Partida Rol por web

-¿Solo con Jack? ¿Entiendo que Selene no ha venido nunca aquí? Está tan cerca de casa que da pena que no esté dentro de las protecciones actuales. Has escogido una buena zona, bien pensado para poder incluirlo. ¿Todo cambiará entonces y tendrá el aspecto que hemos visto antes? Los espíritus tendrán entonces toda esta zona más para moverse...¿Por aquí no están?¿Ellos sienten también el peligro?

Así que la madre de Selene era como un espíritu que no había encontrado la paz. No sabía si debía darle o no lástima, no sabía las razones de la situación así que prefería no juzgar. Pero si se ponía en su lugar sentía una pena infinita. Tan cerca y tan lejos a la vez de su hija.

Se acercó al árbol y fue a posar su mano con cuidado en su corteza. Pretendía tocar madera, una madera antigua sobre la que habían posado sus manos cientos de Garous durante incontables años. Cerró los ojos preveyendo el contacto...cuando lo sintió.

Detuvo su mano en el aire y abrió los ojos lentamente. Temía mirar pero, al mismo tiempo, no podía resistirse. Y la vio. Y la escuchó. Vio su rostro, rubio y bello convertirse en humo y en nada, escuchó su voz, que penetró en su interior como el aire que respiraba, invadiendo la de algo mucho más íntimo, mucho más personal, mucho más profundo. La estaba haciendo participe de sus sentimientos... May comenzó a ahogarse en ellos. Ya no era la tristeza ni la hija de aquella mujer, era su propia tristeza la que sentía, la perdida de su propia hija.

Abrumada por aquellas oleadas de sensaciones tan fuertes se volvió ligeramente a Erick. Seguía mirando el túmulo sin percatarse de lo que había pasado. No podía contárselo...

Ella misma se volvió hacia el árbol y terminó el movimiento que había comenzado antes. Tocó la madera y cerró los ojos con fuerza intentando aguantarse las ganas de llorar que se le salían por la boca. Quería preguntar si aquello era cierto...apretó la mano en la madera todo lo que pudo mientras hablaba en su mente como si fuera una oración recitada durante toda su vida, porque necesitaba esa respuesta como si fuera ella la que estuviera atrapada allí.

¿Es eso cierto? Si un humano se une a un Garou...¿su alma no descansa en paz? ¿¡Es cierto lo que ha dicho!? No es justo...es una relación de amor, no puede terminar así...Tiene que haber alguna forma de que descanse en paz. ¿Puedo ayudarla?¿Que se tiene que hacer?

- Cada amor es un copo de nieve que cae del cielo, igual a todos, distinto a todos. El aire y el tiempo decide donde terminara cada uno, si germinara creando un manto blanco o se perderá derretido en un cristal, cual lagrima deslizándose por una mejilla.

Aquella era una voz que sonaba en tu misma alma, no la escuchabas con los oídos, salia de dentro de ti. -Ella arrastra sus propias cadenas, culpa a Enfrenta la tormenta de su desgracia, aunque nada tuvo que ver en ella, y a de ser ella quien se libere y asuma que ya no pertenece al mundo de las almas con piel. 

- Estas llamada a hacer grandes cosas, Guerrera de Gaia. No dejes que la oscuridad te confunda. Sigue tus instintos...

La mano de Jack en tu hombro te saco de ese estado de trance.- ¿Estas bien? Debemos seguir.- te dijo con cariño. 

Señalo la dirección. El bosque se ensombrecía, había luz pero ya no era tan hermoso.

- Mucha gente murió en esta parte del bosque, su dolor a calado en los árboles hasta la raíz. Podríamos paliar eso si hubiera niños corriendo, riendo, gente feliz, canciones... -Erick resoplo pesadamente sabiendo lo dificil que seria lograr eso.- Algún día lograre que sanar todo este bosque, tal vez plante flores nuevas. Eso siempre ayuda, atrae vida... ¿Que te parece?

Supo que no estaba escuchándose a ella misma, ni a lo que quería oir. Pero allí estaba aquella voz interior, que no escuchaban sus oidos pero sí su corazón, su propia alma.

Se sorprendió más aún, pero aceptó aquella nueva vivencia como algo único, captando cada uno de sus sentimientos en el proceso, cada una de las palabras al ser pronunciadas, la información que le trasmitían. ¿A quien creer? Era difícil. Y, justo por eso, decidió escuchar y aprender, pero no juzgar ni decidir en ese momento. El tiempo, muchas veces, traía las respuestas por si solo. Intentar saber ahora todo lo que ocurrió y todo lo que podía o no ocurrir, era una misión que no estaba a su alcance.

Escuchar aquellas palabras sobre el espíritu de la madre de Selene la tranquilizó, pero había algo de mágico en aquello, algo de positividad, de heroicidad, que sabía que no correspondían con ella.

...Estas llamada a hacer grandes cosas...

¿Qué podía ella hacer en aquel mundo aparte de sobrevivir? Bueno, si todo salía bien, quizás encontrar algo de luz contra el virus con los conocimientos del doctor y de su sangre, ayudarle con los niños. No era poco, la verdad. Quizás si tenían razón. Hacía dos días ni tan siquiera tenía esos dos objetivos en su vida. Que las lechugas sobrevivieran no era nada heróico.

Un toque en su hombro la trajo de vuelta a la realidad. Abrió los ojos y vio el árbol sagrado, se giró y su mirada se cruzó con la de Erick. ¿Cuanto tiempo había estado allí? Seguía sintiendo en su interior la rabia y la soledad de ella, pero las palabras del árbol, de los espíritus Garous que allí moraban, la habían mitigado un poco esos sentimientos, devolviéndola a un punto más intermedio.

-Si, yo... sí, estoy bien, vamos.

Sí, habian venido a comprobar y asegurar la granja y eso debían hacer, cuanto antes, mejor.

-Cualquier cosa que se haga con buena fé aquí contribuirá a que todo mejore. Las flores es un buen comienzo.

Echó a andar junto a Erick, siguiéndolo en la dirección que había señalado.

-¿Murieron aquí los habitantes de la Granja o alguien más? ¿Algún grupo de refugiados, quizás?

- Hubo una batalla hace mucho tiempo, decenas de Garou perdieron la vida protegiendo el túmulo. Más recientemente un grupo de supervivientes quiso establecerse en el bosque, gente de ciudad hambrienta que confundieron plantas comestibles con venenosas. - Te explico Erick mientras te guiaba entre los árboles sin soltar tu mano.

El lugar estaba impreso de dolor y miedo.

Escuchaste llorar a un bebé amargamente.

- Su madre lo dio de comer a los zombies para poder escapar con vida...- susurro un espectro a tu oído.- Ahora el niño llorara por siempre en la oscuridad buscándola... solo.. No comprende que es estar muerto... ¿Como comprender la muerte cuando eres tan pequeño que ni eres consciente de la vida?

Viste otro de esos fantasmas, sujetándose el estomago con las manos y desplomándose en el suelo doblado por el dolor.

- Ya estamos llegando, la granja esta a unos pocos metros.

Los veía, a todos.

Poco a poco fueron apareciendo ante ella. Imagenes traslúcidas de antiguos hombres, mujeres y niños, cada uno mostrando el final de su historia, el momento que quedó impreso en cada uno de ellos en su instante final.

-Dime que los niños les habéis enseñado a reconocer las plantas venenosas. A mi me las tenéis que indicar también. No creo que supiera reconocerlas a no ser que fueran de alguna especie muy evidente. Erick -le llamó la atención tirando un poco de su mano para detenerlo, mirándolo sorprendida al ver que él no reaccionaba a tantos fantasmas, a tanto dolor-¿Estás acostumbrado ya a.. verlos? ¿O no los ves? ¿Escuchas al bebé? Es un bebé llorando...

Se le erizó la piel cuando ese espíritu le respondió a su pregunta, pregunta que ni siquiera había llegado a formular al Garou. Se le revolvió el estómago.

-¿Cómo pudo dar una madre su bebé a los zombies? Dios mio...-sintió como el espíritu se alejó de ella dejándola con la sensación de que ella nunca se había encontrado en una situación similar, ni de lejos. Rezaba para no tener que tomar una decisión de ese tamaño en su vida. Ella lucharía por la vida de ambos. Si dejara a un bebé en manos de esas cosas, simplemente, no podría vivir un minuto más con esa carga. Sintió el peso de esa decisión sobre su espalda. Era como si los espíritus quisieran que ella conociera en primera persona el dolor que aquel lugar soportaba, el dolor de cada una de sus almas herrantes.

-Aligeremos el paso y terminemos con esto de la cabaña. Entiendo que mientras estemos en este plano, nada nos puede atacar. No necesito la pistola aquí pero, conforme vayamos a salir, avísame para que me prepare. ¿Si hay algo en ella lo veremos desde aquí? ¿Algo parecido a los espíritus pero diferente, algún tipo de sombra o no se, algo raro, diferente a lo que he visto hasta ahora?

- Yo no los veo, no esperaba que tu pudieras.- admitió con una disculpa marcada en el rostro.- No pretendía que lo pasaras mal, yo siento la tristeza, veo los espíritus de dolor flotando entre los árboles pero no a los Wraith.- dijo tirando de tu mano para que te mantuvieras más cerca de el. Paso su brazo sobre tu hombro para reconfortarte.

- He visto cosas peores, Bella, es todo cosa del Wyrm. Corrompe a la gente, los lleva al borde de la locura y los empuja a la desesperación. Se alimenta de ello. Por eso tenemos que ser fuertes y combatirle, allí donde more y crie.- dijo repitiendo las palabras que ya le oíste a los niños.

Erick no mintió, en unos pocos pasos visteis una granja.

- En el mundo real es de día, aqui se ve rodeada de oscuridad. No tiene electricidad pero se ve luz dentro...puede que otras personas la estén habitando ahora.- sugirió el Garou, aunque su interpretación era tan buena como la de cualquiera.- Sale luz del granero... no entiendo que puede ser. No percibo nada desde aquí... creo que debemos cruzar a la realidad.- dijo sacando el espejo.- Bella, lo siento, pero vas a tener que volver a abrazarme. 

-Lo mismo los puedo ver por ser humana. No te preocupes, estoy bien...en serio. Solo es que me ha sorprendido que tu no los puedas ver-le dijo cuando Erick la abrazó, no quería preocuparlo por nada-Selene comentó eso mismo, lo llevais en las venas, a la lucha contra el Wyrm me refiero-afirmó, recordando el ímpetu de Selene cuando lo dijo-Pero Liam es diferente, mantendrá su lucha pero desde otra perspectiva. Es menos belicoso que su hermana... ¡La cabaña!-exclamó cuando vio luz entre los árboles y apartó una rama para ver mejor.

Erick comentaba que era de día en el plano real, pero allí todo parecía estar en mitad de la noche. Salvo la luz que salía de las ventanas.

-¿No percibes nada? ¿Ningún olor ni movimiento?-le preguntó, extrañada, mientras veía la luz en las ventanas. Puso su mano sobre la de Erick, en la que llevaba el espejo-Espera. ¿Y si nos acercamos más e intentamos mirar por las ventanas antes de salir de este plano? Quizás más cerca puedas oler o ver algo que nos de una pista... Si salimos y hay alguien vigilando, ya estaremos visibles y perderemos el factor sorpresa. No es por no abrazarte, es por poder sacar la mayor información posible antes de salir a la realidad-no le hacía gracia perder el resguardo que les estaba dando aquel plano sin investigar un poco más.

Miró de nuevo a las ventanas. Era como si la luz artificial estuviera encendida en el interior. Una muy potente y cálida, no esas frias de luz azul que se pusieron de moda antes de que todo saltara por los aires. Pero no fluctuaba el color, no se veía ninguna sombra, era como si fuera de noche y todos estuvieran en la parte de atrás y se hubieran dejado las luces encendidas sin querer.

- Desde la umbra no puedo percibir olor. Lo pensó uno momento.-Bien, nos acercaremos a mirar por las ventanas.- dijo finalmente.

Dirigisteis los pasos hacia la ventana. Quisisteis ser sigilosos aun cuando no podían oíros y fue en ese momento cuando te diste cuenta de que el suelo mismo de la umbra era como un sueño sobre el que tenías la ilusión de caminar.

En el interior de la casa había un hombre vestido con ropa que recordaba a la medieval. Moreno, de pelo largo, parecía desprender una gran energía de su cuerpo. Estaba en lo que parecía el antiguo comedor. Los muebles apartados para dejar un gran espacio en el centro. La pared decorada con un gran mapa de la zona con varios puntos marcados con un rotulador. 

Un par de libros junto al sofá y una tablet en la mesa. 

- Es un brujo... un mago, joder.- murmuro Erick queriendo apartarse de la ventana y apartarte.

Algo tiro de ti con fuerza, como si te hubieran puesto una soga en la cintura y tirado de ti con un autobús. Esa fuerza te obligo a volver al plano de realidad.

Estabas dentro de la casa, adolorida y muy mareada por la brusca transición de un plano a otro. Boca abajo sobre el sofá.

- No es de buena educación espiar.- dijo una voz junto a ti. En el plano real era de día, los colores y los olores te golpearon molestando cada uno de tus sentidos.- Aunque sea desdé otro plano, sigue estando mal. ¿No se lo enseño su mamá loba?.- te pregunto con arrogancia. 

Se acerco y fijo un poco más en ti.- Disculpe, simple humana, la confundí con algo más interesante. ¿Se puede saber que hace por estos lares?

Miró al interior de la casa con cuidado para descubrir a un hombre en mitad de lo que parecía ser el salón. Ella vio un hombre, pero la exclamación a su lado de Erick, fue de peligro, de advertencia por lo que aquel hombre podía implicar.

Un mago. No era algo bueno por el tono del Garou.

Acertó a procesar esa idea, a sentir como Erick quería llevársela de allí con urgencia, cuando sintió un enorme empujón hacia la casa y un golpe contra algo blando que la estaba asfixiando. Intentó moverse pero solo pudo gemir de dolor. Le dolía todo el cuerpo a horrores, parecía que le había pasado una apisonadora por encima. ¿Qué había pasado? Levantó la cabeza, completamente mareada, huyendo de lo que le tapaba la cara, y la luz la cegó como si la hubieran apuntado con una linterna en mitad de la noche. De repente olía a humedad y podredumbre. Estornudó y eso hizo que volviera a quejarse automáticamente al protestar todo su cuerpo por el brusco movimiento involuntario. Consiguió abrir un poco los ojos y, un rápido y cegador vistazo, le indicó que estaba en el salón que hacía un instante estaba mirando a través de la ventana desde el exterior.

No estoy en la umbra... mierda... me ha traído aquí dentro, al plano real...

La voz del hombre sonó junto a ella y May hizo un esfuerzo titánico para revolverse en el sillón y encarar al desconocido, intentando mantener los ojos abiertos, aguantando la claridad que entraba por las ventanas. Apretó fuertemente los dientes, intentando no quejarse en voz alta de nuevo y levantó una mano para que hiciera de visera y poder mirar al desconocido sin problemas. No le gustó el tono arrogante que usaba, pensaba que era una mujer loba. ¿Se creía superior o algo así? Aquel tono le revolvió las tripas pero se contuvo y no contestó mientras ambos se aguantaban mutuamente las miradas.

Aquel tipo la miró de arriba a abajo, sin disimulo. Se sintió evaluada. Y así era. ¿¡Le acababa de pedir disculpas o se estaba riendo de ella¡?

-Disculpe por no parecerle interesante-le contestó sarcásticamente May, no se pudo aguantar el comentario-Pero no esperaba menos de alguien que trata así a un semejante.

Touché, a ver si entiendes la indirecta.

Pero justo después de soltarle aquello, la idea de que aquel tipo podía ser peligroso la hizo arrepentirse. No sabía con qué estaba jugando ni de qué era capaz aquel hombre. Se intentó levantar del sofá para poner espacio entre ambos mientras pensaba en Erick. Por las palabras de aquel tipo, May pensó que ese hombre pensaba que había atrapado a la única entidad que le observaba. No se había dado cuenta de que eran dos, quizás por ir juntos agarrados de la mano. Un punto de ventaja para Erick.

Erick, estate quieto donde estés... no des señales de vida...

Lo que más le hubiera gustado tener en ese momento era telepatía para estar segura de que el lobo escuchaba sus pensamientos.

No respondió a la pregunta del mago, su mente comenzó rápidamente a intentar hilar algo convincente que no destapara a Erick, al doctor o a los niños. ¿Qué podía estar haciendo una humana en la umbra?

Mierda... no sé nada de eso ¿pueden los humanos llegar solos a ese sitio de alguna forma? No le puedo dar a entender nada sobre los Garous ni la cabaña. Erick, por el amor de Dios, quédate quieto, se listo y entiende que lo mismo no se ha dado cuenta de tu presencia aún...juega con eso hasta que veamos que quiere y que hace aquí...

Cuando se levantó del sofá, toda la habitación comenzó a dar vueltas de forma alarmante. Perdió las referencias y de forma innata sus brazos se movieron buscando estabilizarla, amortiguar la caída... esperó el golpe contra el suelo, ese suelo que había dejado de ver. Ahora todo era blanco a su alrededor.

La expresión de Owem cambio. De una sonrisa sarcástica que daban ganas de romperle la cara paso a carcajearse sin ningún control, como si hubieras dicho el chiste más gracioso de la tierra.- ¿Semejante?. JAJAJAJAJAJAJA 

Se seco las lagrimas de pura risa que resbalaban por sus ojos.-¿En serio cree que usted es semejante en algo a mi?.- te pregunto con sarna antes de volver a partirse de risa.

Al tratar de levantarte el mareo te hizo pensar que terminarías en el suelo pero el tipo te sostuvo y te ayudo a sentarte en el sofá.

- Es usted muy graciosa.- dijo poniéndose delante de ti, con los brazos cruzados, como decidiendo que hacer contigo.- En todo caso debo disculparme, la atraje con demasiada brusquedad pensando que su naturaleza era mas resistente. No estaba en mi pretensión causarle daño... de momento.- dijo sin apartar la vista de ti.

- Veamos, no es un Garou. Así que o bien es un Ghoul Giovanni muy amancebado o... tremere... o ha despertado recientemente y aun no sabe ni lo que es. ¿He acertado en alguna de mis premisas?.- Te pregunto con interes.

Sintió la presión de la mano de aquel tipo en su brazo y como la dejaba de nuevo en el sofá. No hubo golpe contra el suelo. Maldito mareo. Abrió los ojos lentamente, sentada el mareo disminuía bastante, todo era cuestión de esperar un rato y no hacer movimientos bruscos.

Levantó despacio su mirada hacia el hombre que se había quedado delante de ella, de pie y con los brazos cruzados, mirándola. Como si estuviera evaluando si ella mereciera o no la pena para perder un segundo de su tiempo, allí con toda la cara del mundo. Sus palabras le confirmaron esa impresión. La amenaza había sido directa, no se había cortado.

Andate con cuidado May. Te acaba de decir lo que viene al final de la conversación...

Giovanni. Tremere. Esos dos nombres le sonaban. Vampiros. Ella sabía algo más pero lo que sabía era por lo que había leído, culturilla general de antes del caos, y lo que se había hablado después, cuando se había constatado que esos seres existían, pero no sabía lo que era o no cierto realmente.

¿Cómo está tan seguro de que no soy una Garou? ¿Tanto nos diferenciamos de adultos? Se piensa que soy un vampiro... Revisó mentalmente la imagen de Erick. Era más... enorme, sí, pero si no le hubiera dicho lo que era hubiera pasado por un digno descendiente de los vikingos, básicamente ella hubiera dicho que vendría de Holanda o algún pais vecino. Sabe con solo mirarme que no soy una Garou pero no sabe ver si soy un vampiro, curioso.

No sabía lo que era mejor responder. Algo le decía que dependiendo de lo que ella "fuera considerada", la versión de "causarle daño" variaría. Lo mismo si decía que era humana, básicamente no le serviría de nada y no la tendría allí un momento más. Un empujón más grande que el de antes, pero sin quitar la pared, sería suficiente para que no lo contara. Tenía que ganar tiempo, como fuera.

-Disculpas aceptadas. No sé lo que es un Ghoul-contestó con voz queda, intentando pensar rápido para ganar tiempo-A lo de antes, mirándolo bien... creo que dos piernas, un cuerpo, dos brazos, cuello y cabeza, incluso el pelo largo como yo. ¿Por qué se considera tan diferente a mi?

- Un Ghoul, un siervo de sangre, un lacayo de un vampiro que le sirve a cambió de poder beber su sacrílega sangre. Obviamente de día no se atrevería a venir uno en persona.- explico el hombre y después resoplo.

Volvió a mirarte de arriba a bajo.- Casi había olvidado lo que era una mujer. - dijo haciendo que se te erizara el bello ante la idea de que se atreviera a tocarte. Agradeciste que siguiera hablando.- Una incesante maquina de perder el tiempo en charlas insustanciales.

Pudiste verle negando con la cabeza y casi poniendo los ojos en blanco por puro hastío.- La diferencia entre usted y yo es tan abismal como la que separa una lagartija de un dinosaurio, si ambos son reptiles pero sin más.- alego alejándose de ti para volver a mirar su mapa.

- Ahora tengo trabajo, quédese sentadita un rato. Cuando quiera confesar que hacia espiando y quien es, hágamelo saber, si me dice la verdad le dejare ir.- afirmo con tanta arrogancia como paternalismo. 

- Puede tratar de escapar si quiere, le aviso que no podrá, este es mi Santa Santorum y esta convenientemente protegido. Nadie puede entrar o salir sin mi permiso. Aun así, siendo mujer y por tanto terca, si lo intenta trate de no hacer ruido o romper nada. 

Misógino estúpido. Eso es lo que eres. Y del tamaño de un dinosaurio, por cierto, en eso sí que has acertado.

May intentó que la rabia que sentía no se tradujera en su cara. Intentó mantenerse impasible ante tanta tontería junta. Ese tipo parecía salido exactamente de la época de la que iba disfrazado.

Si así son todos los magos, ni me imagino cómo serán los vampiros que, según dijo el doctor, eran estúpidos.

Intentó tranquilizarse un poco, antes de volver a abrir la boca. Miró a la puerta. Estaba convencida de que aquel hombre le había dicho la verdad. Si la puerta hubiera estado abierta, Erick ya habría entrado. Ahora creía saber porque aún no se había dejado ver el Garou, aunque le seguía llamando la atención que el Estúpido no se hubiera percatado de que no estaban los dos solos.

Tan bueno no debe ser cuando se le ha pasado por alto el detalle de un Garou de dos metros en la puerta de su Santa Santorum.

Miró las espaldas de aquel tipo, que se acababa de concentrar en el mapa que tenía en la pared. Por un instante había pensado que estaría interesado en ella sexualmente hablando, pero estaba casi segura que una lagartija de verdad le pondría más que ella. Aquello la tranquilizó, no tendría que preocuparse por ese tema pero ¿cómo salir de allí? Se levantó con cuidado, comprobando si volvía a marearse o no. Al ver que no, caminó lentamente hasta el mago.

-Mi nombre es May-le contestó a la primera de sus preguntas-y no le estaba espiando, no quizás como usted piensa. Ahí fuera, donde estaba, está todo oscuro, no es de día como aquí. Vi las luces de la granja, se ven brillantes y cálidas. Vine a ver-contestó a la segunda pregunta del mago-No llegué a ver nada más que a usted por la ventana al asomarme antes de que decidiera invitarme a entrar en su Santa Santorum.

-Es un mago, ¿verdad?-se le ocurrió una idea que quizás diera resultado aunque podía ser un arma de doble filo-Entonces podrá saber que lo que digo es la verdad, no tengo por qué mentirle-terminó diciendo al llegar a su lado.

Su mirada se centró en el mapa que tenía en la pared. ¿Qué eran esos puntos que tenía señalados? Intentó localizar lo que se veía en el mapa. Tendría lógica que se tratara de este área. ¿Estaba la cabaña representada de alguna forma en el mapa? Al pensar en aquello el corazón se le aceleró. ¿Qué se traía entre menos el Estúpido alli?

- ¡Oh, por todas las esferas!.- exclamo molesto por tu interrupción. - ¿Ni cinco minutos puede tolerar callada?.- te pregunto. Negó con la cabeza.- Esta bien, lo entiendo, no es su culpa. Son todas esas hormonas femeninas que las vuelven locas a todas.

Lo que miraba era un mapa de la zona, donde había pintado lineas, "X" y circulos, aparentemente sin señalar nada en especial.

- Tal vez no lo sepa pero dar el nombre con tanta ligereza es un error de principiante, si fuera un demonio estaría usted en un serio problema, señorita. Pero si, soy un "mago".- dijo haciendo el gesto de las comillas con los dedos.-Un despertado, si lo prefiere, que lleva quince años atesorando conocimiento puro, no una vulgar videntucha de puesto de feria.- gruño molesto con tu especulación sobre si sabría o no si mentias.

- ¿Ha visto alguna bola de cristal por aquí? ¡Por todas las esferas! ¿Cual ignorantes pueden seguir después de cayera la mascarada y el velo se rasgase?.- te pregunto, aunque ciertamente no tenías idea de que hablaba.

- ¿Va a pedirme también que saque un conejo de una chistera?.

Escuchaste un pitido y Owem salio de la habitación. Era el sonido de una tetera anunciando que el agua ya estaba lista.

En unos segundos regreso con dos tazas de fina porcelana en una bandeja, junto con la tetera y unas bolsitas de té variadas.

- Es usted ciertamente molesta pero yo no sería un caballero si no le ofreciera un té al menos.- dijo dejando que preparases el tuyo si quisieras. Dio un sorbo y pareció relajarse un tanto.- Dejando de lado que no ha dicho como llego a meterse en ese plano astral, le diré que la oscuridad es debida sencillamente a que la tierra se muere. Lo saben los lobitos, los chupacuellos, los fantasmas... lo saben hasta las gárgolas, todos menos los necios humanos. Por otra parte, la luz que vio, mi querida polilla, es parte de las defensas contra la "oscuridad" de mi Santa Santorum, si quiere llamarlo así.

May asistía atónita al despliegue de malos modales del Estúpido sin poder articular palabra. Cada frase que soltaba aquel tipo era un insulto para ella, pero estaba llegando a pensar que aquel tipo no era totalmente consciente de lo que estaba soltando por su linda y mágica boca. O era realmente estúpido, también podría ser.

El pitido hizo que se volviera, sobresaltada, hacia el lugar en el que había sonado, pero no hizo movimiento alguno al ver que el Estúpido salía corriendo en aquella dirección. Verlo venir con dos tazas de porcelana y una cajita de bolsas de té, ya fue sorprendente. Escuchar lo que le soltó a continuación, más aún. Se lo quedó mirando unos instantes, sin saber cómo reaccionar. Tuvo que mirar varias veces a las bolsitas de té y respirar hondo, para tragarse su enfado, antes de contestarle. Podía ser estúpido y misógino, pero estaba respondiendo a algunas de sus preguntas y ella, ganando tiempo. Y, por ahora, no había visto nada realmente peligroso hacia ella.

-Tiene usted un concepto un poco extraño de lo que es ser un caballero-dijo, sin hacer el más mínimo movimiento por tomar una de aquellas tazas de té- Después de amenazarme, insultarme, pedir mi nombre para después echarme en cara que se lo he dado, ¿piensa realmente que me voy a tomar su té? Piénselo, ¿usted se lo bebería? –le preguntó señalando las bolsitas de té de la caja- Si es peligroso dar mi nombre, ¿no es peligroso beber lo que un mago me de? Lo mismo cuando me lo tome me suelta algo del estilo a querida lagartija sin cerebro y hormonada, le informo que acaba de beber un veneno que actuará lentamente en su interior fundiendo sus órganos internos y convirtiéndola en papilla en cinco minutos –lo miró, bastante cansada de escuchar aquella sarta de estupideces hacia ella-Sinceramente, esperaba mucho más de un mago. Quizás los humanos tenemos idealizados a los magos, culpa de Gandalf y Dumbledore, supongo. Le he dado mi nombre, le he dicho por qué me acerqué a la casa, he sido educada. Trato cumplido, espero que la puerta esté abierta cuando diga de irme.

Se lo quedó mirando fijamente, el corazón palpitante por los nervios y su cabeza llena de interrogantes. Aquel tipo había comentado tantas cosas que ella desconocía que sentía en su interior que no podía largarse de allí sin saber las respuestas. Y, estúpido o no, estaba respondiendo a algunas. Solo tenía que armarse de paciencia, ignorar lo que no le gustaba y quedarse con lo que necesitaba. Y rezar para que considerase que ella no era peligrosa y la dejara irse sin más.

-Ha pensado que, lo mismo, si alguien se hubiera dignado a explicar a los humanos qué es lo que pasa, ¿estaríamos haciendo algo para evitarlo? O ayudando, al menos –le habló, sabiendo que hablaba por ella y que la mayor parte de la raza humana, o lo que quedaba de ella, ahora eran puros despojos de lo que habían sido y no estaban para salvar a nadie salvo a ellos mismos- Porque no, no sabía lo que era un ghoul, no sé que es esa mascarada ni ese velo del que habla, ni que puede hacer un demonio con mi nombre. Tampoco sabía que la tierra se muere y por eso ahí fuera estaba todo oscuro.

Se acordó de Liam y Selene y de sus estudios con el doctor. Fue como ver un rayo en mitad de la noche. Y tuvo miedo. Miedo de no poder volver con ellos, de morir allí mismo o de no salir nunca de allí. Ellos tres y Erick eran ahora parte de su vida, no podía hacer nada sin pensar en ellos y en las consecuencias que tendrían sus actos. Si aquel tipo era realmente peligroso, lo mismo acababa de firmar su sentencia de muerte solo por no saber callarse y obedecer.

Algo en su interior le decía que corriera hacia la puerta e intentara salir de allí. Se preparó para lo que pudiera venir, aunque no pensara que tuviera muchas probabilidades. Saber que tenía la pistola en la parte de atrás de sus pantalones no le daba demasiada tranquilidad. Estaba convencida de que el mago la mandaría al otro barrio antes de que le quitara el seguro al arma llegado el caso.

Y si le disparo y no ha bajado las barreras esas que ha dicho que rodean la granja, si muere ¿se desactivarían? ¡oh! Mierda. Tengo que hacerlo hablar, responder a mis preguntas, hacerle ver que no soy peligrosa. Tal vez solo por no escucharme me deje ir cuando se aburra de tenerme aquí...

-¿Por qué es peligroso decirle a un demonio el nombre? Sería interesante saberlo.

Owem resoplo, soltó todo el aire de los pulmones como si necesitara cuanta paciencia hubiera en el mundo para no arrancarte la cabeza allí mismo.

Hizo un silencio largo, dio otro trago al té antes de hablar.- Creo que lo que trata de decirme es que usted no es estúpida, como parece, sino ignorante.- dictamino sin rebajar su arrogante tono.- Disiento de tal premisa, pienso que usted es ambas cosas en la misma medida. Que conste que lo digo sin pretender agraviarla. Mi comentario es tan solo para hacerla participe de tal realidad y pueda automejorarse en la medida de lo posible. Que aprenda a leer, por ejemplo.

- Veamos. Si hubiera querido matarla le aseguro que conozco formas más rápidas y limpias que desperdiciar mi té para después tener que pasar varias horas con la tediosa tarea de deshacerme de un cuerpo y limpiar esputos de sangre de MI casa.- aseguro desmontando tu teoría.- Por otra parte es libre de ser todo lo desconfiada que quiera, eso demuestra que al menos su instinto medio funciona o no es tonta.... del todo.

- Si realmente hubiera buscado conocimiento lo habría encontrado, mas se limitan a sobrevivir cual gusanos arrastrando sus cuerpos por el lodo y después se creen con derecho de exigir conocimiento de quienes usaron su tiempo en mejor forma.- Era evidente que tenía un profundo resentimiento con la humanidad.

- Si quiere mi opinión, yo también estoy decepcionado con los humanos. La mayoría de ustedes carecen de la más mínima humanidad, son crueles, egoístas, viciosos, sádicos, desconfiados, salvajes, ignorantes, patanes... Podría seguir todo el día sin necesidad de compararles con clichés sacados de películas. 

- ¿Quiere irse? Dígame como entro a la umbra y le aseguro que yo mismo extendere una alfombra roja, le abriré la puerta y la despediré con mi mejor sonrisa.- aseguro sin ceder en ese punto.

Termino su té y dejo la taza en la mesa con cuidado.

- No obstante empiezo a pensar que esta más necesitada de conocimiento que de libertad. Yo podría darles unas clases, pues tal es mi generosidad con los inferiores, pero tendría que ser muy sincera y responder algunas preguntas.

May apretó fuertemente los labios para impedirse a si misma el soltarle una fresca a aquel tipo, le comía las entrañas tanta superioridad y egocentrismo, no podía, no lo soportaba, pero tenía que tener cuidado. Se cruzó de brazos para disimular de alguna forma que se estaba conteniendo, sabía que después de aquella charla iba a tener unos bonitos moratones en sus brazos en aquellos lugares en los que se estaba hincando, literalmente, sus dedos con fuerza.

-Discrepo. Solo ignorante de ciertas cosas. Y siento decirle que sé leer y, posiblemente, hacer cosas que usted no sabe, como operar a seres vivos y que no mueran...

Se tuvo que callar y morderse la lengua cuando el mago comenzó a enumerar adjetivos dedicados a la raza humana. Le dolía, pero no podía desmontarle eso. Estaba de acuerdo con él y muchos de los adjetivos que estaba usando.

-Estoy de acuerdo en alguno de esos adjetivos, no somos ángeles ni santos, pero no me ha dicho que mi visión de los magos no sea la correcta-tomó aire y lo siguió escuchando. Protestó cuando él siguió-¡Claro!, seguro que en cualquier biblioteca puedo encontrar documentación sobre los magos, los Garous o los vampiros. Por internet tambien hubiera podido en su momento. Pero ya le digo que posiblemente, si buscara el término Garou, saliera una reseña de la película Crepúsculo o bien alguna escenita porno donde, posiblemente la mujer, estaría vestida de loba. Así que no, disculpe, de lo que estamos hablando no es fácil encontrar nada. Y si uno no tiene ni idea de lo que tiene que buscar, menos aún.

May estaba colorada, se estaba aguantando sus ganas de decirle cuatro cosas bien dichas a aquel energúmeno, pero intentaba controlarse todo lo que podía. Se forzó a respirar lentamente.

-No sé que decirle de como entré a... ¿la umbra dice que se llama? -venga, vamos a hacernos la tonta un rato, no lo desilusionemos-... a ese sitio oscuro. Cerré los ojos, los abrí y ya no estaba en el bosque que recordaba. ¿Cómo quiere que le explique algo que desconozco? ¿Le vale así? Porque no tengo ninguna otra explicación que darle...-le dijo, abriendo los brazos en señal de rendición. Básicamente era cierto lo que acababa de contar, solo estaba obviando que había alguien más con ella en el proceso- Quizás usted pueda darle una explicación a qué pudo pasar. Y si, acepto esas clases-se le revolvió en parte el estómago, era como bajarse al nivel que él le estaba echando en cara que tenía, nivel nulo, pero tenía que averiguar lo que pudiera. Sobre todo saber si el doctor y los niños estaban en peligro teniendo a aquel ser tan cerca de ellos.

Y sabía el peligro que entrañaba tener que responder a ciertas preguntas. Se tendría que andar con mucho cuidado con sus respuestas para no poder en peligro a los demás.

-Pregunte, ¿qué desea saber?

Se volvió a sentar en el sofá. Se encontraba cansada y aún le dolía levemente todo el cuerpo.

El tipo arqueo la ceja.- ¡Oh, sabe curar pupitas!, ¿Quiere un pin?.- dijo con ese aire tan superior y condescendiente.

Te escucho con atención y después volvió a refunfuñar.- ¿Acaso me toma por tonto?.- te pregunto con seriedad ante tu explicación de como llegaste a ese otro lado de la realidad.- ¿En serio quiere que me crea que no se dio cuenta de que un Garou enorme la llevo al otro lado de la manita? ¿Pero como se atreve a mentirme? ¡Le dije que tenía defensas!.- dijo gesticulado de forma aparatosa, casi teatral.- ¿En serio cree que no me di cuenta de que tenía un hombre lobo a un metro de mi casa? ¡Pensé que usted también lo era, por su tamaño creí que seria mas fácil de contener si se ponía violenta! Por eso la atraje a usted. Su amigo... novio.... amante... lo que sea, esta atrapado en ese plano astral hasta que no me diga que hacían husmeando mi casa.- aseguro cabreado, como un padre con un niño travieso.

El tipo miro a ambos lados como si hubiera notado otro peligro. Gruño y maldijo entre dientes.- ¡Fantastico, más visitas! Otro lobo y la maleducada de los tatuajes.- exclamo acercándose a la puerta.- ¿Es que no puedo tener ni un poco de paz en mi propia casa?

Había algo que a May no se le daba bien, y era mentir.

Se quedó mirando al mago con cara de tonta, sabiéndose pillada en su media verdad.

Joder...nos había visto a los dos...

-¡No le he mentido! Solamente obvié hablarle de él. Por sus palabras entendí que no le caen bien los Garous y que le haría daño si se ponía a su alcance. Pensé que a él no lo habría visto...-le explicó, levantándose del sillón como si le hubiera picado una avispa-Es difícil hacer las cosas bien cuando no tengo ni idea de con quién estoy hablando. No quería que nadie saliera herido, lo siento...

May miró también hacía la puerta cuando lo hizo el mago. Otro lobo.
No podía ser otro que Enfrenta la Tormenta. Si Erick no podía salir de la umbra estaría muy nervioso. Si Enfrenta la Tormenta lo sabía, se pondría nervioso. Tenía que arreglar aquello como fuera.

-De acuerdo, le pido disculpas. Le contaré a que habíamos venido aquí, lo prometo. Pero de como entre a la umbra no le se decir más, cerré los ojos, el me agarró y cuando los abrí ya estaba dentro. Prométame que no les va a pasar nada a los Garous, me tiene aquí, soy toda suya.