Partida Rol por web

Una vez todos estuvieron afuera, ya con su equipo encima y formados, el capitán se dirigió a ellos conteniendo claramente su enfado. –Dos minutos con cincuenta y dos segundos, no esta mal en general, aunque algunos lo han hecho muy mal- señaló mirando al sargento Evans –habrá que repetir esto varias veces mas de ser posible-.

Sacando un rollo de papeles doblado que había guardado en su uniforme, el capitán señalo con el dedo al teniente y con un tono duro de voz le dijo –venga aquí ahora mismo teniente-. Le ordenó entonces que se parase frente a los demás infantes, por lo que el teniente Wayan temió que de la nada estuviera apunto de ser reprendido y exhibido.

-Este es el teniente Wayan Speedy- comenzó el capitán –ya lo han visto y supongo ya se ha presentado con ustedes. Es un miembro de inteligencia, el es ni mas ni menos que la gran arma que nos han enviado para cumplir la misión, un agente de los servicios especiales, uno de esos supuestos telépatas que salen en los comerciales de la federación. ¿De que nos servirá que sepa leer cartas? Eso mismo me pregunto yo, pero como saben ya, no doy las órdenes aquí así que confiemos en que algo sepa hacer. Aunque…- se detuvo un momento mirando al teniente –por que no dejar que él mismo nos lo explique. Si van ustedes a combatir a su lado lo justo es que conozcan sus capacidades. En este reporte de vida que tengo en mi mano se indica que se graduó con honores hace poco tiempo por lo que esta fresquecito y dice también que esta siendo orientado en la disciplina de la psicometría-. El capitán se detuvo de nuevo un instante mirando el papel y luego a los infantes –No me miren a mi, yo no se que diablos significa eso. Por eso será mejor que el teniente aquí presente no explique de que rayos va todo esto y en que nos podrá ayudar en el campo de batalla. Teniente, le escuchamos-.

El pobre teniente parece hacerse más pequeño a medida que el capitán habla, deja que suelte su discurso sin decir nada más que un simple:

- Yo no soy un arma - en voz baja.

Cuando le da el turno de hablar aún parece más pequeño.

- Ehhh... ehhhh.... - duda durante unos segundos que decir - Como les han dicho yo no soy un experto marine, nunca he estado en un combate y ni siquiera he recibido entrenamiento básico. No soy un héroe como ustedes... - empieza disculpándose pero pronto recuerda que eso es un error para un oficial - En realidad no soy un arma, ni soy un psíquico de los de la tele. Como ha dicho el capitán lo único que puedo hacer es leer cartas. Poco más. - se siente un poco más seguro al hablar de sus habilidades - Me temo en vez del arma que esperan, tan solo le han enviado un navegador. La habilidad para leer cartas sirve también para encontrar caminos. Se supone que mi misión es llevarles hasta la reina y sacarles de allí. - se queda callado un rato mientras intenta añadir algo, más inseguro - También es posible que sea mejor que ustedes detectando a los bichos. Nunca lo he probado pero suelo ver cosas que los nor... que la mayoría de la gente pasa por alto. Lo siento no puedp controlar bichos con la mente, enviarlos volando por el aire, freír cerebros, ni nada de eso.

Mira dubitativo al capitán y cuando puede se vuelve a su esquina evitando la mirada del resto.

A pesar de que lo habían hecho dentro del tiempo estipulado, lo cierto era que Dereck sabía que el escuadrón Fox podía haberlo hecho muchísimo mejor. Cuando estuvieran en el campo de batalla mas les valía hacerlo mas rápido que esta vez. 

Desde luego, alguien está cabreado con nosotros- a todas luces la cara del capitán era un poema. Aguantaba a duras penas la reprimenda que quería decirles a todos ellos. Y la tomó con el que a todas luces había sido de los más rápidos en hacer todo el entrenamiento. A pesar de todo, le interesaba saber que tenía que responder el teniente sobre ello. 

Osea, que eres una especie de brújula humana pero que no falla- dijo Dereck, algo decepcionado. Esperaba que el psíquico del grupo hiciera algún truco mas potente como freír cerebros de bichos o controlar a la horda- mi gozo en un pozo- algo es algo. 

Tras salir casi de los últimos en el ejercicio, Burnette evitó la mirada del capitán por pura vergüenza. No se sentía muy orgulloso de sí mismo, y la idea de que una mala ejecución como esa en el momento adecuado podría acabar con su vida le revolvió el estómago. Afortunadamente, la sutil reprimenda que proporcionó al recién llegado de Inteligencia le hizo olvidarse de la mala ejecución, e incluso rió brevemente ante uno de los chascarrillos del Capitán.

Sin embargo, atendió con curiosidad a la presentación del psíquico y la posterior explicación de sus habilidades. No comprendía bien la función de aquel tipo de personas especiales en el ejército, y su expresión se volvió indescriptible cuando Speedy habló de su habilidad para adivinar cartas. Afortunadamente, tras indicar que su misión sería la de actuar como radar, se sintió más cómodo.

Aquello había sido una puta vergüenza. Se lo habría esperado de los nuevos, e incluso del de inteligencia (que hizo un papel sorprendente para las expectativas que tenía puestas en él). Pero lo de algunos de los veteranos había sido humillante. Él se había desenvuelto con soltura, y había ayudado a que el tiempo de salida estuviera donde estaba... Pero seguía siendo excesivamente alto. 

El cabreo que llevaba el capitán le parecía totalmente comprensible, aunque en esta ocasión lo pagó alguien que lo había hecho bien. No era muy justo, pero no tenía ni ganas de defender a nadie, ni galones para hacerlo. Aunque sí que atendió a las explicaciones del teniente... Francamente decepcionantes. Sin duda era útil, pero esperaba algo más... Decisivo. 

La cabo Ramírez tardó algo más que otros, para su disgusto. No quería ser tan lenta y tenía claro que debían mejorar ese tiempo por lo que ya había pensado: ser marines en esa cosa les haría parecer como una lata de berberechos a los bichos. Tenían que intentar llegar a los dos minutos, a su juicio.

Claro, que tampoco se había esperado, primero, que el Sargento Evans fuera el último, y menos que el Teniente fuera el primero. Eso no los dejaba, desde luego, en muy buen lugar. Y la cabreaba a ella también, igual que al Capitán, para qué vamos a mentirnos. Más, calma, ante todo calma. Ya gritaría luego lo que tuviera que gritar si no lo hacía Focker antes.

Ahora había que centrarse en el Teniente Wayan, al que presentó mejor Dorgotiev, dejando al susodicho que les dijera para qué diablos se lo habían endosado... perdón, en qué iba a ayudarles.

Y realmente... fue tremendamente decepcionante. Sólo era una jodida brújula andante.

Joder, qué duro iba a ser eso...

- Mackeyn, silencio.- le advirtió Sonia. Que estuviera totalmente de acuerdo con él no significaba que fuera dejar que fuera irrespetuoso con un superior y con otros delante.

James mira a Dugotiev... ¿Me permite una pregunta, señor? Y antes de que le diga que no, prosigue, dirigiéndose a Speedy. ¿Su conocimiento del camino es puramente direccional, señor? Ahm, me explico: ¿Señala su objetivo en línea recta, o extrae de las mentes de los bichos el camino, con sus vueltas y revueltas?

- "Mi Sargento Mayor, Señor. Somos catorce para esta misión. Mi consejo táctico es dividirnos en tres Manipulos completamente operativos, dos de cinco hombres y uno de cuatro.

Para el Manípulo Táctico de Mando sugiero a usted al mando, Señor, junto con el Teniente Speedy, el Fusilero Mackeyn, el Explorador Mkoll y yo mismo. ¡Señor!" -

Me cuadro tras ofrecer mi sugerencia.

Bockman se quedó callado ante los comentarios de sus compañeros, aquel telépata era una brújula, eso significaba que encontraría al bicho madre y la vuelta a casa. Suficiente para un novato, aunque lo difícil sería mantenerlo con vida el tiempo suficiente para que fuera útil. Si no había luchado nunca antes corría el riesgo de volverse loco o disparar a algún otro infante. Si hacía eso Focker lo fusilaría ahí mismo sin contemplaciones. Gawain volvió a hacer de las suyas dando ideas disparatadas. Ahora iba a juntar a su compañero Mkoll que aunque era un buen tipo aún no sabían si se habría recuperado de lo ocurrido en el fuerte junto con un telépata que se podría volver loco. Junto a ellos al consejero que daba ideas alocadas y al frente el sargento al que le costaría más mantener la disciplina de ellos tres que mantener la atención en toda la escuadra como era su deber. Aún asi el artillero se mantuvo en silencio, rezaba por no tener que ser la niñera del novato y confiaba en las decisiones que tanto el sargento mayor como el nuevo sargento harían. Haber servido bajo la tensión del fuerte le hizo saber que podía confiar en ellos.

¿Su conocimiento del camino es puramente direccional, señor? Ahm, me explico: ¿Señala su objetivo en línea recta, o extrae de las mentes de los bichos el camino, con sus vueltas y revueltas?

Wayan levanta la cabeza ante la pregunta de O'Flaggerty, se queda dudando un rato y responde:

- No, no soy un brújula. No tengo ni idea de la dirección o la distancia a la reina. Tampoco creo que eso nos ayudará allí abajo. Simplemente intuyo el mejor camino. De la misma forma que intuyo la carta. - sigue dudando - En realidad proceso inconscientemente la información que extraigo del propio lugar, de la huella psíquica que hay en todos los lados por los que ha pasado vida inteligente. Eso es la psicometría. Aunque por desgracia yo, a diferencia de otros no soy capaz de procesarla conscientemente.

Vuelve a bajar la cabeza, pero en último momento añade:

- Por supuesto todo esto es información clasificada, no puede salir de aquí, ni voy a entrar en detalles excepto que puedan ser relevantes para el éxito de la misión. - añade usando su mejor tono de oficial.

Secreto, señor. Por supuesto. Si que es relevante, en mi opinión señor, gracias.

Da un rápido vistazo a Gawain, pero no dice nada más.

Finalmente el ejercicio terminó bien para el grupo, eso me quita un poco la vergüenza de estar entre los últimos. El Capitán está visiblemente molesto y siento un gran alivio cuando su ira se enfoca en el teniente novato. El muchacho hace lo que puede pero al grupo no parece esperanzar mucho nuestra nueva "arma".

En promedio, el cuarto de catorce. Por abajo. Eso significa pasto para bichos yo, y pasto para bichos mis compañeros. Y en ese caso, pasto para bichos todo Galdonia VI, si no hacemos bien nuestro trabajo el escuadrón en general. Sin embargo, el comportamiento del capitán no me parece del todo bien. Sí, los de inteligencia suelen ser chupatintas, lamecartas y falsos oráculos, pero siempre hay alguno que funciona de verdad y no ha tenido simplemente suerte. Uno de mis hermanos de tribu, al igual que varios están en la IM o en la flota, acabó en inteligencia, y no en vano era el descendiente de un antiguo y famoso chamán de la tribu, allá en el viejo hogar.

-... -No hay mucho que decir, dada la situación. Desde luego, vamos a tener que repetir este ejercicio un par de veces más, al menos. O eso es lo que me gustaría, mientras pienso en los anclajes que esta última vez me han retenido. ¿Y que tenemos una brújula que señala por dónde queremos ir? Bueno, así tendremos a alguien que apoye las miradas de Mkoll y las mías, y siguen siendo órdenes marchar con él, así que no veo el problema de mis compañeros. Excepto el de Gawain, su problema es claro. Decir lo que no debe en los peores momentos. En serio, ¿a quién le interesan los manuplos ahora mismo y por qué deberíamos dividirnos si nuestro objetivo es uno solo?

Burnette se había quedado sorprendido por la sugerencia de Gawain, pero prefirió mantenerse callado. No fue sino hasta que su compañero mostró su desacuerdo cuando asintió, dándole la razón.

- Con el debido respeto, señor - dijo, con su acento que recordaba a la vieja Europa de la Tierra - Pero aquí el compañero tiene razón. Creo que debemos mantenernos juntos y coordinarnos, no dividirnos y ponérselo más fácil a los bichos.

Si, Evans había sido el último y el capitán estaba cabreado, pero la cara de mala ostia que tenía el sargento frenó un poco las ganas de bronca de Dorgotiev. El sargento había salido el último gritando como una verdulera en día de mercado y con ganas de dispararle a alguien. Al haber intentado dirigir la salida había entorpecido a algunos que iban rápido, en detrimento de otros que iban mas lentos. El resultado final, una chapuza.

Para compensar el echarle a alguien la bronca, el capi se ensañó con el psíquico, el teniente de última adquisición en la Fox. -El último juguete que nos envía el Sicon.-Pensó Evans.-Si abatimos a la reina y salimos con vida, ellos se pondrán una medalla y al teniente otra. Si abatimos a la reina y perecemos, ellos se colgaran una medalla y al teniente otra y si fallamos en la misión, nadie se habrá enterado jamás de este plan, y se colgarán una medalla.- 

-Ya lo habéis oído chicos, es secreto y punto. A la IM no nos debe importar lo que haga inteligencia. Solo debemos concentrarnos en nuestro trabajo y ellos harán el suyo.-Le hago un guiño imperceptible al teniente para que afloje esa tensión que lleva dentro. Si baja con ella, es mas probable que su "brújula" mental falle y nos lleve por el camino contrario.-El teniente está aquí para facilitarnos el trabajo y eso es de agradecer. Ahora, si el capitán y el sargento mayor están de acuerdo, vamos a salir de nuevo de este trasto hasta que las botas conozcan tan bien el camino que salgan sin nadie que las lleve puestas.- 

A pesar de haber acabado la prueba dentro de lo que parece un límite aceptable, no se siente contenta con su actuación y parece que muchos de sus compañeros y el Capitán tampoco lo están, pero no ve muy bien que trate de ridiculizar al Teniente por la actuación, más bien desastrosa, de sus hombres. La reprimenda debería ser para ellos y no de forma encubierta, pero cierra la boca y no expresa sus pensamientos pues le podría costar una buena sanción. Escucha atentamente al Teniente Speedy y asiente a las palabras del Sargento Evans.

Tener un "mapa" de los túneles es una herramienta bastante útil y más si puede leer la huella psíquica de esos insectos inmundos que se han llevado tantas vidas por delante. Parece que los de inteligencia pueden ser útiles si tienen a gente con esas habilidades tan extrañas, aunque luego no se mojen el culo por los que hacen el trabajo sucio.

-Señor, si me permite, sugiero que continuemos practicando la salida hasta que llegue el momento del inicio de la misión. Debemos hacernos con la estructura de desembarco para que llegado el momento podamos hacerlo sin pensar. Con tres simulacros no creo que sean suficientes.

El ejercicio de despliegue no tiene resultados que nos hagan sentir orgullosos, pero hemos cumplido como grupo con el tiempo que teníamos, lo que tampoco lo vuelve una derrota. Aun así, no estoy del todo conforme con los resultados y se puede decir lo mismo de los otros oficiales presentes, quienes lo reflejan en sus caras de forma mucho más evidente que yo.

Me formo al lado de mis hombres y escucho todo lo que nos tienen que decir tanto el Capitán Dorgotiev como el Teniente Speedy. Oigo aténtamente lo que dicen acerca de las habilidades de psíquico y de lo que es capaz de hacer, así como de lo que puede hacer por el escuadrón. No suena a mucho en una primera instancia de escucharlo, pero la verdad es que si en el momento apropiado de cada misión se tomara siempre la mejor decisión, probablemente ya habríamos ganado la guerra.

Luego escucho como opinan por la idea de separarnos tácticamente al interior de los túneles. Nunca me ha gustado la idea de separar a los grupos, por lo que informo de mi decisión al respecto:

- "Lo tendré en cuenta en caso de necesidad de cubrir terreno, pero en territorio tan hostil como debería ser ciudad bichos, menos hombres solo mueren más rápido. Si el Teniente Speedy hace su trabajo como dice que es, no tendríamos la necesidad de cubrir más terreno y por lo tanto solo necesitaríamos los rifles prestos para no caer en el camino. Dudo que los... como sea que los llamaste, Gawain, sean necesarios. Aun así lo tendré en cuenta."

Luego el Sargento Evans habla de seguir entrenando hasta hacerlo bien, lo que me parece una excelente idea, pues la práctica hace al maestro. En toda la carrera militar he practicado el hecho de que la constante repetición de un procedimiento es la manera de que se haga a la perfección. Si aún tenemos algo de tiempo antes de tener las coordenadas del lanzamiento, el repetir el ejercicio sería la mejor manera de esperar ese momento.

Le hablo a los oficiales, apoyando al Sargento Evans:

- "Si el Teniente no tiene más que contar, Señor. Pido permiso para continuar con el entrenamiento del despliegue, Señor. Como dice el Sargento Evans, la práctica nos dará la capacidad de hacerlo a una velocidad aceptable."

Espero en posición de firme a que responda el Capitán Dorgotiev para así ponernos de inmediato a la faena, pues no tenemos tiempo que perder y cada segundo desperdiciado es un paso más en un procedimiento que tenemos que efectuar a la perfección si queremos cumplir nuestra misión antes de morir como muy probablemente lo haremos igual.

Mkoll no dijo nada, pues todo éso era tarea de los oficiales y suboficiales presentes, y de algún enardecido soldado... Él sabía que sólo debía escuchar y obedecer, nada más. Por supuesto que opinaba cosas. La habilidad del psíquico le parecía imprecisa, el taladro no le inspiraba confianza y desde luego no sabían que cosas habría en aquellos túneles, o de que cojones sería capaz "el gran bicho". Pero todo aquello no tenía porque manifestarlo. Simplemente, debía esperar órdenes. 

Y, aunque aún no eran órdenes, la sugerencia del sargento mayor llegó. Practicar más, con lo que el explorador no podía estar más de acuerdo. La mayoría se habían desenvuelto con la misma gracia y destreza que caracteriza a los patos o a los grandes mamíferos, y éso no les sería útil abajo. 

Mas entrenamiento, eso es lo que hacía falta. Que el teniente sea capaz de intuir la dirección correcta sin duda alguna es algo bueno, pero prefiero que el taladro llegue tan cerca que no necesitemos caminar demasiado por túneles que pueden derrumbarse.

-Tiene poco entrenamiento pero se las apaña...mientras reparta fuego a los bichos y nos ayude a entrar y salir...

El Sargento mayor accede a seguir practicando, el capitán seguro que está conforme ya que no parece muy contento con nuestros resultados y mientras esperamos, tampoco hay mucho más que hacer.

Me dirijo a la cabo para transmitirle alguna idea que podríamos llevar a la practica.

-Mi cabo- digo sin alzar mucho la voz- tal vez deberíamos organizar la salida no para estar todos preparados cuanto antes, sino para poder preparar una defensa rápida ya que no sabemos si aterrizaremos en medio de un puñado de bichos. Yo propondría- digo por mi caso personal- que los más cercanos a las puertas solo tengan que cargar con su armamento y así puedan salir más rápido y ofrecer cobertura instantánea. Los que salgan detrás, sacarán el equipo de los primeros con la seguridad de estar cubiertos.