz de Víctor, justo a la espalda de Bárbara-. Todo lo que he hecho ha sido por Nora-. Su aliento frío helaba la nuca de Batgirl a pesar de la capucha-. ¿Tú no tienes a nadie a quién hayas querido tanto que te quemaba?

Un recuerdo sobre Dick Grayson volvió a la mente de Bárbara Gordon.

Cuando vi que Victor congelaba el charco, empecé a ver que no quería hacerme daño. No aún por lo menos. Su voz no me ayudó mucho, pero la dirección del rayo de hielo si y llegué a un muro de hielo. Al ponerme las gafas para poder ver en la oscuridad la vi. Era preciosa y parecía estar en la más hermosa de las tumbas, donde jamás se estropearía... hasta que se la descongelase.

Y congelado fue el aliento de Freeze en mi nuca, pero ni me moví, la miraba solo a ella al tiempo que temblaba de frío. Mi mano tocó el hielo que la cubría con curiosidad y pena al tiempo que oía las palabras de aquel maniaco. Y mientras me preguntaba vi pompas de aire en su interior o eso me pareció.

- Sí, Victor. Lo tuve... pero su recuerdo perdura y aún siento eso que dices. - Le respondí con mi mente en Dick en aquel momento. Lloré y sentí como mis lágrimas se cristalizaban según salían de mis ojos. Estaba claro que era mejor no hacerlo.

- Ella, ¿está muerta? Nora... me ha parecido ver... - Dije temblando de frío. - ... o quizás sea el frío que empieza a afectarme demasiado...

Seguí dándole la espalda a Frío. Si quería matarme tendría que hacerlo como los cobardes o esperar a que muriese congelada, al menos hasta que se me ocurriese algo. - ¿Qué quieres decir con que todo lo has hecho por ella? - Parecía querer hablar y yo no tenía mucho tiempo con aquel frío, pero quizás si le escuchaba... ganase algo de tiempo para tratar de salir de allí.

Ella vive. Espera a una cura. Espera a que mis experimentos con seres humanos tengan éxito.

Tal vez por la idea inquietante de en qué consistían esos experimentos, la temperatura bajó un par de grados más. Las imágenes mostradas por las gafas de visión nocturna empezaron a parpadear.

Vete.

A la derecha de Batgirl se empezaron a encender lámparas en un techo de oscuridad. Proyectaban círculos de luz en la nieve, como migas de pan que mostraban el camino hasta el porche de la mansión y su puerta principal, que se distinguían levemente.

Soy un genio científico. Sé distinguir cuando no soy real: solo soy una proyección de lo que otros creen saber de mí, del verdadero Víctor. La temperatura ambiente que muestra mi visor no concuerda con la velocidad de congelación... Las lecturas de Nora son anómalas... Ni siquiera tiene sentido que la tenga encerrada en un gran bloque de hielo, en lugar de en un laboratorio con ordenadores y tecnología avanzada para cuidar de su estado. Sí, todo indica que lo que estoy viviendo es una ilusión. Y quién quiera que haya creado esta simulación, cree que experimento con humanos. No es cierto. He matado a muchos para conseguir mis fines, pero ese detalle, esas palabras que me obligaron a decir... Es inexacto. Mis investigaciones para salvar a Nora no están tan avanzados como para experimentar aún el tratamiento en personas.

No había ningún viso de dilema ético en la voz del psicópata. Era algo que aún no había hecho, pero estaba dispuesto a hacer.

Victor seguía a mi espalda y abrí mucho los ojos ante tal confesión. Sabía que era un psicópata pero, ¿experimentar con humanos? Eso ya era demasiado. Cuando fui a hablar me dijo que me fuera y me di la vuelta sin entender nada.

En ese momento me lo explicó todo.

De hecho me dio suficiente información como para saber cuales serían sus planes futuros, su punto débil... El Caballero Oscuro debía saberlo cuando aquella locura terminase, pues a parte de sus planes, me dio la pista de lo que ocurría.

Las luces del patio se encendieron ante la revelación de Victor y vi el umbral de la Mansión.

- Espero que la salves, Victor. Pero no a costa de más vidas inocentes. - Le dije al psicópata antes de empezar a caminar hacia la mansión. Según comenzaba a moverme bajo las luces, el frío se iba pasando y para mi llegada a la puerta de la misma no sentía aquel frío que amenazaba con matarme.

Puse mi mano en el tirador de la puerta, dispuesta a abrir y pensando en que nueva pesadilla entraría ahora, porque no era capaz de imaginarme que iba a encontrar allí... y eso me asustaba.

En cuanto abrió la puerta, una fuerza invisible tiró de Bárbara hacia el interior de la casa. Acabó tumbada sobre la alfombra del recibidor mientras sonaba a su espalda el portazo. No quedaba rastro de la sensación de frío. Aún así, aún quedaban restos de la alucinación del exterior: una imagen nítida se deslizaba por las superficies pulidas de jarrones de porcelana y bustos de mármol.

Algo había mal en aquella imagen. ¡Bárbara y Dick eran más mayores! Y lo más importante... ¡Ella estaba embarazada! Eso nunca pasó. ¿Sería una visión del futuro?

Batgirl llegó hasta las escaleras. Subiendo podría encontrar a Helena en su habitación. Siguiendo por el pasillo podría llegar a la sala de estar en la que estaba el ascensor para llegar a la Batcueva.

Miré unos instantes la escena que me encontré al entrar en la mansión Wayne. Aquello no era posible, no porque yo aún no era tan mayor y ese no era mi futuro, quizás lo que... ¿deseaba? Fuese quien fuese estaba jugando con mi mente en aquella casa y estaba claro que yo sola no podría vencerle y, aunque Helena no me creyese porque no estaba metida en aquella locura que era mi cabeza, quizás si sería el ancla para mantenerme serena... o puede que la arrastrase conmigo y viese lo mismo que yo.

Era una maldita locura, pero debía intentarlo.

Eché a correr escaleras arriba en busca de mi amiga. Con ella a mi lado todo era normal... las anomalías comenzaron cuando me separé de ella. Debía encontrar la manera de descubrir al doctor Fate que estaba en la Batcueva y con suerte Tim aparecería por algún lugar de la casa, habiendo vivido algo tan anormal como yo...

... o eso esperaba porque iba a necesitar toda la ayuda posible.

La visión de Batgirl se nubló por un instante haciendo que las escaleras se movieran. Gracias a su entrenado sentido del equilibrio, Bárbara llegó a la planta superior y recuperó su vista. Avanzó por el pasillo hasta que...

¡Crash!

La Cazadora entró por la ventana rompiendo el cristal. Pero estaba cambiada. Tenía cuatro brazos, dos de ellos provistos de alas. Al parecer, mientras Batgirl se enfrentaba a Víctor, Helena había estado sumergida en una pesadilla con Manbat. Era fácil suponer que su látigo estaba hecho de la piel arrancada al pobre Robert.

¡POR LAS CUATRO FURIAS DE APOK...!

Espera. Díselo en inglés, Reina.

Puff... después de estar en el congelador de Freeze me tocaba pasarme por el Infierno. Helena se había convertido en una especie de súcubo o vete a saber el qué. El caso era que estaba frente a mí y no de muy buen humor.

Sus alas eran fuertes y poderosas desde mi punto de vista, pero su látigo era lo que más me preocupaba. Así que le lancé una granada cegadora y tras la cual, traté de alejar del látigo, si no lo estaba ya al tiempo que lanzaba un batarang a quien fue mi amiga y ahora no sabía que demonios era al tiempo que valoraba la posibilidad de huir de allí y plantarme delante de quien estaba montando todo esto... ese falso doctor Fate.

La Cazadora Oscura apartó la granada con el látigo, echándolo hacia atrás. La bomba emitió un destello en la esquina superior del pasillo. Con un movimiento de brazo volvió a impulsar el arma hacia delante, haciendo una herida en la mejilla de Batgirl, algo más abajo que su capucha.

¡Desaad, mira lo que has hecho! ¡El dolor nunca terminará! Grrrrr...

¿Desaad es algún tipo de insulto que Bárbara no conocía? Helena avanzó dos pasos. Sus alas en aquel corredor no le servía de mucho. Las puertas a un lado y a otro del pasillo estaban entreabiertas, pero colarse en uno de los dormitorios no pondría a Batgirl a salvo: a la Cazadora no le costaría echar la puerta abajo.

Entonces volvió a pasar. Era una de esas ilusiones que hasta ahora le había mostrado a ella. Bárbara la entrevió muy brevemente en el reflejo de una ánfora decorativa de metal. La imagen mostraba a una figura misteriosa que llevaba una túnica púrpura desatando algún tipo de poder. ¿Se trataba del Doctor Fate? Y lo más importante... ¿Mostraba el futuro de un enfrentamiento con él (y por tanto Bárbara vencería en este combate)? ¿O estaba viendo lo que le harían cuando la Cazadora le atrapara?

- Vamos... Helena... ¿Esto no será por lo que le dije a tus padres aquel día de que nos habíamos enrollado las dos? Debísteis veros las caras... Creí que eso era agua pasada. - Dije antes de sentir el látigo en mi cara. - O tal vez no.

- ¿Qué es Deesad? ¿Un nuevo insulto de la clase alta? - Y mientras hablaba dejé rodar una granada aturdidora, esta vez no debía fallar, porque su látigo me iba a destrozar de lejos, pero de cerca lo harían sus manos con aquellas uñas. Y el problema era que tenía cuatro manos.

Pero sus alas... sus alas la entorpecerían mi huída... y de golpe esa visión, ¿no podían aparecerse cuando estuviese más tranquila? No duró mucho, lo que me hizo seguir corriendo hacia el pasillo y apagué la luz... con suerte no vería en la oscuridad y yo sí... con suerte, claro... porque mi único plan por ahora era jugar a estar lejos de ella, atacarla de lejos y usar mi visor en la oscuridad para acertar...

Por otro lado podría bajarla a la Batcueva, presentarla al doctor Fate y ver que pasaba, pero algo me decía que aquella idea era peor que la primera, más que nada porque allí podría volar y sería más peligrosa y el doctor Fate o se unía a ella o se enfrentaba a lo que sabía que era una dolorosa visión, pero que no sabía como deshacerme de ella...

Aún...

¡No, Desaad! ¡No lo hagas! ¡La ecuación anti-vida está incompleta, pero no por eso es menos peligrosa! Si introduces tu fórmula dentro de nosotras...

En mitad de la oscuridad, Helena lanzó un alarido de dolor. Bárbara se puso las gafas de visión nocturna. Vio a su amiga abrazándose con uno de sus juegos de brazos, con el rostro arrugado y las rodillas tambaleantes. Se recuperó en seguida. A ciegas, lanzó latigazos contra las paredes mientras avanzaba hacia Batgirl.

¡¿DÓNDE ESTÁS?! ¡NO TE ESCONDAS!

Fsssssh...

El ruido a espaldas de Bárbara hizo que se girara. En el lado opuesto del pasillo se deslizó una línea de luz de abajo hacia arriba. Luego torció en ángulo recto hacia la izquierda. Descendió en paralelo a la primera recta y luego hacia la derecha cerró la figura de rectángulo, similar al tamaño de una puerta. La realidad se torció, y bajo la mirada de Batgirl la perspectiva del pasillo giró de un lado mostrando un fulgor rojo que la cegó.

Bárbara se retiró las gafas de visión nocturna tan rápido como pudo. Sus ojos le hacían chiribitas, percibiendo lo siguiente que ocurrió con destellos carmín nublándole parcialmente la vista. El Doctor Fate entró volando, en vertical con las piernas juntas, mientras su capa ondeaba sin viento desde su espalda. A su paso, el pasillo interaccionaba con él alterando su aspecto: las paredes se transformaban en cielo abierto; los cuadros y jarrones se convirtieron en árboles sin hojas.

¡Tú! ¡Bárbara Gordon, de Gotham, Nueva Jersey! ¡Las energías de la Oscuridad reclaman su ofrenda!

El fulgor de la puerta mágica volvía a iluminar el pasillo. La Helena malvada volvía a ver. Y Bárbara estaba entre el Doctor Fate y la Cazadora.

- A ver si os ponéis de acuerdo. Ella me quiere para sí y tú igual... y a mí no me apetece estar con ninguno de los dos. - Helena se acercaba peligrosamente y saqué un batarang. Pero mi vista no era muy buena. No estaba segura de lo que le hizo tanto daño a Helena para que se doblase así en el pasillo. ¿Acaso lo que dije sobre nuestro pasado?

Quizás funcionase, pero por ahora debía mantenerla alejada de mí lo suficiente como para que su látigo no me tocase... y lo peor era que Doctor Fate también estaba allí, deseando llevarme al lado oscuro... - Demasiado Star Wars, Darth Vader de pacotilla. - Le dije a Fate.

Lanzar una granada cegadora con aquella luz era una estupidez. Solo podía atacar... y protegerme mientras buscaba una solución para aquello y lancé mi batarang a Helena y no solo eso... también más recuerdos.

- ¿Y recuerdas aquel día en el centro comercial, cuando fuimos a merendar con Dick y Thomas, ese chico que tanto te gustaba y cuando llegábamos a su lado patinaste y te caíste de culo delante de todos? - Dije mientras mi batarang se desviaba por completo...o recuperaba la vista o aquello iba a ser un infierno. - Medio centro comercial riéndose y lo peor es que te grabaron de casualidad y el vídeo pasó por todo el instituto. Jamás olvidaré cuando fuimos al día siguiente a clase las risitas al verte pasar. ¿Las recuerdas? ¿Notas como resuenan en tu cabeza?

No sabía si funcionaría o no, pero si se dobló de aquella manera fue por dos opciones: miedo a la oscuridad o a los errores de su pasado y debía averiguar cual era su punto débil antes de enfrentarme a la bombilla que decía ser del lado oscuro...

¡Prometiste que no volverías a mencionarlo! ¡UARRRRGH!

Enfadar a la Cazadora Oscura no fue la mejor de las ideas. Batgirl solo logró que la atacara con más furia. El látigo volvió a lacerar la piel de Bárbara provocando un nuevo tajo en el traje. Ni siquiera tuvo tiempo para apartarse y que el damnificado fuera el Doctor Fate.

Pero...

¡Enfadar a Helena fue la mejor de las ideas! Ahora Bárbara sabía que su buena amiga seguía allí, dispuesta a salir para matarla por bocazas o para hacer las paces. Solo tenía que encontrar las palabras adecuadas. Aún así, todavía no tenía un modo de contrarrestar el poder del mago...

¿Qué quieres que te diga? Yo siempre fui más de Star Trek.

Por el umbral de la puerta asomó un monstruo grande y fiero. Sin embargo, no estaba de parte del Doctor Fate. El mago se sobresaltó y cerró el portal con una puerta metálica con el símbolo egipcio del Ankh.

¡Maldita sea! ¡Me ha seguido hasta aquí!

El monstruo empujaba para salir, y el Doctor Fate lo hacía para que no saliera. Eso significaba que uno de los enemigos de Bárbara estaría demasiado ocupado como para utilizar sus poderes con ella.

¡Rápido! ¡Ayúdame a cerrar la puerta!

No estaba claro si se lo decía a la Cazadora Oscura para eliminar una amenaza más apremiante que una chica medio ciega con batarangs... o a Batgirl para sellar a un enemigo común que podría acabar con los tres.

Aquello se complicaba. Helena se había cabreado de verdad con mis palabras, pero eso quería decir que era ella de verdad quien estaba ahí... por otro lado Fate parecía tener problemas con un viejo amigo y pidió ayuda, solo que no sabía si a mí o a mi amiga-enemiga-cosa-fea.

- ¡Oh! ¡Vamos Helena! Si la última vez que lo contamos las dos a solas nos reímos un montón. ¿Por qué te enfadas ahora? ¿Qué te ocurre? ¿Ya no quieres ser mi amiga y en lugar de decírmelo quieres matarme? - Pregunté por el segundo golpe que me había dado. - Llevamos siendo amigas desde... hace tanto que ni me acuerdo... no quiero pelearme más contigo. Las amigas no se pelean entre ellas. Sino que se dan abrazos cuando se necesitan o se cuentan sus problemas y está claro que ahora mismo tenemos un problema entre las dos.

» ¿Por qué no me cuentas que te pasa con calma de tal manera que te pueda entender? Vamos, Helena... Si no llega a ser por ti no hubiese superado lo de Dick... te necesito de vuelta, no quiero ni voy a pelearme más contigo. ¿Necesitas pegar a alguien? Dale a él, que es quien nos ha puesto en contra la una a la otra. - Dije señalando a Fate con la cabeza. - Además, ¿qué sería de Birds of Prey sin una de las dos? Nada... y... mírame... - Añadí quitándome la máscara.

- Soy yo... Bárbara... juramos que jamás dejaríamos de ser amigas y que nunca nos pelearíamos... ni por un chico... vamos Helena... perdóname y vuelve a mi lado...