Partida Rol por web

Saradhas tira su arco a los pies de Glinthalas, viendo que el suelo es sólido donde el elfo está pisando, tras lo que son su otra mano, trata de subir por la arena, pero la arena se escurre entre sus dedos, aún así, casi ha salido hasta las rodillas gracias al tirón del silvanesti y casi se recuesta en el suelo, no parece que vaya a volver a hundirse.

Notas como algo se acerca por debajo de la arena a tus piernas, pero no parece hacerte daño esta vez..

Björn, aun con el cuerpo aprisionado por la arena, intenta dar una patada a la criatura que se mueve.

Mueves las piernas, tratando de golpear lo que quiera que haya entre ellas, pero no topas con nada, y tu pierna te duele horrores. Lo que si consigues es enterrarte de nuevo en la arena casi hasta el pecho.

No sabes qué es lo que está haciendo exactamente el druida, pero al moverme se ha vuelto a enterrar en la arena casi hasta el pecho.

-¡Maldición! Saradhas, si tenemos cuerda es un buen momento para usarla -dice el elfo en tono tenso pero contenido, sin apenas elevar el tono. Mientras tanto, concentrado en los movimientos y ondulaciones de la arena, trata de adivinar la posición de la bestia que está sepultando al druida.

Creo que le ha estirado hacia abajo. Si le acierto a lo mejor le suelta y tiene una oportunidad. Kiri-Jolith, guía mis flechas.

Dos nuevas flechas fueron catapultadas a toda velocidad a través de la arena en rápida sucesión.

Glinthalas vuelve a disparar a la arena volviendo a ignorar si de verdad le está dando, aunque al menos, la flecha ha transpasado la arena, eso es seguro. La segunda de ellas, se ha quedado clavada en la arena.

Saradhas, tira de su cuerpo hacia arriba en la arena, y consigue salir y situarse en suelo sólido con su arco en la mano, aunque parece pensárselo un poco y deja el arco para coger una cuerda de su mochila.

El druida, esta vez no nota al ser entre sus piernas.. ¿ se habrá ido? ¿ Le habrá dado el elfo?

-¡Ayudadme a salir!- exclama el humano- Creo que esa criatura ha huido...

Dicho esto intenta salir del agujero empujando con sus brazos.

Situado en el borde de las arenas movedizas, Glinthalas lanza con decisión (pero también precisión y cierta delicadeza) su arco a la arena para ayudar en la tarea de usar la cuerda para sacar de su trampa mortal al druida.

El druida consigue volver a salir hasta la cintura de la arena, mientras que a su vez, Glinthalas, trata de ayudarlo a salir, pero debido a que la arena resbala bajo sus pies no es capaz de ejercer la fuerza necesaria para levantar el cuerpo del enorme nómada.

Saradhas, encuentra una piedra para atar la cuerda y la lanza hacia vosotros, haciéndoos la tarea más fácil.

Por otro lado, lo que quiera que hubiera bajo la arena, en estos momentos parece haber desaparecido, al menos, el druida no lo nota ya entre sus piernas.

El nómada intenta trepar del agujero que se está creando en la arena dificultando su subida.

El druida lo intenta, pero el dolor de su pierna es fuerte y al intentar subir, vuelve a acabar enterrado hasta los hombros.

El elfo busca asegurar bien sus pies esta vez, antes de volver a hacer fuerza. Pisa con energía, hundiéndose hasta los tobillos, pero toca arena sólida y parece encontrar así el tipo de terreno que necesitaba. Entonces volvió a hacer fuerza. Ya ni parecía recordar su piel enrojecida por el sol.

Al final, después de innumerables tirones y vueltas a caer al agujero, entre los dos elfos consiguen sacar al druida de la arena, mientras, hasta Hó a asomado la cabeza para ver qué es lo que estaba sucediendo al olerse problemas.
Ahora, a vuestro alrededor reina la calma y a pesar de que el esfuerzo os ha hecho sudar a mares, parece que la temperatura se ha hecho algo más baja, aunque no corre ni una brizna de aire.

El druida se queda tumbado en la arena. Su pierna está destrozada, la carne está desgarrada y mordida en varios puntos. Se la agarra con gesto de dolor, pero aun así pregunta.

-¿Estáis los dos bien? ¿Alguno está herido?

-Tal vez debieras utilizar la poción de curación, esa herida no tiene buen aspecto. Límpiatela primero. Todavía tenemos que caminar un largo trecho -sentencia escueto, como siempre, el elfo. Su voz es impasible, y se diría que todavía sigue buscando en el suelo signos de que esté sucediendo algo extraño, todavía alerta.

Saradhas, que estaba comenzando a recoger la cuerda para guardarla para posteriores usos, os habla y su voz suena bastante preocupada.

- Chicos, creo que esto aún no se ha terminado...

Unos metros detrás del druida, comenzáis a ver como la arena comienza a bajar, haciendo un pequeño agujero. Como el que se crea en un reloj de arena en la parte de arriba cuando la arena comienza a bajar a la parte inferior. De ella, veis como empiezan a salir una especie de tentáculos espinosos, dos que se vean, alguno de ellos, con alguna flecha clavada. Entre los tentáculos, una enorme cabeza en la que a parte de dos pequeños ojos negros, se ve una boca de la que salen unos colmillos ensangrentados..

Björn se incorpora en la arena al ver al bicho asomar.

-Pero que...

Y se dispone a lanzar una plegaria de ayuda a su Dios.