Partida Rol por web

Vio el movimiento en las dunas, de eso estaba seguro, pero el calor también debió afectarle, pues cuando quiso darse cuenta aquella criatura tiraba de él con fuerza hacia el interior de la arena.

-¡Saradhas!- gritó Björn, mientras intentaba tirar de su pierna y zafarse de aquel ser, la cual el ser tenía firmemente agarrada.

Desde el interior de la tienda, escucháis como Björn llama Saradhas en un grito y parece bastante apurado.

Glithalas centra la vista, se concentra y sin pensar más agarra fuertemente su arco en un movimiento mil veces repetido, sin esperar un segundo más. Su pulso siempre ha sido perfecto, tal vez hoy no lo sea, pero si el enemigo viene y la flecha se le clava en el corazón en vez de en el ojo, su llegada por parte de sus amigos no será mal recibida. Con el carcaj lleno de flechas en una mano y el arco en la otra salió apresuradamente de la tienda.

Puedes ver como el druida tiene hasta casi la cintura hundida en la arena, parece que algo lo está arrastrando bajo ella mientras ves como golpea la arena con su cimitarra.

Golpeas en la arena, pero no parece haber causado ningún efecto, sigues notando la presión en tu pierna. Lo que si puedes apreciar por el rabillo del ojo es como Glinthalas y Saradhas salen de la tienda, parecen haberte oído.

Glinthalas emerge de la tienda arco en mano, la flecha ya colocada en la cuerda, con su habitual expresión dura y fría, aunque con su piel casi brillante del calor acumulado durante el día. No obstante, ahora no es momento de quejarse de quemaduras solares. Su entrenada vista busca el origen del peligro, encontrando a Björn enterrado hasta la cintura con algo que trata de arrastrarle bajo ella. Si la arena es lo suficientemente blanda como para convertirse en algo por donde pueda tragarse una persona, tal vez una flecha pueda penetrar hasta el origen del problema...

Y dos flechas partieron raudas hacia el fondo de la arena.

Las dos flechas del silvanesti atraviesan la arena, aunque no tenéis del todo claro si alguna ha impactado en su objetivo. A su vez, la elfa, lanza otro par de flechas, esperando dar en el blanco. Ambas flechas vuelven a atravesar la arena.

Björn, que ha intentado liberar su pierna atrapada bajo la arena, no lo ha conseguido, y nota como vuelven a tirar de ella, escuchando como su carne se sigue rasgando. 

-¡Aguanta, sea lo que sea te soltará cuando sienta el suficiente daño!

El elfo parece completamente determinado a convertir en un erizo subterráneo a la cosa, sea lo que sea. De nuevo vuelve a disparar su arco dos veces, resonando la vibración característica de la cuerda al destensarse.

El nómada profiere un grito de dolor al sentir la carne de su pierna siendo arrancada brutalmente por la criatura.

Sobreponiéndose al dolor Björn intenta una vez más zafarse de la presa que tira de él hacia abajo, retorciéndose y tirando hacia arriba.

Björn consigue soltarse de la criatura que lo tenía sujeto, pero cuando intenta subir por la arena, esta se hunde y comienza a sepultarlo más, cubriéndole hasta casi los hombros.

Casi a su misma vez Glinthalas vuelve a disparar a la arena, sin estar seguro de nuevo de si ha conseguido impactar en la criatura.

La elfa, que parece percatarse de que así va a resultar un poco imposible matar a lo que quiera que esté agarrando al nómada se acerca despacio hasta él, pero aún no ha llegado cuando parece caes en un agujero y queda sepultada de arena hasta las rodillas.

Björn, casi sepultado en la arena intenta impulsarse hacia arriba con los brazos mientras mantiene quieto el cuerpo para no hundirse aun más.

Björn consigue subirse hasta la cintura sobre la arena, aunque el resto de su cuerpo permanece bajo ella.

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Más preocupado ahora en salvar a su compañera (y compañero) que en acabar con la criatura que ha provocado la situación Glinthalas tantea el terreno para colocarse en el extremo seguro de las "arenas  movedizas" y ofrecer su brazo para estirar y sacarla de allí. Si la elfa a su vez alarga su brazo a Björn puede que todos puedan salir de allí vivos y respirando...

Con más preocupación que habilidad, sin saber muy bien cómo coger la mano de la elfa y trastabillando ligeramente, los esfuerzos de Glinthalas no parecen tener todo el fruto que le gustaría. Pero no cesa en su empeño...