Partida Rol por web

El Oddissey: Terror en la nieve

Alex y Walter: La Isla de Hielo y Fuego

Cargando editor
06/07/2011, 19:27
Alex Arnold

Contra todo instinto primario de supervivencia que gritaba para que se fuera de allí, la muchacha dio un paso y luego otro y otro, hasta estar completamente dentro de la habitación.

El lugar, que había conocido glorias en el pasado, se encontraba totalmente descuidado, venido abajo. Alex contempló entre azorada y triste, la belleza oculta tras tanta mugre y dejadez. Aquel sitio, en sus mejores épocas, había de haber sido magnífico. Su suave y uniforme pavimento, ideal para deslizarse en medio de bonitas danzas de salón, sus delicados cortinajes, sus ornados ventanales, las sillas, los almohadones... Ella pudo imaginar lo fastuoso y elegante que se veía este lugar muchos años atrás.

¿Por qué lo habían dejado abandonado? ¿Qué había impulsado a los dueños del hotel a casi, clausurar aquella ala y dejar que el tiempo fuera haciendo estragos a su paso?

Con timidez y el alma cargada de pesar, dio algunos pasos más hasta situarse casi en el centro de la habitación. A su paso iba dejando tenues marcas de huellas en el polvo que cubría el hermoso mármol veteado. Sin saber bien por qué giró sobre si misma lentamente. Tal vez para apreciar el lugar en su conjunto o simplemente porque necesitaba ver la salida. Reparó que en el sitio donde debía estar el piano de cola, había un cuenco de cocina y los sonidos que la habían traído hasta allí resonaron nuevamente en su cabeza. ¿Habrían sido reales? El salón estaba abandonado, como si ella fuera la primera persona que ingresaba allí en mucho tiempo. Totalmente intrigada, decidió explorar hasta el final aquella habitación.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Espero que vos tengas mis estadísticas por algún lado, ya que mi ficha quedó en "Notas" y aún no arreglan esa sección :(

Bieeen! He sacado un 10 así que debe ser bueno.

Cargando editor
07/07/2011, 18:24
Director

Aunque aún no había nada claro, allí sin duda estaba pasando algo extraño. Podía decirse que ya habías roto la curiosidad de saber que misterio podia esconder aquel Hotel. Y, aunque esa no fué tu primera intención, sin duda era algo a tener en cuenta, sobre todo aquel detalle del cuadro. A no ser que se tratara de una extraña coincidencia, no podías encontrar respuesta alguna que te llevara por el camino de la verdad. Al menos, no en aquel momento.

Casi seguro no hubieras decidido visitar aquel largo y oscuro pasillo sin la compañía de tu chico, pero en cualquier caso apretaste dientes y puños y te aventuraste como si se tratara de un juego en el que una voz te guiaba en lo más profundo de un sueño. La posibilidad de que se tratara de una poderosa pesadilla fué descartada en el momento en el que te sentiste atemorizada por el sonido de un sonoro trueno. A éste le siguieron otros, y multitud de rayos que iluminaron el oscuro atardecer.

En aquel momento te pareció ver una silueta tráslucida de un niño levitando, cruzando por la pista de baile hasta traspasar la rajada cortina que cubría el ventanal a tu derecha.

Medio a la carrera fuiste hacía allí.

La luna quedaba cubierta de negras nubes acompañada de un frío viento que agitaba las altas ramas de grandes árboles. Empezaba a nevar. El frío que se colaba por la ventana entre abierta era casi ensordecedor. Parecía que hubiera alguien en el patio del jardín, y efecitvamente descifraste la silueta de una pequeña; Una muchacha, de unos 12 años con un muñeco de tela entre sus manos mirando hacia la misma ventana.

Intentaba llegar corriendo a algún sitio donde refugiarse, como si se hubiera dado cuenta de que le habías visto. Empapada, las piedras la golpearon, la oscuridad la envolvía. Creíste verla tropezar cuando un rayo volvió a caer cerca del lugar...

Notas de juego

Olé, que 10 xD

Pues, por suerte ya puedes ver tu ficha en notas ;)

Cargando editor
09/07/2011, 13:32
Alex Arnold

 La atmósfera de aquel lugar comenzaba a calar en Alex. Al principio, la voz de la razón se había impuesto sobre el miedo irracional y la curiosidad había podido más, llevándola a sumergirse en aquella extraña exploración dónde cada vez más las cosas parecían perder el sentido. El cuadro, el contraste entre lo maravilloso y lujoso del ala donde se alojaba y la dejadez y decadencia de esta otra, los sonidos sin explicación, la pista de baile.

Mientras su vista terminaba de recorrer el lugar y su cuerpo, luego de dar un giro de 360 grados volvía a encontrarse de frente a la enorme y abandonada habitación, algo, por el rabillo del ojo llamó su atención.

Veloz, tal vez alertada por los truenos, tal vez atraída por la luz de los relámpagos, la muchacha miró hacia ese lugar y su asombro no tuvo igual. Podía ver a un niño flotar en el medio del salón, deslizándose en el aire rumbo hacia una de las ventanas, una que según reparó en ese momento, estaba rota y dejaba colar el frío invernal que hasta ese momento ella no había sentido.

Por primera vez en mucho rato se dio cuenta de lo sola y vulnerable que se encontraba. Apenas una toalla cubría su cuerpo que de pronto sintió helado, y no tenía a mano nada que pudiera usar para defenderse en caso de que algo malo le ocurriera.

En apenas unos instantes, lo que dura un suspiro, todos esos pensamientos cruzaron por su cabeza. Debohuirdebohuirdebohuir!!!! Sin embargo, su cuerpo no le obedeció. 

Como si hilos invisibles tiraran de ella, se dirigió hacia el ventanal, persiguiendo la fantasmal aparición, esperando ver quién sabe qué. 

Al llegar hasta allí, la  figura del niño ya no estaba, había desaparecido tan pronto y sin que lo notara como cuando lo vio por primera vez. Sin embargo, otra cosa llamó su atención. En medio de la tormenta, como escapando de la nieve y buscando refugio, una niña de no más de doce años de edad, luchaba contra el viento y se dirigía hacia allí. Aterida, aferrandose a su muñeco (o eso parecía estar cargando) levantó la mirada y se cruzó con la de Alex sin dejar de dar un paso tras otro. El frío que llegaba de afuera era bestial.

-¡Ven niña!- las palabras se pronunciaron de manera inconsciente. -¡Ven aquí!- algo, una sensación molesta en el fondo de su cerebro, le advertía en contra de aquello que iba a hacer. Sin embargo, no pudo evitar volverse a la carrera y desandar sus pasos como una desquiciada. Tenía que llegar al exterior, tenía que ayudar a aquella niña o podría morir de frío allá afuera.

Sin detenerse a pensar que ella tampoco estaba preparada para enfrentar el frío del exterior, siguió corriendo por el pasillo y bajó las escaleras a toda prisa. Pasó por la recepción sin siquiera fijarse si el conserje estaba allí durmiendo su siesta o no y alcanzó la puerta de entrada.

Estaba en el ala sur, debo buscarla allí. Sin dudar un momento, abrió la puerta y sus pies descalzos se lanzaron a la nieve.

Notas de juego

Si, las fichas se ven y quedaron fantásticas ^^

Bueno, espero no estar cometiendo suicidio XDDD

Cargando editor
11/07/2011, 17:49
Director

Desde aquel punto de la ventana sólo se podía ver el jardín que habían enfrente, lleno de nieve e impracticable. Aquel Hotel -no demasiado grande- quedaba situado en un diminuto valle rodeado de montañas, el invierno equivalía a aislamiento del mundo exterior. La mayoría de caminos quedaban cortados debido al tiempo y nadie podía cruzarlos, por lo que los habitantes de las montañas debían esperar casi todo el invierno recluidos y aislados. Lógicamente, nadie solía salir al exterior, ya que eso equivalía a una muerte casi segura por hipotermia o algo peor, y mucho menos una niña. Lo extraño es que apenas rozaba el mes de Octubre.

No dejabas de mirar todo, ahora con mucho más miedo: las figuras, que creían debido a la luz que se proyectaba por la ventana, parecían ahora mucho más aterradoras, dispuestas a atacarte en cuanto te descuidaras; además, el viento chocaba contra las paredes, provocando una especie de susurros inaudibles para casi cualquiera, llamándote y atormentándote. En ese momento apretaste tus manos y echaste a correr.

El conserje debía de estar descansando en su habitación, al menos durante el trayecto que daba desde vuestra habitación a la puerta del exterior no le habías visto. Tras alcanzar la puerta y abrirla te azotó un frío helado que te obligó a refugiarte en un abrigo que quedaba colgado al lado de la puerta, y unas viejas botas de montaña que te venían como cuatro o cinco tallas más grandes.

Allá fuera el terreno no era fácil, ya que la tormenta había dejado una capa de casi medio metro de nieve. Hacía mucho frío, y el conserje parecía no estar por ningún lado. La fuerza de la tormenta era notoria y no podías parar de preguntarte si esa chiquilla no moriría de frío.

Con algo de dificultades, avanzaste protegiéndote de la tormenta lo mejor posible. No costó demasiado llegar al lugar en el que se hallaba tirada el atuendo de la muchacha junto a su peluche. En el mismo lugar en el que viste a la niña, en la parte que daba al jardín, se encontraba tirado su uniforme de colegio y al lado su oso de peluche de esparto. No había rastro de la niña, ni huellas que indicaran que había podido ir hacia alguna dirección en concreto. Lo que si se escuchaban eran ciertos aullidos de coyotes a la lejanía. Por lo demás todo se encontraba en un misterioso silencio.

Notas de juego

He vestido un poco a Alex ;) Si no, no aguanta la tormenta.

De momento, haz una tirada de buscar.

Cargando editor
12/07/2011, 18:59
Capitán Wilhelm

El capitán suelta una ligera carcajada de buena gana al escuchar el comentario sobre las mujeres. Se levanta, con algún que otro suspiro molesto por tener que levantarse de la mecedora, y se dirige hacia una mesa que emplea de escritorio y que se encuentra amueblada por un montón de impresos viejos.

-Cuanto razón tiene joven amigo. Dice mientras aparta un buen montón de esos papeles para descubrir un teléfono de color negro que parece que ya ha dado bastante de sí. Aquí tiene el teléfono. Le esperaré fuera-

Sin más, mientras da fuego a su pipa el hombre sale del edificio.

Cargando editor
12/07/2011, 19:36
Walter Ross

-Gracias- le dice al capitán mientras sale de la habitación. Acto seguido, marca el número del hotel y espera la respuesta del recepcionista.

-Buenas noches, soy el señor Ross. ¿podría decirle a mi esposa que se ponga al teléfono?

Notas de juego

Pongo lo que le quiero decir al tipo del hotel para adelantar la escena... si por lo que sea no contesta nadie, ignóralo y me voy directamente al depósito de cadáveres.

Cargando editor
13/07/2011, 18:03
Director

Marcaste adecuadamente los números del hotel pero, aunque te extrañó un poco, nadie colgó el teléfono al otro lado. Quizá el conserje y tu mujer se encontraban echando un vistazo a la cocina o al resto del Hotel y justo en aquel momento les era imposible recibir ninguna llamada.

El capitán, te estrechó la mano y saliste con información actualizada. Tus pasos estaban claros a seguir, aunque no querías demorarte demasiado.

La tormenta azotó tu cuerpo haciendo que tiritase violentamente de regreso a la camioneta. La ventisca había empeorado considerablemente desde que saliste del hotel. El viento se trataba casi de un huracán y hacía que fuera difícil mantenerse en pie. A la lluvia y a la nieve se le habían añadido un grueso granizo que fustigaba desde todas direcciones.

Tras meterte en el refugio rojo y metalizado sentiste un gran alivio, sobre todo por la maravillosa calefacción. Las calle mojadas de Reikabik te obligaban a conducir con cautela y utilizar el freno muy a menudo.

A partir de llegar en pleno centro, la conducción era algo lenta y molesta y la visibilidad era prácticamente nula, alcanzando tan solo unos cuantos metros aún con las luces largas. Incluso se hacía imposible encontrar alguna emisora decente. De lo que estabas seguro es de que la dirección que te entregó el Capitán coincidía con los edificios de alrededor. Y, al menos de que se tratara de una información falsa, el depósito de cadáveres guardaba el cadáver de aquel marinero.

¿Realmente fué asesinado por los dientes de un tiburón?

Finalmente te viste obligado a detener el coche por la poca visibilidad. La zona se encontraba desolada, iluminada por las pocas farolas que la amueblaban algunos insectos superivientes al frío. El edificio de la morgue era de dos plantas y se encontraba al final de una claustrofóbica callejuela mal iluminada. La fachada del edificio se veía muy mal conservada e increíblemente sucia.

Un interfono parecía la única vía de comunicación. Tras un par de insistencias fuiste recibido por un, digamos, doctor licenciado.

Cargando editor
13/07/2011, 18:10
Doctor

Tras la insistencia del timbre del interfono el doctor abre la puerta y asoma medio cuerpo. Antes de decir nada, te examima con una mirada importante, bajando un poco más sus lentes para poder ver mejor de cerca. Parece que no te conoce.

Es un hombre que está fuera de su control de peso, de mediana edad -unos cuarenta y cinco- embutido en una bata que podría haber sido blanca si el hombre tuviera la buena costumbre de lavarla de vez en cuando. Las gafas le reposan semicaídas de una nariz grande y abotorgada, y bajo ella se encuentra una barba descuidada de cuatro días.

-Mmmm... ¿Desea algo? Si forma parte de alguna de esas empresas religiosas que van de casa en casa, es un poco tarde ya. Estaba a punto de ir a descansar.-

Cargando editor
13/07/2011, 18:28
Alex Arnold

A pesar del frío, a pesar de la nieve, a pesar de que su razón gritaba que estaba a punto de suicidarse, Alex no disminuyó su carrera. Alcanzó la puerta veloz, percibiendo apenas, dato que procesó luego, que el conserje no estaba allí como ella suponía. Al abrirla, el viento helado la golpeó y la obligó a replegarse. Sin embargo, la providencia estaba con ella.

Colgado, junto a la puerta, se encontraba un abrigo olvidado por alguien y unas pesadas botas, muy grandes para los delicados pies de la chica, pero ella no dudó en tomar ambas cosas. Si quería ayudar a la niña, debía apurarse y cualquier consideración sobre la comodidad era fútil.

Abrigándose un poco, sintiendo aún el frío en la piel y la ventisca colarse por los huecos del abrigo, Alex se lanzó a la nieve, dirigiéndose a la ventana por la que había visto el pequeño cuerpo desde el interior.

Al llegar al lugar, la sorpresa fue mayúscula. Allí, donde una parte de ella no esperaba encontrar nada, se encontraba la ropa de la niña, junto a su oso de peluche. Allí, donde otra parte de su ser esperaba hallar a una niña aterida y necesitada de abrigo, no había nadie. El lugar estaba vacío, no había rastros de la muchachita que ya debería estar casi congelada, aunque ese frío era excesivo hasta para la época del año.

Extrañada, incrédula de lo que veía, se acercó hasta el lugar donde descansaba el uniforme. Se agachó y lo rozó con sus dedos. Sin saber por qué no se atrevió a levantarlo, un temor casi reverencial la invadió.

A lo lejos, lo único que se oía era el aullido de coyotes. ¿Coyotes tan cerca de la civilización? No, debe ser el silencio reinante, la calma que se respira aquí que propaga más de lo debido los sonidos del bosque. Alex alejó de si aquellos pensamientos preocupantes y volvió al tema que tenía entre manos. La niña no estaba. Sin embargo, la ropa y el osito demostraban que era real, que no la había imaginado.
Suspirando, tomó el peluche y se incorporó. El frío colaba cada vez más. Si no quería pescarse una pulmonía era mejor que volviera y buscara al conserje para organizar una búsqueda. Miró una vez más a su alrededor para cerciorarse que no estuviera allí, oculta a sus ojos por algun arbusto, un montículo de nieve, algo antes de volver sobre sus pasos y abrigarse como era debido y conseguir ayuda.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Perdón por no responder antes, pero entre el trabajo y el cumpleaños de mi esposo me quedé sin cabeza para escribir :)
Gracias por la ropa!!!

Cargando editor
14/07/2011, 09:22
Walter Ross

La curiosidad le iba a traer un disgusto algún día. A pesar de que le dijeron que habría una tormenta, él continuó con su trabajo, dándose cuenta tarde de que quizá debía haber esperado al día siguiente para hacer lo que está haciendo. La nieve y el viento hacían difícil la conducción, y el frío era intenso.

Sin embargo, cuando llegó a su destino aparcó de momento sus preocupaciones. Se frotó las manos doloridas por el frío al entrar en la morgue y se permitió acercarse al doctor cuando lo vio.

-Perdone que aparezca tan tarde- dijo, dándose cuenta después de que no se había presentado- Me llamo Walter Ross, y no vendo biblias. Trabajo para la WCI, intentando averiguar una serie de cosas que han ocurrido recientemente en la compañía. Sé que es algo tarde, pero acabo de venir de Estados Unidos y el Capitán del puerto me ha dicho hace un momento que tienen en el depósito un cadáver procedente de un navío. La noticia me ha sorprendido y me gustaría descubrir como pudo morir un hombre en un viaje rutinario de transporte y por qué las autoridades dejaron que el barco continuara su camino después de aquello.

El capitán ya le había dicho que la causa oficial de la muerte era que había sido devorado por tiburones. Pero le interesaba oírlo directamente del doctor encargado de la operación. Y a lo mejor Walter notaba si la persona que tenía frente a él era reacio a esta teoría... o al menos podría saber cual era su opinión sobre el asunto. Mientras esperaba la respuesta, pensó en su mujer. No había contestado la llamada que él hizo, y a estas alturas se preguntaría por qué tardaba tanto.

Cargando editor
14/07/2011, 18:49
Director

Lo único que conseguiste percibir había sido una vieja puerta de madera entreabierta y empotrada contra el edificio. Daba la sensación de que era la estancia donde se resguardaba la caldera de calefacción. Tampoco había huellas que indicaran que la niña pudo ir hacia allí.

De todos modos aquella puerta, que no dejaba de mecerse violetamente a causa del viento, quedaba a una corta distancia...

Al fondo de la estancia, quizá se trataba de un pequeño juego de luces pero, te pareció ver una única luz que brillaba en el interior. Una luz que parpadeaba en ocasiones. La tormenta seguían incesante, a filo de navaja, parecía que aquel terrible viento podía llegar hasta cortar como un cuchillo.

Notas de juego

No te preocupes, espero que lo pasaras bien =)  De nada ; )

Si decides acercarte hacia la luz, hacia la estancia, una tirada de supervivencia.

Cargando editor
14/07/2011, 19:02
Doctor

El doctor deduce casi al instante que has venido a ver el cadáver del marinero mientras le vas contando el porque de tu recibimiento. Al enterarse que vienes de la WCI pone cara de pocos amigos. Con una seriedad rotunda se maldice a sí mismo por haber hecho esa broma tan mala sobre un hipotético vendedor de panfletos religiosos. Reniega algo para sus adentros, quizá algún insulto o refunfuño en su propio idioma. En cualquier caso, y de forma bastante indiferente, te permite entrar, aunque ni siquiera se molesta en abrirte más la puerta.

Su cuerpo se oculta en la escasa luz del interior, y la puerta se queda con la misma apertura para que puedas entrar. Desde el interior, con esa voz tan aguda, que incluso podía llegar a desquiciar te invita:

-Pase y cierre la puerta por favor. Al menos su educación es digna si se compara con su higiene.

El interior del lugar, como era de esperar es oscuro, frío, su olor desconocido, aunque posiblemente roce lo nauseabundo. De aspecto extraño, como si no formase parte de ningún lugar de este mundo. Es lo que se conoce como un verdadero cuchitril. Unos farolillos colgados del techo intentan alumbrar lo que son cuatro paredes más una puerta a tu derecha, posiblemente el compartimiento de cadáveres. Unas tablas colocadas en un rincón hacen las funciones de lecho. Un agujero en una esquina el lugar por el que tirar los desechos. El resto de la cámara son gruesos muros, y tenue penumbra.

Voy a enseñarle el cuerpo. He sido informado por la WCI. Espero que no sea demasiado sensible.-

El hombre se acerca a la única puerta, y tras sacar un pequeño manojo de llaves, urga en la cerradura.

Notas de juego

Perdón, el mensaje lo había puesto sólo para el director. No sé porqué :/

Cargando editor
16/07/2011, 18:29
Alex Arnold

Vio una puerta, un detalle en el que no había reparado anteriormente. ¿Estaría allí la niña? ¿Por qué había decidido quitarse el uniforme que le prestaba abrigo? ¿Por qué había dejado atrás su peluche? Demasiadas preguntas y ninguna respuesta.

Alex miró una vez más y vio una pequeña luz, pulsante. Cerró fuertemente los ojos y al abrirlos la luz seguía allí, parpadeando de a ratitos. Observó la nieve alrededor. Se encontraba impoluta, sin haber sido horadada por ninguna huella. Bajó la vista hacia sus manos. Sus dedos comenzaban a mostrarse muy pálidos, faltos de irrigación. Comenzaba a sentir los efectos del frío severo del lugar.

Negó son su cabeza al mirar nuevamente a la luz. El largo camino recorrido hasta allí desde que saliera del baño la impulsaba a seguir descubriendo qué misterios encerraba el lugar. Pero esta vez escuchó a su razón. Su cuerpo no resistiría semejante exposición al frío. Era hora de volver y pedir ayuda de verdad. Ella sola no podía hacer más. Resignada pero resuelta dio la espalda a la puerta y comenzó a volver sobre sus pasos. El peluche abandonado aún seguía en sus manos y no lo iba a dejar caer.

 

Notas de juego

XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

Bueh, yo me muero de intriga por ver que hay allí, pero siendo coherente con Alex, mejor que vaya a buscar abrigo... ya roerá ese hueso más tarde ;)

Cargando editor
18/07/2011, 17:08
Walter Ross

El doctor sentía cierto recelo hacia él, aunque seguramente se debía a para quien trabaja, la WCI. Desde que ha llegado a este país ha observado que no a todos les agrada esa empresa, sin duda por alguna razón que de momento se le escapa a Walter.

El lugar olía algo mal y el ambiente estaba viciado... no comprendía como alguien podía trabajar tantas horas en condiciones. Cuando el doctor, el cual ni siquiera se había molestado en presentarse, se disponía a sacar el cadáver Ross se preparó para taparse un poco la nariz con la manga. Nunca había presenciado una autopsia, pero intuía que el olor no sería agradable... y menos sumado a ese lugar nauseabundo y claustrofóbico.

-Veamos el cuerpo- dijo para ocultar que no le agradaba demasiado la idea y terminar cuanto antes para salir de allí.

Cargando editor
18/07/2011, 18:24
Jack

Pasaste un rato esperando a que algo ocurriera, algo que te diera alguna respuesta, lo que fuera. Los minutos transcurrieron lentos y la tormenta no dió muestras de amainar en lo más mínimo. Pasado un cuarto de hora siguió sin haber noticias de la niña. La tensión empezaba a remitir llevándose la adrenalina que te había mantenido alerta hasta el momento. Una peligrosa modorra fruto del cansancio empezó a apoderarse de ti, haciendo que en algún momento te sorprendieras a ti misma dando una cabezada.

Lo único que habías conseguido percibir había sido una vieja puerta de madera entreabierta empotrada contra el edificio, pero que daba la única sensación de que era la estancia donde se resguarda la caldera de calefacción y no tenía sentido alguno que la niña se ocultara allí. Tampoco habían huellas que así lo indicaran, quedando todo en una manta blanca impoluta.

Un nuevo sonido te sacó del limbo. Había alguien en el pisos superiores del edificio, en las ventanas. El lento crujir de los goznes -la ventana que daba a vuestra habitación- te rebeló que alguien la acababa de abrir. El conserje con su peculiar voz te llamó la atención desde allí;

-¿Está loca? Van a coger una pulmonía con esta tormenta. Vamos entre...

Notas de juego

Has llevado perfectamente a Alex ; )

Pero la cosa continúa...

Cargando editor
18/07/2011, 18:30
Director

La puerta escondía el compartimiento frigorífico de cadáveres. En medio de la sala había un cadáver cubierto por una manta más blanca que la bata del propio doctor. El cual se acercó por la parte de atrás de la camilla y descubrió el cuerpo.

Notas de juego

Necesito una tirada de Medicina y otra de Diagnosticar.

Cargando editor
19/07/2011, 03:15
Alex Arnold

Alex no supo en que momento ocurrió que perdió noción de la realidad. Su cuerpo ya no la obedecía. Hacía minutos que se encontraba parada en el lugar, intentado ver aparecer a la niña. Su mirada estaba perdida, sus miembros entumecidos, pesados. Sus ojos se cerraban cada vez más seguido, cada vez, permanecían más tiempo cerrados.

Un sonido familiar y a la vez extraño la trajo de vuelta al presente. Ruidos de una ventana al abrirse. ¿Sería aquella ventana por donde vio venir a la pequeña? Saliendo de su sopor, sin tener idea del tiempo que llevaba allí parada, miró hacia la primera planta justo al tiempo que la voz de Jack cortaba el silencio del blanco paisaje. El conserje la llamaba. La llamaba desde su habitación.

¿Pero... qué está haciendo él allí? La muchacha comenzó a trotar hacia el interior del lugar. Su cuerpo, sacado bruscamente de su letargo se quejó por el esfuerzo. Sin embargo le prestó poca atención. Algo más urgente tiraba de Alex. El encargado del hotel había entrado en su cuarto sin autorización. Ese hombre la ponía nerviosa. ¿Dónde estaba Walter? ¿Por qué aún no volvía?

Asustada y furiosa por igual, alcanzó el hall de entrada. Allí, una ola de calor la recibió. El contraste con la temperatura exterior fue grande. Sin embargo, todo su ser lo agradeció. Respiró hondo. Debía serenarse antes de enfrentar a Jack. Estaban solos en aquel lugar y aunque ella era buena con sus cuchillos, los mismos descansaban en su habitación, es decir, más cerca del extraño hombre que se ella misma.

Tranquilízate muchacha... todo estará bien. Ve tranquila.

Con prudencia, subió las escaleras sin quitarse el abrigo ni las botas y en unos minutos estuvo frente a su habitación. Era hora de ver qué había llevado al conserje a meterse en su habitación.

Cargando editor
19/07/2011, 17:08
Walter Ross
- Tiradas (2)
Cargando editor
19/07/2011, 17:40
Cadáver

El Dr. aparta la sábana que cubre el cuerpo, y al instante el olor que expulsa te obliga a cubrirte la nariz con un pañuelo. El anfitrión parece estar más que acostumbrado a esos olores, y se muestra con una actitud completamente normal.

El fallecido, pese a la falta de vitaminas esenciales indica que se encontraba en perfecta condición fisíca cuando murió, y está claro que no lo hizo por causas naturales. El hombre presenta una fuerte contusión en el occipital probablemente causada por un golpe muy fuerte recibido a la altura de la cabeza o la caída desde una altura considerable.

Presenta cuatro oberturas oblicuas a la altura del tórax y que se extienden desde el esternón hasta el costado derecho donde ha afectado en gran medida al hígado, destrozándolo por completo. Esas heridas fueron causadas por las garras de un animal considerablmente grande (quizá un jaguar o una pantera), pero en ningún modo éstas coinciden con las marcas de un mordisco de tiburón como enuncia la " versión oficial " del accidente.

El individuo presenta una acuciada rigidez muscular causada por una hipotermia aguda, posiblemente  fue debida a la caída a las gélidas aguas del Ártico. Pese a ello la autopsia no ha mostrado restos de agua en los pulmones del individuo. Al cadáver no le resta una sola gota de sangre en el cuerpo, algo muy extraño pues lo normal es que presentara enormes coágulos en las arterias principales.

Cargando editor
19/07/2011, 17:44
Jack

Medio a la carrera alcanzaste la entrada al Hotel. El misterio de la niña aún seguía reciente. Podía haber sido por tantas cosas que ninguna de ellas te parecería acorde a la realidad. La idea de que fuera una horrible pesadilla quedaba fuera de todo pronóstico, pues allá fuera sentise los congelados dedos de la tormenta como te iban azotando.

Subiste a la planta que daban a las habitaciones por aquellas largas escaleras que se abrían. El conserje te esperaba en la cabeza del pasillo, mucho antes de llegar a tu habitación. Llevaba un par de mantas que te ayudó a colocarte él mismo por encima de los hombros y te guió hacia el apetecible calor de la chimenea. Aunque posiblemente aquel gesto te incomodó más que llegar a resultar placentero.

Era un hombre que parecía un gran conocedor del alma humana, ya que había debido de ver a cientos de huéspedes. Se acercó a una bandeja plateada y vació un líquido de color café en un par de tazas. En ningún momento sus gestos te parecieron fuera de lugar, misteriosos o que no encajara a la situación. Te tendió la taza;

-Es hierba ardiente. Le ayudará a coger algo de calor... ¿Qué hacía ahí afuera?- Se interesó mientras rellenaba una nueva taza para él.