Partida Rol por web

El Capitán del Barco, o en el argot militar: "El Señor Comandante" rio. Por lo bajo añadió: - No preocupes. Para los marinos hiciste bien, o sea, dejar de hacer ruido, y luego, ponerlos a salvo en un lugar seguro. Te puso la mano en el hombro de forma amistosa y casi riendo: - Para ellos has cuidado de la tropa, y eso lo agradecen. Te guiñó un ojo y luego marchó; tenía trabajo que hacer y cosas que comprobar, antes de que la tormenta se pusiera "dura".

Tenías que dejar un rato, antes de un "segundo intento", de inspección, pero temías que estando tan cerca del agua, las olas de la tormeta, pudieran inundar la cueva, y por tanto.... tener un percance con el agua. - Igual habría que dejar que pasase. Pero te llamaba. Era algo .... casi irresistible. Como si una mujer te invitase a entrar a su casa desde el balcón, a sabiendas que el marido había marchado a algún tipo de negocio o algo.

Toryth caviló sobre la experiencia en el bote. La sierpe marina lo había acojonado bien. Sobre tierra sería otra cosa, pero sobre el mar su ignorancia era supina.

Caviló y caviló, más nada se le ocurrió, estando la mar embravecida, en qué pasar el tiempo.

Al día siguiente, llamó a Ñoljack y le preguntó por el estado de la marea.

-Querido amigo, no puedo evitar quitarme de la cabeza la isla-cueva de ayer. Como está la mar ahora mismo para un segundo intento? Si lo ves factible, haz los preparativos y llama a la tripulación necesaria. Yo estaré listo en el camarote.

Si no lo aconsejas, por lo que sea, zarpemos cuanto antes con la embarcación principal.

El mar estaba bastante mal. La olas rompían con fuerza en el exterior, pero, tras unos minutos de observación te contestó: - Si quieres bajar a tierra y explorar alguna colina, puedes intentarlo... Estaba lloviendo bastante, y el ventarrón era un tanto fuerte. Te pasó su catalejos: - ... pero esa cueva está inundada en estos momentos. Entre que la marea había subido mucho, y estaba casi cubierta, y que con las olas que estaban atenuadas en la bahía... pues se tapaba cada dos por tres. Su interior a saber como era, pero vista desde fuera ... era como estar inundandose con cada rizo del mar.

Toryth resopló resignado.

-Tú mandas en el mar, hazme saber cuando podamos partir, o si antes de esto, podemos visitar la cueva. Iré a mi camerino, avísame si me necesitáis para cualquier cosa.

Al Sur de de Pikarayd. En las Colinas Muertas.
05:49Hs. 8 de abril de 729. 
Viento Noroeste (15km/h) 18 grados y nubes (7 octas). (Marejada)

Tras dos días de tormentón, parecía que el cielo quería abrir. El viento había amainado bastante, la mar había bajado, y parecía que el barco se preparaba para reparar daños sobre la marcha, así que, igual salían pronto. Tu amigo y "Capitán" tocó la puerta de tu camarote y abrió sin esperar a que respondieses. Estabas dormitando más que durmiendo, pero despertaste poco sobresaltado. Más bien poco, porque algo te había "dicho" que sus pasos se dirigían hacia ti. No conocías los andares de todo el mundo, pero nadie más portaba el calzado de Ñoljak, y puede que nadie más dispusiera de "bigote suficiente" como para calzarse esos "armatostes".

- Esperamos zarpar a medio día. La mar no está perfecta, pero ya no es mucho riesgo. Si quieres ir a ver esa cuevita, tendré una barca preparada, para cuando subas a cubierta.

Su voz, amable, te sonaba discreta y muy lejana. Igual tu alma aún no había "aterrizado" del todo en tu cuerpo, y aún estabas ... más frito que despierto.

La vedad Ñolkjak, que la curiosidad por esa pequeña cueva me está matando. Prepáralo todo para ir un pequeño grupo hasta allí, yo mismo lo encabezaré.

Sin mucho más que comentar, Toryth se puso su armadura y pertrechos de guerra, junto con una mochila para recoger cualquier cosa que pudiera encontrar allí, y esperó a que todo estuviera dispuesto, desayunando en cubierta algo de carne seca.

Cuando llegasta a cubierta ya estaban esperándote, y el propio amigo estaba observando una carta de navegación con otro marino que le ayudaba, y parecían comentar cosas suyas. El desayuno lo llevaste contigo y terminaste en el bote. Los marineros te prepararon una lámpara de aceite, ya encendida, y una bota de cuero, con agua fresca, y otra más con vino dulce, de alto grado (Un licor).

El suelo de la cuerva tenía daños por el agua, y desde ella, aunque húmeda por haber estado bajo el agua, no estaba encharcada, y podías ver tanto el boto con tus "porteadores", y el barco en la distancia. Así parecía más pequeño que cuando estaba a su lado, o que cuando os pasó la serpiente aquella cerca. Habían lapas en suelo y paredes, cosa que podía ser un problema o crear tropezones, resbalones u otros sustos. También habían algunos pegotes de algas por diferentes sitios, y en algunas zonas del techo había unas pequeñas raices. Este, el techo, no era demasiado alto, como dos metros en su parte más distante, pero de ancho tendría como 5 ó 6 metros. No era recta ni constante, pero, más o menos se mantenía así.... en lo que podías ver. La luz no iluminaba más allá de unos 5 metros.

Toryth bajó a la cueva con expectativa, pero la primera vista, le defraudó, una cueva normal. Pero seguía en su profundidad. Podría ser aquello una guarida?, de la sierpe marina quizá?

Aquel pensamiento le aceleró el corazón.

Un par de vosotros quedaros aquí en la entrada, si véis que el agua empieza a ser un problema para huir, avisadnos a gritos, o si pasa cualquier cosa que nos pueda poner en peligro. Los demás, conmigo. Yo iré delante.

Se quitó la mochila y se la dio a alguno de los marineros, mientras el asía fuertemente su hacha, por si acaso. Avanzó hacia la oscuridad, a paso lento y asegurando la pisada.

Un par de ellos haciendo de proel y popel, se apearon y sujetaron los cabos que amarraban al bote en cada extremo. Ayudaron otro par de descargar agua limpia (Un tonel pequeño) y otro de comida (Carne salada) más el postre (Un tonel como los anteriores, de huevos en vinagre). Tras prepararse a encender la lámpara, recargarla a tope de aceite y cerrar el cristal que la cubre, y que protege al resto de las llamas, te la dejaron en el suelo para que la tomases cuando estuvieses listo, pero, algo te decía que no tenían intención de dar un par de pasos más hacia el interior de la cueva. Quedarse allí, y turnarse quienes están en el bote y quieres en la entrada de la cueva, puede ser, pero adentrarse en ella .... no tenían cara de querer hacerlo.

Toryth miró con cierta decepción hacia sus marineros.

-Cualquiera diría que sois intrépidos Pykaraidenses. En fin, gritad si hay urgencia de salir.

Dijo como único y último mensaje antes de irse adentrando en la cueva. Procuró llevar el candil hacia un lado y por debajo de la cabeza, para que la luz directa de este no le cegase demasiado y pudiera, dentro de lo posible, ver lo más lejos posible dentro de la caverna. En la otra mano, y por lo que puediera pasar, llevaba su arma.

Lento, pero seguro, avanzó hacia el interior de lo desconocido.

El suelo era resbaladizo, pero habías encontrado la manera de apoyarte, fuera contra el suelo, contra las pareces, e incluso apoyando una mano en el techo, cuando llegabas, que solía ser lo normal. La cueva es bastante recta, como si fuera una fisura en la roca, pero no era una recta perfecta, y tras unos 20 ó 30 metros de avance, la luz de la entrada ya no era visible por los recodos y pequeños giros. Pero en general era ... "recta". El suelo empezó a descender, y toda la galería se inclinaba hacia abajo....como una pequeña pendiente, que te recordaba a los desagües que había por algunas calles sin alcantarillado.

Ya hacía como 2 minutos que entrabas, y la distancia ya no era medible en metros. Se perdía un poco esa noción, por la distancia recorrida. Además, un pequeño resplandor brillaba un poco más adelante. Tal vez, unos 15 metros más. Te daba la sensación que era agua lo que brillaba, como cuando por la noche, en una mar tranquila, avanza el barco, y el agua brilla por el deslizar del casco sobre esta. No había ruido. Escuchabas alguna gota de agua caer. Todo estaba húmedo, y en algunos lugares pegotes de algas, nacidas allí o traídas por la marea descansaban en trampas resbaladizas que evitabas a toda costa por el peligro que conformaban. Estaba fresco, pero no podías decir que hiciese demasiado frio, aunque, para ti, acostumbrado a calores tropicales o desérticos.... era bastante frio. No temblabas ni te castañeteaban los dientes, pero si tenías los músculos ateridos por la temperatura. Durante el trayecto pudiste descubrir que había filtraciones de agua por alguna partes, pero no conocías su origen, pero te indicaban a la perfección que era arriba y abajo, que las pendientes empezaba, aumentaban o se atenuaba. El vaho salía de tu respiración, que se había acelerado considerablemente, y tanto la nariz, como orejas y dedos resentían aquella bajada de temperatura.

A medida que avanzaba, la conjunción de elementos que allí se daba, junto con la creciente penumbra por falta de luz natural, aceleraban el corazón del pikaraydense.

El "miedo" a lo desconocido, no obstante, no era rival para la curiosidad malsana de Toryth, y según vio aquel resplandor, supo que no saldría de allí hasta averiguar que era aquello.

No dejando de lado la cautela que había llevado hasta el momento, puso rumbo hacia el destello.

Al llegar al filo del túnel, el agua estaba en el borde. Casi te mojaba las punta de las botas. Quedaste impresionado. No había nada por lo que avanzar. El agua llegaba a las paredes, y estas no parecían tener un "pasillito" ni nada, por el que pasar o bordear (Ni si quiera inundado. Al menos que vieses).

El resplandor estaba claro que venía de las algas y musgos de las paredes, que las forraban con un tono más verde que azulado, pero que era complicado definir el color exacto. El agua era límpida. Solo cuando una gota caía sobre el "lago", levantaba unas "olas" que corrían hasta las paredes... y allí morían. No rebotaban. También era muy oscura. No es que portase suciedad, es que.... era como "agua negra". A pesar de que pusieras el farol sobre ella, casi mojándose.... no podías ver más que unos pocos centímetros en ella, y por supuesto, no veías fondo alguno. Allí el goteo se repetía algo más habitualmente que por el "pasillo" por el que habías llegado. Eso te hizo pensar que podrían haber otros, pero, las formaciones rocosas que estaban al otro lado del laguito (unos 25 metros en forma de ojo. No era redondo perfecto) no te dejaban ver que había allí. Podías intuir formas, pero nada más. Nada se movía, excepto las ondas sobre el agua, cuando una gotita las "atacaba". No había corriente, pero aquello era incluso más frio que la bajada. También podáis ver que a pesar de la poca luz de esos brillos por los muscos, incluso reflejaba. El farol era más una molestia que una ayuda.

Toryth quedó extrañamente asombrado por aquel líquido, ya que visto como se comportaba, se negaba a llamarle agua. No estaba seguro de que allí hubiese nada más que descubrir, y si lo había, no se atrevía a seguir en soledad, pero sin duda aquel líquido le llamaba la atención. Lo tocó con la punta de dos dedos y se lo llevó a la nariz, para olerlo.

Acto seguido dió la vuelta y volvió a la posición donde le esperaban los marineros.

-Conseguidme algún recipiente donde poder portar un líquido, he encontrado algo raro y quiero llevarlo en el barco, para que lo examine gente con más sapiencia. Puede no ser nada, pero no quiero perder la opción de descubrir que es algo novedoso o útil. Un barril estaría bien. Cargadlo al barco y podemos irnos.

A pesar de que dio la orden como esperando que cumpliesen con ella otros, simplemente se limitó a esperar que le consiguieran el susodicho recipiente y el mismo acompañaría a los marineros para rellenarlo y llevarlo de vuelta al barco.

Los marinos, si te escucharon, ignoraron la órden. Pensabas, que igual a duras penas podían haberte oido, pero, aunque no te entendiesen, en tu mente se hacía la imagen de que algo habrían escuchado. El agua no olía a nada extraño. Bueno, realmente no olía a nada, y por instinto, te metiste la mano en la boca .... y tampoco sabía a nada.

- ¡Era dulce!

Pero dulce de verdad, no insípida, sino dulce. Como una fruta, al estilo de pera madura, pero sin otros detalles de sabor. Solo dulce.

Puede

Y puede que no lo reconozcan (tu autoridad)

O que simplemente no sepan más (hay gente que su inteligencia sea limitada).

O que sean un poco cobardicas.

O que tengan miedo por algo que tú ni conoces (lugar,historias, leyendas de la gente del mar, que estos parajes y sus cuentos los tengan acongojados....)

Puede ser por tantas cosas....