Partida Rol por web

El elfo no contesta, sólo se percata de la situación y se lanza a por su arco largo. Esas flechas eran suyas y el monstruo pronto tendría otras para hacerles compañía...

-¡Tang! ¡Tang! -dos flechas salieron raudas, una con mejor suerte que la otra. El mosntruo empezaba a coleccionarlas, por lo que parecía. Tal vez su cuerpo comenzara a percatarse ahora que sentía una ligera alergia a las puntas de metal en su interior...

La primera de las flechas del elfo se clava directamente en la criatura, como si su piel fuera de mantequilla mientras hace un sonido que más bien recuerda al de la hierba seca al partirse que al de una criatura.
La elfa decide hacer otro tando y con el arco de nuevo en la mano, dispara una flecha que también impacta en la criatura, aunque ésta, no penetra en su piel tanto como lo ha hecho la del silvanesti.

A su vez, el pequeño Hó sale disparado hacia la criatura y dejáis de verle en cuanto se pone por su parte trasera, aunque podéis escuchar sus gruñidos, aunque a la criatura parece no molestarle demasiado el pequeño felino ya que esta vez intenta agarrar al druida con uno de sus tentáculos. Uno de ellos le golpea fuertemente antes de sujetarlo y levantarlo con fuerza.

En el aire, y boca abajo el druida es zarandeado por el tentáculo. El bastón se queda en la arena así que el humano, al que la criatura eleva con una facilidad pasmosa como si no pesara en absoluto coge su cimitarra, que ha quedado colgando de su cintura gracias a una tira de cuero.

Con un grito de dolor y rabia intenta golpear a la criatura con las pocas fuerzas que le quedan.

El golpe del druida, debido a sus dificultades, sobre todo por la posición, tan sólo consigue golpear el aire, mientras el tentáculo de la criatura lo mantiene firmemente sujeto.

Glinaur avanza lentamente hacia un lado, aunque con seguridad mientras coloca y lanza sus flechas. Su objetivo, cambiar el ángulo de los disparos de manera que sea más difícil acertar a su compañero, a la vez que pone las cosas difíciles al monstruo si quiere atacar a alguien más. Dos flechas que son dos impactos, aunque tal vez con menos rabia que antes.

Glinthalas, parece haber calculado adecuadamente la fuerza y la trayectoria que han de llevar las flechas para atravesar la piel de la criatura, ya que las dos impactan quedándose bien clavadas. De las heridas, sale un liquidillo amarillento, que comienza a empapar la arena bajo él, pero aún continua en pie y con el druida bien agarrado.

Saradhas impacta también sin problemas en la criatura y volveis a escuchar de nuevo ese sonidillo extraño que emite, pero no es suficiente para abatirle.

El pequeño tigre, continúa gruñendo y suponéis, que tal vez, tratando de morder a la criatura, pero al ser tan pequeño seguís sin verle tras el monstruo.

Lo que el monstruo hace a continuación hace que un escalofrío recorra vuestra espalda. Teniendo al nómada agarrado como lo tiene, lo aprieta con su tentáculo mientras podéis escuchar el sonido de sus huesos al romperse. El cuerpo de BJörn cae flácido aún agarrado por la criatura mientras deja caer al suelo su bastón.

El elfo, horrorizado en su fuero interno pero de rostro impasible, vuelve a tensar su arco y dos nuevas flechas salen en rápida sucesión hacia el monstruo. Este no es un blanco difícil, pero sí duro de abatir. Tal vez demasiado duro de abatir para la suerte del druida.

Notas como el tentáculo de la bestia aprieta tu cuerpo con fuerza, tus huesos comienzan a crugir y el dolor que sientes es insoportable, viéndote obligado casi a soltar el bastón de tu mano cuando tu cuerpo deja de responderte. El dolor continua incrementándose hasta que de repente cesa, a la vez que tus ojos dejan de percatarse de lo que ocurre a tu alrededor y tan sólo puedes ver oscuridad.

Comenzabas a notar la extraña sensación de que tu alma abandonaba tu cuerpo, a notarte libre, sin peso, y un extraño calor de paz, pero algo tira de ti irremediablmente, vuelves a notar dolor, mucho dolor, y aunque no eres capaz de moverte, ni de reaccionar, notas como vuelves a estar en tu cuerpo, inconsciente.

- Pero cuántas flechas tenemos que lanzarle a esa cosa para que se muera?!! - Pregunta la elfa empezando a preguntarse si vais a poder abatirla. Dispara otra flecha

La criatura, que parece negarse a morir y mucho menos a soltar a su presa, vuelve a apretar el cuerpo del druida. El líquido amarillo que parece ser su sangre sale a chorros de su cuerpo y se empiezan a formar una especie de charcos justo bajo su cuerpo, que son absorvidos en seguida por la arena del desierto. Podéis apreciar como con el tentáculo que tiene libre, se agarra a la arena, parece que para no caer por el agujero por el que ha salido y con su otro tentáculo, vuelve a apretar el cuerpo del druida. Esta vez, el cuerpo del nómada queda en una postura extraña, seguramente con la columna rota, como si fuera un simple trozo de carne.

Por su parte el pequeño Hó, al que por alguna razón le habéis escuchado soltar un lamento, comienza a corretear alterado por encima del mostruo, tratando de morder a diestro y siniestro, mientras su pelaje queda pegasoso por ese líquido que no para de emanar del ser.

Vuelves a notar dolor, un dolor más atroz que el que ya sentías pero esta vez, notas la liberación. Ya no estás en tu cuerpo, ahora sí, eres liviano, no pesas nada y en toda aquella oscuridad que te rodea escuchas una voz, una voz de mujer que ya conocías.

- Ven hijo mío, ha llegado el momento de que te reunas conmigo y dejes el mundo de los vivos. - La voz de Chislev resuena a tu alrededor, cálida, como la voz de una madre al arropar a su hijo.

Tras las palabras de tu diosa lo tienes claro, has muerto, pero ahora serás acogido por ella por el resto de la aternidad, para poder visitar el jardín que las historias cuentan, aquel en el que los druidas crearán la vida desde el más allá.

El druida había muerto ante sus ojos. El horrendo chasquido emanado de su columna vertebral no dejaba lugar a dudas. Eso pudo más que los años y años de entrenamiento élfico en disparo de arco largo y la primera flecha que disparó tras el suceso se perdió a causa de unos ojos empañados. No así la segunda, que se clavó profundamente, fruto seguramente de la rabia irreprimible por la muerte de un compañero.

Tu última flecha impacta en la criatura haciendo que ya caiga hacia atrás, cayendo por el que apareció. Lo sorprendente es que ni muerto ha soltado a su presa, que ha caído al agujero también entre sus tentáculos.

El pequeño tigre, que se negaba a perder al druida, ha saltado a la arena mientras gimoteando y haciendo un ruidillo que recuerda al sonido que hace un gato cuando tiene una bola de pelo en la garganta. Intenta asomarse al agujero, como desesperado, pero la arena comienza a arrastrarlo hacia el interior, así que se ve obligado a apartarse corriendo de allí. Se acerca a vuestros pies mientras parece seguir " llorando " por la muerte del druida.

Saradhas se acerca al tigre para cogerlo en brazos, pero este no parece querer que le coja y se esconde entre tus piernas, parece preferir quedarse contigo.

- Me temo que ahora que el nómada no está - dice la elfa apenada, casi jurarías que conteniendo las lágrimas - vas a tener que hacerte cargo de la criatura.

El elfo asiente, apesadumbrado. No fue lo suficientemente rápido ni mortífero como para salvar a su compañero, así que era lo mínimo que podía hacer, aunque nunca había cuidado de mascota alguna y éste prometía ser considerablemente más difícil de manejar. Aún así, ella tenía razón.

-Esa criatura nos ha negado incluso la posibilidad de hacer un entierro digno, aunque desconozco qué es lo que el nómada hubiera considerado apropiado. Sólo sé que vinimos aquí con un propósito y no cumplirlo ahora sería vergonzoso e inútil... Debemos continuar -sentencia.

- No pensaba desistir.. y mucho menos ahora. - Responde Saradhas antes de comenzar a recoger las cosas para continuar vuestro camino.

Tardáis un rato en recoger y proseguir vuestra marcha. Con el moderado descenso de la temperatura caminar es menos costoso, aunque tu piel sigue muy caliente y resulta bastante molesto. Pasan las horas y comienza a atardecer sin que haya pasado nada extraño y sin que os hayáis encontrado con ninguna otra criatura como aquella. Por la distancia, supones que tras caminar como medio día más llegaréis pero no sabes si es buena idea que continues caminando de noche, a pesar de que los dos podéis ver en la oscuridad, tenéis que descansar..