Partida Rol por web

Las palabras de ladrón me sacan de inmediato de mis pensamientos y vuelvo al mundo real, al presente...
-Amigo Hadrael, aún no llegamos, el camino es largo y tedioso, no ha ocurrido nada mientras dormías excepto unos niños en el camino que sufrían, Alexei sacó un saco de mercancía y se los regaló; un gesto de nobles hombres, te debo confesar que al principio no confiaba en ese hombre, pero ya empiezo a tener un poco mas de empatía con él.

Atentos a cualquier peligro continuais vuestro camino y pronto podeis a lo lejos una zona de colinas donde destaca una fortaleza situada en la más alta de ellas y a su alrededor una ciudad amurallada. El trafico rodado comienza a aumentar y cuando os acercais a las puertas de entrada unos guardias, que esta vez si tienen un aspecto profesional y peligroso, paran a la gente para revisar las mercancias y/o pertenencias.

- Cuidado ahora - susurra Alexei - sera mejor que no hagamos ninguna tonteria -

Pero al llegar al gran portalon, sobre el que destacan dos grandes gargolas que parecen prestas a saltar sobre la gente, Alexei enseña el salvoconducto que indica que habeis pagado y los malencarados guardias os dejan pasar. Siguiendo las intrucciones que le habian dado el guerrero conduce el carro por la calle principal, donde podeis observar como la gente camina cabizbaja sin mirar hacia los lados y con paso apurado, ademas de que cada poco se ven patrullas de guardias observando a la gente.

Al poco llegais al mercado y buscais el puesto del tal Lemmos. El cual podeis ver al lado izquierdo de la plaza, pegado a un edificio que parece que le sirve de almacen.

El enano, desde el mismo momento de entrar en la ciudad, imita a la gente y no mira a nadie a los ojos, mirando sobre todo al suelo. Recuerda que los guardias podían ser peligrosos, según contaron.

Al ver el puesto de lemmos, no puede evitar susurrar parece que por fin hemos llegado. Luego mira a sus compañeros, mientras los carros se acercan lentamente al puesto.

El camino aunque corto,se le hace pesado al chico,pues el ambiente esta cargado de malos presagios y funestos signos de pesar en las miradas escasas que se cruzan con su ojos inquisitivos,hudizas las miradas,esquivos los pensamientos tras ellas,nada bueno hay en este lugar,el suelo es el recurso favorito y prioritario de los transeuntes,las calles sucias atraen a los que mas deprisa de lo normal circulan por ellas,como si fuese un mal que afecta a todos por igual......tomando nota de la advertencia de Alexei y del ejemplo de los pueblerinos,uno mi precaucion a la de los demas y solo fijo la mirada en las piedras,como si temiese el tropiezo de mi montura hasta que llegamos al puesto en el mercado....

Al acercaros al puesto de verduras un hombre bajo, un poco gordo y bastante calvo se aproxima a vosotros mientras mira apreciativamente al cargamento.

- Buenas verduras traeis señores, esto parece el trabajo de unos muy buenos granjeros - y mientras dice eso veis que repasa visulamente a todo el grupo deteniendose especialmente en el delgado y enfermizo Gustarion. Despues se acerca a Hadrael, en la segunda carreta, y le pregunta - Y supongo que vosotros sois los enviados de esos sufridos trabajadores que no han podido venir hasta aqui.
-
Su aspecto y su voz denotan bune humor a pesar del ambiente opresivo de la ciudad, aunque cierto es que mientras habla con vosotros sus ojos no paran de mirar furtivamente hacia los lados, como si estuviera pendiente de algo.

Hadrael estaba distraído contemplando la escena de ese mercado. Las personas parecían que huían de los demás apresurándose en hacer sus faenas lo antes posible y así volver lo antes posible a la relativa seguridad de su hogar. El hombre del puesto al que nos acercamos se da cuenta de ello y empieza a dirigirse, hablando, hacia Hadrael.

Por supuesto, aquí le traemos toda la mercancía que nos mandaron proteger - Coge un saco, lo abre y se lo enseña al mercader - De una pieza como puede comprobar. Me alegra ver que en esta ciudad hay alguien con buen humor.

Nunca había estado en un lugar como este, una ciudad densamente habitada por personas con aspecto lúgubre, apresurados, huyendo siempre de una amenaza invisible que albergaba el corazón de cada habitante. me sentía completamente incómodo en el lugar, me pongo la capucha sobre mi cara, tratando de imitar a los pobladores y pasar desapercibido ante cualquier mirada curiosa que pueda entorpecer la empresa en la que nos encontrábamos.
Observo como aparcamos en un puesto, el puesto de un mercader calvo y gordo, seguramente debía ser el tal LEMUS, la persona a la cual le debíamos vender la mercancía; veo como se acerca a nuestro carromato, inspeccionando la mercancía y dirigiendose a Hadrael con aspecto desconfiado, quizá no de nosotros, pero seguro desconfiado del resto de la ciudad.
Complemento a mi compañero cuando termina de hablar -Saludos, me presento, soy viento de halcón de la ciudad de Calarii y viajero errante... -me quito la capucha mientras me presento, revelando mis rasgos elficos -...traemos las mercancías que nos han pedido desde muy lejos, para ser precisos, desde Specularum, venid amigo mio, tomemonos unos tragos y negociemos el precio, el viaje ha sido largo y pesado y nuestros corazones no anhelan algo mas que una comida caliente y unas cervezas bien frías.....
 

- Un elfo - dice el hombre sorprendido - tiempo ha que no veia a uno de vuestra raza por estos lares - y mira de nuevo hacia los lados - He de decir que es una sorpesa agradable, aunque haceis bien en taparos con la capucha de vuestra capa ya que los guardias de por aqui sopechan de casi todo y casi todos y si os ven seguramente haran preguntas. Asi que sera mejor que acerqueis los carros al almacen y alli podremos discutir el precio - Os hace un gesto y os conduce hasta el edificio donde guarda sus mercancas - De Specularum decis, un poco lejos para traer unas verduras, pero bueno -

-Pues será hacerte caso señor Lemos, y tienes razón en cuanto a la distancia, pero te aseguro que son las mejores verduras a muchas leguas a la redonda, las mas frescas, tome pruebe una, valdrá la pena... -Me pongo de nuevo el capuchón sobre mi cabeza, intentando pasar desapercibido de nuevo, aparentando ser un habitante mas de la ciudad, mimetisándome con el entorno, eso si lo sabía hacer, mientras caminaba hacia el almacén, miro a mis compañeros en busca de quien podría ser el propicio para negociar los precios y regatear, podríamos ganarnos un poco de dinero por esto.

En mi cabeza rondaban ciertos pensamientos Que tanto sabía Lemos acerca de esta empresa?, sabía que debíamos preguntarle por el agente PETRONIUS, pero que tanto sabia este gordo desventurado?, era aliado?, espía? o simplemente una ficha ignorante que se usaba para llegar hasta el agente encubierto?....... Sin saber más, lo mejor sería callar y solo rezaba plegarias susurrando a los dioses para que la imprudente lengua del Enano no se aflojara en esta ocasión.

Entrais con los carros en el almacen donde hay varios hombrs trabajando descargando cajas, una vez alli el mercader examina detenidamente las mercancias - Esta calidad no se ve desde hace tiempo en esta ciudad. Me habeis traido un material excelente y desde luego que os pagare genrosamente - y se acerca a una mesa donde abre un cajón del que saca una bolsa - Aqui teneis 40 monedas de oro -

Me mantengo al margen de la conversación,algo distraído con el ir y venir de la gente del mercado,atento a si alguien observa nuestros movimientos mas de la cuenta,en una ciudad donde todos miran al suelo no sera difícil pasar desapercibidos,pero un espía tampoco lo tendrá demasiado fácil para ocultarse y ser detectado mas o menos rápidamente.....

Las ofertas de los puestos son variadas y los transeúntes,sobre todo amas de casa en busca de víveres para preparar la comida o rellenar un poco mas sus despensas van de aquí allí,regateando con los vendedores en voz mas baja de lo normal en un mercado popular como es este,pero el miedo y la tensión se palpan en el ambiente,puede que incluso nuestra presencia haya alterado un tanto su monótona vida,aunque es normal que unos mercaderes se surtan de las provisiones que traen del exterior los campesinos cercanos a la ciudad....

La tristeza es la nota predominante en estas buenas gentes,la opresión que sufren ha de ser enorme,si los sobornos y los impuestos son como el que hemos tenido que pagar al llegar a la ciudad....no sera fácil la vida en este lugar....

Mis pensamientos hacen juego con el clima que se respira a nuestro alrededor,funestos pensamientos se adueñan de mi mente debidos a todo lo que me rodea.....

Mientras los humanos negocian, yo hecho un vistazo a nuestro alrededor, asi como al puesto. Parece que el duque es tiránico, no mucho mejor que los seres a los que los humanos se enfrentan a diario. Seres como orcos, o trols. Realmente merecería sufrir el peor destino, vaya impuestos, vaya forma de tratar a sus ciudadanos. Pero ese tema no me corresponde juzgarlo. Haciendo de tripas corazón aparto la mirada del mercado y la centro en nuestro interlocutor. Luego miro a Hadrael. El seria quien mejor deberia llevar este tema, no?

Despues de estar bastante silencioso parece que Alexei se decide a hablar - Quizas un poco bajo el precio pero buen onosotros somos simples tranportistas - y coge el dinero que lanza a Borak - Cuentalo para ver si esta todo - y una vez que el enano comprueba que todo esta correcto se gira de nuevo hacia el mercader - Nos han dicho que podianos indicarnos donde encontrar a Petronius -

- ¿Petronius? - pregunta el mercader - Ahh, debes de referirte a Petronius el posadero. Claro, claro, podras encontrarlo justo en esta plaza, pero en el lado contrario. Su posada se llama el carro roto - y a continuación se aleja de vosotros y comienza a ordenar a sus hombres que descarguen las verduras que habeis traido para que podais llevaros los carromatos.

Aguardo pacientemente mientras descargan la mercancía, mientras me pongo al lado del enano y le susurro teniendo cuidado de que nadie mas escuche -Trata de mantener tu lengua adentro amigo mio, aquí todo el mundo es sospechoso de ser enemigo y peligroso, incluso el propio Lemmos, al parecer este gordo hombre no sabe que venimos a........ bueno, tu sabes, lo mejor será ir a ver al tal Petronius tan rápido como pueda ser posible, deseo saber cuales son las intenciones de este, y la información que pueda suministrarnos......

Borak mira a Viento de halcón directamente a los ojos con sus profundos ojos negros. Teniendo en cuenta que desde que están en tierras del ducado apenas sí ha abierto la boca, y menos aun desde que están en el fuerte, el consejo del elfo le parecía que estaba de más. Asiente levemente con la cabeza y espera pacientemente que los humanos decidan moverse. No creo que tengamos por qué esperar a que descarguen la mercancía, dentro de unas horas podemos volver a recoger los carros, tras refrescarnos en la taberna. Pero mejor no decir nada, que otros lleven la conversación.

Al ver que unos cuantos hombres se aproximan al carromato, Hadrael se acerca a Unger y le susurra - Vamos muchacho, ayudame a descargar los carros, todavía están nuestros bienes en ellos y no me gustaría que se los encontraran por un casual al recoger una pieza de verdura que se les caiga o algo parecido.

Tras esto, se acerca a Lemmons y le dice - Deja que lo descargemos nosotros, somos los responsables de que la mercancia llegue en buen estado, y sin ofender, no quisiera que nuestro trabajo se echase a perder por que alguien patoso se le caiga la mercancia.

- ¡Ah pues muchas gracias! - os dice con cara de asombro - sois unos trabajadores muy eficientes. Podeis dejar la mercancia aqui mismo despues mis hombres ya la recolocaran. Haa sido un placer hacer negocios con vosotros y espero volver a veros, sobre todo si traeis otra vez material de tan buena calidad - y se aleja de vosotros saliendo de nuevo al exterior.

Dicho esto comenzais a descargar las verduras y de paso discretamente guardais la bolsa con las armas sin que nadie os vea. Tras realizar el trabajo salis del almacen y entrais de nuevo en la plaza que se esta comenzando a vaciar ya que la tarde ya esta bien entrada con l ocua lno os es dificil ver que en un edificio de dos plantas hay un cartel colgado al lado de una puerta de doble hojaen la que se ve un carromato partido por la mitad.

- Venga vamos a acercarnos a ver quien es ese Petronius - os dice Alexei y al pasar la puerta entrais en una taberna de ambiente tranquilo aunque bastante silencioso, en la que los lugareños estan sentados en las mesas hablando entre susurros. En cuanto entrais una camarera se acerca a vosotros y tras invitaros a sentaros en una mesa vacia os pregunta que deseais tomar.

Con mi capucha superpuesta sobre mi cabeza para no llamar la atención, ya que según dejo claro el gordo, mi raza no es muy común en estas tierras.
Me siento pesadamente sobre la mesa que nos señala la chica y estiro mis músculos, posando una de mis botas aún llenas de barro sobre la mesa -Para mi un aguamiel, porfavor.