Partida Rol por web

- Me parece razonable esperar una noche, podeis tomaros vuestro tiempo para idear una estategia y esas cosas, pero ante todo, no perdais tiempo. Cada hora que se pierde es una hora en que Krystellion podría estar comiendose una de las doncellas.

Al aprecer mis intentos de sacarle dinero habian sido demasiado obvios y no han surtido efecto, pero al menos sé que oficialmente somos iguales a Ostwald en cuanto a trato. A veces la fachada de parlanchin se me iba de las manos. No habia querido preguntar por el libro para no levantar sospechas inmerecidas, pero Nanuk tenía prisa y preguntó sin verguenza. Se fijó en el mago, no solian ser muy buenos mintiendo, pero estaba en la corte al fin y al cabo.

-Desde luego, Majestad, que no demoraremos mas de lo necesario. Si le parece bien, comenzaremos ahora mismo, a fin de estar listos para partir mañana al amanecer. 

Su mirada fue al cazador, que todavia habia guardado silencio. Le estudio unos instantes. Despues de todo debian fiarse de aquel hombre, de su poderio y experiencia, para que fuera el centro de esta empresa. ¿Estaria a la altura? No obstante, dejo las preguntas para despues, obsequiandole con una leve sonrisa.

-Mi señor Dragonbane, nos acompañaria para este... "consejo de guerra", por asi decirlo?

- Las perdidas de ese libro tiene un vlaor incalculable. Sin duda alguna, alguien que lograse desentrañar los secretos del libro podría destruir ciudades con un gesto de su mano.

- Por supuesto -dice Dragonbane de forma esqueta a Fairiel.

Os reunis en una zona de los cuarteles de la guardia, con una carta firmada por el rey que enseña Oswald el encargado de la zona os lleva a una sala apartada, allí quedais solos y Oswald saca un mapa de la zona.

En el mapa se ven claramente dos zonas diferenciadas que solapan a partir de un determinado punto, la del rey y la del barón. En su momento debieron ser dos ciudades claramente separadas pero ahora están claramente unidas y comparten muralla. Oswald desliza su dedo a una colina cercana a la ciudad, señalando la guardia del dragón.

- Los dragones, son criaturas poderosas, su piel es mas dura que cualquier armadura que los hombres hayan forjado jamás. Sus garras y colmillos afilados son capaces de derribar muros de rocas y son autenticos maestros del vuelo. Su aliento es peligroso, sí, pero tienen un arma todavía mas peligrosa, son magos naturales. Incluso el mas torpe de ellos es capaz de lanzar conjuros en la edad adulto, sin necesidad de entrenamiento o estudio alguno. Sus garras son armas, sus colmillos son armas, sus alas son armas y su cola tambien es un arma, suman seis en total, tened cuidado con eso. Ante tal enemigo la opción que a uno se le ocurre primero es evitar un enfrentamiento directo y cogerle por sorpresa, una opción que es si cabe más arriesgada. Los dragones son criaturas astutas, muy astutas, un dragón rojo tiene el mismo intelecto que un elfo adulto nada más salir del huevo, asi que imaginaos a uno adulto. No penseis que es facil sorprender a un dragón, tus posibilidades juegan más en tu contra que a tu favor.

Oswald hace una pausa antes de proseguir.

- Contra un dragón rojo estad prevenidos contra el fuego y los magos más vale que ataques con hielo. No lo ataqueis con fuego, es inmune. Por último, si puede alzar el vuelo y mantenrese alejado de los que combatan cuerpo a cuerpo lo hara, matara al resto y dejara a los que combaten cuerpo a cuerpo para el final. Ante todo, dispersaos, su flamigero igneo es muy tentador si hay mucha gente junta. Por si no lo sabeis, tiene forma de cono, recordadlo a la hora de colocaros. Y siempre tened en cuenta que una de sus peores armas es el miedo, muchos han sido los valientes que al ver el dragón han tirado las armas y han echado a correr... para acabar comidos por la espalda.

Escucho con atencion las palabras del cazador. Ciertamente, parecia tener buena idea de lo que eran capaces estas criaturas, sus principales (y considrables) fuerzas, y aptitudes... 

-Fuerza fisica, gran resistencia, inteligencia sobrehumana, aptitudes magicas y sobrenaturales... ciertamente, los dioses parecen haber dotado a los dragones de todos los beneficios. No obstante, antes de continuar con esa linea de pensamiento tan desalentadora, debe hacerse notar que pueden ser derrotados. Estimo que la combinacion correcta de estrategia, capacidad y desde luego, suerte, interviene en ello. Y desde luego esta reunion se trata de empezar a trabajar la primera de estas condiciones. Sin embargo, si me permiten, antes de continuar quisiera escuchar como fue que derroto a otros dragones, para hacerse con la reputacion y conocimiento que le ha ganado la confianza del rey, señor Dragonbane. La experiencia de esas luchas que nos pueda trasmitir sin duda sera de ayuda en esta empresa.

La cosa es que necesitas de nosotros y que haremos cada uno durante el combate en cada situación, por mi parte puedo usar un arco un poco, lanzar conjuros arcanos o divinos... pero no puedo hacerlo todo a la vez, tendras que decirme por adelantado en que deberia centrarme.

Pero sí, escuchar de sus hazañas como dice mi compañera, nos iluminara.

Dicho esto voy transcribiendo la conversación a Andros, para ver si tiene algo que decir o nos puede ayudar de alguna manera.
 

El enano se acomodó, visiblemente divertido. Para cualquiera que haya tratado con enanos, esto debería ser una advertencia: en una raza tan gruñona, no suele ser buena señal que uno sonría. Escuchó con atención toda la perorata del paladinesco paladín cazadragones sin soltar una sola carcajada. Pero estaba claro que le hacía gracia. Cuando sus compañeros acabaron de hablar (ha de hacerse hincapié en que no es normal que un enano respete el turno de palabra), comentó con desdén:

- Bah. No habéis de temer nada de eso. En mis numerosas andanzas por el mundo he reunido un buen puñado de información sobre dragones. Mis antepasados, sin ir más lejos, los cazaban tiempo atrás, algo verdaderamente destacable vista su absoluta inutilidad para cualquier cosa. Así os lo digo, si esos enanos barrigones y refunfuñones cazaban serpientes sobrealimentadas tiempo atrás, hasta un niño con un tirachinas puede hacerlo.

Ahora, ¡no me malinterpretéis! Son harto peligrosos. Amén de su fatal ataque de aliento cuentan las leyendas que tienen un ataque similar aún más letal: sus ventosidades. Creedme, ni una docena de trolls hartos a fabes encerrados en una peletería sueltan un hedor más nauseabundo. Y aún peor: si os alcanza con un barrigazo, se acabó lo que se daba. Sé de al menos media docena de héroes enanos que corrieron esa suerte. Nada en el mundo puede sobrevivir a eso... ni otro dragón. No en vano, el conocido romance "Dragones celosos" cuenta como uno de ellos mató a otro de un barrigazo por una dragona más bien del montón.

Y ahora hablemos en serio: ¿de verdad queremos pelear contra un dragón? No me malinterpretéis, en especial el señor Dragonlance, pero yo no tengo el menor interés en morir con las nalgas achicharradas en las próximas horas. Mi vida no es ideal -resopla- pero de momento es la única que tengo y me gustaría conservarla hasta que pueda cambiarla por una mejor. Si fuera mago a lo mejor querría el tomo de Dressler ese, o si fuera un Drakensson vendería a mi hija virgen por un puñado de monedas, pero como de momento no soy ni lo uno ni lo otro, prefiero que nos emborrachemos en otro pueblo. Sí, lo siento mucho por ellos. Oh, pobre rey, pobre princesa, pobres pueblerinos. Pero no es mi problema. Si aprecian sus vidas, que huyan y construyan otra ciudad. Creedme, se tarda menos que en encontrar un modo de resucitar

- En realidado solo llegue a enfrentarme a uno -dice Oswald, ignorando el comentario del enano- Un dragón azul joven, de unos veinte años de edad. Tenía atemorizadas las ciudades cercanas y yo fui quien le venció. El resto de mi conocimiento es meramente teórico. Solo puedo deciros una cosa sobre sus puntos debiles, su punto debil es sin duda alguna su orgullo. No llegó a alzar el vuelo hasta que fue demasiado tarde pues no creyo que un humano pudiera hacerle frente.

Viviana pone dos pociones sobre la mesa.

- Tengo dos pociones que os harán volar como pajaritos, si Dragonbane y Nanuk las toman el vuelo del dragón ya no será un problema.

Nanuk, tras escuchar a sus compañeros, reflexionó un instante y dijo:

-A lo que nos enfrentamos, sin duda, no es un paseo por el prado. Así que aquellos que no estén convencidos de poder llevarlo a cabo, es mejor que se retiren ahora y no en el campo de batalla, donde le darían una ventaja fundamental al enemigo.

Dicho ésto, suspiró profundamente y continuó diciendo:

-En cuanto a la estrategia de combate, creo que no sería mala idea atacar sus alas en primer lugar, ya que le agradezco la propuesta a Viviana, pero la idea de volar no me parece muy prudente, ya que no la hemos entrenado y por tanto es muy posible que no lo dominemos a las primeras de cambio. Sin embargo si le atacamos por ambos flancos, tendrá que atender a uno, y mientras descuida el otro podemos herir una de sus alas, lo cual seguramente le impida volar.

A continuación, Nanuk, tragó saliva, observó el rostro de todos los presentes para comprobar las reacciones a sus palabras, y finalizó su intervención diciendo:

-Pero claro, esto en el último de los casos. Porque creo que antes deberíamos tratar de negociar para intentar rescatar a la hija del Rey, sin emplear la violencia, ni tener que arriesgar nuestras vidas.

- Sentido Ciego -dice Oswald- además de que los reptiles no tiene problemas con mirar a dos lados a la vez debido a la ubicación de sus ojos los dragones pueden localizar con el oido en las distancias cortas, sin duda el flanqueo nos daria ventaja, pero no nos solucionaria el problema, eso si no alza el vuelo antes de que nos acerquemos.