Partida Rol por web

En dos latidos de corazón, Fram se decidió por el lugar donde se acumulaba más roña: en las esquinas. Allá que se fue, raudo y veloz, y se instaló en un lugar donde se apilaban osamentas viejas y podridas. Debía ser la despensa de emergencia: ahí no había peligro que se metieran, ahora tenían carne de sobra.

¿Sabías que la "roña" abriga?

La fermentación de las cosa en putrefacción emana una ligera temperatura, que además, con el "unto" con el que te has "maquillado" hace de una capa repulsiva que espanta hasta el frio de la mojadura.

Te habías colocado en una esquinita. Donde más mierda se acumulaba, ya que allí imaginarías que sería su vertedero, y no lo usarían para tumbarse o ponerse cómodos.

Tras unos minutos en los que los golpes habían cesado, ambos monstruos regresan, arrastrando una masa informe e irreconocible, donde las ropas del beornida son una nota más de color. Discuten entre ellos un rato y pronto se organizan. Uno de ellos "despelleja" el cuerpo mientras el otro reorganiza la hoguera y la marmita. No serán uno cocineros delicados, pero la mayoría de estos bichos parecen buenos cocineros. Saben lo que se hacen … a pesar de tener unos gusto culinarios que no compartes.

No sabías donde estaba el hacha, pero un rato después, sin poder evitarlo te duermes. Pero no sin antes una última imagen. Dos pares de ojitos, en la distancia oscura, que miran la escena, temerosos y muy, pero que muy sigilosos.

XX Febrero 1812 T.E. HORA ?¿?¿ Pero ya ha amanecido. Nublado. (cálida por la roña). Gran Bosque Verde. ("Bosque Negro"). Entrada de Caras Armath (Râd Amon).

No sabes ni que hora es, pero algo de resplandor entra por las aberturas. Ambos monstruos roncan plácidamente, y sin tener mayor idea de como has llegado allí, te ves bajo un montón de desperdicios. Poco a poco tu mente empieza a funcionar; a recordar. Alarmado abres lo ojos, buscando los mininos, pero no sabes donde pueden estar.

Tu primera impresión es salir de allí, pero no tienes decidido si hacia afuera o hacia adentro. Tras unos segundos procuras descartar la opción de adentrarte más en la oscuridad. - Ellos ven allí. Yo no. Es tu pensamiento que se remata con una última sentencia: - Y si no, mira lo que le pasó al beornida.

Fram recordó: venganza. Así que se serenó. Se había quedado dormido, pero los burros esos también. Y él había despertado primero. ¿Qué tenía que hacer? Pensó en sus dagas y luego miró los enormes cuellos de esos mostrencos. Meneó la cabeza. Mejor arriesgar: creía haber visto que Borgvir tenía un buen puñal o, al menos, esa claridad le serviría para ver si entre toda la porquería, puede que en los restos de anteriores víctimas, había algún arma que pudiera usar para darles el finiquito a esos cabronazos.

Tirada D100 oculta.

En la oscuridad, y con las brasas no ves gran cosa. Ya no hay llamas de hoguera, solo el fulgor de unos leños que no se quieren apagar del todo y el resplandor de la luz que entra desde el exterior. Te haces con un palo y este hace rodas a otros dos. El troll que sufrió más impactos se remueve y cambia de postura.

Los olog no parecen tener intención de despertarse, pero ese que se ha removido no te ha dado buena espina. Tenías intención de acercarte a buscar con una antorcha improvisada algo de lo que portaba el beornida, pero te lo estás pensando mejor. Dejas el leño sin levantarlo … y empiezas a considerar otras opciones.

Fram, al ver que entrar en lo oscuro arriesgando dejar caer cosas y hacer ruido era demasiado, probó a mirar (de momento sin revolver nada) a ver si por fin encontraba por ahí un buen cuchillaco de trinchar. Algo que le valiera para cortar el cuello a estos malnacidos.

En el suelo, algo te llama la atención. Es un colgante de colores, y se parece al que portaba el beornida.

Lo descubres tirado, entre mugre y otros desperdicios. Mientras de percatas del hallazgo, uno de los trolls se sienta, adormilado. Con el envés de la mano se restriega los mocos y carraspea, sacando un enorme gargajo que lanza sobre las brasas.

Fram se quedó del todo congelado en el sitio. No se movió en absoluto. Esperaba que lo que para él era una luminosidad leve, para esta mala bestia fuera una penumbra donde no se veía muy bien.

Se recuesta otra vez y se rasca sus partes. Luego se recoloca otra vez, con un mascar vacío de una boca babosa.

Tras asegurarse de que el bixo se había vuelto a dormir, poquito a poco, Fram volvió al tema, y revisó el lugar donde había visto el collar de Borgvir, pa ver si por ahí encontraba el tan ansiado puñalaco con el que poder cargarse a sus enemigos durmientes.

Te agachas con trémula paciencia y levantas poco a poco el colgajo. Parece hecho más por un niño que un objeto de verdad, pero si lo tenía puesto era por algo … y algo habrá hecho que "sobreviva" a los cientos de golpes que le han dado para "ablandarlo". Te levantas con paciencia, y ves un destello. Un reflejo que haría algo metálico.

Parecía algo grande, y lo que se te viene a la mente es el arma que portaba. Te haces una idea de donde está, pero al cerrar el puño la cuentas tintinean y ambos trolls se sientan preguntando: - ¿Qué pasa?¿Qué pasa?