Partida Rol por web

¿Seguimos el rastro compañeros?

-Cuanto antes empecemos, antes acabamos, al tajo que para eso hemos venido, el que vaya el ultimo que se guarde bien las espaldas, que ya lo deci ala nota, queda "algo ahí fuera.

Cojo el pergamino si nadie lo quiere. ¿Alguien quiere ponerse los brazales?- Miro a mis compañeros esperando una respuesta.

-Valeros, te quedan bien con la Ropa.

Valeros mira con miedo a los brazales, pero igualmente se los pone.

Deberíamos entretenernos lo menos posible. Adelante, yo cerraré la marcha.

Tras decir esto me guardo la carta que hemos encontrado... Me vendrá bien como prueba.

-Vaya pensaba que íbamos a discutir quien se los quedaba pero parece que alguien se los ha adueñado ya....- Miro hacia la abertura a ver si noto o veo algo sin mirar a mis compañeros. Tras unos segundos me giro hacia ellos.-¿Seguimos?

Mmmm, tenía la idea de que no los queríais...

Dado que hemos comprobado que no he muerto al ponérmelos ni me he convertido en uno de estos monstruos... ¿los queréis alguno?

Podeis discutirlo mientras andamos, ya repartiremos las monedas mas tarde y podremos decidir quien se queda con el brazalete... pagando su justo precio.

Marcell sonrió, y trás eso emprendio una cuidadosa marcha por el pasaje secreto.

El viejo túnel avanza durante unas decenas de metros. El pasaje debe tener décadas de antiguedad y en algunos puntos parece que los listones de madera que lo afianzan, podridos por el agua que ha tomado la región, van a doblarse y ceder de un momento a otro.

En el suelo hay un claro rastro reciente de pisadas irregulares de un solo hombre , algo de sangre y gotas de vino.

Tras unos minutos el túnel acaba abruptamente en un pasaje vertical y ascendente con unos escalones de madera. Parece que sale a la superficie en una cabaña o similar, a cubierto del cielo estrellado.

No hay luz arriba. Tan solo se oye un débil canturreo por parte de una voz humana. Es inconfundible, una de esas soeces canciones de taberna que se gritan cuando estás en compañía de amigos, pero recitada en voz baja. La canción se interrumpe frecuentemente debido a fuertes toses, pese a ello el cantante no ceja en su empeño y retoma el texto donde lo dejó...

Lathander, seria buena idea que te acercases con sigilo a ver si es seguro subir. Todo apunta a que nuestro amigo esta borracho ahí arriba, pero nunca se sabe.

Si no te fias por tus heridas puedo intentarlo yo.

-También podríamos tenderle una trampa, hacer que se asomara o que bajase y lo esperamos aquí y lo reducimos, ¿Qué os parece?.

Marcell miró incredulo a Athanasius y dijo en tono de reproche:

Es posible que no haya que llegar a la violencia. Tan solo hay que evitar asustarle.

-Cuidarme esto, ahora vengo.

Silencioso como una pluma cayendo sobre el cesped , el semielfo se alza grácilmente por la escalerilla hasta sacar la cabeza por el orificio..

Tu visión privilegiada te permite ojear el lugar pese a la ausencia de luz.

La trampilla está abierta y se abre en el centro de una pequeña estancia en la que hace tanto frío como si estuviese al aire libre. La temperatura baja brutalmente durante la noche en éstos parajes.

Es una pequeña de cabaña de caza de madera. Una mesa, un par de sillas y  estanterías con utensilios básicos de cocina en desuso llenan las paredes. Algunas pieles cuelgan del techo dando un aspecto tétrico al lugar.

Tumbado en un jergón hay un hombre, canturreando. De unos 40 años , barba y pelo rúbios, con un recio corpachón. Su gesto está contraído por el dolor y el sudor perla su rostro.

Tiene un par de vendajes ensangrentados en una pierna y en un brazo. Sobre su estómago descansa un pequeño cofre de madera cerrado . Colgando de su mano una tinaja de vino de la que bebe cortos tragos entre estrofa y estrofa , cuando las toses se lo permiten.

Pese al ruido de vuestra conversación abajo en el túnel , el moribundo ni te ha visto ni se ha percatado de nada.

Parece que no le queda mucho en el mundo de los vivos.

Mientras todo esto ocurre, Valeros se quita los brazales y se los da a Athanasius.

Toma. Te van a ser más útiles a ti que a mí. No son peligrosos. Póntelos.

-¿Señor es Usted Abta?, si es Usted le rogaría dejase las manos a la vista.